He entrecomillado la palabra “progres”, que es una abreviación de progresistas, porque no sólo utilizo dicho término de la forma más coloquial y simplista para hacer referencia a los izquierdistas. De hecho, en la actualidad, los derechistas y la extrema derecha en ascenso son asimismo “progres”.
Es decir, ambos colectivos, izquierdistas y derechistas, son igual de estatólatras; igual de urbanitas, tecnófilos, materialistas, codiciosos, inmorales, militaristas, etc. Ambos adoran y apoyan al Estado; así como, en especial, a su núcleo rector, las Fuerzas armadas.
Pero tiene mucho sentido. Dichas “Fuerzas” o poderes militares fueron, son y serán las primeras encargadas de modernizar la nación, por medio de la “ciencia” y la tecnología, a fin de “hacerla competitiva”.[1] O sea, que pueda competir económica, tecnológica y militarmente en los continuos enfrentamientos imperialistas (al tiempo que controlar el frente interior).
Eso sí, a costa de la destrucción humana y ecológica que sea necesaria. Son meros “daños colaterales”.
Un caso paradigmático que ejemplifica esa unión militarista y estatólatra entre la izquierda-derecha es en torno a la Energía nuclear. Todos los partidos, sindicatos, instituciones, fundaciones y asociaciones que dependen de las subvenciones estatales participan de esa unión genocida.
La razón de ello es sencilla: se trata de una “política de Estado”, estratégica. De ahí que los principales Estados del planeta hayan impuesto a sus poblaciones lo nuclear; tanto en su uso militar como civil. Desde EEUU, la Alemania nazi o la España franquista, hasta la URSS (Unión Soviética, ahora Rusia), las dictaduras comunistas de China y Corea del Norte, etc.
En el Estado español, todos los “progres” tienen mucho que agradecerle al generalísimo F. Franco Bahamonde, pues, en tanto que máximo líder de las Fuerzas Armadas, fue el responsable de modernizar la nación con la “maravillosa” Energía nuclear.
Concretamente, tras acordar los Pactos de Madrid de 1953 con EEUU, presidido por el también “general-ísimo” de las Fuerzas Armadas yankis Dwight D. Eisenhower, el dictador militar F. Franco firmó un acuerdo de cooperación nuclear con aquél, en el año 1955.
En virtud de tal acuerdo, entre otras “modernidades”, el Estado español recibió su primer reactor nuclear (Zorita), así como uranio enriquecido.
No obstante, como dijimos, en el otro bando, en el soviético-comunista-marxista, ocurría lo mismo. Porque el poder estatal-militar es lo central, con independencia de los colores de sus ropajes.
Luego a nadie debería sorprender que durante la afamada “Transición española”, cuando se aliaron los franquistas y los comunistas para dar paso al régimen partitocrático-militar-constitucional-dictatorial del 78, apareciera Santiago Carrillo, en el Congreso Provincial del PCE (Partido Comunista de España), el 17 de marzo de 1978, afirmando lo siguiente: “Personalmente estoy convencido de que ningún país moderno puede renunciar a las centrales nucleares. Aceptar esta renuncia sería, en nuestra época, aceptar el subdesarrollo.”[2]
Además, unos meses después, el propio líder del PCE, Ramón Tamames, en la tercera reunión de la Federación del Movimiento “Ecologista”, celebrada en Daimiel en julio de 1978, aseveró que: “La energía nuclear es un paso más en la dialéctica del progreso de la Humanidad”.[3]
Ese “progreso” al que se referían los comunistas españoles lo iniciaron orgiásticamente las Fuerzas armadas de EEUU con la famosa y genocida carrera nuclear, en agosto de 1945, con alrededor de 500.000 muertos, así como millones de enfermos y contaminados, en su inmensa mayoría civiles japoneses inocentes; lo mismo que innumerables animales y plantas perjudicados.[4]
Sin embargo, nada importa cuando se trata de “políticas y cuestiones de Estado”.
Conque todos los “progres”, tanto derechistas como izquierdistas, suscriben la moderna frase de Mussolini: “Todo en el Estado, nada contra el Estado, nada fuera del Estado.”
Los “ecologistas” se incluyen dentro de ese grupo de progresistas-estatólatras, pues tampoco les importan los millones de muertos, enfermos y dañados a causa de la Energía nuclear, ni los ecosistemas naturales destruidos. Al fin y al cabo, prefieren mantener sus puestos de funcionarios, sus privilegios y las multimillonarias subvenciones estatales a sus ONGs (Organizaciones “No” Gubernamentales).[5]
En efecto, la propia Unión Europea (bloque imperialista y militarista de Estados europeos), con el apoyo de todos los partidos e instituciones “ecologistas” europeos, ha determinado oficialmente que la Energía nuclear es “verde” y “cero emisiones”, a través de la Ley sobre la industria de cero emisiones netas.[6]
Así pues, la maquinaria nuclear tiene, a medio plazo, el camino asegurado en la UE y, por consiguiente, en el Estado español.
De hecho, los fanáticos de la Energía nuclear no deben temer por el futuro de ésta, ya que el ascenso de la derecha y la extrema derecha en Europa asegura su mantenimiento.
Desde Polonia, Alemania, Holanda, Austria, Francia, hasta España, todos los partidos ultraderechistas europeos critican las políticas “ecologistas” y la Agenda 2030, con parte de razón. Ahora bien, su propuesta es redoblar la explotación y la destrucción medioambientales, reimpulsando las nucleares.
Todos los “progres” europeos pueden dormir tranquilos sabiendo que la Energía nuclear, de momento, no desaparecerá de nuestras sumisas, militarizadas y borreguiles existencias.
[1] En 1710, bajo el reinado de Felipe V, el Ejército creó el primer Cuerpo de Ingenieros Militares. Su intención fue dar un salto en el absolutismo monárquico, así como ir preparando el Estado para la nueva realidad liberal, industrial y “constitucional”. Hasta un siglo más tarde, en 1803, el Cuerpo de Ingenieros no se dividió en las ramas militar y civil; si bien todo el entramado ingenieril seguía controlado por el ente estatal, como hasta ahora, y por las más modernas Fuerzas armadas. Es más, la esencia estatólatra y militarista es análoga en todo el sistema universitario; un gran análisis crítico al respecto lo hace Félix Rodrigo Mora en: No a la Universidad. Por la Cultura Popular Autoconstruida
Parte 1: https://www.youtube.com/watch?v=UjeLRKk-Ak8
Parte 2: https://www.youtube.com/watch?v=3QBOFHrGKOE
[2] Véase La nuclearización del mundo, de Jaime Semprun. Esa obra contiene bastantes análisis certeros, si bien estudia insuficientemente el aspecto militar de la Energía nuclear; así como destaca por una carencia absoluta de propuestas constructivas.
[3] Ibidem.
[4] El nivel de secretismo, ocultación y manipulación de la información en torno al tema nuclear resulta asombroso (es una “cuestión de Estado”). Casi no se pueden hallar datos objetivos sobre las muertes directas provocadas por la Energía nuclear, y mucho menos sobre las indirectas; como tampoco sobre las consecuencias reales de la contaminación y las radiaciones nucleares. Verbigracia, animo al lector a intentarlo para el caso español. A pesar de ello, los poderhabientes no han podido ocultar catástrofes genocidas como las de Chernóbil, Kyshtym, Fukushima, Windscale, etc., aunque las han minimizado hasta niveles increíbles.
[5] Enrique Bardají Cruz, analizando el tema nuclear, explica esta cuestión con sumo detalle y precisión en, entre otros textos publicados en la página web RI, La ruralidad y el ecologismo de Estado
[6]Véase:https://commission.europa.eu/strategy-and-policy/priorities-2019-2024/european-green-deal/green-deal-industrial-plan/net-zero-industry-act_es.