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  • Autor de la entrada:Enrique Bardají

Al conservacionismo ecologista lo financia Naturgy y la gran banca. La reasalvajización o rewilding[1] de la ruralidad ibérica es apoyado por el extractivismo.

Se instrumentaliza al oso y al lobo para vaciar la ruralidad. Se impone desde arriba un “medioambientalismo” tiránico y destructor.

Se impide gestionar a la gente directamente sus montes y municipios para reventar el sector primario extensivo y campesino de montaña, y facilitar así, la presente y futura extracción de materias primas. La expansión del extractivismo es fundamental para el mantenimiento y crecimiento del poder del Estado español y su capitalismo.

Tanto la revista Quercus (decana del conservacionismo); como la Fundación Oso Pardo (creada por el Rey Mata Elefantes en 1992); como el Fondo Asturiano para la Protección de los Animales Salvajes (Fapas) y su Proyecto Lobo y Proyecto Oso; reciben cuantiosas sumas de Naturgy o de la gran banca española, o de las dos a la vez. El banco Santander o el BBVA financian a lo grande el extractivismo mientras financia, a la par, el conservacionismo. ¿Lavado de cara? No sólo, también interés en que nuestras montañas y zonas rurales se vayan despoblando. Cuanta menos gente y más concentración y pérdida del poder municipal más fácil será mantener y abrir nuevas explotaciones extractivistas, industriales, de desechos, militares…

Significativa fue la inauguración del libro Espacios Naturales del Ministerio de Defensa, que como no podía ser de otra manera lleva la foto de un lobo en la portada. Eduardo de Juana, presidente de la ONG[2] conservacionista Seo/Birdlife dijo que el vaciamiento de personas que ocasionan los usos militares en amplias zonas rurales es altamente beneficioso para la conservación de las aves y otros aspectos de la biodiversidad. En la presentación de este libro también estaba el naturalista archi-multi-premiado por la gran banca y el Estado, Joaquín Araujo. Este Premio Nacional de Medio Ambiente, habló sobre lo importante y fantástico que ha resultado el vaciamiento humano de estos espacios, y el que por décadas no se haya dejado pasar a la gente común bajo ningún concepto y bajo estrecha vigilancia funcionarial. Se dirigió al ministro de Defensa y al general del JEMAD que allí se encontraban, y mirándoles a los ojos dijo: “estos espacios, no los cedan nunca”[3]. Araujo también acudió a la presentación del libro La Red Natura 2000 en el Ministerio de Defensa, que por supuesto, lleva una foto de un águila imperial en la portada. 

Naturgy  es una financiadora directa de una potente propaganda a favor de imponer el oso y el lobo a los municipios de la montaña ibérica, sin su voz ni su voto. Todo por decreto estatal, desde arriba, sin contar con los pastores o habitantes de la ruralidad. Puro despotismo ilustrado ecologista. Todo este ataque a la dignidad y soberanía de la ruralidad montaraz ibérica apoyado por Ecologistas en Acción, Amigos de la Tierra, Greenpeace, WWF…

Líderes ecologistas y conservacionistas, además de receptores del Premio BBVA a la Conservación como Benigno Varillas o Joaquín Araujo afirman, una y otra vez, que “somos demasiados”[4]; así que despejar territorios enteros de humanos para “liberarlos” a la fauna silvestre es un objetivo y una actividad buena, beneficiosa y unánimemente aplaudida por el ecologismo de Estado. Lo mismo piensa el extractivismo más depredador.

Naturgy, que tanto apoya al ecologismo (incluso ha cofinanciado la COP25), es una enorme corporación multinacional española que acaba de cambiar el nombre para renovar su imagen y pasar un poco más desapercibida en sus maquinaciones. Naturgy es la fusión de Gas Natural y Unión Fenosa. Según el Informe del Observatorio de Sostenibilidad de 2018 Naturgy es una de las tres compañías españolas que más emisiones de efecto invernadero generan en el estado español. Aquí tenemos pues la ironía de la gran financiadora del conservacionismo re-asalvajizador. 

Naturgy es propietaria de decenas de centrales térmicas, una gran parte de ellas de carbón. También tiene centrales nucleares, de las cuales comercializa y distribuye electricidad. Pero uno de sus negocios más lucrativos es el trading. El trading que realiza Naturgy consiste en especular en los mercados financieros para sacar golosos márgenes comprando y vendiendo carbón, gas natural, electricidad, petróleo y sus derivados; sacando además, mucho capital con la compra y venta de emisiones de gases de efecto invernadero.

Las centrales térmicas son las responsables de la contaminación atmosférica con partículas y óxidos de azufre extremadamente cancerígenos. Son responsables de la expulsión al medio de toneladas y toneladas de hollines ácidos; pero sobre todo son las responsables de la lluvia ácida que debilita bosques, mata fauna y contamina aguas y suelos. Además el funcionamiento de muchas de estas centrales afecta gravemente a los ecosistemas fluviales en la refrigeración que realizan con las aguas de los ríos adyacentes.

El carbón que utilizan estas centrales proviene en un 65% de la minería subterránea. Como es sabido, esto provoca graves impactos medioambientales al pinchar acuíferos y cambiar los niveles freáticos, afectando a los cauces subterráneos y secando pozos, fuentes y flora superficial. Esta actividad minera es puntera en contaminación de aguas con ácidos y metales pesados.

 

El 35% del carbón restante que usan estas centrales térmicas proviene de minas a cielo abierto. Las minas a cielo abierto generan un impacto medioambiental tan impresionante que llegan a cambiar el microclima del área donde se encuentran. Generan enormes nubes de polvo que movidas por el viento contaminan las áreas circundantes. Por no hablar de las comunidades desplazadas ante la apertura y crecimiento de estas minas.

Naturgy, que financia generosamente al conservacionismo nacional, desea ver nuestras montañas llenas de osos y lobos. A nadie se le escapará lo excelente que resulta esto para NO tener comunidades fuertes viviendo en los territorios, donde en un futuro próximo, pueden implementarse políticas extractivistas[5]. Las reinvindicaciones de democracia y autonomía municipal; o de gestión activa del monte comunal por parte de los vecinos rurales  es negada e ignorada por el ecologismo institucional. Argumentan que los humanos somos malos y que no se nos puede dejar gestionar el territorio por nosotros mismo. Lo ha de hacer el Estado… ¡¡¡¡que tiene una historia impoluta de cuidado de la naturaleza!!!!….Sólo recordar las Juntas de Extinción de Alimañas del ICONA del Ministerio de Agricultura, produce estupor la posición estatolátrica del ecologismo.

Naturgy también es copropietaria de las centrales nucleares de Almaraz I y II y Trillo (también gestionaba la central nuclear de Zorita pero cerró en 2006); y gestiona residuos radioactivos de otras cuantas centrales más.

Almaraz y Trillo usan uranio-235 y óxido de uranio enriquecido. Estos combustibles, letales para la vida, generan residuos que tendrán actividad significativa durante ¡centenares de miles de años!

La actividad del cesio 137 que dispersó por Europa el reactor de Chernóbil, ¡sólo después de 300 años se habrá reducido a una milésima parte!

De enterrar todos estos “sanos regalitos” por nuestro mundo rural vaciado (ahora se va entendiendo el por qué de mantenerlo vacío) se encarga la empresa estatal nacional de residuos radiactivos, ENRESA.

España importa el uranio a través de la empresa estatal ENUSA, creada por el régimen franquista. ENUSA se encarga, en su planta de Salamanca, de recibir el uranio, fabricarlo y abastecer de combustible a las centrales españolas; pero también mantiene un lucrativo negocio estatal de exportación de uranio procesado.

Considero necesario decir que todo este entramado fue ideado por el fascismo militar del Estado español y tuvo como padre intelectual al franquista y ultracatólico, José María Otero de Navascúes, IX Marqués de Hermosilla  (1907-1983), contralmirante de la Armada del Ejército.

Este físico militar fue seguidor acérrimo del darwinista social Ramiro de Maeztu (1874-1936) (I Conde de Maeztu), pero que fue el ideólogo del imperialismo español más furibundo que escribiría en ABC el 26 de octubre de 1934:  “El Ejército nos salva siempre”.

El esfuerzo del Marqués de Hermosilla por dotar al Estado español del poder nuclear encaja perfectamente en el programa neo-colonial que Ramiro de Maeztu desarrolla en su obra Defensa de la Hispanidad. Tanto el Marqués como el Conde desean recuperar el Imperio herido de muerte tras el llamado “desastre del 98” con la pérdida de Cuba y Filipinas.

A lo largo del escrito iremos viendo cómo el Ejército español tiene grandes relaciones con el conservacionismo y ciertas tendencias del ecologismo, que serán las que predominen. Y como estas nuevas ideologías se adaptarán y cumplirán su función para robustecer y alimentar los intereses del Poder. 

Que el ejército es nuestro “salvador”, no lo han visto así nunca en un pequeño rincón de la península al que el Ministerio del Interior español ha llamado la Zona Especial Norte.

Ya la Diputación de Navarra escribía al Gobierno de Madrid en enero de 1845: “La repugnancia de los navarros al servicio de armas se ha convertido ya en algo invencible”.[6]

Los montañeses (cántabros y pirenaicos), por su tradición, por su cultura y por su enorme dignidad; además de por la capacidad de autoabastecimiento y la libertad de pensamiento que les brindan sus montañas y su cosmovisión, siempre les ha soliviantado la idea del Ejército español[7]. De participar en él han estado exentos los vascos hasta la abolición total de los fueros a mediados del siglo XIX. Es el único pueblo del mundo que ha conseguido impedir, con sangre, fuego y movilización popular masiva, la apertura tras la consecución de las obras de una central nuclear, la de Lemóniz. Mientras el pueblo vasco se dejaba la piel en su lucha exitosa por cerrar Lemóniz, el padre del conservacionismo ecologista ibérico Félix Rodríguez de la Fuente decía: “mi postura no puede ser tan drástica como para oponerme formalmente a las instalaciones nucleares generadoras de energía”.[8]

Ramón Tamames, líder del Partido Comunista de España que acudiría a la tercera reunión de la Federación del Movimiento Ecologista, celebrada en Daimiel en julio de 1978, diría: “La energía nuclear es un paso más en la dialéctica del progreso de la Humanidad”[9]. Esta reunión en Daimiel, junto con la de Pamplona en 1974 y la de Oviedo en 1975 darían paso a la constitución de lo que venimos llamando el movimiento ecologista en España. El apoyo a la energía nuclear nunca decaerá en Tamames que terminará recibiendo el Premio Castilla y León a la Protección del Medioambiente en 1997 y el Premio Nacional de Medio Ambiente en 2003 (igual que el misántropo y malthusiano Joaquín Araujo).

En 1970 decenas de litros de agua altamente radiactiva fueron desaguados en el sistema de alcantarillado de Madrid. Después de contaminar el río Manzanares, el río Jarama y el Tajo fue detectado por una estación de control de radioactividad en el delta del Tajo, en Lisboa.

El Estado lo ocultó y más de 50 parcelas fueron regadas con el agua radiactiva y su producción comercializada entre la población. Pasados los años se arrancaría el suelo de las parcelas y se enterrarían en las cercanías. También se moverían toneladas de lodos radiactivos y se enterrarían por los alrededores. Los técnicos reconocieron que una parte se filtró, contaminando las aguas subterráneas. Lo más radiactivo se llevó a un cementerio nuclear de una vieja mina abandonada en la provincia de Córdoba llamada El Cabril. Aunque se ha pedido desde las asociaciones de vecinos un estudio de la incidencia de cáncer (y se ha llevado a cabo una manifestación cada año hasta la fecha) entre los habitantes de los barrios colindantes a las instalaciones donde ocurrió la fuga; el Estado se ha negado reiteradamente hasta la fecha… y si se ha negado, es obvio que lo hace porque el cáncer está ahí y la contaminación sigue ahí.

Los residuos nucleares procedían del Centro Nacional de Energía Nuclear Juan Vigón.[10] Este centro era donde la voluntad de poder del Estado fascista intentaba fabricar la bomba atómica. El centro llevaba el nombre del militar católico fascista Juan Vigón (1880-1955), responsable entre otras muchas cosas, de organizar el bombardeo de Guernica junto a la Legión Cóndor de escuadrones de cazabombarderos nazis. Este pueblo de menos de 5.000 habitantes fue bombardeado hasta convertirlo en ruinas por ser un símbolo de la soberanía y la auto-organización histórica de la población vizcaína y vasca. Aquí se encuentra el árbol de Guernica que simboliza las libertades tradicionales del pueblo vasco donde históricamente los portavoces (que no representantes, no se confunda) de los batzarres (concejos abiertos) de los pueblos y aldeas de Vizcaya se reunían. Las reuniones de pueblos y aldeas se solían hacer debajo de un gran árbol del concejo o en los poyos cubiertos de las iglesias. El Estado eligió el lunes 26 de abril de 1937 para el bombardeo, día de mercado en el que los baserritarras de las cercanías atiborraban el centro. Fue un bombardeo indiscriminado contra la población civil, niños y ancianos incluidos. Murieron alrededor de 1.600 personas y miles más fueron gravemente heridas. Juan Vigón fue recompensado, condecorado y ascendido a Ministro del Aire, presidente de la Junta de Energía Nuclear y del Instituto Nacional de Técnica Aeronáutica.

Dos años después de la catástrofe de Chernobyl (de la que hablaremos mas adelante), en octubre de 1989, se produjo un importante incendio en la planta nuclear de Vandellós I en Tarragona, cuando sólo llevaba 12 años de existencia. Este grave accidente provocó su cierre final. Hoy está en manos del Estado su complicadísimo y costosísimo desmantelamiento bajo la autoridad de la ya mencionada ENRESA. Aún así, la zona quedará contaminada por centenares de miles de años.

Vandellós II, también en Tarragona, perteneciente a Endesa e Iberdrola, tuvo en 2007 unos problemas graves de corrosión en el sistema de refrigeración del núcleo del reactor de la central. En agosto de 2008 sufrió un peligros incendio por el que se activo el Plan de Emergencia Nuclear. En 2018 una gotera en el interior del recinto de contención del reactor paralizó completamente la central.

La central nuclear de Ascó, en Tarragona también, consta de dos reactores I y II. Sufrió en 2007-2008 una fuga importante de partículas radiactivas al ambiente circundante. En 2012 se perdieron 233 residuos radiactivos encapsulados en bidones de los que no se sabe a día de hoy el paradero. La documentación sobre la trazabilidad ha desaparecido y se siguen buscando.

La central nuclear de Zorita, en Guadalajara, ha estado funcionando 38 años hasta que se le ha acabado la vida útil. Con el costosísimo proceso de sellado el pueblo de Almonacid de Zorita, en plena Alcarria y ciudad del buen poeta León Felipe, tendrá un enorme mastodonte de acero y cemento lleno de radiactividad por los siglos de los siglos y milenios de milenios. Centenares de miles de años de contaminación para 38 años escasos de producción eléctrica.

La central nuclear de Santa María de Garoña ha estado funcionando durante 42 años. Esta central ha sido muy contestada con una movilización popular del pueblo vasco navarro intensa y persistente. En 1989 la rotura de una tubería provocó el vertido de 250.000 litros de agua contaminada al río Ebro. Al año siguiente se produjo un grave incendio. En 2001 se produjo un escape interno de 6.000 litros de agua altamente radiactiva. En 2004 se detectaron grietas en la vasija del reactor nuclear. En 2012 dos activistas antinucleares sobrevolaron con gran facilidad la central con unos parapentes a motor y lanzaron en el interior botes de humo de color naranja. En el libro Chernoblues. De la servidumbre voluntaria a la necesidad de servidumbre de Roger Belbéoch se reflexiona de la siguiente manera:

“La necesidad de un control autoritario y eficaz de los trabajadores es de una completa obviedad si se piensa en los actos de sabotaje en instalaciones nucleares (las centrales quizá no sean las instalaciones nucleares más vulnerables). La inestabilidad mental es cada vez más frecuente en nuestra civilización. Puede manifestarse incluso cuando el comportamiento habitual de los individuos haría suponer una normalidad ejemplar”.

La central nuclear de Trillo, en Guadalajara, es la más moderna de todas las centrales pero el 31 de enero de 1992 hubo un fallo humano y se produjo un importante escape y el personal sufrió una sobredosis de irradiación.[11] También ha sufrido rotura de las barras de control del núcleo y pérdidas de piezas metálicas dentro de la vasija del reactor.

La central nuclear de Confrendes, en Valencia, sufrió en 2011 hasta siete fallos en el funcionamiento, desde una fuga hasta problemas en la refrigeración del núcleo. Ese mismo año 15 activistas antinucleares entraron dentro de la central sin más problema que reducir a dos guardias y romper una verja. Estos activistas quisieron demostrar que podían haber llevado explosivos con los que haber volado por los aires la central y provocado un invierno nuclear en la mitad este de la península ibérica para los próximos miles de años.

La central nuclear de Almaraz I, en Cáceres, sufrió en 2008 una fuga importante de agua altamente radiactiva.

Entre 1949 y 1982 los Estados belga, francés, británico, alemán, italiano, holandés, suizo y sueco, han estado arrojando miles y miles de toneladas de residuos radiactivos solidificados con hormigón y betún dentro de bidones metálicos a sólo 200 km de la costa asturiana. Están sumergidos en el fondo del océano a merced de la presión y de la corrosión. Se estima que hay 112.000 toneladas de residuos radiactivos en 225.586 bidones. También hay 7 submarinos nucleares con reactores y cabezas nucleares sumergidos y abandonados rodeando las costas gallegas y asturianas.

No podemos dejar de mencionar el accidente nuclear de la central de Three Mile Island, en Pensilvania (EEUU) donde se originó una fusión del núcleo del reactor en 1979. Hubo una emisión masiva de gases radiactivos a la atmósfera circundante donde hoy se dan los mayores niveles de cáncer y leucemia de la región. Es calificado como el cuarto peor desastre nuclear después de Mayak, Chernoby y Fukushima.

En 1957, en la planta nuclear de producción de plutonio para fabricar bombas de Mayak, en la Rusia soviética, el reactor explotó por los aires arrojando la tapa de hormigón de 160 toneladas lejos del lugar. Se creó una nube radiactiva que contaminó para siempre 20.000 km². A esta zona, hoy deshabitada, se la conoce como Rastro Radiactivo de los Urales del Este. 22 pueblos fueron irradiados intensamente y la evacuación de toda la región tardo 2 años en completarse.

También en 1957 un incendio grave en la central nuclear de Windscale, en Inglaterra, provocó una contaminación radiactiva gravísima y desastrosa en la zona que la rodeaba. Cuatro años después, en 1961 explotó el casco del reactor nuclear SL-1 en la zona norte de EEUU matando a los tres operarios que se encontraban en ese momento y dejando la zona contaminada de por vida.

En Chernobyl, en la Ucrania soviética, en 1986, 350.000 personas fueron desalojadas para siempre de su tierra y varios miles murieron o enfermaron. Quedará una enorme Zona de Exclusión perpetua. A los seguidores del rewilding forzoso les produce un alborozo extremo la Zona de Exclusión de Chernobyl donde ya no queda nadie y la fauna silvestre prospera. 350.000 personas fueron desalojadas y sus casas quedaron vacías; y esto es algo a festejar por los ecologistas malthusianos. La explosión del reactor liberó una radiación 400 veces más potente que la que se liberó en Hiroshima. La ciudad de Prípiat es una ciudad fantasma colonizada por lobos, bisontes, alces, linces, osos, caballos silvestres y ciervos. El Estado ucraniano ha creado la Reserva Radiológica de la Biosfera con 227.00 hectáreas y el Estado Bielorruso ha creado a su vez la llamada Reserva Radioecológica Estatal de Polesia. Los ecologistas misántropos aplauden con las orejas.

En 2011 un terremoto y un posterior tsunami provocaron la fusión de 3 núcleos de los reactores de Fukushima, en Japón, provocando una contaminación radiactiva brutal. 154.000 personas fueron evacuadas para siempre en un perímetro de 20 kilómetros a la redonda de la central. Los alimentos y el agua quedaron contaminados; y cantidades inimaginables de isótopos radiactivos han sido liberados al Océano Pacífico y, aún hoy, persiste la fuga. En 2015 se podía medir la radiactividad a sólo 2.500 kilómetros de San Francisco en California (EEUU). 

El matrimonio entre militares de todo tipo de regímenes, nucleares y conservacionistas tiene solera y no ha hecho más que empezar.

“La energía nuclear se nos presenta como la mejor respuesta a la protección del medio ambiente” dirá el profesor Kirilllin en el Comité de Estado para la Ciencia y la Técnica de la Unión Soviética en 1979[12]. No otra cosa repetirá durante años el caudillo del PCE (Partido Comunista Español), Santiago Carrillo.

Los comunistas soviéticos mientras hablaban de medio ambiente y de ecologismo llenaban Afganistán con treinta millones de minas rompepatas y saltarinas; asesinaban a 1.300.000 rurales afganos con bombardeos aéreos; mandaban al exilio a otros 5.500.000; y deforestaban el país salvajemente para privar de escondites a las guerrillas. 

Las gentes del campo llamaban a la granizada invernal, “el rastreador de minas de Alá”, porque a veces los trozos de hielo hacían explotar alguna que otra. Las minas saltarinas todavía hoy provocan sudores fríos a los campesinos afganos. La mina tiene un dispositivo delantero que cuando se pisa sale de la tierra saltando hacia arriba y explota al cabo de unos segundos justo a la altura de la cintura, “te vuela los genitales y te llena los intestinos de metralla”.

Pero lo que traumatizará de veras a la gente rural afgana serán los permanentes bombardeos y ametrallamientos a los rebaños de cabras y ovejas que se produjeron sin piedad durante los diez años de ocupación. Esto fue parte de una estrategia militar para eliminar de raíz el apoyo y refugio que los campesino otorgaban a las guerrillas.[13]

Debo pararme un segundo, y el lector me perdonará, en las peligrosas amistades que entabla el conservacionismo con los militares y lo nuclear.

¿Que es lo nuclear? Veamos la protección medioambiental de que es capaz.

“La mañana del 6 de agosto de 1945 una sola bomba fue cargada en un B-29, bautizado con el nombre de Enola Gay unos días antes. Al acercarse el avión a Hiroshima, sonaron las alarmas antiaéreas, pero al ver que se trataba sólo de un avión las sirenas indicaron que había pasado el peligro. Unos minutos después una sola bomba destruyó en unos segundos el cincuenta por ciento de la ciudad y mató a cuarenta mil personas. Fue el superapocalipsis con creces. Alrededor de la bomba todo quedó reducido a cenizas. Las gruesas tejas de arcilla negra que cubrían la mayor parte de los tejados japoneses hirvieron y burbujearon en un radio de casi dos kilómetros desde el centro de la explosión y los cristales de las ventanas estallaron incluso a más de ocho. Los enloquecidos supervivientes se dirigieron con pasos vacilantes a los barrios periféricos, transformados en seres horribles condenados a morir. Una joven estudiante los observó: “tenían toda la cara quemada, con la carne colgando, la linfa goteando sobre todo el cuerpo”. Tres días después llegó un segundo ataque sobre Nagasaki. 166.000 personas murieron en la primera ciudad y 80.000 en la segunda. Mientras el Enola Gay se alejaba a toda velocidad, el copiloto comentó: “Dios mío, ¿qué hemos hecho?”[14]

Volviendo a la multinacional nuclearizada NATURGY, que financia tan generosamente al conservacionismo que se cierne sobre nuestro mundo rural, sigamos con la reflexión. 

Para traer el uranio a las centrales de Naturgy y así poder seguir financiando proyectos de re-asalvajización/re-naturalizacion (con vaciamiento humano como daño colateral) del medio rural ibérico, se ha necesitado enviar al Ejército a controlar las minas. 1.000 soldados[15] del ejército español se encuentran desplegados actualmente, en 2019, por el Sahel africano.

En Níger se encuentra la mayor reserva de uranio de África y además, es el cuarto productor mundial de uranio.

Desde 2013 el Estado español, inglés, italiano, alemán y francés se han lanzado al despliegue de tropas por todo el Sahel.

Francia tiene 60 centrales nucleares y su interés es máximo por esta zona. Su empresa Arlit explota en Níger la segunda mina de uranio más grande del mundo. 

Por esto y mucho más, el Estado francés tiene construidas 10 grandes bases militares por todo el Sahel. Actualmente mantiene 5.000 soldados con decenas de drones de ataque y vigilancia, 7 cazabombarderos, 25 helicópteros de asalto, 10 aviones de transporte táctico y estratégico, 270 tanques, 210 tanquetas y 360 vehículos blindados logísticos.

La colonización de Níger por parte del Estado francés comenzó con la histórica matanza de indígenas de Voulet-Chanoîne entre 1898 y 1899; y terminó en 1960. Esta década dio comienzo al neocolonialismo que llega hasta nuestros días.

Níger, con sus 18 millones de habitantes, es hoy uno de los 10 países más pobres del planeta. Su esperanza de vida es de 54 años y su renta per cápita no llega a los 500 euros anuales. Ocupa la penúltima posición mundial en el Índice de Desarrollo Humano y tiene una deuda que supera todo lo que uno pueda imaginar. Para que se entienda lo que revierte el extractivismo en los lugares de origen. El extractivismo es un cáncer metastásico para la tierra y el pueblo de acogida.

Con la pobreza de Níger se financia, entre otras muchas cosas, las dádivas envenenadas del Estado bienhechor europeo que corrompen y destrozan la ruralidad ibérica, es decir  y hablando claro, que el “Estado de bienestar del primer mundo”, con todas sus becas, pagas, subvenciones, ayudas, inversiones, rentas, etc… saca su dinero además de explotar a su propio mundo obrero y rural a través de los impuestos y de su mano de obra, y sobretodo a través de exprimir los recursos de los países del “tercer mundo”.

Ya lo tenía muy clarito el mismísimo fundador de la socialdemocracia alemana, que fue de las primeras que se teorizaron y crearon, Eduard Bernstein (1850-1932) en su obra Las premisas del socialismo y la función de la socialdemocracia de 1899, en la que pergeña las claves ideológicas de la financiación del asistencialismo o costes de legitimidad estatal mediante expolio imperial. 

Bernstein fue contrario a la idea de abolir el capitalismo y el Estado y declarado partidario de una colaboración “provechosa” entre las élites económicas y funcionariales, por un lado, y los trabajadores que les sirven, mantienen, y mueren por ellas, por otro; diría que: “las instituciones liberales… no necesitan ser destruidas, sino sólo ser mejoradas”.[16]

Instituciones que pueden ser mejoradas a través de la subordinación colonial de los pueblos extranjeros.  Mejoradas en su afinado discurso de legitimidad social. Pero en una perspectiva global ¿es moralmente aceptable?

Dirá Berstein con aplomo desvergonzado que:

“no existe ninguna razón en considerar la adquisición de colonias como algo de antemano reprobable… se puede conceder a los salvajes sólo un derecho limitado sobre el suelo habitado por ellos. En caso extremo, es la cultura más avanzada la que tiene el mayor derecho”.[17]

Tras estas necesarias descripciones que nos hacen entender lo que hay detrás en la propaganda, la ideología, la política y los flujos comerciales observamos parte de lo que hay detrás del dinero del Estado y de Naturgy. Estos poderes financian al alimón una interesada propaganda conservacionista ecologista.

                                                           Enrique Bardají Cruz. 10 de febrero de 2020.

 

[1]Rewilding, reasilvestrar o renaturalizacion, (no confundir con el término bioquímico de «Renaturalización«) es una concepción de la conservación a gran escala, destinada a restaurar, devolver a un supuesto estado cercano al original (previo a la intervención humana) y proteger los procesos naturales y los núcleos silvestres, proporcionando conectividad entre las diversas Zonas que conforman los espacios, protegiendo o re-introduciendo grandes depredadores y especies claves para aumentar la biodiversidad y alcanzar la autorregulación de los ecosistemas. Los proyectos de re-asilvestrado pueden requerir restauración ecológica o ingeniería de tierras sivestres, particularmente para restaurar la conectividad entre áreas protegidas y re-introducir depredadores a los sitios de los que han sido extinguidos. El rewilding se encuentra bajo la influencia del llamado “ecologismo profundo”, ecologismo profundamente misántropo, malthusiano y exterminacionista.

[2]Insisten en llamarse a sí mismas Organizaciones No Gubernamentales pero lo cierto es que la mayoría están financiadas por dinero gubernamental.

[3]Presentación del libro “Espacios Naturales del Ministerio de Defensa” del 2 de junio de 2006 en el Real Jardín Botánico de Madrid.

[4]https://www.lavanguardia.com/vida/20190512/462147639169/joaquin-araujo-somos-demasiados-demasiado-ignorantes.html

       https://www.lavanguardia.com/vida/20180313/441500907666/biografo-de-felix-rodriguez-de-la-fuente-revisa-el-mensaje-del-naturalista.html

[5]El extractivismo es el proceso de extracción de recursos naturales de la Tierra para vender en el mercado mundial. Existe en una economía que depende principalmente de la extracción o eliminación de recursos naturales que se consideran valiosos para la exportación en todo el mundo

[6]“Abajo las quintas” José Mari Esparza Zabalegui.

[7]“Yo siempre he tenido un asco profundo por el cuartel, por el rancho y por los oficiales” dirá el vasco Pío Baroja. No sólo será cosa de vascos, el alto-aragonés Ramón J. Sender dirá que “el espíritu militar me parece una pesada broma de locos… en el Ejército no hay valientes, los verdaderos valientes son los que se niegan a colaborar con él”. Nuestra cultura popular y literaria está llena de expresiones de este calado.

[8]“La estirpe de los libres” Benigno Varillas.

[9]“La nuclearización del mundo” Jaime Semprun.

[10]Hoy se llama Centro de Investigaciones Energéticas, Medioambientales y Tecnológicas (Ciemat), dependiente del Ministerio de Ciencia, Innovación y Universidades.

[11]“La nuclearización del mundo” Jaime Semprun.

[12]Ibid.

[13]“Soldados de Dios. Un viaje a Afganistán con los guerrilleros islámicos” Robert D. Kaplan.

[14]Richard Overy,”¿Por que ganaron los aliados?” 1995.

[15]Un dato interesante de saber es que a partir del siglo XVIII (1701-1711), en los estudios de Fernando A. CASTILLO 1979, el ejército Español lo conforman en su totalidad las clases bajas de la sociedad, relegando a la nobleza o a las elites sociales los altos mandos.

[16]“El capitalismo y el hombre” Heleno Saña.

[17]Ibid.

Esta entrada tiene 2 comentarios

  1. Manuel Morán

    ¡De nuevo un artículo de Enrique Bardají Cruz que debo agradecer!
    Y que me aclara todo con lo que he chocado durante una vida de chocar contra todo ese entramado, desconociéndolo.
    Lo mismo que me pasa con cada artículo de Félix Rodrigo Mora.
    Tras décadas intentándolo por los métodos ‘normales’, por los que cualquiera que quiera vivir en lo rural, debería poder hacerlo,
    Me he puesto, hace seis años, a ser un indígena de este monte, sin papeles ya. Sin ayudas de administración ni de Cáritas.
    En una finca rodeada de un monte al que cuido y recorro a diario sin excepción, manteniendo caminos y obteniendo de él casi todo, incluida mi vivienda, la de mis cabras y «la de invitados».
    Y entonces, he chocado con un obstáculo aún mayor, con unos poderes dueños de todo ese entramado estatal y de la maquinita del clima.
    Mientras mi acceso a la información era, durante meses casi nulo y durante meses sólo RNE, medio según el cuál, todo el mundo parecía estar «en lo rural» o yéndose hacia el.
    Había ‘naturalistas’ que parecían vivir allí, nada raro mencionaban de los cielos, ‘ornitologos’ como Joaquín Araújo, nada raro veían en los cielos.
    Cuando mi supervivencia y mi salud, como la de cualquier indígena, dependían del monte, el monte, «murió».
    En seis años, desde el primer día , todos los procesos ambientales y meteorológicos, fueron bruscos, extremos y ‘artificiales’.
    Todas las especies vegetales estuvieron varias veces en sus límites biológicos y muchos individuos de todas ellas, murieron. Árboles con nombre propio, murieron ante mí, tras una larga agonía.
    Alguien que describiría lo que pasaba, de una manera no solo poetica, sino certera, sería Joaquín Araújo. El diría que el calor y la temperatura no llegan a su cita.
    Lo grave es, que de seis primaveras, han llegado a su cita sólo en tres, y en dos de ellas, tarde y mal. De cinco otoños, ninguno.
    En la EGB, se aprendía lo que necesitaban los vegetales, montes y cultivos. Aparte de las sales minerales y la luz, había tres cosas que si las aportabas, provocaban el crecimiento vegetal. Eran, el calorcito, el agua y el Co2. «Las plagas» de nuestro planeta.
    ‘Todos los expertos’ parecen estar de acuerdo en que cada vez hay más agua en el ciclo, en un planeta más caliente. Pero no llegan a la cita.
    He tenido que ver hectáreas de monte como maceta seca, escolares secos, todas las escobas, en pie, secas, todos los correos, todas las jaras, campos enteros.
    Lo que yo he vivido ‘del asunto climatico’, con registros diarios durante tres años y otros registros durante cinco, es una máquinaria cuidadosamente regulada para dañar. Dañar mucho y pronto a base de «fenómenos naturales». Y por sufrir todo esto y registrarlo, así como los ‘fallos’ sistemáticos de AEMET, he tenido que sufrir una guerra de ciencia ficción de la que no voy a hablar.
    Supongo que los comentarios a un artículo no tienen ‘la extensión de éste’, y doy las gracias ya a quien lo lea. Gracias por el artículo.

  2. José Antonio

    Un gran artículo con el que nos has deleitado.
    En realidad más o menos es lo que a mí mismo me gustaría conseguir.
    Pero es más fácil decirlo que hacerlo, h por ello te felicito y mando un abrazo.

    Gracias por este artículo

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