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  • Autor de la entrada:José María Peiró

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«No, no son los rígidos determinismos de la Materia y de los grandes números; son las suaves combinaciones del Espírtu las que confieren al Universo su consistencia. El azar inmenso y la inmensa ceguera del Mundo son sólo una ilusión.»

Teilhard de Chardin

«Ver un mundo en un grano de arena,
un cielo en una flor silvestre.
Tener el Infinito en la palma de la mano
y la Eternidad en una hora».

Augurios de inocencia, William Blake

……………………………………………. * ……………………………………………………

Además de estas citas iniciales nos resuena el famoso dicho de El Principito de que «Solo se ve con el corazón. Lo esencial es invisible a los ojos».

Todo esto es adecuado para situarnos en el contexto general en el que vivimos la mayoría de los seres humanos, hoy en día, en que la fragmentación de la realidad y la separatividad y división de las múltiples manifestaciones de la vida son bien patentes.

Coincidimos mucho con las visiones y aportaciones ya enlazadas estas últimas semanas en el blog «ESPIRITUALITAT I REVOLUCIÓ» ( https://espirirevol.wordpress.com/), lo que nos ayudará a evitar repetciones innecesarias, en un grado aceptable, esperemos.

Por otra parte, el tema central que traemos incluye referencias individuales, familiares y grupales o comunitarias interrelacionadas.

En un sentido general recordemos la semejanza o paralelismo del ser humano y el árbol: los pies y piernas sobre el suelo, el tronco y copa albergando la cabeza con el cerebro, y todo ello, conjuntamente con la capacidad de conocimiento y conciencia, que como repetiremos en más ocasiones con otras cuestiones aparente o inicialmente enfocadas desde los planos físicos y tangibles devienen hacia perspectivas más amplias, trascendiendo lo meramente material.

Releyendo hace poco algunas entradas del blog «Sangrando en verde» ( http://jardin-mundani.blogspot.com.es/) como por ejemplo «Su religión es la Vida, el Sol es su dios y su templo el Cielo» ( http://jardin-mundani.blogspot.com.es/…/su-religion-es-la-v... ) , o «La lignina levantó los árboles hacia el Sol» (http://jardin-mundani.blogspot.com.es/…/la-lignina-levanto-…), me vino un recuerdo de un profesor forestal que decía que «los pinos tienen también su corazoncito», en un contexto de debate sobre los pinos y su uso en repoblaciones forestales.

Pues bien, le comentaba al autor del citado blog, Joan Bibiloni, felicitándole por su contribución, creo que buena, al conocimiento y estima hacia los árboles, que estos «tienen su puntito sagrado».
También deseaba compartir aquí sus textos, aunque sea por los enlaces puestos y también repitiendo o citando algunas de sus palabras:
Así, la entrada de «Su religión es la Vida, el Sol es su dios y su templo el Cielo» comienza de la siguiente manera:
Sacerdotes gigantescos de madera y resina, adoradores de la luz del astro rey. Levantan sus brazos verdes hacia el dios Sol cuando al alba se asoma en el horizonte, rezándole litúrgicas oraciones cual murmullos bajo la explendorosa bóveda azul de su templo, adornada con nubes blancas y cantarinas aves multicolores. Una brisa suave como una caricia serpentea entre las ramas. Una a una recoje las palabras sagradas surgidas del alma de los sacerdotes de madera y las eleva hacia arriba, muy arriba, hacia donde ella sabe que vive el luminoso dios de los árboles de la Tierra.

Ummm. También quiero mencionar otra entrada de este blog: » Y al final de mi camino estará ella… siempre». El anciano y su amada encina.

Ya estaba enlazada en ESPIRITUALITAT I REVOLUCIÓ. Sólo desear que os haya gustado como a mí, y si no la habéis leído os resulte también bonita si lo hacéis.

Recordemos personajes ficticios y otros incluso reales con una relación importante con el árbol:
Siddharta Gautama, el Buda y la higuera sagrada junto a la que alcanza la iluminación, San Juan y un algarrobo, o incluso Jesús el Cristo, aunque retirado en el desierto, imaginado como muy árido para vivir en él árboles, pero vaya, alguno habría quizá, i de todas formas de madera era la cruz de su sacrificio y martirio.
La conexión de San Francisco de Asís, aunque no reflejada explícitamente, es obvia.
‘El hombre que plantaba árboles’ , y también citaremos algunos apóstoles del árbol en la península Ibérica como por ejemplo el ingeniero de Montes D. Ricardo Codorniu.

» A la sobriedad tengo por mi más mísera estancia, pero la embriaguez es mi cima, bajo el almez», escribía el místico Ibn al-Farid en su Poema del camino espiritual.

Recogemos de Mircea Eliade otro símbolo del árbol al imaginario (y no tan imaginario) colectivo:
<< El Cosmos es un organismo vivo, que se renueva periódicamente. El misterio de la inagotable aparición de la Vida es solidario de la renovación rítmica del Cosmos. Por esta razón se concibe el Cosmos bajo la forma de un árbol gigante: la manera de ser del Cosmos, y, en primer lugar, su capacidad de regenerarse sin fin, se expresa simbólicamente en la vida del árbol. >>

La presencia mariana también es citable. Recordaremos la aparición de tallas de madera, en particular oscura, con representaciones de la Virgen María. Por ejemplo la ‘moreneta’ Madre de Dios de Albuixech (comarca valenciana de l’Horta Nord) aparecida en un madroño (Arbutus unedo) en medio de un campo de labranza en tiempos del rey Jaime I.
Por cierto que hay especies de árboles particularmente relacionadas con esta temática, como es el caso del almez (Celtis australis).

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«El árbol puede vivir sin el hombre pero el hombre no puede vivir sin el árbol.»

Los árboles no mienten, Anemarie Mütsch-Engel

Y también hay la leyenda sobre el retorno de las mujeres y los hombres buenos cuando rebrote un laurel (Laurus nobilis) …

«Las hierbas y los árboles, como todas las cosas de la tierra, nos quieren hablar, pero para entender su lenguaje hay que tener los sentidos bien despiertos».

En los acantilados de mármol, Ernst Junger.

TRANSCENDIENDO LA REALIDAD TANGIBLE.-

Ituri zaharretik edaten dut,
ur beria edaten,
beti berri deu ura
betiko uturri zaharretik.

De la fuente vieja bebo agua,
de la vieja fuente de siempre,
agua siempre nueva.

JOXEAN ARTZE

<<inmenso, levantado, aprisionando el cielo entre sus ramas, bebiendo luz hasta la saciedad, resisitiendo a los elementos y al tiempo, síbolo de vida que se prolonga cada año y que cada año renueva sus fuerzas, el árbol nunca ha dejado de poblar nuestros sueños de inmortalidad. Adentra sus raíces en el fonde del subconsciente colectivo. Por eso todas las civilizaciones han venerado su imagen.>>

Conaître les arbres, BERNARD FISCHESSER

Los árboles son seres vivos. Los cuatro elementos clásicos en sintonía y aliento vital. El aire que respiran y mueve su ramaje, hojas, polen y semilla con el viento. La tierra en que arraigan y que nutren, el fuego del astro Sol y de su madera (quinto elemento chino a la vez), y el agua que beben y gotean sutilmente, todo ello en fascinantes interacciones múltiples que multiplican la expansión de vida en composición y diversidad.

En su líquido vital hay clorofila y en el nuestro hemoglobina. Las moléculas de las dos sólo difieren en el átomo central, de magnesio (Mg) en la primera y de hierro (Fe) en la segunda.

Otro vínculo importante entre el árbol y nosotros, la gente humana, y muchos más seres vivos está relacionado con la respiración: cuando el árbol inspira, lo que introduce en los estomas es el dióxido de carbono (CO2), que nosotros a la vez exhalamos. mientras que en los alveolos inspiramos el oxígeno (O2) que ellos nos dan. En este dar y recibir estriba o radica una valiosa relación mutualista que no hay que romper nunca.

Regresando al elemento agua, y considerando de cierto valor el conocimiento que tenemos actualmente de su poder energético y sus característcas «comunicativas», por así decirlo, la alta capacidad que alberga para transmitir información (miremos las investigaciones de Masaru Emoto), vislumbramos, considerando todo lo anterior pasos importantes en el entendimiento de la realidad desde fenómenos físicos i biogeoquímicos, muy tangibles, hacia planos digamos, de cierta transcendencia y superación de lo estrictamente material.

A la vez, no hay que razonar mucho en cuestiones de estimas y afectos ya que los sentimientos, que en esencia eso son estas y estos, y el árbol despierta en nosotros profundos sentimientos de admiración, respeto y cariño desde tiempos muy antiguos. Somos humanos y como diría un amigo de la permacultura profunda, somos Humus sapiens , con todo un potencial infinito, como decía mi padre, de amor y conocimiento, y capacidad también en grado ilimitado de poner en práctica todo este potencial.
Desde el conocimiento encontramos parentesco y parecido con el árbol,pero también desde la humilde estima hacia el árbol sólo se cultivan flores preciosas.

Visualizamos un continuum en ese vículo con el árbol, el rodal y el bosque, que derivan en sagrados. Algo de nosotras está en la tierra, en el aire respirado y compartido con el árbol. Esa conexión nuestra con ellos transciende la dimensión temporal, y hasta espacial desde el amor.

El sabio y místico Ramon Llull sublima ese amor, más allá del árbol y la Naturaleza en su amada Señora Santa María:

Cuando veo la tierra y el mar,
el cielo y oigo aves cantar,
y siento de las flores su olor,
y de las viandas sabor, y toco tela, madera, oro y rubíes,
por la mujer del paraíso
con la que hablo en ruego
cuando el alma y el cuerpo le encomiendo,
entonces siento en el corazón tal dulzor que nunca la sentí mayor,
y digo a la Virgen llorando:
– Atiéndeme, Señora en tu encomienda!-

De sentir (Horas de nuestra Señora santa María), RAIMUNDO LULIO

Un ‘homenot’ (de difícil traducción para nosotros pero asimilable o equiparable a personaje ilustre, destacable, ‘crack’,,..) de nuestra época, gran maestro etnobotánico, amigo y paisano diánico, sabio y heredero entre otras cosas, de la cultura clásica, dice lo siguiente de su musa Diana, manifestación de Gea, Isis, Artemisa,
patrona/matrona del territorio estimado, digna bioregión a dignificar:

<< Dianae sumus in fide, Diana que en las alas de la música vuela, en el corazón del silencio descansa, brilla en el estallido de los paisajes y alienta en el seno de los aires. >>
JOAN PELLICER I BATALLER (Bellreguard, la Safor, 1947- platja de Miramar, la Safor 2007).

Hasta aquí los preliminares.

Desde este momento presente inhóspito a menudo con la armonía vital, en una especie de encrucijada en la que se tiende un pulso entre la vida y la muerte, la continuidad de lo humano como lo hemos conocido hasta ahora, y la destrucción de todo o gran parte de todo eso, un cambio de rumbo se hace necesario.
Una profunda transformación, gradual y significativa recuperando lo que vale la pena recuperar, regenerando la Vida, como actores y coautores (con la mayor libertad, cordura, sentido común, soberanía) en su evolución.
En otra ocasión afín (*) apuntamos al ideario de ser hombres y mujeres, seres humanos y pueblos libres, y además, amigos de los árboles. ¿Por qué no? «El pueblo de los árboles».

Desde lo necesario y posible hacia lo imposible, parafraseando a
Francesco, il poverello d’Assisi. Los problemas de desertificación, cambio antropoclimático, incertidumbres en la viabilidad de este modelo depredador (pero que contradictoriamente y lejos de la vida orgánica agota sus presas), crisis global,…

Tentemos pois com abandono assíduo
entregar nosso esforço à Natureza
e nao querer mais vida
que a das árvores verdes.

Odes, Ricardo Reis

«Oh pueblo de árboles y de ríos, pueblo de surcos y cosechas.»

Vicent Andrés Estellés

RECUPERAR EL PARAÍSO..-

«Tiempo atrás no había
mojones, linderos ni vallas;
para todos como la luz del día
eran los frutos de las ramas.
Tiempos de paz y hermandad
que las familias humanas
dormían en las cabañas
abiertas sin temor.»

Enoc, Joan Alcover

Si recordamos Los augurios de inocencia de William Blake encontramos pistas del espejo que tenemos delante nuestro y que no hay más que limpiar a conciencia hasta que destelle.

¡Ay! ¡Altas soledades, que son, de dulces
con los frescos herbajes verdes
donde canta el cencerro del rebaño,
y el bosque silencioso y la masía lasa!
Del Montseny, Joan Maragall

Un goteo gradual de la ciudad al campo, recuperarlo con afecto entre iguales y diversas, todas las criaturas, ¿por qué no?
Puestos a elegir, si pudiéramos, entre esta opción y otras inciertas, caóticas, escapistas, ¿cuál sería nuestra elección?
Seamos el cambio que queremos, que nos gustaría ver reflejado en el mundo.

«Feliz el país donde el hombre no le hace mal a la tierra en la que vive». Alexander von Humbolt

Todo enlaza, nuestra reconstrucción como seres humanas es pareja a la reconexión con lo vivo. Y así es, es así y poco a poco de la modernísima ciudadanía, vaya, hacia paisanajes arraigados en la tierra, trabajando el amor y con amor.
¡Arriba el corazón hacia las alturas!

Y como el sembrador (**) , ¡¡¡sembremos!!!

domingo 28 de mayo de 2017, en humana, verde y natural hermandad, con el venerable y secular roble del Giol, un singular y especial roble pubescente (Quercus pubescens Willd.), del que me he quedado prendado, nos hemos quedado prendados (***), frondoso y ubérrimo en historia natural y humana, gran árbol ya mayor pero aún con rasgos de juvenil vitalidad.
En un lugar de la Tierra, Gaia, Santa Maria Sasserra, término municipal de Colssuspina, comarca del Moianés, Cataluña, Iberia, Mediterráneo occidental

José María Peiró Barrero

(*) https://revolucionintegral.org/la-repoblacion-reforestacion-ecologica.

(**) SEMBRANDO (Marcos Rafael Blanco Belmonte)

De aquel rincón bañado por los fulgores
del sol que nuestro cielo triunfante llena;
de la florida tierra donde entre flores
se deslizó mi infancia dulce y serena;
envuelto en los recuerdos de mi pasado,
borroso cual lo lejos del horizonte,
guardo el extraño ejemplo, nunca olvidado,
del sembrador más raro que hubo en el monte.

Aún no sé si era sabio, loco o prudente
aquel hombre que humilde traje vestía;
sólo sé que al mirarle toda la gente
con profundo respeto se descubría.
Y es que acaso su gesto severo y noble
a todos asombraba por lo arrogante:
¡hasta los leñadores mirando al roble
sienten las majestades de lo gigante!

Una tarde de otoño subí a la sierra
y al sembrador, sembrando, miré risueño;
¡desde que existen hombres sobre la tierra
nunca se ha trabajado con tanto empeño!
Quise saber, curioso, lo que el demente
sembraba en la montaña sola y bravía;
el infeliz oyóme benignamente
y me dijo con honda melancolía:
—Siembro robles y pinos y sicomoros;
quiero llenar de frondas esta ladera,
quiero que otros disfruten de los tesoros
que darán estas plantas cuando yo muera.

—¿Por qué tantos afanes en la jornada
sin buscar recompensa?— dije. Y el loco
murmuró, con las manos sobre la azada:
—«Acaso tú imagines que me equivoco;
acaso, por ser niño, te asombre mucho
el soberano impulso que mi alma enciende;
por los que no trabajan, trabajo y lucho;
si el mundo no lo sabe, ¡Dios me comprende!

»Hoy es el egoísmo torpe maestro
a quien rendimos culto de varios modos:
si rezamos, pedimos sólo el pan nuestro.
¡Nunca al cielo pedimos pan para todos!
En la propia miseria los ojos fijos,
buscamos las riquezas que nos convienen
y todo lo arrostramos por nuestros hijos.
¿Es que los demás padres hijos no tienen?…
Vivimos siendo hermanos sólo en el nombre
y, en las guerras brutales con sed de robo,
hay siempre un fratricida dentro del hombre,
y el hombre para el hombre siempre es un lobo.

»Por eso cuando al mundo, triste, contemplo,
yo me afano y me impongo ruda tarea
y sé que vale mucho mi pobre ejemplo
aunque pobre y humilde parezca y sea.
¡Hay que luchar por todos los que no luchan!
¡Hay que pedir por todos los que no imploran!
¡Hay que hacer que nos oigan los que no escuchan!
¡Hay que llorar por todos los que no lloran!
Hay que ser cual abejas que en la colmena
fabrican para todos dulces panales.
Hay que ser como el agua que va serena
brindando al mundo entero frescos raudales.
Hay que imitar al viento, que siembra flores
lo mismo en la montaña que en la llanura,
y hay que vivir la vida sembrando amores,
con la vista y el alma siempre en la altura».

Dijo el loco, y con noble melancolía
por las breñas del monte siguió trepando,
y al perderse en las sombras, aún repetía:
—«¡Hay que vivir sembrando! ¡Siempre sembrando!…»

(***) El nombre anteriormente usado en la terminología botánica (Quercus humilis Mill.), sinónimo del vigente, toca de lleno el tema de la conexión que tenemos los seres humanos con el fértil humus y la gran humildad. Casualidades o sincronías, como diría una buena gente presente. Ese nombre es el que pone en el cartel indicador junto al árbol, el roble del Giol, con el «propietario humano actual» de la sagrada criatura.

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L’ARBRE COM A FONT ESPIRITUAL DE LES COMUNITATS

«No, no són els rígids determinismes de la Matèria i dels grans nombres; són les suaus combinacions de l’Esperit les que confereixen a l’Univers la seua consistència. L’atzar inmens i la inmensa ceguera del Món només són una il·lusió».

Theilard de Chardin

«Vore un món en un gra d’arena,
un cel en una flor silvestre.
Tindre l’Infinit en la palma de la mà
i l’Eternitat en una hora»,

Auguris d’innocència, William Blake

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A més d’aquestes cites inicials ens ressona la famosa dita del Petit Príncep de: «Només s’hi veu amb el cor. L’essencial és invisible als ulls».

Tot allò és adient per tal de situar-nos al contexte general al que vivim la majoria dels éssers humans, a hores d’ara, on la fragmentació de la realitat i la separativitat i divisió de les múltiples manifestacions de la Vida són prou patents.
Coincidim prou amb les visions i aportacions ja enllaçades aquestes últimes semanes al blog «ESPIRITUALITAT I REVOLUCIÓ» ( https://espirirevol.wordpress.com/), la qual cosa ens ajudarà a evitar repeticions innecesàries, en un grau acceptable, esperem..

Per altra banda el tema central que portem, inclou referències individuals, familiars i grupals o comunitàries interrelacionades.

En un sentit general recordem la semblança o paral·lelisme de l’ésser humà i l’arbre: els peus i cames sobre la terra, el tronc, cap i capcçada o copa albergant el cervell, i tot plegat, conjuntament amb la capacitat de coneixement i consciència que com repetirem en més ocasions amb altres qüestions aparentment o inicialment enfocades des dels plànols físics i tangibles esdevenen cap a perspectives més amples, trnscensdint allò merament material.

Rellegint fa poc algunes entrades del blog «Sangrando en verde» ( http://jardin-mundani.blogspot.com.es/) com per exemple «Su religión es la Vida, el Sol es su dios y su templo el Cielo» ( http://jardin-mundani.blogspot.com.es/…/su-religion-es-la-v... ) , o «La lignina levantó los árboles hacia el Sol» (http://jardin-mundani.blogspot.com.es/…/la-lignina-levanto-…), em va venir un record d’unprofessor forestal que hi deia que «los pinos tienen también su corazoncito», en un context de debat al voltant dels pins i els seu ús en repoblacions forestals.

Doncs bé, li comentava a l’autor del citat blog, Joan Bibiloni felicitant-li per la seua contribució, crec que bona, al coneixement i estima cap als arbres, que aquestos «hi tenen el seu puntet sagrat».
També desitjava compartir ací els seus textes encara que siga mitjançant els enllaços relacionats i també repetint o citant algunes de les seues paraules:
Així, l’entrada de «Su religión es la Vida, el Sol es su dios y su templo el Cielo» escomença de la següent manera:
Sacerdotes gigantescos de madera y resina, adoradores de la luz del astro rey. Levantan sus brazos verdes hacia el dios Sol cuando al alba se asoma en el horizonte, rezándole litúrgicas oraciones cual murmullos bajo la explendorosa bóveda azul de su templo, adornada con nubes blancas y cantarinas aves multicolores. Una brisa suave como una caricia serpentea entre las ramas. Una a una recoje las palabras sagradas surgidas del alma de los sacerdotes de madera y las eleva hacia arriba, muy arriba, hacia donde ella sabe que vive el luminoso dios de los árboles de la Tierra.

Ummm. També vull mencionar altra entrada d’aquest blog: » Y al final de mi camino estará ella… siempre». El anciano y su amada encina.

Ja estava enllaçada a ESPIRITUALITAT I REVOLUCIÓ. No més desitjar que us agrade com a mí, i si encara no l’haveu llegida que us resulte també bonica si el feu .

La connexió i l’amor que sent un home ja vell amb una vella alzina o carrasca sota la qual desitja parar a morir quan el seu cor deixe de batejar, és una altra manera d’enfocar la visió al voltant del tema.

Recordem també personatges ficticis i d’altres fins i tot reals, amb una relació important amb l’arbre:
Siddharta Gautama, el Buda i la figuera sagrada on li arriba la il·luminació, Sant Joan i la garrofera, o fins i tot Jesús el Crist, retirat en el desert, imaginat com prou àrid per tal de viure en ell arbres, però vaja, algú hi hauria potser, encara que la creu del sacrifici i martiri hi fora de fusta.
La connexió de Sant Francesc d’Assís amb els arbres encara que no reflectida explícitament és òbvia
«L’home que plantava arbres», i també citarem alguns apòstols de l’arbre a la península Ibèrica com per exemple l’enginyer de Forests (o de Monts, o de Muntanyes, que igual en té) D. Ricardo Codorniu.

» A la sobrietat tinc per la meua més mísera estança, però l’embriaguesa és el meu cim, davall del llidoner», escrivia el místic Ibn al-Farid al seu Poema del camí espiritual.

Recollim de Mircea Eliade un altre símbol de l’arbre a l’imaginari (i no tant imaginari) col·lectiu:
<< El Cosmos és un organisme viu, que es renovella periòdicament. El misteri de la inesgotable aparició de la Vida és solidari del renovellament rítmic del Cosmos sota la forma d’un arbre gegant: la manera de ser del Cosmos, i, en primer lloc, la seua capacitat de regenerar-se sense fi, s’expressa simbòlicament en la vida de l’arbre. >>

La presència mariana també és citable. Recordarem la trobada de talles de fusta, en particular fosca, amb representacions de la Verge Maria. Per exemple la ‘moreneta’ Mare de Déu d’Albuixech (comarca valenciana de l’Horta Nord), apareguda en un arbocer (Arbutus unedo) al mig d’un camp de llaurança en temps del rei Jaume I.
Per cert que hi han espècies d’arbres particularment relacionades amb aquesta temàtica com és el cas del llidoner o lledoner (Celtis australis).

……………………………………………………………………………………………………..

«L’arbre pot viure sense l’home però l’home no pot viure sense l’arbre.»

Els arbres no menteixen, Anemarie Mütsch-Engel

I també hi ha la llegendas obre la tornada de les dones i els homes bons quan reviscole un llorer. (Laurus nobilis)…

«Les herbes i els arbres, com totes les coses de la terra, ens volen parlar, però per entendre el seu llenguatge cal tindre els sentits ben desperts.»

En els penyasegats de marbre, Ernst Junger.

TRANSCENDINT LA REALITAT TANGIBLE.-

Ituri zaharretik edaten dut,
ur beria edaten,
beti berri deu ura
betiko uturri zaharretik.

De la fuente vieja bebo agua,
de la vieja fuente de siempre,
agua siempre nueva.

JOXEAN ARTZE

<<inmenso, levantado, aprisionando el cielo entre sus ramas, bebiendo luz hasta la saciedad, resisitiendo a los elementos y al tiempo, síbolo de vida que se prolonga cada año y que cada año renueva sus fuerzas, el árbol nunca ha dejado de poblar nuestros sueños de inmortalidad. Adentra sus raíces en el fonde del subconsciente colectivo. Por eso todas las civilizaciones han venerado su imagen.>>

Conaître les arbres, BERNARD FISCHESSER

Els arbres són éssers vius. Els quatre elements clàsics en sintonia i alè vital. L’aire que respiren i que mou el seu brancatge, fulles, pol·len i llavor amb el vent. La terra en que arrelen i que nodreixen, el foc de l’astre Sol i de la fusta (cinquè element xinès alhora), i l’aigua que beven i degoteixen subtilment, tot allò en fascinants interaccions múltiples i que multipliquen l’expansió de vida en composició i diversitat.

Al seu líquid vital hi ha clorofil·la i al nostre hemoglobina. Les molècules de les dues no més tenen diferent el seu àtom central, de magnesi (Mg) en la primera i de ferro (Fe) en la segona.

Un altre lligam important entre l’arbre i nosaltres, la gent humana, i molts més éssers vius, està relacionat amb la respiració:
quan l’arbre inspira, el que s’emporta cap a dins als estomes és el diòxid de carboni (CO2) que nosaltres a la vegada exhalem, mentre que als alvèols inspirem l’oxígen (O2) que ells ens donen. En aquest donar i rebre estriba o radica una valuosa relació mutualista que no cal trencar mai.

Tornant a l’element aigua, i considerant de cert valor el coneixement que tenim a hores d’ara del seu poder energètic i les seues característiques «comunicatives», per així dir-ho, l’alta capacitat que alberga per a transmetre informació (vegam les investigacións de Masaru Emoto), vislumbrem, considerant tot l’anterior, passes importants des de fenòmens físics i biogeoquímics, molt tangibles, cap a plànols diguem, de certa transcendència i superació d’allò estrictament material.

A la vegada, no cal enraonar massa en qüestions d’estimes i afectes ja que els sentiments, què en essència això són aquestes i aquestos, i l’arbre desperta en nosaltres profunds sentiments d’admiració, respecte i estima des de temps molt antics. Som humans, i com diria un amic de la permacultura profunda, som Humus sapiens, amb tot un potencial infinit, com deia mon pare, d’estima i de coneixement, i capacitat també en grau il·limitat de posar en pràctica tot aquest potencial.
Des del coneixement trobem parentesc i semblança amb l’arbre, però també, des de la humil estima cap a l’arbre no més poden cultivar-se flors boniques.

Visualitzem un continu en eixe vincle amb l’arbre, el rogle i el bosc que esdevinen sagrats. Quelcom de nosaltres hi està a la terra, a l’aire respirat i compartit amb l’arbre. Eixa connexió nostra amb ells trascendeix la dimensió temporal, i fins i tot espacial, des de l’amor.

El savi i místic Ramon Llull sublima eixe amor, més enllà de l’arbre i la Natura en la seva estimada Dona Santa Maria:

Quan veig la terra e la mar,
lo cel e auig aucells cantar,
e sent de les flors lur odor,
e de les viandes sabor,,
e toc drap, fust, aur e robís,
per la dona del paradís,
ab la qual parle en pregant
quan l’arma e·l cors li coman,
adoncs sent al cor tal dolçor que auc no la sentí major,
e dic a la Verge plorant:
– Veus-me, Dona,-n vostre coman!-

De sentir (Hores de nostra Dona santa Maria), RAMON LLULL

Un homenot de la nostra època, gran mestre etnobotànic, amic i paisà diànic, savi i hereu d’entre altres coses de la cultura clàssica, diu així de la seua musa Diana, manifestació de Gea, Isis, Àrtemis, patrona/matrona del territori estimat, digna bio-regió a dignificar:

<< Dianae sumus in fide, Diana que en les ales de la música vola, en el cor del silenci reposa, brilla en l’esclat dels paisatges i alena la sina dels aires, >> JOAN PELLICER I BATALLER (Bellreguard, la Safor, 1947- platja de Miramar, la Safor, 2007).

Fins ací els preliminars.

Des d’aquest moment present inhòspit sovint amb l’harmonia de la Vida, en un mena de cruïlla a la que es tendeix un pols
entre la continuïtat de la Vida com la hem coneguda fins ara , i la destrucció de tot o gran part de tot això, un canvi de rumb es fa necessari.
Una profunda transformació, gradual i significativa recuperant allò que paga la pena recuperar, regenerant la Vida com actors i coautors (amb la major llibertat, seny o trellat, sobirania) en la seva evolució.
En altra ocasió afí (*) havien apuntat a lideari de ser homes i dones, éssers humans i pobles lliures i a més a més, amics dels arbres. Per què no?» El poble dels arbres».

Des del necessari i possible cap a l’impossible, parafrasetjant a Francesco il poverello d’Assisi.’Els problemes de desertificació, canvi antropoclimàtic, incerteses en la viabilitat d’aquest model depredador (però que contradictòriament i lluny de la vida orgànica esgota les seves preses), crisi global,…

Tentemos pois com abandono assíduo
entregar nosso esforço à Natureza
e nao querer mais vida
que a das árvores verdes.

Odes, Ricardo Reis
.

«Oh poble d’arbres i de rius, poble de solcs i de collites.»

Vicent Andrés Estellés

RECUPERAR EL PARADÍS.-

» Temps enrere no hi havia
fites, partions ni tanques;
per tots com la llum del dia
eren els fruits de les branques.
Temps de pau i germanor
que les famílies humanes
dormien en les cabanes
obertes sense temor.»

Henoc, Joan Alcover

Si recordem Els auguris d’innocència de William Blake trobem pistes de l’espill que tenim davant nostre i que no cal més que rentar a conciència fins que lluisca.

Ai! Altes soletats, que són, de dolces
amb els herbatges verds
on canta l’esquellot de la ramada,
i el bosc silenciós i la masia lassa!…
Del Montseny, Joan Maragall

Un degoteig gradual de la ciutat al camp, recuperar-ho amb estima entre iguals i diverses, totes les criatures, per què no?
Posats a triar, si poguerem, entre aquesta opció i d’altres incertes, caòtiques, escapistes, quina seria la nostra elecció?
Sigam el canvi que hi volem, que ens agradaria veure en el món.

«Feliç el país on l’home no fa malbé la terra on viu». Alexander von Humboldt

Tot lliga, la nostra reconstrucció com a éssers humans és parella a la reconnexió amb allò viu.
I aixina és, és aixina, i a poc a poc, de la moderníssima ciutadania, vaja, cap a paisanatges arrelats en la terra, treballant l’amor i amb amor.
Amunt el cor cap a les altures!

I com el sembrador (**) sembrem!!!

diumenge 28 de maig de 2017, en humana, propera i natural germanor, amb el venerat i multisecular roure del Giol un singular i especial roure martinenc (Quercus pubescens Mill. ) del que m’he quedat enamorat, ens hem quedat enamorats (***), frondós i ubèrrim en història natural i humana, arbre gran però amb molts trets encara de jovenívol vitalisme. En un lloc de la Terra, Santa Maria Sasserra, terme municipal de Collsuspina, comarca del Moianés, Catalunya, Ibèria, Mediterrània occidental.

José María Peiró Barrero

(*) https://revolucionintegral.org/la-repoblacion-reforestacion-ecologica.

(**) SEMBRANDO (Marcos Rafael Blanco Belmonte)

De aquel rincón bañado por los fulgores
del sol que nuestro cielo triunfante llena;
de la florida tierra donde entre flores
se deslizó mi infancia dulce y serena;
envuelto en los recuerdos de mi pasado,
borroso cual lo lejos del horizonte,
guardo el extraño ejemplo, nunca olvidado,
del sembrador más raro que hubo en el monte.

Aún no sé si era sabio, loco o prudente
aquel hombre que humilde traje vestía;
sólo sé que al mirarle toda la gente
con profundo respeto se descubría.
Y es que acaso su gesto severo y noble
a todos asombraba por lo arrogante:
¡hasta los leñadores mirando al roble
sienten las majestades de lo gigante!

Una tarde de otoño subí a la sierra
y al sembrador, sembrando, miré risueño;
¡desde que existen hombres sobre la tierra
nunca se ha trabajado con tanto empeño!
Quise saber, curioso, lo que el demente
sembraba en la montaña sola y bravía;
el infeliz oyóme benignamente
y me dijo con honda melancolía:
—Siembro robles y pinos y sicomoros;
quiero llenar de frondas esta ladera,
quiero que otros disfruten de los tesoros
que darán estas plantas cuando yo muera.

—¿Por qué tantos afanes en la jornada
sin buscar recompensa?— dije. Y el loco
murmuró, con las manos sobre la azada:
—«Acaso tú imagines que me equivoco;
acaso, por ser niño, te asombre mucho
el soberano impulso que mi alma enciende;
por los que no trabajan, trabajo y lucho;
si el mundo no lo sabe, ¡Dios me comprende!

»Hoy es el egoísmo torpe maestro
a quien rendimos culto de varios modos:
si rezamos, pedimos sólo el pan nuestro.
¡Nunca al cielo pedimos pan para todos!
En la propia miseria los ojos fijos,
buscamos las riquezas que nos convienen
y todo lo arrostramos por nuestros hijos.
¿Es que los demás padres hijos no tienen?…
Vivimos siendo hermanos sólo en el nombre
y, en las guerras brutales con sed de robo,
hay siempre un fratricida dentro del hombre,
y el hombre para el hombre siempre es un lobo.

»Por eso cuando al mundo, triste, contemplo,
yo me afano y me impongo ruda tarea
y sé que vale mucho mi pobre ejemplo
aunque pobre y humilde parezca y sea.
¡Hay que luchar por todos los que no luchan!
¡Hay que pedir por todos los que no imploran!
¡Hay que hacer que nos oigan los que no escuchan!
¡Hay que llorar por todos los que no lloran!
Hay que ser cual abejas que en la colmena
fabrican para todos dulces panales.
Hay que ser como el agua que va serena
brindando al mundo entero frescos raudales.
Hay que imitar al viento, que siembra flores
lo mismo en la montaña que en la llanura,
y hay que vivir la vida sembrando amores,
con la vista y el alma siempre en la altura».

Dijo el loco, y con noble melancolía
por las breñas del monte siguió trepando,
y al perderse en las sombras, aún repetía:
—«¡Hay que vivir sembrando! ¡Siempre sembrando!…»

(***) El nom anteriorment usat a la terminologia botànica (Quercus humilis Mill. ), sinònim del vigent, toca de plé el tema de la connexió que tenim els éssers humans, amb el fèrtil humus i la bona humilitat. Casualitats o sincronies, com diria una bona gent present. Eixe nom és el que fica al cartell indicador al costat de l’arbre, el roure del Giol, junt al «propietari humà actual» de la sagrada criatura.

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