El sistema de democracia directa[1] comunal y concejil basado en el mandato imperativo es un modelo de organización de la sociedad potencialmente operativo, ágil, eficaz, eficiente y es además aquel que eleva la virtud de la persona común. Así mismo para el desarrollo de la virtud cívica debe desarrollarse la virtud personal, por lo que se requieren sujetos autoconstruidos y con un alto grado de responsabilidad para que puedan ejercer sus cargos y labores de manera plena.
La política en la democracia directa comunal es no-profesional, es decir, voluntaria o lo que es lo mismo, adscrita y dependiente de las labores productivas que cada persona mayor de edad está necesariamente obligada a llevar a cabo[2]. En lo económico cada cual debe ser responsable de sí mismo, junto a sus iguales, en régimen de ayuda mutua fraternal, familiar. Quienes no puedan valerse por sí mismos, por su condición personal, estarán integrados en dichas redes, exentas de paternalismos.
En el sistema comunal la vida pública se rige por un procedimiento organizativo subsidiario, es decir, de abajo a arriba[3], o lo que es lo mismo, organizado de lo más próximo a lo más lejano, siendo la mayor parte de las decisiones relacionadas con lo próximo y las menos, con lo lejano. Lo más próximo es el concejo vecinal, pasando por juntas de distrito, pueblo, ciudad o valle, comarca, región y hasta donde alcancen los acuerdos territoriales inter-concejiles. El conjunto de la vida pública se organiza mediante una red de asambleas confederadas, donde cada asamblea es soberana con respecto a su territorio y sus asuntos públicos.
El mandato imperativo es el vínculo político en función del cual los electores, en calidad de miembros de una asamblea con plenos derechos y sobre todo con deberes, otorgan a sus elegidos los cargos que deberán cumplir: un mandato con instrucciones concretas a las que han de sujetarse necesariamente. En caso de no cumplir con lo dictado, serán revocados de su cargo y en su caso, reprobados y/o sancionados. Esto significa que el mandato imperativo opera mediante portavoces[4] y portavocías, no por representantes ni delegados desligados del mandato que le han otorgado los electores o consejistas, los miembros del concejo.
La democracia directa concejil es el antagonismo del asamblearismo moderno. Hoy día, a cualquier reunión de personas se le denomina asamblea, cuando en ellas simplemente se funciona como en un parlamento pero a una escala de insignificancia política. En pequeños colectivos y colectividades se piensa que todo debe pasar por la asamblea, negando el libre albedrío y la capacidad de hacer con responsabilidad de cada individuo. La directriz de “todo el poder para la asamblea” es errático y se cae en la asambleitis.
La asamblea es el órgano mínimo de organización mientras que la persona junto con sus cargos y responsabilidades es el máximo órgano. Las decisiones se toman como norma general por mayoría simple, sin menoscabo de la unanimidad o el consenso. No existe dictadura del consenso, que es infantil e inoperante. Quien participa en el sistema concejil-comunal comprende que en ocasiones estará en mayoría, en ocasiones en minoría, y así debe aceptarlo.
Así mismo, no todo se decide en asamblea. La asamblea designa y delega en comisiones diferentes ámbitos de trabajo, a las que quedan adscritos los cargos electos y sus tareas de responsabilidad. Así mismo, pueden constituirse asambleas confederales que incluyan diversos concejos para tomar decisiones de mayor alcance territorial, ya sea a nivel general o particular, según la temática con la que esté relacionada la decisión a tomar. Para que el sistema de deliberación y decisión sea operativo, existe un “rango” de decisiones que según su naturaleza se toman en diferentes marcos, facilitando así la viabilidad del sistema asambleario. Se podrían resumir como: decisiones estratégicas, tácticas y operativas:
- Decisiones estratégicas (generales): Son aquellas que aportan una orientación general sobre la cuestión a tratar.
- Decisiones tácticas (particulares). Son aquellas que en base a la orientación estratégica, determinan los elementos específicos que se han de tomar en consideración a la hora de tomar una decisión.
- Decisiones operativas (ejecutivas). En base a la orientación táctica que se haya decidido, las decisiones operativas son aquellas que dan detalle de las necesidades concretas que deben tomarse en consideración para llevar a cabo determinadas acciones.
Pasemos a ver unos ejemplos en los que se propone una posible resolución, pero evidentemente las decisiones a tomar correrían a cargo de las personas implicadas en cada situación. Un ejemplo de decisión a tomar podría ser la construcción de un puente que une dos municipios a través de un rio y que además une la comarca de un extremo a otro.
– Decisión estratégica: se ha de decidir si se construye o no y el lugar exacto. Las comisiones de urbanismo de los concejos afectados acordarían una propuesta que debería ser ratificada por ambos concejos. La decisión debería ser refrendada por el concejo comarcal.
– Decisión táctica: se ha de decidir, cuando, como y bajo que condiciones. La comisiones de urbanismo serían las encargadas de ello.
– Decisión operativa: se ha de decidir que recursos se movilizan, vías de abastecimiento, áreas de incursión etc. Las comisiones de urbanismo designarían a través de sus cargos, a las personas o entidades que se encargarían de la ejecución.
Otro ejemplo de decisión a tomar podría ser ir a la guerra defensiva ante un invasor que está amenazando el territorio del concejo comarcal, integrado en una región más amplia.
– Decisión estratégica: se ha de decidir si ir o no ir. La decisión la deberían tomar individualmente todos los concejos que intervienen dentro del concejo comarcal y ratificarla el concejo comarcal.
– Decisión táctica: se ha de decidir, cuando, como y bajo que condiciones. La comisión miliciana comarcal sería la encargada.
– Decisión operativa: se ha de decidir que recursos se movilizan, vías de abastecimiento, áreas de incursión etc. El adalid comarcal, junto con el resto de cargos designados serían los encargados de la operativa.
En todo momento la información debe fluir desde los diferentes concejos y sus miembros a los equipos de trabajo, y viceversa. Las decisiones deben tomarse con el máximo de información, lo más clara y sintética posible, y de manera accesible para todos los vecinos. Todos los intervinientes están sujetos a mandato imperativo. En el sistema concejil la información debe fluir como parte del mandato imperativo, es decir, los cargos designados deben informar en detalle para que los electores puedan tomar la mejor decisión.
El mandato imperativo es por tanto un equilibrio entre obedecer y tomar decisiones de manera autónoma, ciñéndose al criterio general de subordinación al concejo como máximo órgano de la soberanía popular.
Noviembre 2024
Gka
[1]Bases por una Revolución Integral 3.5a
[2]Bases por una Revolución Integral 14.5c-3
[3]Bases por una Revolución Integral 8.4b
[4]Bases por una Revolución Integral 8.4d