Comentaba en el texto anterior «El beneficio del perjuicio» cómo era posible que ante una situación por la cual la humanidad en su conjunto está en contra y se moviliza para reducirla o para favorecer su desaparición tal situación no consigue reducirse y eliminarse con el tiempo.
Está claro que si el factor interno humano está dirigido hacia un determinado objetivo el cual es en el escenario actual factible y éste no se logra es porque existe un factor externo al de esta organización humana. Veíamos cómo es el estado este factor, como único ente capaz de enfrentar la voluntad de la humanidad en su conjunto.
Se vale para ello de determinadas tretas y argucias haciendo uso de la extorsión, el soborno, la violencia y cualquier otra circunstancia que le pueda servir. El estado es bajo mi punto de vista una organización criminal cuyo fin último es el control humano. Actúa de forma encubierta, detrás de centenares de formaciones las cuales rinden cuentas finalmente al estado ya sea directamente por depender de éste como medio de financiación o a través de la banca. Quedan al margen de los propósitos estratégicos estatales aquellas organizaciones cuya financiación sea independiente. El estado controla la proliferación de tales organizaciones a través de unos limitados fondos que sirven de liquidez a la libre circulación de bienes y servicios. De esta forma regula la capacidad y además limitará las actividades permitidas, reforzando aquellas actuaciones que mejor le convengan según las circunstancias. Si bien el crecimiento de las formaciones que realicen estas actividades no supondrá normalmente una gran amenaza al estado. En todo caso alguna de estas formaciones podría buscar la ampliación de parcelas propias de poder y determinados privilegios los cuales le podrían ser concedidos cuando fueran asumibles y de forma circunstancial, adquiriendo el estado alguna forma oponible a estos poderes cuando fuera necesario.
La única amenaza imaginable para el estado es una oposición de las gentes y una búsqueda de la emancipación de éstas por sí mismas: cualquier organización de naturaleza similar al estado que se opusiera a él tendría, además de muy pocas posibilidades de éxito, un resultado final que en nada cambiaría la situación.
Para que los hombres y mujeres se liberaran del yugo del control y el abuso tendrían que tratar de desintegrar el poder estatal reforzando un propósito general o pacto de hermandad entre los hombres y mujeres (mujeres y mujeres y hombres y hombres) habiendo entre ellos relaciones y sentimientos mutuos de igual a igual. Es esto totalmente inviable actualmente, estando las gentes degeneradas y siendo sus actos controlados por una naturaleza egótica y unos fines miserables (algo de lo que se encargó el estado desde sus inicios como condición necesaria para su crecimiento). Es por tanto una empresa que desestimo de entrada.
No me atrevo a dar un consejo general para el actuar de todos aquellos quienes siendo conscientes de esta situación ven frustradas una tras otra sus mejores intenciones, pero sí debo referirme a mi actuar y a ponerlo como ejemplo. Diferentes experiencias de vida en común me han manifestado que ahora mismo no queda gente honesta y con suficiente conciencia. Quizás esto se debe a que la honestidad puede suponer una amenaza en el propio entorno en donde uno o una vive. Yo sin embargo no encuentro tan difícil ahora ser honesto sobre todo conmigo mismo.
Primero hay que valorarse por encima del otro, sabiendo que nosotros tenemos conciencia de la situación real. Después hay que encontrar alguna manera de actuar que sirva a algún propósito humano propio, relacionado con alguna característica humana que podamos ensalzar en nosotros mismos. Después hay que buscar la manera de conservar un nivel de autonomía para continuar desarrollándonos como personas. A veces se puede encontrar una actividad en la cual se consiga autonomía y se pueda uno desarrollar, eso sería lo ideal, en cualquier caso el desarrollo ha de ser en varios campos para que nuestra persona pueda mejorar en global. Esto habrá de hacerse normalmente de forma independiente ya que la actuación grupal está marcada por grandes dificultades lo cual no quiere decir que haya que seguir intentando unirse y hacer lo posible por tender lazos de afecto, los cuales vendrán de forma natural cuando el desarrollo de buenas cualidades y costumbres sea mayor.