Primero.- En el análisis publicado en este blog, LA GUERRA DE UCRANIA: ¿POR QUÉ EL IMPERIALISMO SE AGREDE A SÍ MISMO?, se adelantaban algunas consideraciones que son necesarias tener presentes para entender la postura del PSOE de reconocer, de facto, la soberanía marroquí sobre el Sahara, contraviniendo lo que había sido la postura “oficial” del Estado español desde el “Acuerdo Tripartido de Madrid” de 14 de noviembre del año 1975, justo cuando el dictador Franco agonizaba.

En el citado articulo se refería a un efecto “rebote” de la crisis de Ucrania en Oriente Medio y África, en particular, en la región Canarias-Sahara-Sahel, de tal forma que, los agentes del imperialismo americano y ruso en la región, esencialmente Marruecos y Argelia, se verían abocados a “tomar” renovadas posiciones estratégicas de dominio en la región. Vimos como Argelia comienza con maniobras militares en la frontera de Marruecos, con fuego real, como signo de “advertencia” al eje EE. UU.-Marruecos, esperando algún tipo de ofensiva marroquí, como consecuencia de la actual debilidad de Rusia, empantanada en su “guerra de Ucrania”. Pero la realidad ha superado tales previsiones: La decisión del Estado español de apoyar la posición estratégica expansionista de Marruecos respecto del Sahara, a pesar de las pataletas de turno de la representación política del Estado, tanto de la “izquierda” como de la “derecha”, cuando se sabe claramente que esta declaración de “soberanía” supone un paso inevitable hacia una nueva configuración estratégica del imperialismo occidental para esta región, y que va mucho más allá de cuestiones puntuales de tipo económico o social (suministro de gas argelino sustituido por el gas norteamericano, la cuestión de las reclamaciones de Marruecos sobre Ceuta y Melilla, o Canarias, o el problema de la inmigración forzada como “arma política” marroquí). La cuestión de fondo es, nada más y nada menos, que el inicio de acciones de tipo militar dirigidas a restituir y consolidar la posición hegemónica imperialista del bloque EE. UU.-Europa, frente al correspondiente Rusia-China, por la hegemonía mundial, pero concretada en esta zona geográfica de África.

Estamos ya en presencia de un nuevo escenario cualitativamente diferente al correspondiente al periodo postguerra fría (1945-1989). Nos encontramos en plena ofensiva del conjunto del imperialismo occidental por mantener la hegemonía mundial futura, en peligro evidente ante la posición ganada por China y Rusia. Aunque no es descartable una guerra nuclear táctica, lo que ahora está en marcha, a partir de la crisis de Ucrania, buscada y favorecida por el bloque imperialista occidental es, nada más y nada menos, pasar de una “IIª Guerra Fría” contenida en los conflictos regionales de la estrategia del “caos sostenible”, como ha sucedido en Yugoslava y Oriente Medio, a una nueva estrategia de enfrentamiento bélico directo, no tanto para ganar nuevas zonas de influencia sino, directamente, para ocupar nuevas posiciones de dominio territorial imperialista.

En realidad, la época Trump solo significó una toma de posición “patriótica” de la clase política norteamericana conservadora frente a la evidencia del declive histórico de los EE. UU. Pero en todos los procesos históricos de mayor envergadura imperialista, con vinculaciones muy directas con el Pentágono, siempre la política exterior más agresiva ha estado en manos de la representación política demócrata. Y eso es lo que hoy representa la etapa Biden. Si analizamos con cierto detalle el discurso de Biden al Congreso de los EE. UU. a los 100 días de su mandato, podemos entender claramente el diseño estratégico de la nueva política imperialista americana, su carácter ofensivo y militarista, cuyas primeras consecuencias empezamos a comprobar ahora con la crisis de Ucrania, y por supuesto, con decisiones como la “nueva” postura del Estado español ante el conflicto del Sahara[1].

La cuestión es muy clara, y las intenciones declaradas desde hace un año, sin el conflicto de Ucrania, ya se encontraban en la “hoja de ruta” del nuevo liderazgo del imperialismo yanki: romper con la II Guerra Fría, para pasar directamente al enfrentamiento bélico entre los bloques imperialistas EE. UU.-UE, frente a Rusia-China.

 

Segundo.- No es necesario insistir en la importancia estratégica del N.O. de África, como un sector de vital importancia para el control de toda África, teniendo en cuenta su renovado papel en recursos estratégicos para la nueva economía de la fase post-petrolera. A este respecto, hay varios artículos de KL que tratan de este asunto y que se relacionan al final del texto. La cuestión en estos momentos es comprender cómo la nueva situación de “calentamiento” de la IIª Guerra Fría va a situar a esta región, formada por dominios de los Estados argelino, marroquí, mauritano, maliense, español respecto de los territorios de Canarias-Sahara-Sahel, en una posición “caliente” con grandes posibilidades de guerra abierta entre Argelia y Marruecos, con la inevitable implicación del Estado español, bajo la sombra de los imperialismos, primero de EEUU, luego de Europa, y finalmente de Rusia y China, pues todos tienen ya intereses estratégicos en la región. Lo que está sucediendo, y la “renovada” postura española sobre el Sahara no es más que un acontecimiento de ello, es que el imperialismo yanki (sobre todo, sin descartar el europeo, sobre todo Alemania y Francia) ha pasado a la ofensiva, con el fin de que el control posicional sobre el eje Canarias-Sahara-Sahel quede directamente en sus dominios. Para ello es necesario que la potencia europea con mayor presencia en la región, el Estado español, a partir de la existencia de Canarias en la zona, se “decante claramente” a favor de esta estrategia, lo cual significa claramente que ha de apoyar sin fisuras al “delfín” imperialista americano de la región: Marruecos, y para ello, se tendrá que “resolver” inmediatamente, sin más “diplomacia” autodeterminista en relación con las aspiraciones del FPolisario de constituir un Estado nación independiente, bajo la órbita argelino-rusa.

Por ello, ante este cambio de “posiciones” del Estado español respecto de la “soberanía” del Sahara, tanto Rusia como China ya se han manifestado clara y rotundamente en contra. Rusia “amenaza” a las tropas españolas en el Sahel con sus mercenarios, a la vez que presiona a Argelia, como socio estratégico para que no se deje amedrentar ante la estrategia USA-marroquí. Y China, declara abiertamente su respaldo a Argelia (cuando el debate es por el Sahara…”cree el ladrón”), y acusa al gobierno español, y en particular, al portavoz del Estado Pedro Sánchez, de participar en dudosos “juegos estratégicos”, señalando claramente a los propios de los EE.UU.

 

Tercero.- En este nuevo contexto histórico, en que se va a pasar de las palabras bélicas a los hechos bélicos, la situación del Archipiélago de Canarias pasará a entrar directamente en el juego de intercambio de los poderes imperialistas. La situación geoestratégica de Canarias siempre ha sido, a lo largo de la historia, un elemento determinante de su peculiaridad, primero como colonia española en el siglo XV, y luego, ya en el siglo XIX, como neocolonia interior española. Norteamericanos, ingleses, franceses y alemanes, han dejado patente, a lo largo de la historia moderna y contemporánea sus apetencias territoriales sobre el archipiélago canario. En época más reciente, con la situación del imperialismo yanki tratando de corregir la pérdida de poder imperialista mundial, con las derrotas del Sudeste de Asía de los años 70 del siglo XX, frente a Estados de la órbita del imperialismo soviético, se produce un antecedente muy claro. EE. UU., perdida la hegemonía en el sudeste de Asia, tuvo que continuar tal enfrentamiento en Oriente Medio, y norte de África, con muchos Estados muy beligerantes bajo la órbita soviética, como Egipto, Irak, Siria, pero sobre todo en esta zona N.O. de África, Libia y Argelia que amenazaban el dominio europeo en esta región clave frente a un acceso a Europa por el sur: es el contexto del Acuerdo Tripartito de Madrid, por el que se obliga al Estado español a aceptar la soberanía marroquí (y Mauritana) sobre el Sahara, y cuya finalidad era la contención de Argelia (y del imperialismo soviético, en clara expansión africana; además, con la presencia desde entonces de Estados claramente prosoviéticos como Angola, Etiopía, Guinea Bissau, etc.). Baste recordar que se valoraron alternativas políticas mucho más contundentes para la soberanía neocolonialista española en África: la cesión a Marruecos de Ceuta y Melilla, y las mismas Islas Canarias, como se explica en un informe de la CIA de 1975, desclasificado (Informe de la CIA: Juan Carlos I negoció dar Lanzarote o Fuerteventura y aguas canarias a Marruecos), en que el imperialismo yanki amenazó con boicotear la designación de Juan Carlos como rey del Estado si no se aceptaba su nueva política neocolonialista. De hecho, fue otro de los chantajes realizados por los norteamericanos en aquella época, tal y como relata Otero Novas, ministro y hombre de confianza de Suárez, cuando afirma que en 1978, los EE. UU. amenazaron al Estado español con apoyar el proyecto independentista de Antonio Cubillo si “España no apoyaba la integración  en la OTAN”.

 

Cuarto.- Es ahora, cuando el imperialismo yanki muestra su verdadero rostro e intenciones, cuando comprendemos mejor los acontecimientos que se han venido sucediendo en los últimos años, que no eran sino la preparación para la guerra. La evidencia es clara: la región del N.O. de África, Canarias-Sahara-Sahel, antesala de todo el continente, se está convirtiendo ya en una región donde el enfrentamiento bélico directo se va a producir, con muy graves consecuencia para las comunidades y pueblos magrebíes, y el propio canario, que sufrirán los embates del enfrentamiento de los bloques imperialistas, en primer lugar, los EEUU, y sus socios anglosajones, los imperialismos europeos de la UE, frente a la rivalidad del imperialismo Ruso y Chino por la hegemonía mundial, y en particular, por la de esta región, que ya se encontraba en una posición estratégica superior a la occidental, cuestión que se pretende revertir.

Ante esta situación de “hecho”, una posición revolucionaria solo puede partir de criterios de principio, tal y como ya se ha señalado en el anterior artículo sobre la guerra de Ucrania:

1º Respecto a la guerra en sí, promover el derrotismo revolucionario en los propios Estados nación, impulsando la revolución mediante la movilización popular del pueblo en armas.

2º. El impulso de la revolución ha de significar la conquista de una autentica soberanía popular sobre la base de la democracia directa, ejercida mediante asambleas omnisoberanas, que garanticen la verdadera libertad, basada en la vida comunal, la economía comunal, la libertad de conciencia y la cultura popular revolucionaria.

3º Es evidente que tales propósitos no son viables en estos momentos si antes no se constituye un auténtico movimiento revolucionario de nuevo tipo, integral, que sea capaz de reunir a los que verdaderamente optan por una salida revolucionaria frente al caos que se avecina, en África, el Estado español, y en todo el mundo.

4º Todos los pueblos que son objeto de la agresión imperialista, o la van a sufrir por parte de sus propios restados, en este caso, el canario, marroquí, argelino y saharaui, deberán contar con la solidaridad militante de los pueblos del propio Estado español en esta lucha claramente antimperialista.

 

Enlaces de interés

Artículos sobre el tema de Karlos Luckas:

LA GUERRA DE UCRANIA: ¿POR QUÉ EL IMPERIALISMO SE AGREDE A SÍ MISMO?

CANARIAS EN LA ENCRUCIJADA. La situación geoestratégica en el N.O. de África

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Declaraciones del Presidente Biden durante Sesión Conjunta del Congreso (28-4-21)

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Washington y el «factor Cubillo»

[1]Extracto de las Declaraciones del Presidente Biden durante la Sesión Conjunta del Congreso (28-4-21). En un discurso cargado de retórica militarista y amenazante, Biden se dirige a la Sesión Conjunta del Congreso para afirmar lo esencial de su nueva política estratégica de recuperar la hegemonía mundial. Dice:

  • Convirtiendo el peligro en posibilidad, la crisis en oportunidad, el revés en fuerza. Todos sabemos que la vida puede derribarnos, pero en Estados Unidos nunca, nunca, jamás, nos quedamos abajo. Los estadounidenses siempre nos levantamos. Y hoy, eso es lo que estamos haciendo: Estados Unidos se levanta de nuevo, eligiendo la esperanza sobre el miedo, la verdad sobre la mentira y la luz sobre la oscuridad.
  • Estados Unidos se está moviendo. Avanzando. Y no podemos parar ahora. Estamos compitiendo con China y otros países para ganar el siglo XXI. Estamos en un gran punto de inflexión en la historia. Tenemos que hacer algo más que solo reconstruir mejor, reconstruir, tenemos que reconstruir mejor, tenemos que competir con más fuerza de lo que lo hemos hecho.

  • Y nos estamos quedando atrás en la competencia con el resto del mundo. Hace décadas, solíamos invertir el 2 % de nuestro producto interno bruto en Estados Unidos, el 2 % de nuestro producto interno bruto en investigación y desarrollo. Hoy, Sr. Secretario, eso es menos del 1 %. China y otros países se están acercando rápidamente. Tenemos que desarrollar y dominar los productos y tecnologías del futuro, las baterías avanzadas, la biotecnología, los chips de computadora, la energía limpia.
  • En mis conversaciones con líderes mundiales, y he hablado con más de 38, 40 de estos hasta ahora, lo he dejado claro. He dejado claro que Estados Unidos está de vuelta. Y, ¿saben que dicen?, el comentario que más escucho de casi todos es: “Vemos que Estados Unidos está de vuelta, pero ¿por cuánto tiempo?, pero ¿por cuánto tiempo?” 
    Mis compatriotas estadounidenses, tenemos que demostrar no sólo que hemos vuelto, sino que estamos aquí para quedarnos. Y que no vamos a hacerlo solos.
  • Vamos a hacerlo liderando con nuestros aliados. Ningún país puede hacer frente solo a todas las crisis de nuestro tiempo, desde el terrorismo a la proliferación nuclear, migraciones masivas, ciberseguridad, cambio climático y, la experiencia, lo que estamos experimentando ahora con las pandemias.
  • También le dije al presidente Xi que mantendremos una fuerte presencia militar en el Indopacífico, al igual que hacemos con la OTAN en Europa, no para iniciar un conflicto, sino para prevenirlo.

  • En cuanto a Rusia, sé que a algunos les preocupa, dejé muy claro al [presidente ruso Vladimir] Putin que no buscamos la intensificación, pero que sus acciones tendrán consecuencias si resultan ser ciertas. Y resultaron ser ciertas. Y resultaron ser ciertas, por lo que respondí de forma directa y proporcionada a la injerencia de Rusia en nuestras elecciones y a los ciberataques a nuestro gobierno y empresas.

  • Hemos visto el abismo de la insurrección y la autocracia, la pandemia y el dolor. Y “Nosotros, el Pueblo”, no vacilamos. En el mismo momento en que nuestros adversarios estaban convencidos que nos quebraríamos y caeríamos, fue que nos agrupamos. Nos unimos. Con luz y esperanza convocamos una nueva fuerza, nueva determinación para posicionarnos para ganar la competencia del siglo XXI.

FUENTE: https://karlosluckas.blogspot.com/2022/03/ucrania-sahara-canarias-la-ii-guerra.html

 

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