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  • Autor de la entrada:Blanca Fanjul

“El actual orden no tiene en cuenta a lo femenino, que es creador de vida humana,  pues todo en él se dirige a fomentar lo empresarial y productivo, lo lucrativo, fiscal y  dinerario , lo estatal y dictatorial, lo militar y policial, jamás lo mujeril y femenino”. (Erótica creadora de vida, Félix Rodrigo Mora).

Hace unas semanas,  en un periódico nacional , una mujer desconocida posaba orgullosa y sonriente.  A sus 36 años, había decidido recurrir a la congelación de sus óvulos. “La maternidad frenaría mi carrera”. El artículo enfatizaba la tendencia en alza de este tipo de prácticas, sin un atisbo de crítica , impulsando la normalización de éstas acciones. Sin duda el feminismo institucional aplaudiría dicha tendencia, considerándola un triunfo en el camino a la “igualdad”.

Decía Sara Valens, (entrevistada por Antonio Hidalgo: 1, 2 , 3 y 4), que hoy más que nunca, “el sentido común es transgresor”,  “un bebé viene con un pan debajo del brazo“, “que Dios te bendiga con muchos hijos“, son expresiones de la sabiduría popular que han sido sepultadas por el sistema podrido que nos aplasta. La sociedad mira con pena y asombro a las madres. La mentira de la sobrepoblación mundial basta de excusa para condenar la procreación de mas de dos hijos. Si antaño las mujeres eran muchas veces amas de casa y madres por imposición, hoy son esclavas del trabajo asalariado. El feminismo se ha esmerado en repudiar el trabajo de los cuidados y de la labores del hogar, y la mujer que decide libremente ser ama de casa y dedicarse a la crianza de sus hijos es vista como una víctima del patriarcado, carente de “empoderamiento económico “, necesario para su realización personal.  

El trabajo asalariado es impuesto y la mujer se ve obligada a realizar dos jornadas laborales, puesto que las tareas del hogar no desaparecen. El cuidado de los niños se delega en instituciones públicas o privadas, desde los primeros meses de vida.  

La incorporación de la mujer al trabajo y la supuesta liberación que le acompaña se ha convertido en una trampa. La población se ha amoldado a estas mentiras, se ha doblegado al Estado, acepta sin rechistar que el principal cometido en la vida es cotizar y cotizar, consumir y gastar, y que traer hijos al mundo contamina. Una ONG se atrevía sin tapujos a publicitar el siguiente mensaje en Canadá hace apenas un par de años: “el mejor regalo que puedes darle a tu primer hijo es no tener otro”.

Lo preocupante es poder comprobar por mi misma que todos estos mensajes están siendo aceptados y digeridos por la población más joven, infantilizada y carente de espíritu combativo.

El Estado nos quiere quietos y solos. “La familia es una institución sustentada en el amor, comunalista y anticapitalista” (Félix Rodrigo Mora), en la que cada uno aporta lo que está en condiciones de dar y recibe lo que necesita. Es nuestro deber moral combatir éstas mentiras que envenenan la esencia del ser humano y desprecian el legado de nuestros antepasados . Es nuestra responsabilidad no quedarnos callados.

 

Blanca Fanjul

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