El ecofeminismo se trasviste de libertarismo para parecer más atractivo al público pero no tiene nada de antiestatal, ni posee ningún aprecio a la libertad, entendida esta como independencia del Estado.
El ecofeminismo y sus profesoras de universidad tienen un posicionamiento claro entorno al Estado: para ellas es una herramienta neutral que puede ser usada para proteger el medio ambiente y liberar a la mujer.
Muchas ecofeministas proponen usar al Estado para ir imponiendo el veganismo como la profesora funcionaria Laura Wright o Angélica Velasco, también profesora funcionaria de la Universidad de Valladolid.
La principal lideresa del ecofeminismo, Vadana Shiva, tiene un concepto del Estado como algo a agrandar, a proteger y a exaltar. No busca liberar a las mujeres de éste. Vadana Shiva no tiene escrúpulo alguno en lo que al Estado se refiere pues, por poner un ejemplo cercano, se unió al gobierno de Zapatero que le otorgó un sueldo en el llamado Comité Científico. Hoy trabaja para multitud de Estados, en especial para el Estado Indú y el de Bután. Su propuesta es un Estado fuerte, nada nuevo.
Greta Jo Gaard, famosa profesora funcionaria ecofeminista por la liberación animal, el antiespecismo y el veganismo, además de líder prominente del movimiento queer. Propone la abolición de la ganadería, intensiva y extensiva. Es fundadora del Partido Verde de los EEUU, es decir, forma parte de la casta partitocratica que nos oprime. Desea un Estado fuerte, obviamente.
También tenemos a Susan Griffin, profesora universitaria ecofeminista de Berkeley, famosa por poner en duda lo conveniente de la libertad de expresión. Propone limitar esta libertad en pro de la mujer. Por supuesto sería el Estado el encargado de decir quien habla y quien no y quien hace esto y quien no.
María Mies, también profesora funcionaria prominente del ecofeminismo es una militante de Attac. Attac es la izquierda podemita francesa. En «España» uno de sus miembros prominentes es Garzón, dirigente de IU y ministro de consumo. Attac propone un Estado fuerte, muy fuerte, como tantas veces ha dejado claro Vicens Navarro, famoso miembro de Attac españa.
Luego está Alicia Puleo, que lejos de proponer una liberación se reivindica hija de la Ilustración. Es profesora funcionaria de la universidad de Valladolid. Un rasgo característico de la ideología de la Ilustración es la exaltación del Estado. El Estado es Dios. Famosos ilustrados de nuestra tierra son Campomanes, Floridablanca o Jovellanos, los tres fueron altos funcionarios y ministros del Estado además de grandes enemigos y destructores del mundo rural popular tradicional y de la propiedad comunal. Alicia Puleo es también una animalista acérrima y quiere un Estado fuerte que gobierne centralizadamente con una ética ambiental y blablabla. Sin comentarios.
En definitiva, no creo que en el ecofeminismo exista ninguna intención de liberar a las mujeres del Estado. Todo lo contrario.
Se ha de remarcar que la característica fundamental del fascismo es el culto al Estado. Mussolini lo explica de maravilla al decir que el objetivo principal del fascismo es conseguir que las gentes modestas del pueblo tengan Sentido de Estado. Decía Mussolini: “Todo en el Estado, nada fuera del Estado, nada contra el Estado”. Cuando llegue el momento crucial de la leva forzosa el ecofeminismo podrá estar orgulloso de haber contribuido a que las gentes populares se sientan identificadas con las élites y su brutal Razón de Estado.
Enrique Bardají Cruz