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Análisis y contestación de las ideas de uno de los científicos más importantes del mundo

Soy un vecino de un valle del Pirineo occidental dedicado a la cabrería en bosque comunal. Vivo y trabajo dentro de un área protegida sometida a la Directiva Habitats de la Unión Europea y dentro del entramado legislativo de excepción llamado Red Natura 2000 a la que ya pertenece más del 60% de todo el Pirineo.

El sentimiento generalizado entre mis vecinos y los autóctonos que me rodean es que, a los que nos dedicamos al sector primario y no al turismo, nos quieren echar, ¿quién? El Estado.

Nos encontramos rodeados por miles de normativas absurdas; leyes neofranquistas; permisos ridículos para todo; cientos de funcionarios exigiéndote por doquier; impuestos y cuotas opresivas; oficinas, departamentos, delegaciones, secretarías, institutos y direcciones todopoderosas; PRUGs y PORNs pensados y realizados por urbanitas de mentalidad colonial y ensoberbecidos de despotismo ilustrado; deificación de los grandes carnívoros y su introducción forzosa con prohibición completa de la autodefensa tradicional; ayuntamientos deliberadamente diseñados para que sean poderosos caciques y latifundistas…

En definitiva, una legislación pertrechada de un ejército de funcionarios, que lo va vetando todo, pausadamente, despacio, calentando el agua lentamente sin echar de golpe la rana al agua hirviendo para que no salte y cunda el ejemplo. Muchas veces no te prohíben directamente pero te dicen: mira, ahí tienes las doce pruebas de Hércules, si las pasas y me haces el pino con las orejas te doy el permiso y, si acaso, el soborno correspondiente.

Con una PAC perfecta para ir expulsándonos poco a poco al dejar al campo completamente subordinado al Estado, algo que aletarga como nadie la iniciativa de los individuos al aniquilar su independencia. Una PAC que domina a la gente integrándola en las instituciones. Que despliega una red clientelar asombrosa que compra votos, soborna a la gente, aviva las ansias bajas, compra voluntades y fidelidades. Que es liberticida pues, como se sabe, quien paga manda. Que provoca una atroz atomización social y una paz social de cementerio. Una PAC que es una forma de domesticar y produce una clarísima pérdida de combatividad, encauzando las luchas hacia la obediencia. Que extiende una estúpida racionalidad económica del “cuanto más grande mejor”. Y que favorece los precios minúsculos con lo que genera dumping sobre los productores que se niegan a recibir la PAC. ¡¡¡Por sus hechos los conoceréis!!!! y los hechos son que después de tres décadas de PAC lo pequeño y familiar han sido arrasados. La PAC ha provocado una concentración de la propiedad nunca antes vista y un fortalecimiento y concentración del poder político inédito.

Un poder que siempre actúa bajo el pretexto sanitario y medioambiental, totalmente adornado, embellecido y decorado por una propaganda masiva a favor del Estado y su tutela. Una propaganda omnipresente en revistas locales, en documentales, actos, charlas, periódicos, anuncios, campañas, programas de radio, y por supuesto, asociaciones, ONGs y fundaciones con sus numerosísimos liberados a cargo del erario estatal…. Una propaganda inmunda, financiada a lo grande por una parte de los fondos FEDER, Feader, LIFE, FEAGA, COSME, FEAG, IEV, ERDF, FED, PAC, IMCAP, Cooperación Española, Cooperación Territorial, los 18 Ministerios, Agenda 2030, Pactos de Estado, Gobiernos Autonómicos, Gobiernos Comarcales, Diputaciones, Ayuntamientos… Una cantidad enorme de dinero orientada a conquistar tu mente y tu corazón.       

Como bien saben mis vecinos, buscan echarnos; pero además, para mayor agravio, buscan que nos vayamos aplaudiendo, lanzándoles loas y alabanzas, sonriendo, comprensivos, identificados al máximo con el poder que mira por nosotros y está de nuestro lado. Que nos extingamos sin levantar polvo, acudiendo a las misas que nos preparan las ONGs y fundaciones para que todos juntos adoremos al Estado; y que cuando nos lancen la última campaña de fe, todos digamos al unísono: ¡palabra de Dios, palabra del Señor! En todo esto la izquierda, el izquierdismo y el anarcoestatismo juegan un papel fundamental en pro de encauzar a las gentes hacia las “instituciones”, manera suave de llamar a la Bestia, al Estado.

¿Por qué echarnos de la montaña y de lo que ellos llaman áreas protegidas?

Con este escrito me propongo analizar y contestar el libro Medio Planeta. La lucha por las tierras salvajes en la era de la sexta extinción de Edward O. Wilson que se ha convertido en una biblia para el movimiento conservacionista mundial.

Edward O. Wilson es un renombrado entomólogo y biólogo norteamericano, fallecido el año pasado, que ha trabajado toda su vida para la Universidad de Harvard, considerada la universidad más poderosa del planetLa editorial estima que es “el biólogo y naturalista más importante del mundo… que ha recibido dos premios Pulitzer, un Premio Crafoord (concedido por la Real Academia Sueca con el que se premia a los especialistas de las áreas no cubiertas por los Premios Nobel) y la Medalla Nacional de las Ciencias de Estados Unidos… ha sido incluido varias veces en la lista de las veinticinco personalidades más influyentes y es considerado uno de los cien científicos más importantes de la historia de la humanidad”.

Wilson propone y promueve que los Estados del mundo acuerden convertir por la fuerza en Parques Nacionales la mitad del planeta para su conservación: “La única solución para evitar la sexta extinción -dice Wilson- es incrementar el área de reservas naturales inviolables hasta alcanzar la mitad de la superficie de la Tierra o incluso más”[1]. Parques estatales gestionados por funcionarios o bien parques privados propiedad de ricachos en los que se tenderá a ir vaciando de seres humanos; pues la conservación, para Wilson, debe ser no antropocéntrica.

La concepción de Wilson es rigurosamente prohibicionista. Todo debe estar prohibido dentro de una reserva, hasta levantar un trozo de corteza de un árbol muerto habrá que tramitar un permiso -si es que se te concede andar por ahí-. No es exageración, él mismo lo dice: “Hace poco entré en el parque y levanté un trozo de corteza de un tronco caído (con el permiso de un guarda-bosques) y vi tres pequeños sínfilos…”[2]. El título del libro Medio Planeta. La lucha por las tierras salvajes en la era de la sexta extinción hace uso deliberado de la expresión tierras salvajes. Wilson dice textualmente: “en el lenguaje de la ciencia de la conservación, el término “áreas salvajes” se refiere a una zona amplia dentro de la cual el proceso natural se desarrolla sin la intervención humana[3]. Es decir, a Wilson le sobran los seres humanos que se encuentran dentro de esos lugares salvajes y mucho más le sobran aquellos que desean irse a vivir a esos lugares.

Eduard Osborne Wilson exige que, como mínimo, un 50% de las tierras sean convertidas en Parques Nacionales por decreto ley. Su propuesta va viento en popa. En 2015, las Reservas y Parques Nacionales ocupaban el 15% del área terrestre y el 3% del área marítima[4]. En 2021 la Conferencia de las Partes del Convenio sobre Diversidad Biológica de la ONU acordó como objetivo para 2030 convertir el 30% de las áreas terrestres en Parques y Reservas.[5] Asimismo “el Congreso Mundial de Parques ha concebido un plan para ecosistemas marinos que incluye la creación de grandes áreas marinas protegidas (AMP) donde se prohibirá la pesca, y que corresponderá al 30% de los mares del mundo” para 2030.[6]

[1]    Edward O. Wilson en “Medio Planeta. La lucha por las tierras salvajes en la era de la sexta extinción.” Pág. 227.

[2]Ibid. Pág. 123.

[3]Ibid. Pág. 111.

[4]     World Database on Protected Areas del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente y la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza.

[5]https://survival.es/noticias/12459

[6]     Edward O. Wilson en “Medio Planeta…” Pág. 290.

Continúa…

vaciar_planeta.pdf

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