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Según Fernando Valladares, hoy, por primera vez, los humanos tenemos un «Problema» común a toda la especie y dice  que es el problema medioambiental.

Lo dice en una larga entrevista publicada en NAIZ (https://www.naiz.eus/es/info/especial/20220821/ni-sanitaria-ni-geopolitica-ni-energetica-la-crisis-es-ambiental-punto). Fernando Valladares es  un reputado científico, ecólogo, divulgador en primera línea contra el cambio climático, miembro de la organización Rebelión Científica que, como él mismo explica, se dedica a generar una nueva narrativa que sirva  para aumentar la concienciación sobre un asunto que ven cada vez más grave (el “Problema”). 

“Lo que verdaderamente amenaza a la economía es el cambio climático” y como prueba, nos recuerda  que “cada diez años el cambio climático mata a tanta gente como la II Guerra Mundial”…/…”la madre de todas las crisis que estamos viviendo actualmente es ambiental, con tres vértices que son la crisis de biodiversidad, el cambio climático y la contaminación”. Comparte las estadísticas que controla: “una de ellas es que si se suman todos los conflictos bélicos actuales no se llega ni a la décima parte de la gente que muere por el cambio climático”

Valladares se alegra de que la frase tuviera un gran impacto, porque “uno a veces no sabe bien en qué consiste la fórmula que le hace a la gente caer en la gravedad de los asuntos”. No tiene inconveniente en citar como prueba  científica la coincidencia de su diagnóstico con el del Foro Económico Mundial en Davos. Impresionante. 

Así que, en su lógica científica,  el Problema habría que abordarlo “cambiando la forma de difusión científica en este asunto”. Según Valladares y la organización Rebelión Científica, hay que hacer todo lo que haga falta para convencer al resto del mundo de su científica ignorancia, a ese resto del mundo que, sin dudar, etiquetan de «negacionista».

Reconoce, sin pudor, que está muy bien lo que hacemos ahora (en referencia, sin duda, a la Transición Energética), lamentando no haberlo hecho en 1972, porque  no estaríamos en la situación actual. Lo dice como si ignorara que el sistema económico mundial fuera  concretamente capitalista, y estatal la forma social de la globalización, organizada en bloques estatales-corporativos, a la altura del proceso de globalización financiera y de la concentración corporativa de las empresas multinacionales. Como si no supiera que el mecanismo implícito al modelo de desarrollo global, de los Estados-nación capitalistas, solo puede enfocarse hacia el beneficio inmediato, ontológicamente incapaces de  pensar a largo plazo. Y lo dice alguien que  presume de científico y marxista. 

El Problema para Valladares es el desastre medioambiental, la contaminación y la pérdida de biodiversidad, que así, porque él lo diga,  dejan de ser  consecuencias del orden global realmente existente,  que así desaparece como causa original del «Problema» y también, de paso, de la nueva narrativa de Valladares. 

Se trata de una narrativa “científica” basada en un principio de inversión de la realidad que supera al tercer principio -el de transposición-  de Goebbels, que consistía en cargar sobre el adversario los propios errores o defectos, respondiendo al ataque con el ataque,  y “si no puedes negar las malas noticias, inventa otras que las distraigan”. A mi entender, el principio de inversión es reflejo de una  patología que aqueja a toda esa izquierda neomarxista, ecologista e identitaria, que dedica sus días a pegarse tiros en los pies y darle alas al neofascismo rampante. Todavía no se han percatado que los llamados “negacionistas” se les parecen mucho y que, al igual que ellos, no identifican  como “el Problema” ni a la forma social del Estado,  ni a su forma económica capitalista. 

Esta patología se parece mucho a una variante de esquizogénesis (*).  No la ven, porque no les parece que la política forme parte del conocimiento científico; claro, para ellos es “otra cosa”, porque ellos no son “políticos”, sino ecologistas y decrecentistas, como los del Foro Económico de Davos  y no como los negacionistas. No ven que éstos son el neoliberalismo lumpen y neofascista que la izquierda burguesa  amamantó  con el furor consumista que en su día fuera catalogado como “Estado de Bienestar”, no ven que el neofascismo que ahora ven enfrente es su natural descendencia, gente que solo quiere seguir consumiendo, a la que le importa un comino el medio ambiente, el cambio climático, la devastación de la biodiversidad y  la democracia burguesa, porque su clamor es básicamente “proletario”, que lo que reclaman es volver al Estado Protector y al Buen Capitalismo, que quieren el pleno empleo prometido y  más salario, que tienen pánico de la precariedad que les promete el ecologismo decrecentista, al que ven como política “oficial” del futuro. Quieren Crecimiento a toda costa,  porque parar de consumir lo ven como muerte cívica. Tal es el sentido “proletario” de “vida cívica”, el barro del que vienen estos lodos neofascistas. 

Pero no hay manera de que esta izquierda lo entienda, al menos por ahora, no por las buenas.  Dice Valladares que hablar de decrecimiento es más inclusivo y que es un debate abierto “porque no tenemos bien claro en qué consiste”, siendo ésto último lo más científico  de todo lo que dice en esa entrevista. 

Concluyo: atrapados en el círculo vicioso de sus contradicciones, neomarxistas decrecentistas y neofascistas crecentistas, nos sumergen a todos en el mismo saco de su propia y ciega Decadencia. Quien se atreva a llevarles la contraria, será aislado y perseguido, pero estará prendiendo la mecha de una revolución integral (**) que si en tiempos pasados siempre fue deseable, ahora es absolutamente necesaria. Por evidente, racional y científica  razón de supervivencia.  

Notas:

(*) En biología se entiende por esquizogénesis el proceso de reproducción asexual y por división simple, que es característico de las bacterias. El término esquizogénesis nos remite a la esquizofrenia que Deleuze introdujera en el debate filosófico-político en “El anti-edipo”,  primer volumen de «Capitalismo y esquizofrenia», en el que describe cómo el capitalismo canaliza en última instancia todos los deseos a través de una economía axiomática basada en el dinero, una organización unimental o simple, sin desvíos ni efectos, que es abstracta en lugar de ser local o material. En antropología crítica ha comenzado ha emplearse este término en el sentido de “construcción del Otro», en el tiempo y el espacio, en oposición al estatuto epistemológico de la antropología académica convencional. El desarrollo de dicho estatuto ha  implicado una forma específica de «construcción del Otro”,  donde el uso y las concepciones sobre el tiempo han jugado un papel preponderante, transformando no solo la forma en que se concibe al “otro”, sino especialmente la manera en que se construye la narrativa  que da cuenta de ese “otro” (reseña de Fabian, Johannes. 2002 . “El tiempo y el otro: la construcción del objeto de estudio en antropología”, Columbia University). Se traduce en una asignación de imaginarios y significados generalizados que  se construyen desde  entornos académicos y se trasladan desde allí a los espacios  políticos. La comprensión que se tenga sobre el tiempo (lineal, cíclico, espiral, interno, externo, etc.), permite establecer el concepto de lo que es la sociedad, las estructuras de poder y la construcción que desde allí se hace de los “otros”. La antropología clásica, fiel a su vocación colonialista, para el estudio y análisis de los otros y su ubicación en el tiempo, parte de su propia superioridad de enunciación, eurocéntrica y colonialista,  considerando su lugar como centro de la verdad. Johannes Fabian explica que este desarrollo sucede en el siglo XIX y que proviene de dos ideas principales de la Ilustración, en las que se percibe el tiempo como dimensión inmanente a la naturaleza o al universo; y como consecuencia de ello, las relaciones entre las partes del mundo pueden ser entendidas como relaciones temporales en las que opera una suerte de concepción evolucionista, que lleva a un “uso esquizogénico del tiempo”. 

Recientemente, David Graeber y David Wengrow han abundado en la explicación del proceso de esquizogénesis, en su libro “El amanecer de todo. Una nueva historia de la humanidad” (2021), para explicar la frecuencia con la que muchas comunidades  humanas construyeron su propia identidad en oposición y competencia con otra sociedad “vecina”. 

(**) Defino la revolución integral como proceso de transformación radical del orden hegemónico vigente, dirigido hacia la autonomía personal y el autogobierno comunal, desde la pluralidad y diversidad propia de la creatividad humana, cuya condición necesaria es la ausencia del Estado y de su economía capitalista. 

FUENTE: https://blognanin.blogspot.com/2022/12/la-consecuencia-es-la-causa-del.html

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