Vivimos tiempos agitados y son muchos los que ya hablan del tiempo del apocalipsis. Los signos de deterioro, de degradación de lo humano, saltan a la vista. Hubo un tiempo, allá por el año 1000, en el que al parecer se expandió la creencia de que ese año iba a ser el del fin del mundo, y por ello se prodigaban los profetas y los anunciadores del “final de los tiempos”. Algo similar ocurrió en otros momentos de la historia (conocido es el periodo de la Roma imperial) en los que proliferaban los visionarios y los anunciadores de la verdad. Es pues, una especie de personaje clásico, el del profeta visionario, ese que aparece para anunciar lo que está por venir, que emite predicamentos para lograr la salvación del pueblo, que clama contra las desgracias venidas de no-se-sabe-dónde, que busca la atención de los despistados a los que poder “curar” de su ignorancia.
Lo cierto es que, si observamos el grueso de la población, por ejemplo, aquí en el Reino de España, vemos que en su mayoría no hay una conciencia clara de la existencia de los signos de degradación que he mencionado más arriba. Quién más o quién menos tiene conciencia de algunos aspectos de la vida social, política y económica que no parecen funcionar medianamente bien. Pero de ahí a percibir que el mundo que conocemos se está desmoronando, que todas las señales (de los diversos campos mencionados) apuntan a lo mismo, que tanto desde lo macro como desde lo micro el panorama del mundo tal como lo conocemos está siendo demolido… hay un abismo. Desde la RI (movimiento por una Revolución Integral) se lleva analizando toda esta destrucción desde hace años, señalando causas y consecuencias. Pero es cierto que no sólo en la RI podemos escuchar voces que advierten de la catástrofe que se avecina. Hay un sector social, muy influido por las filosofías y creencias provenientes de lo que podríamos llamar “corriente new age”, que andan muy revueltos con lo que ellos vienen a denominar “fin de los tiempos”, “llegada del reino del mal”, “el nuevo apocalipsis”, etc., aunque, eso sí, proclamando que la bajada a los infiernos es necesaria para poder elevarnos luego al mundo de una nueva era chachipiruli. Por lo tanto, nos encontramos con este aspecto coincidente entre las visiones de la RI y determinados grupos, llamémosles espirituales; ambos son capaces de observar la presencia de ciertos signos (aunque no sean los mismos y entendidos de distinta manera) cuya significación nos aboca a pensar que efectivamente nuestros modos de vida, tal como los habíamos conocido hasta ahora, están en trámites de desaparecer por completo en no muchos años.
Por supuesto, los planteamientos y enfoques de la RI están a años luz de los llevados a cabo por esas otras corrientes, tanto en profundidad como en argumentario juicioso. Pero no deja de ser interesante comprobar cómo esos movimientos espiritualistas, en los que de alguna manera no se echa la cortina de humo a todo, como sí hacen las clásicas ideologías políticas de derechas e izquierdas, llegan a ser conscientes de una parte de la realidad que otros muchos ni siquiera son mínimamente capaces de detectar. O quizás sea que su trabajo espiritual interior les ha provisto de alguna clase de mejoramiento personal, hasta el punto de ser capaces de advertir la miseria humana que prolifera cada día más, a la sombra del Gran Hermano. En todo caso no es una consciencia real de la realidad, obedece a una construcción mental surgida desde el miedo y de aleccionamientos varios, nada que ver con una conciencia profunda de la que hacen gala.
La verdad es que la temática “corrientes alternativas espirituales”, “gurús nuevos” o “maestros modernos” siempre me ha despertado curiosidad; de hecho, en tiempos pasados andaba metido en ese tipo de grupos y los conocí bastante de cerca. Y viene todo esto a cuento porque recientemente conocí de la existencia de Pablo Gracia, conocido por el nombre de Alexis (1, 2, 3, y 4), una especie de gurú o visionario, de nacionalidad española, un tipo que viene lanzando su particular mensaje apocalíptico. Interesante, pues, para ver cómo este tipo de personajes autodidactas, no adscritos a organización ni comunidad alguna, tratan de difundir sus predicamentos entre todos aquellos a los que llaman “despiertos”.
Haré un breve esquema de su biografía: Alexis vivía como artista-pintor, al parecer era bastante reconocido (exponía en galerías de muchos países). A raíz de un viaje a Tailandia cambió su manera de entender el mundo (bueno, supongo que fue algo más progresivo, pero especial trascendencia sí tuvo). Allí conoció a Sanchai, tailandés con quien colabora en su periplo de vida y en la divulgación de su mensaje.
Así es, Alexis intensificó su estudio y comprensión de diversos libros sagrados como la Biblia o los Evangelios y junto con Sanchai, escribieron a lo largo de 10 o 12 años un ensayo que ahora difunden todo lo que pueden. El ensayo se adquiere gratuitamente por simple descarga, y no se busca con el mismo alguna clase de rédito económico. Dicho ensayo está confeccionado a partir de mucho conocimiento acumulado, tanto de sabios y pensadores occidentales como orientales, además de fundamentarse en los libros sagrados que he mencionado.
Alexis entiende que hemos venido al mundo para “compartir el amor fraternal incondicional”, y una de sus maneras de hacerlo es compartiendo su ensayo con todo el que lo desee. Un ensayo que trata de dar luz al mensaje del Buda y de Jesucristo, de dar sentido a nuestra presencia aquí en la tierra, de ayudar a entender que hay unas élites que están conspirando contra la población mundial con el fin de perpetuarse en el poder.
El ensayo, de más de 200 páginas, es una compilación de citas, reflexiones, aseveraciones, etc., plasmadas en el papel de manera harto desordenada. Se requiere algo más que paciencia para adentrarse en su lectura, tal es el maremágnum literario que se despliega, con infinidad de notas a pie de página que uno apenas sí alcanza a saber cómo consultar. Queda clara una cosa: Alexis mama de abundante bibliografía para confeccionar su cosmovisión y bien puede afirmarse que su aportación personal es ínfima o nula, toda vez que su discurso se cimenta en una reproducción de textos que no son de su autoría.
Quizás una de las cuestiones centrales de su discurso, y que sí parece una contribución propia (aunque luego afirma que es una revelación “camuflada” en los distintos textos), es el sentido que da a la reencarnación: Según él, la conspiración de las élites se apoyaría en evitar a toda costa que la población des-encarne (o sea, que desean que la población reencarne) para así mantenerlo esclavos a perpetuidad. La élite reencarnaría a voluntad, siempre, para mantener el poder, y dispondría de los mecanismos necesarios para hacerlo y volver a tener siempre el control. Dice que la intención de esta élite, su conspiración, es evitar que la gente se haga consciente, que se despierte de esta espiral de muerte-reencarnación constante.
Compruebo, analizando la cosmovisión de Alexis, que se repiten ciertos parámetros utilizados por otros movimientos espiritualistas. Remarcaré algunos:
- Hace una interpretación muy personal de los textos evangélicos y de la Biblia. Démonos cuenta de que son textos, en parte, muy simbólicos, escritos hace unos pocos miles de años. Reconoce Alexis que los Evangelios están muy retocados, y aun así se lanza a edificar unas deducciones de lo más arbitrario. Es decir, se apoya en los textos sagrados para sustentar su mensaje, un mensaje que se pretende nuevo, procedente de esos textos “viejos”. Él es quien se ha dado cuenta de esa verdad, y solo los elegidos serán capaces de verlo también. Al menos sí se le puede reconocer coherencia con el mensaje de Jesús en cuanto a los votos de pobreza; todo lo contrario que encontramos en el otro gurú español de la modernidad, Laín García Calvo, quien nada en millones sustentando su discurso también en una adaptación moderna del mensaje del nazareno.
- Hace uso constante de la palabra conspiración. La palabra conspiración (en el fondo mal empleada, pues las conspiraciones generalmente van de abajo a arriba, del sometido al dominador, o en horizontal, y no de arriba hacia abajo) tiene aquí una connotación de planificación premeditada, desde al menos hace 2700 años, para someter a toda la humanidad. En definitiva, ya empezamos a ver aquí que para convencerte de esta teoría vas a tener que tener una sólida fe, una creencia ciega en el relato de Alexis. Por más que él diga que todo está escrito en estos textos y que nunca se ha ocultado. Una vez más se utiliza ese mensaje difuso que acusa a unas élites indeterminadas de ser las generadoras de todos los males, sin explicar nada de ellas, haciéndose acreedor del calificativo de conspiranoico. Y aunque no dudo de las buenas intenciones de Alexis, lo que está haciendo es alinearse con todas las corrientes impulsadas por el Estado para desviar atenciones y llevar a argumentarios desmovilizadores que dejen al propio Estado intacto y promovedores, entre las gentes del pueblo, de sentimientos victimistas que acaban reclamando que se aumente la protección social desde las instituciones estatales.
- Cuando dice que hemos venido aquí a compartir fraternalmente de manera incondicional con nuestros hermanos y hermanas, también se está sacando de la manga un determinismo caprichoso. Está bien que sea un objetivo importante (habría que debatir sobre lo de incondicional) pero no hay nada que nos haga creer que esa es una verdad absoluta. El ser humano tiene una doble condición, la individual y la colectiva. Y como lo que tiene sentido es, a partir de una lógica biológica aplastante, que se desarrollen las potencialidades humanas para avanzar hacia su plenitud natural, habría que tener en consideración, cuando menos, esa doble naturaleza, y potenciar ambas, y desde ahí tratar de buscar un equilibrio para que una sociedad funcione de la mejor manera, teniendo en cuenta tanto la naturaleza individual como la comunitaria.
- Confecciona Alexis un remix de conocimientos extraídos del supermercado espiritual, dígase ley de la atracción, karma, gurús orientales, con otros procedentes de la cultura occidental como Cicerón, Epicteto, o más modernos como Machado, Quevedo, etc. No se puede negar que Alexis es alguien muy leído, pero es de locos haber hecho una combinación tan variopinta de fuentes para argumentar sus postulados. Al final, podemos concluir que hay un abundantísimo material bibliográfico, que se pretende legitimador por su vastedad… más la cantidad no hace la calidad. Casar lo occidental y lo oriental es ambicioso, y es mucho más complejo de lo que Alexis cree, pues son culturas basadas en idiosincrasias muy distintas, y lo que suele ocurrir con los fanáticos de lo oriental es que lo que han asumido son las versiones masticadas y edulcoradas que poco tienen que ver con las doctrinas originarias de las que proceden.
- Por supuesto, como todos los predicadores cuanto menos un poco enjundiosos, Alexis se apoya en muchas verdades incuestionables. Pero utilizar ciertas verdades relativas al ámbito humano (p.ej. “no hay mejor consejo que dar ejemplo” o “el valor de la libertad no la comprendemos hasta que la perdemos”) no sirve ni mucho menos para dar consistencia a todo el mensaje. La realidad es compleja, y para poder desentrañarla un poco, mucho hay que estudiar y analizar. Lo que Alexis ofrece es un tutifruti deslavazado, lleno de cortas y pegas, aprovechando hasta los cromos más gastados. Extrañamente, en todas estas corrientes neoespiritualistas, se olvidan de tratar asuntos tan fundamentales como la ética y la moral, los valores que las nutren, y sin embargo les falta tiempo para llenarse la boca con iluminaciones, levitaciones y otras aventuras psíquicas. En la RI no somos partidarios de regalar oídos, sabemos que la verdad tiene siempre una parte dolorosa, como la vida misma.
- En su ensayo es habitual encontrar referencias a las clásicas figuras de maestro y discípulo. También a la autoridad incuestionable de los líderes espirituales. No niego el valor de la sabiduría transmitida por éstos, pero delegar toda nuestra capacidad de pensar en seres idolatrados o personajes mitificados, anula nuestra capacidad como seres pensantes y responsables de nuestros actos. Mayormente esta nocividad procede de la influencia de la cultura oriental, que subsume al individuo a esclavo, a ser obediente y sumiso, a no cuestionar a la autoridad del líder espiritual, todo lo contrario que ofrece la cultura clásica europea, que fomenta un sujeto fuerte, combativo, con autodominio y honesto. Y dentro de esta línea orientalista, reincide también en los consabidos ataques a la parte de nuestro interior conocida como ego. Cae Alexis, pues, en la consabida línea blanda y adoctrinadora que se ha impuesto en los países occidentales. Se podría entender la incorporación de algunos conceptos e ideas procedentes de otras culturas, aquello que pudiera ser complemento y mejora. Pero lo que nos ha llegado de esa cultura de oriente ha venido para suplantar y ningunear todo el saber del que venimos, y lo adecuado es oponerse a ello.
- Sorprenden para bien, no obstante, algunos mensajes que suelta Alexis, y que no son propios de las corrientes espiritualistas surgidas del propio estado de bienestar, más caracterizadas por difundir enfoques buenistas y acomodaticios. Aboga Alexis por liberarse de la esclavitud no pagando impuestos, no reconociendo a la autoridad ni a sus elementos de dominio (vivienda, vehículos, etc.); dice que debemos reconocer que hemos sido “tontos útiles”; propone no colaborar nada con el sistema y avanzar hacia la autosustentabilidad. Aquí al menos sí demuestra cierta valentía y arrojo, lo que no sucede con la práctica totalidad de los grupos y comunidades afines a este tipo de idearios. Lo que ocurre es que rechaza expresamente el combate, aduciendo que es lo que quiere la élite precisamente para destruirnos, como ha hecho siempre. A fin de cuentas, aboga por un sujeto blando y sin perspectivas de vida.
Hay que concluir, entonces, referente al entramado laberíntico armado por Alexis, que trata de abarcar mucho, pero se reduce a poco. Intenta portarte bien con tus hermanos y así des-carnarás y no tendrás que volver a este planeta. Alexis se ceba en la teorética espiritual universal y poco o nada propone desde la percepción que la propia experiencia de vida le haya podido aportar.
Es interesante comprobar cómo el mundo de los “despiertos” se puede nutrir de sujetos procedentes de las más variopintas circunstancias. Comprender cómo estos movimientos del DESPERTAR se alimentan de gentes, procedentes de todos los ámbitos, que necesitan encauzar su malestar interior o su propia falta de respuestas a lo que sucede en su entorno.
Podemos entenderlo mejor analizando, como ejemplo, el caso de Sara Íñiguez. Esta mujer, cantante, procedía del mundo de la música rock, un espacio de gentes en los que lo contestatario, lo antisistema, lo revolucionario, es su alma nutricia. Sara estaba en eso, influenciada por todas esas corrientes de protesta originadas en los años 60 y 70, y que convergían en grupos humanos que canalizaban su descontento a través de manifestaciones artísticas. Estamos hablando de grupos que, como tales, también tienen su propia cosmovisión, en el fondo muy pobre, pero que se arroga vanguardismo en sus ideales y pionerismo en la lucha. Se creen, como otros tantos grupos sociales, que son los que realmente entienden de dónde proceden todos los males.
Sara tuvo una mala experiencia con la medicina alopática que ya le había hecho mirar hacia el mundo de las medicinas alternativas. Pero, observando los datos biográficos que podemos encontrar de ella, parece claro que la pandemia de 2020 marcó un antes y un después. Se puede deducir que esta evolución personal desembocó en el abrazo a todo aquello que se relacionaba con las terapias alternativas. Lo que antes había sido bandera y consigna de vida, el rock and roll y aledaños, ahora quedaba sepultado bajo las nuevas corrientes de esos movimientos de DESPIERTOS. Le pasó como a tantas mujeres, alineadas con grupos de la cultura y la política tan infectados de idearios inoculados por el Estado, que con el paso de los años descubren su vacío interior y se ven abocadas a buscar nuevas fuentes de sustento psicológico.
El mundo de los DESPIERTOS ha acogido en su seno, desde el 2020, a todo tipo de individuos que de alguna manera se habían alineado con ciertas ideas que pudiéramos llamar antisistema. Llaman mucho la atención la cantidad de mujeres que han ido a parar allí, y no es difícil suponer que ello se debe a su alto grado de insatisfacción personal, y es que los nuevos credos y panfletismos ideológicos del orden estatal han devastado muchos de los valores personales en que se sustentaba el equilibrio psíquico de las mujeres.
Se comprueba en Sara Íñiguez que el reciclado de todos y todas estas masas de personas alineadas con “la disidencia”, confluyen hacia construcciones discursivas en las que se confeccionan cosmovisiones al gusto, usando unos u otros ingredientes para aderezar y sustentar el nuevo relato, cual ensalada variada, que anuncia una nueva era del FLOWERPOWER, con la nueva hegemonía de los SERES DE LUZ Y AMOR.
Hay un mantra sobre el que se sustenta el mensaje de Sara Íñiguez y de todos los seres de luz: “Cambia tu interior y cambiará el exterior”. Fórmula interesada, tanto para el individuo egotista y cobarde como para el Estado todopoderoso, que produce inmovilización y resignación del sujeto frente a lo que sucede fuera de él. En el alma de esa frase hay un pedacito de verdad (siempre la hay en todas estas frases hechas) pero solo puede tener sentido desde una cosmovisión que integre lo comunitario y lo individual, lo que no hace el ser de luz, no sea que tenga que salir de su zona de confort. Seguramente sea uno de los mantras más asimilados y que más daño han hecho para provocar esta epidemia de buenismo y conformismo que dominan los sentidos de los despiertos.
Ahora Sara Íñiguez se ha hecho youtouber y proclama a los cuatro vientos sus mensajes de liberación astral. Se apoya, mayormente, en la astrología, la física cuántica, terapias de autoayuda… conocimientos de medio pelo (ella misma reconoce que no es entendida), que ella utiliza para configurar su espagueti cuántico. Conocimientos que la mantienen en “alta vibra” pero no le impiden bajar a las bajas dimensiones para mancharse del barro de Valencia o de los escupitajos climáticos de “perro” Sánchez.
Los disparates y dislates de toda esta horda de “despiertos” se están convirtiendo ya en clásica jerga para magufos y conspiranoicos: Las élites usan de las ciencias “mágicas” para mantener su poder, por eso no quieren que tú las uses; David Icke, referente universal; todo lo que está ocurriendo con el clima está siendo provocado por “microondas”; “los sacrificios humanos” (de sangre) son objetivo de las maldades de la élite; usar afirmaciones como “yo soy el poder” o “yo soy la energía crística”, que Sara dice que significan “ponte de pie”; “unos van a la mente-colmena desde el victimismo y otros van a la conciencia divina del Uno; las élites quieren entregar los humanos a los poderes que se quieren hacer con el planeta; tú eres todo amor, alegría y Reino de Dios; tenemos que pedir ayuda a las fuerzas de la luz; las fuerzas superiores nos ayudarán…
Son capaces de visualizar la Confederación Intergaláctica pero no el funcionamiento de la maquinaria del Estado. Emplean indistintamente y de forma aleatoria el uso de palabras como el Estado, las élites, los poderes… de manera que permite comprender que hablan desde el trazo grueso, sin entendimiento real de cómo funciona toda la estructura de poderes en el mundo en que vivimos, no han indagado nada en ello. Sus explicaciones están repletas de dogmas de fe, de corta-pegas de los libros de autoayuda del momento, de frases maravillosas que sirven para aplanar cualquier grumo en el camino.
Una pena, y es que cada uno puede creer en lo que quiera, pero por lo menos debiéramos construir una base con un andamiaje un poco sólido, algo un poco consistente desde lo que edificar nuestra presencia aquí en el planeta tierra. Pero ya hemos comprobado con los hechos de 2020 lo difícil que es reconocer los errores; si una creencia se te cae ante las evidencias que te muestra la realidad (el tema de la pandemia) enseguida construimos una nueva cosmovisión que permita mantener en pie el acomodamiento al sistema latente en curso, sin realizar una verdadera introspección en lo personal y un estudio más pormenorizado de las condiciones que nos han sido impuestas en nuestro entorno.
Desde la RI planteamos revisar el cristianismo primitivo, el que estaba a salvo de los dogmas malévolamente interpolados posteriormente por los poderes institucionales de la época; potenciar los valores éticos y morales del individuo para que, desde su libertad de conciencia, elija el enfoque interior que quiera dar a su vida; apoyar la vida comunitaria, con relevancia de las relaciones sodalicias, desde la que construir una cosmovisión basada en el amor y el apoyo mutuo en una sociedad de iguales, aceptando la existencia del dolor como elemento necesario para el mejoramiento del sujeto; aceptar la complejidad intrínseca del ser humano, que debe luchar para erradicar de la tierra cualquier poder opresor que impida su desenvolvimiento en libertad e igualdad aceptables. Todo un planteamiento articulado desde el individuo y desde comunidades asamblearias en las que dicho sujeto autoconstruido puede realizarse, junto a sus iguales, y que haga que la vida merezca ser vivida, a pesar de nuestra finitud física y de nuestras limitaciones.