Miguel Amorós es uno de los más reputados pensadores del actual anarquismo ibérico. A través de sus reflexiones podemos comprobar en qué estado se encuentra hoy el movimiento anarquista.
Dice Amorós en este último artículo que: «El elevado grado de sectarismo y agresividad de determinados colectivos de ideología woke están dinamitando, en la actualidad, los medios libertarios».
También dice Amorós que: «Gracias a la filosofía posmoderna…, el capitalismo ha ganado también la batalla en el terreno de las ideas».
Varios apuntes que le hemos de recordar a Miguel Amorós:
–Primero: Amorós habla de capitalismo, olvidando al Estado, lo que es el rasgo más característico del posmodernismo. Con lo que lo reproduce desde el primer momento aunque lo critique.
–Segundo: él ha sido uno de los que ha guardado silencio mientras esa «filosofía posmoderna» crecía y crecía y agredía a diestro y siniestro. Él ha guardado un silencio ensordecedor y lo sigue haciendo con respecto al fasciofeminismo, al inmigracionismo, el ecologismo de Estado pro parque nacional/natural, con respecto al antiespecismo, con respecto al islam y a la sustitución étnica y cultural.
–Y tercero: ¿De qué movimiento woke o de qué posmodernismo nos habla Miguel Amorós si no se atreve siquiera a mencionar, y ya no digamos a oponerse, al feminismo, al inmigracionismo, al ecologismo antihumanista, al antiespecismo, al lgtbiq+ismo de Estado, al anarcoestatismo filopodemita defensor del Estado de Bienestar, a la LIVG…?
Nos dice Amorós que lo woke y el posmodernismo «están dinamitando el movimiento libertario» pero no se atreve a señalar siquiera a sus dos principales y más agresivas religiones políticas: el feminismo y el inmigracionismo. ¿Cómo puede ser?
La conclusión a la que uno llega es la siguiente:
Es la COBARDÍA lo que realmente está destrozando al movimiento libertario. Están aterrados y no tienen cojones ni ovarios para enfrentarse al feminismo y al inmigracionismo. El movimiento libertario tiene una evidente falta de coraje, de arrestos, de agallas, de valentía, de valor, de ánimo… debería ser definido como un movimiento de gallinas y no de libertarios, nada menos que libertarios. Ésta última palabra les va muy grande mientras sigan tan increíblemente cagaos con respecto al feminismo.
Como decía aquel cartel antifascista de 1937: «La cobardía se parece mucho a la traición».
El verdadero antifascismo es antifeminista, y antifeminista desde lo más profundo de las vísceras; porque está por la liberación revolucionaria de las mujeres y de sus compañeros, los hombres.