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  • Autor de la entrada:Félix Rodrigo Mora
 

Hoy, el estado de ánimo apropiado en quienes deseamos una transformación integral del individuo y la sociedad es el optimismo, prudente, y la esperanza, fundamentada. Y ello a pesar de que habitamos en una sociedad muerta , formada por seres nada fabricados desde y por el poder, cada vez más degradados, más pasivos, serviles y aborregados, lo que hace que en el presente sólo una minoría muy reducida puede hacerse consciente.

Las causas del optimismo son tres. Una es que las contradicciones del sistema se están haciendo más y más agudas, más y más graves, con sorprendente rapidez. El régimen de dictadura actual no puede ser vencido, no puede ser derrocado, al ser extraordinariamente fuerte, pero se autodestruye a sí mismo a buen ritmo, pues toda decisión que adopta e impone al pueblo lleva aparejada, irremediablemente, unas contraindicaciones, costes ocultos y daños colaterales colosales. Así pues, el sistema actual es el principal autonegador, aniquilador, de sí mismo, aunque el golpe definitivo debe dárselo el pueblo consciente y organizado, es decir, la revolución. No avanzamos hacia un colapso del orden en vigor, sino hacia un periodo de decaimiento y putrefacción (en todos los aspectos de la vida de la sociedad y del individuo) relativamente duradero, en el que ya estamos, aunque en su fase inicial. En tan sólo un par de decenios la situación de degradación y desintegración, especialmente en Europa, será innegable. Son los hechos, principalmente, quienes desautoriza al sistema, cada día con más contundencia.
Eso puede ser percibido como meramente una catástrofe, con temor e incuso espanto. Y hay razones para ello, porque los acontecimientos, a partir de sólo 7-10 años, van a ser tremendos . Pero lo adecuado en pensarlo, sentirlo y vivirlo como UNA GRAN OPORTUNIDAD PARA PONER FIN AL SISTEMA ACTUAL, para la revolución, estableciendo una sociedad de la libertad, la autonomía de la persona, la convivencia y los demás valores morales, la verdad y la libertad de conciencia, el comunalismo, el autogobierno popular, la eficiencia económica, la tecnología puesta al servicio de fines civilizados y la recuperación medioambiental.

La segunda causa es el quebranto progresivo de los instrumentos manipulativos, adoctrinadores, partidistas, escolares y académicos, así como de los sistemas de creencias y fes de que se ha servido y aún sirve el actual sistema. Es más, dado el creciente cuestionamiento del imperante modelo de sociedad por la realidad misma, las dificultades del aparato de poder para elaborar sus discursos y consignas son crecientes, lo que explica la decadencia y descrédito de la pedantocracia, de la funesta casta intelectual. Diríase que en el decisivo terreno de ganar las mentes, el orden vigente está pasando a una situación de defensiva, baja actividad y confusión, por deterioro de su capacidad de conservar la iniciativa y estar a la ofensiva.

La tercera causa es que las corriente y tendencias transformadoras integrales tienen hoy un grado de madurez y presencia social (por modesta e incipiente que aún sea ésta), considerablemente superior a hace sólo cinco años. Pero hay más, las formulaciones revolucionarias se van imponiendo no sólo por la explicación y la argumentación sino, cada vez más, por la marcha de los acontecimientos. Son, y serán mucho más en el futuro inmediato, los hechos mismos quienes persuadan -o hagan más permeables a la verdad- a muchos. Avanzamos hacia una confluencia experiencial de considerables sectores, grupos y personas en un ideal revolucionario compartido.

Yo no soy un intelectual crítico. Ni siquiera soy un intelectual y tampoco sólo o principalmente un crítico. Soy UN REVOLUCIONARIO que escruta con atención el presente y el futuro para localizar y favorecer los factores objetivos y subjetivos de superación holística de lo existente. Y ahora, cuando proyecto la mirada hacia adelante, hacia los años centrales del siglo XXI en Europa, constato que los factores de revolución crecen y maduran a medida que todo se va deteriorando y desintegrando. Y establezco mi estrategia, para 2020 y para después, desde ellos.

Me propongo: 1) adoptar reflexivamente, y hacer públicas con todos los recursos a mi alcance, tomas de posición y resoluciones sobre los grandes asuntos de nuestro tiempo, lo que se puede hacer por medio de textos breves y populares en la forma de Manifiestos singulares, uno para cada cuestión o problema, 2) debatir cordialmente con críticos, reformadores y disidentes parciales, a los que en su mayoría tengo por aliados, para atraerles a la idea seminal de cambio total, de revolución, 3) exponer las categorías centrales de una sociedad bien constituida y de un ser humano que sea él mismo y por sí mismo, a partir de la experiencia histórica y actual, 4) profundizar en la comprensión de los grandes problemas de hoy pero, sobre todo, en las soluciones y propuestas positivas, 5) reforzar el componente combativo de mi intervenir.

Como mis ideas e ideario están dispersos en un maremágnum de más de dos docenas de libros, cerca de 200 vídeos, unos 500 artículos, etc., juzgo que ha llegado el momento de sintetizar su esencia, su parte determinante, en un texto breve y conciso, sintético y vibrante, al que deseo poner por título “Transformación integral. Manifiesto”. Lo concibo como un libro-folleto que sea una aportación al esclarecimiento, al estudio, a la difusión, a la orientación, a la formación, a la fijación de tareas y al combate. Una herramienta decisiva para los próximos años.

Se rumorea que será convocado para el próximo verano, 2020, el IV Encuentro de RI (Revolución Integral). Bien. Presentaré en ella el borrador de “Transformación integral. Manifiesto”. La naturaleza de tal Encuentro tiene que ser diferente a los anteriores, porque la situación se ha modificado. No puede ser “de reflexión” como el I (2015) sino de preparación para la acción, de compromiso y de combate. En suma, de adecuación a lo, querámoslo o no, por venir, que ya está aquí, aunque aún con un nivel menor, al ser todavía inicial, de virulencia.

 Deseo, asimismo, disponer de un nuevo documento seminal para mi blog y web, “Teoría del combate”, que fije y concrete la cada vez más imprescindible noción de virtud personal y virtud cívica conforme a nuestras condiciones, aportando un enfoque nuevo, épico y entusiasta, del sentido moral en el obrar transformador en el siglo XXI.

Un tercer asunto, sobre el que iré decidiendo el modo concreto de tratar y difundir, es el de lo colectivo, el de la convivencia y la combinación de la acción grupal con la acción individual.

Para responder al problema de la atomización social, el aislamiento personal y la destrucción de la vida en común, hay que idear y realizar maneras y modos de estar juntos, en comunidad . Y también para ser eficaces en la acción transformadora. Así pues, voy a sugerir que se vayan estableciendo grupos o equipos de afinidad por ciudades, pueblos y territorios.
Además seguiré con las tareas que tengo entre manos, en primer lugar la difusión de mi último libro “Erótica creadora de vida”.

Ahora tenemos poca influencia y somos pocos, debido en primer lugar a que la crisis global-universal de las sociedades europeas es aún inicial y a que incluso eso es vivido por las gentes con la mentalidad del anterior periodo de estabilidad, que dura ya más de medio siglo, o sea, más de dos generaciones. Pero en cuanto la acumulación de los múltiples y muy graves problemas ya existentes, contradicciones y disfuncionalidades, alcance el nivel de masa crítica y todo, o casi todo, en torno al hiper-degradado individuo de Europa se vaya desintegrando, entonces algunos (al menos algunos, y muy posiblemente, bastantes) entenderán.

Lo concluyente ahora es tomar la decisión y tener la voluntad de elegir una estrategia revolucionaria para la mayor crisis de Europa desde la de los siglos III-V, causada por la desintegración del imperio de Roma . Deseo estar en ella con un ideario, un proyecto y un programa revolucionario, además de con personas preparadas a mi lado, y habiendo dado a conocer nuestras formulaciones a un sector pequeño (en realidad, incluso ahora ya no es tan pequeño…atención a esto ) pero cualitativamente decisivo por su capacidad de actuar, transformar e influir. Entonces los pocos se irán convirtiendo en muchos, y habrá llegado nuestra oportunidad. Pero eso hay que prepararlo desde ahora, ya desde ahora.

Félix Rodrigo Mora
Enero de 2020

[1] La salida del país, como emigrantes, desde 2012, de 2,5 millones de personas menores de 40 años, es una de las causas de la situación de nula actividad transformadora y casi completa “paz social” que padecemos. Se ha ido una masa colosal de juventud y aquí no se mueve nada, por ahora. Yo lo estoy notando en mis actos público, donde no está la masa juvenil que asistió a ellos hace sólo seis años.

 [2] Tal como está la situación, me atrevo a recomendar “Sobre el dolor”, de Cicerón. El dolor es una forma de experiencia humana tan decisiva como inevitable e ineludible. La ideología hedonista dominante, al demonizar el dolor,  limita la capacidad de la persona para autoconstruirse y combatir. Es, así pues, una forma de liberticidio, una añagaza más del poder tiránico que nos sobre-oprime y aniquila.

[3] En el desplome universal de la vida social que está madurando, y que llegarán, quien éste solo o sola no podrá hacer nada y ni siquiera sobrevivirá. Hoy, el sujeto común está lleno de odio y autoodio. Ama al Estado, odia a sus iguales y se odia a sí mismo: tal es lo que le imponen desde arriba. Por eso tiene la cabeza cargada de fantasías de autodestrucción y de añoranzas de muerte. En él triunfa Thanatos, las fuerzas de la aniquilación, sobre Eros, las de la vida y la generación. Allá cada cual y no es mi deseo salvar paternalistamente a nadie, de manera que quien desee autodestruirse y matarse, porque así se lo ordenan, puede hacerlo y no voy a mover un dedo por evitarlo. Pero a quienes no han perdido el instinto de supervivencia les digo: vivid, vivamos comunitariamente, vayamos construyendo una gran y magnífica red de una nueva sociabilidad. Porque eso es bueno, es civilizado, es moral, es operativo, y porque sin ello nadie, salvo los muy ricos (aunque les expropiaremos sus riquezas), va a sobrevivir al cataclismo que llegará en no muchos años.

[4] Hago observar que la revolución bagauda, decisiva para sacar a Europa de la situación de putrefacción en que la mega-extensión e hiper-crecimiento del Estado romano la había situado no tiene lugar en el siglo I, cuando todo era estable, ni tampoco en el siglo II, en que las contradicciones internas de la formación social romana se manifestaban ya, y ni siquiera en el siglo III, de crisis abierta pero aún insuficiente. Menos aún en el siglo IV, de recuperación parcial. Fue en el siglo V, a mediados de esa centuria, momento en que ya todo estaba por los suelos, derribado y roto, comenzando por el mismo aparato estatal romano. Así son los hechos de la historia y así será el futuro, aunque más y mejor si lo preparamos desde el presente.

[5] Calculo que ya han entrado en contacto con mis ideas unas 300.000 personas, casi un 1% de la población del país, dado que tengo videos con 75.000 visualizaciones y de alguno de mis libros se ha distribuido en 14.000 copias (lo que da unos 50.000 lectores sólo de éste). Pero, como he dicho, la naturaleza dispersa, confusa, parcial, embrollada, desorganizada, de aquéllas las hace difícilmente inteligibles. El texto “Transformación integral. Manifiesto”, puede resolver esto.

 

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