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  • Autor de la entrada:Laia Vidal

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*¨ El titulo es un juego de palabras que suena bien. Evidentemente la libertad es mucho mas amplia que la liberacion nacional.

Introducción

En este artículo haremos un brevísimo y no exhaustivo recorrido por la relación del anarquismo y el movimiento obrero con el hecho nacional catalán desde finales del siglo XIX aproximadamente, hasta finales del siglo XX, con algunos repuntes de la actualidad. Veremos la catalanidad primera de los sectores obreros, la falta de proyecto político y discurso anarquista en relación al hecho nacional, las alianzas puntuales entre obrerismo y nacionalismo catalán y la relación de todo ello con el contexto histórico y la ideología dominante de cada momento. En segundo lugar, hablaremos del contexto actual en Cataluña en el marco del sistema globalizado, así como de los posicionamientos de los sectores libertarios en el proceso vivido en Cataluña en los últimos años. Nos preguntaremos sobre los fundamentos y contradicciones de este proceso ante el habitual escepticismo y plantearemos una estrategia para defender el hecho nacional sin caer en el nacionalismo ni en la constitución de un nuevo Estado. Finalmente, también apelaremos a la solidaridad y al posicionamiento activo por parte de otros pueblos y personas dentro de lo que se llama España y más allá, en base a una autocrítica frente a las formas de pensar libertarias más habituales, en el marco de una propuesta de confederación de pueblos libres.

1. El movimiento obrero y anarquista y el hecho nacional catalán

Sin ánimo de profundizar, ya que nos encontramos ante un tema muy complejo que escapa a mis posibilidades, me gustaría ofrecer cuatro pinceladas sobre la postura del anarquismo respecto del hecho diferencial catalán en los últimos dos siglos, a partir de algunos documentos que he podido consultar.

En primer lugar hay que decir que la interpretación de la cuestión no puede desligarse del contexto histórico. A finales del siglo XIX anarquismo, obrerismo y catalanidad no eran mutuamente excluyentes sino complementarios. Esto se explica por la composición de origen de los obreros, en su mayoría catalanes venidos de otros lugares de Cataluña que emigraban a la ciudad. El momento histórico era de consolidación e impulso del Estado liberal español y este precisaba la homogeneización cultural, lo que hacía del catalanismo un espacio de lucha y resistencia. El catalanismo predominante era, sin embargo, de corte republicano y progresista, y en este sentido casaba bien también con el proyecto liberal inspirado en la Revolución Francesa. En el último tercio del siglo XIX la catalanidad natural era la norma y las tendencias anarco colectivistas tenían bastante fuerza (con exponentes como Josep Llunas y Pujals, Antoni Pellicer Paraire, Eudald Canibell, Farga Pellicer, Cels Gomis o Emili Guanyabens). «Del anarco colectivismo destacan las actitudes positivas hacia la catalanidad que más allá de su auto conciencia como realidad sociológica y cultural exalta el sentimiento de amor hacia el lugar donde se ha nacido y se ha abierto los ojos al mundo, hacia la lengua en la que se han sentido las primeras palabras. Una distinción entre un patriotismo natural que educándole puede servir a la causa de la humanidad y la fraternidad universal y un patriotismo manejado en cambio por los tiranos. Este sector tuvo una cierta importancia hasta que triunfaron las tesis del anarcocomunismo de corte kropotkiniano de trazos cosmopolitas en la última década del siglo XIX »1

Como proyecto político el catalanismo fue abanderado por el republicanismo, cuando no por el progresismo liberal burgués en Cataluña. Nunca fue un proyecto político abanderado por el anarquismo; debemos tener presente que el anarquismo siempre había hecho una crítica al ámbito político ya que consideraba la acción directa, el trabajo y la misma vida autónoma como fuentes de legtimidad y acción política. A finales del siglo XIX y ya hasta los años 30 del siglo XX predominaron dentro del anarquismo las visiones internacionalistas y «cosmopolitanistas» y, el catalanismo, convertido en un falso nacionalismo en connivencia con las élites españolas, pasó a ser más burgués y conservador. Los sectores más progresistas y anarcocomunistas se asociaron puntualmente a los bandos republicanos nacionalistas de izquierdas, quedando bastante decepcionados en numerosas ocasiones. Un ejemplo será la CNT. 2

Así, el catalanismo durante los tensos y «felices» años 20 fue sobretodo un baluarte de la burguesía, mientras ésta oprimía duramente a la clase trabajadora con la connivencia de las élites españolas. Es exponente de esta tendencia la Lliga Regionalista de Cambó. Durante la primera mitad de la década de los 30, el catalanismo republicano no fue mucho mejor: Macià y Companys, con sus declaraciones del Estado Catalán y la República por un lado, pero hostigando por otro lado las instituciones autónomas de solidaridad obrera y no dando potestad de actuar ni armas a los sindicatos (que eran las bases de cualquier movilización popular e imprescindibles para construir una República Catalana) para defender la autonomía. En el último momento las élites actuaron de espaldas al pueblo, adaptándose a los requerimientos de la República española y primando evitar la revolución ante todo.

Siempre que los anarquistas se han aliado con el nacionalismo catalán republicano ha sido por oportunismo pero nunca ha terminado de funcionar y no lo han desarrollado como un hecho interno propio, una preocupación propia. Del 30 al 36 la CNT, después de ver cómo actuaban los nacionalistas catalanes con la república, empezó a mostrar un «antinacionalismo ideológico» con ciertas premisas incuestionables. Sin embargo, algunos referentes anarquistas como Joan Peiró, al final de la guerra, apostaba por un sistema confederal amplísimo, defendía la catalanidad pero atacando el catalanismo, incluso al de izquierdas, por burgués y reaccionario. Salvador Seguí, bebiendo de las ideas federalistas de Pi y Margall, defendía no hacer el juego a los poderes centrales por el hecho de ir contra la autonomía de los políticos burgueses, como diciendo «mejor una autonomía burguesa oportunamente orientada que ninguna autonomía» … Angel Pestaña no negaba el hecho nacional en el marco de la comprensión de la autonomía anarquista aplicada a la autonomía de los pueblos.

Históricamente el socialismo y el comunismo han sido más abanderados de las cuestiones nacionales y a un nivel práctico se apoyaron mucho en la experiencia de la URSS y más tarde en la lucha contra el colonialismo y por la autodeterminación de los pueblos en forma de Estado contra el imperialismo de las grandes potencias.

A partir de los años 60 las organizaciones de la clase obrera comienzan a tener cada vez más relaciones con la administración para lograr reformas, se va gestando una pérdida de autonomía y el desarrollo del Estado del Bienestar y el Mercado, que es ahora la patria más compartida por todos. También la composición de la inmigración cambia mucho y ha influido en la catalanidad y el catalanismo de corte obrero, así como la concentración de la población en zonas metropolitanas, que no ha dejado de aumentar. Hasta llegar al punto de que la clase obrera en las últimas elecciones en Cataluña en las que principalmente el foco era la cuestión nacional, votó de forma masiva a Ciudadanos.

¿Por que los anarquistas no elaboran ni mucho discurso ni prácticas específicas en relación a la catalanidad y el catalanismo?

Para terminar este apartado histórico podríamos hacer un poco de crítica al anarquismo por no haber dado suficiente importancia a la cuestión nacional, cuestión que hoy en día nos sigue interpelando a muchas personas que estamos por la autonomía plena de los pueblos desde abajo . Por que se daba este hecho? No desarrollando respuestas en este ámbito el anarquismo dejaba un vacío que aprovechaba la burguesía por un lado, y las izquierdas de corte comunista por el otro. Aquí algunas hipótesis de las posibles raíces de este desinterés:

Por su progresismo adaptado al contexto liberal

-El «progresismo» de sus líderes era la tónica general: el anarquismo es un movimiento que, por mucho que hunda sus raíces en el comunitarismo campesino, a finales del siglo XIX y durante todo el siglo XX se impregnó completamente de las visiones lineales y de progreso de la Historia; los mitos de la revolución liberal sobre el absolutismo de la edad media; de las bondades de la Revolución Francesa con su apelación a la ilustración, el racionalismo, el materialismo, el cientificismo, la técnica …. y frente a todo ello el discurso sobre la patria podía parecer una rémora del pasado , un romanticismo inútil ….

-Era bastante habitual confundir la defensa del hecho nacional con el patriotismo: en el contexto post Primera Guerra Mundial, se ve la necesidad de la fraternidad de los pueblos frente al patriotismo y el odio instigado por las grandes potencias en pugna. La última cosa que preocupa en aquellos momentos son las naciones sin Estado.

– El desarraigo: la inmigración desarraiga a la gente, el desarraigo se da en el sentido físico de cambio de lugar (no como nomadismo o simple mobilidad voluntaria), pero sobretodo en el sentido de cosmovisión: cambio a la vida urbana y todo lo que ello conlleva, el mundo del trabajo asalariado y el dinero ….. esta es una tónica general en los últimos dos siglos y hasta llegar a la actualidad, pero en sus inicios comportó unas transformaciones de gran trascendencia que influyeron incluso en lo más profundo de las personas, en sus formas de hacer, valores, ética …

– El materialismo: no sólo de pan vivimos. Los sindicatos anarcosindicalistas han estado muy centrados en la cuestión social, en intentar mejorar el estatus de la clase obrera en el nuevo sistema liberal capitalista. Los anarquistas siempre han desarrollado más las facetas culturales, pero por otros motivos históricos que hemos explicado antes, parece que esta cultura se fue desarrollando más allá del hecho nacional catalán y a medida que va pasando el tiempo los que defendían más la importancia de las cuestiones identitarias en clave catalana van siendo más minoritarios.

Porque encontraban su vía de expresión en la catalanidad natural

Cuando se expresaban los rasgos identitarios en la clase obrera catalana en el siglo XIX normalmente era partiendo de su catalanidad de una forma natural, que se manifestaba en las bases de manera no organizada, precisamente por la filosofía anarquista de vivir los valores en la propia vida y no esperar nada delegando en los de arriba. Después, entrando mas en el siglo XX, estas tendencias identitarias tuvieron que hacer frente a las acusaciones de «nacionalismo» de posiciones ideológicas abstractas y muy influidas por el momento histórico y se encontraron también teniendo que diferenciarse del catalanismo organizado que buscaba proclamar la república burguesa asi como de las posturas reaccionarias españolizadoras.

En cuanto al catalanismo político, también está presente en la sociedad, pero el movimiento catalanista organizado es esencialmente burgués o pequeño burgués, más de derechas o más de izquierdas, reprime las clases populares e impide la expresión de la catalanidad natural o le quita importancia, cuando no la lleva por vías que son contrarias a los postulados anarquistas.

¿Y qué es eso de la catalanidad natural? La catalanidad se vivía de una forma muy normal y sin complejos dentro de los sectores obreros hasta los años 30 del siglo XX aproximadamente. En el casino, los ateneos, en las fábricas y los talleres, en el ocio…la lengua oral era el catalán y hablar castellano era un hecho curioso que incluso podía pasar por sospechoso. También durante la dictadura franquista era así …. aunque se escribiera en castellano. Ahora es al revés, todo el mundo conoce el catalán y lo puede escribir, pero se usa cada vez menos para la vida diaria, cada vez está más desconectado de la realidad de la gente (en el trabajo, en los estudios, en las relaciones interpersonales, las lecturas, los medios de comunicación …). Aparentemente ahora hay más libertad formal, pero informalmente que es lo que indica la viveza de una lengua y una cultura, ésta se encuentra muy por debajo de la fuerza de antes. La catalanidad no se refiere sólo a la lengua, pero si entendemos la lengua como una forma integrada en nosotros de dar sentido concreto a nuestras experiencias y la cultura como algo más que folklore, nos daremos cuenta del punto muerto en el que se encuentra la sociedad catalana.

Por las traiciones recibidas

Los anarquistas y la clase obrera, si bien históricamente se han aliado de forma puntual con sectores nacionalistas catalanes, se han encontrado habitualmente con la «traición» de las élites al proceso desde abajo, lo que ha hecho que estos sectores se retiren frente a esta perspectiva no liberadora de los procesos nacionales. Encontramos varios ejemplos en la historia (no exhaustivos):

Años 20: Se alían puntualmente los anarquistas y la CNT con Macià antes de la proclamación del Estado Catalán, configurando el Comité de Acción de la Libre Alianza en 1925 …. pero los traicionan porque no quieren la revolución social. La CNT apuesta por un colaboracionismo puntual para alcanzar los propios fines, con la idea de ayudar a los separatistas de Cataluña y Euskadi para lograr la amnistía, fines sociales …. siempre con la idea de hacer una revolución confederal coordinada.

Años 30: Proclamación de la República catalana pero no se le dio recursos para desplegarse a nivel de bases populares y sus proclamas quedaron en poco, muy vinculadas a la evolución de la República española. Ambas tuvieron actuaciones reaccionarias contra la clase obrera. 3

Años 70: En el marco de la lucha contra la dictadura franquista, se da una nueva unión entre las izquierdas y el catalanismo que también acaba «mal». Los vectores más de izquierdas quedan desactivados por las prerrogativas del modelo capitalista-burgués; los anarquistas quedan desactivados con el paradigmático caso SCALA y la represión durante la transición y parece que sólo queda en pie la catalanidad burguesa. Xirinacs, uno de los exponentes independentistas más interesantes del momento, ya decía que las élites proclamarían la independencia formal antes de que el pueblo la hiciera efectiva y explica cómo los partidos burgueses terminaron con la Asamblea de Cataluña y todo lo que tenía de popular para primar sus intereses de clase. 4

A partir de la transición el «derecho de autodeterminación» sólo lo defiende una minoría de izquierda radical que se desactiva con las olimpiadas del 92 y el fin de Terra Lliure; a partir de 2006 aproximadamente se vuelve a activar un poco el movimiento primando el «derecho a decidir» (movimiento posmoderno muy adecuado a los tiempos actuales), y finalmente a partir de 2014 ya se habla del «derecho a votar» (movimiento absorbido, reivindicación de la «democracia» plenamente aceptada como regla política legítima).

Los libertarios en toda esta historia ven las artimañas que hay en los procesos nacionales habituales y se posicionan normalmente de una manera muy opuesta y crítica con los nacionalismos (especialmente con aquellos que no tienen un Estado propio) e históricamente han desconfiado de los intentos de liberación nacional. Han tenido una posición posibilista como máximo y generalmente muy reticente y no han desarrollado una alternativa propia, un discurso y proyecto propio en el campo de la independencia sin estado, más allá de defender un modelo confederal ibérico en momentos puntuales, que no tenía como eje central los hechos diferenciales sino la unidad de clase. Partiendo de esto vemos en qué punto nos encontramos hoy en día y debido a los acontecimientos de los últimos años pensamos que sería crucial desarrollar un proyecto libertario que tuviera en cuenta el hecho nacional sin caer en el nacionalismo, como defendemos algunos sectores en Cataluña.

2. Cataluña, hoy. ¿Un nuevo intento?

Nos habíamos quedado con los acuerdos democráticos de la transición, la desactivación de todo proceso desde abajo de construcción social alternativa en clave transformadora y nacional.

En este contexto la globalización neoliberal sigue su curso negando cada vez más los particularismos en pro de un nuevo modelo centralizado europeo, de corte anglófilo. La Europa fortaleza no es la Europa de los pueblos, ni siquiera la Europa de los Estados, sino que quiere ser ella misma un Estado ya no supranacional sino supraestatal. La cultura particular de cada lugar y los rasgos de la cultura europea se difuminan cada vez más en un magma de pensamiento único y homogeneización cultural aculturadora. La sociedad de consumo nos consume el alma.

Las migraciones son internacionales y por lo tanto la clase obrera es multiétnica. España ha sido receptora de mucha inmigración en los últimos 20 años, especialmente inmigración de habla castellana, y Cataluña no ha quedado al margen de ello. Aparte, en los últimos 10 años la migración de la gente local es cada vez también más habitual, ante las pocas perspectivas y la dificultad de encontrar trabajo en el entorno donde tenemos família y amigos. El carácter de la gente joven es cada vez más líquido y volátil, con mucha influencia externa y poca autoconstrucción interna, está emergiendo un nuevo tipo de persona mucho más manejable que se mueve según los intereses del mercado más allá de cualquier consideración emocional o social. Hablar de estas cosas es tabú hoy en día, pero no tener un posicionamiento crítico respecto todo esto tampoco ayuda a afrontar la situación en su vertiente problemática, que también existe. Quizás no podemos o no queremos hacer nada, pero al menos que esto no ocurra dándolo por supuesto y aún aplaudiéndolo «tontamente». Está claro que no podemos tener una posición meramente resistente frente a las evoluciones del sistema establecido. Debemos actuar recuperando lo mejor del pasado y proyectandolo en un nuevo paradigma de futuro.

Ante la pérdida de la lengua en su sector popular, las clases burguesas intentan hacer algo desde el Estado, los medios de comunicación y la escolarización, para no perder este baluarte de nacionalización. A pesar de las buenas intenciones, estas políticas afectan la catalanidad natural estandarizandola. Frente a su desaparición se prefiere su conservación, tal como se hace con la naturaleza en los parques naturales. Se la mata para que no muera. Son cada vez más numerosas las personas que conocen la lengua, pero que no la usan. Se pierden sus peculiaridades locales y orales. Las mismas tradiciones se estandarizan y parece que en todas partes sean tradicionales los castellers, los gegants, los correfocs, las sardanas …. convertido todo ahora en folclore desligado de la historia y la cosmovisión que le daba sentido y que era particular de cada territorio en Cataluña.

Mientras tanto el Estado español sigue con su desprecio y represión hacia el hecho nacional catalán, tanto a nivel cultural (ley Wert …) como a nivel de articulación política (anulación del Estatuto en 2006, intentos de impedir los referéndums de 2014 y 2017 y la brutal represión directa que hemos visto en los últimos tiempos, como la aplicación del artículo 155, las palizas de la policia nacional a la gente de la calle, el encarcelamiento de algunos políticos..).

Las clases pequeño burguesas catalanas y los sectores de la izquierda independentista intentan reaccionar a la crisis social y a la necesidad de encontrar respuestas para las clasesgarantizadas. El pulso popular está presente pero las élites políticas intentan, como siempre, sacar réditos: del 15 M han salido los partidos de la nueva política, de las movilizaciones independentistas desde abajo del 2009 (consultas populares auto organizadas en varias poblaciones catalanas) emerge el proceso dirigido desde arriba …. en general nos encontramos con una cooptación institucional de toda nueva tentativa popular de hacer cambios. Una cooptación que generalmente deriva en desarticulación.

Ante esto y teniendo presente la historia, ¿cuál ha sido y cuál podría ser la actuación de los anarquistas, los libertarios, en la cuestión catalana?

Hay quien pasa totalmente del tema diciendo que esta no es nuestra lucha y se posiciona negando el vector de opresión nacional con posturas anacrónicas, a-históricas y abstractas. No se mueven de la tradicional diatriba entre clase y nación. Como hemos visto, esta es la opción que históricamente ha sido más habitual entre los anarquistas. Respecto a esta tendencia, que a veces peca de inflexible y dogmática, habría que valorar cada posicionamiento en función del momento histórico y de la interrelación entre diversos factores que son variables. Actualmente, cuando la centralización y la homogeneización son la dinámica del sistema, todo intento de descentralización y de preservación de las diferencias y particularidades locales es importante. La descentralización es importante para aumentar la autonomía; la preservación de las diferencias no tiene porque ir en detrimento de la unidad de clase …. Luchar contra la opresión nacional española no niega la solidaridad de clase con los pueblos del Estado español ni niega la lucha de clases dentro de la nación catalana. 5

Encontramos también un sector de personas libertarias que se suma al proceso de forma oportunista y acrítica, con entusiasmo por todo lo que se mueve y moviliza a la gente. Incluso han mostrado entusiasmo con las opciones Sí-Sí del referéndum de 2014 y en algunos comunicados se muestran plenamente colaboracionistas con el Proceso, afirmando que el camino de la liberación social pasa por la construcción de una república catalana, es decir, «no puede haber revolución si no hay primero un estado catalán»! Esta sería una posición que los anarquistas han adoptado en momentos puntuales, confiando en que la lucha nacional era mejor que nada y que se podría utilizar para ir más allá de los marcos existentes, provocando una ruptura con el Estado español, etc. Nuevamente se ha visto en nuestros días como las élites no tienen ningún interés en que esto ocurra. Todo el trabajo que se ha hecho a nivel de base, eso si, como la creación de los Comités de Defensa del Referèndum, 6 pueden ampliar la base social de futuros movimientos más interesantes políticamente. 7

Existe un sector minoritario que se posiciona con una participación crítica y activa hacia el proceso. Crítica: no entusiasta pero que ve la necesidad de participar de alguna manera. Activa: haciendo propuestas diferentes a los discursos y prácticas dominantes, aunque sean muy minoritarias. Algunos ejemplos: aparte de las perspectivas filosóficas y artísticas, 8 la Plataforma por el No-Sí o la campaña Más allá del sobre, serían algunas intervenciones en este sentido. Los defensores del No al Estado y el Sí a la independencia, por ejemplo, promovíamos en 2014 el voto nulo (No-Sí) y la abstención activa, denunciábamos que el referéndum es una farsa democrática, e hicimos una campaña comunicativa poniendo de manifiesto la miseria ideológica de instituciones como Òmnium Cultural. Sin embargo, también se promovió la posibilidad del voto Si-Sí como mal menor, que es una posición muy diferente al sí entusiasta. Este sector de gente participa en los CDRs tratando de centrar su lucha en la autonomía local; en la auto ogranització popular, en la desobediencia y en la organización y coordinación de estructuras paralelas a las oficiales para hacer frente a los retos del proceso. También proponiendo debates y reflexiones en torno a que sería una verdadera independencia y tratando de fomentar al máximo los vínculos personales a nivel de vecindad y cohesión social.

Desde esta última posición intentamos hacer una crítica constructiva de la situación actual y, partiendo de lo que hay, proponer una estrategia diferente para alcanzar los fines deseados. Nos planteamos: ¿y si Cataluña, pudiera ser el escenario de práctica de una nueva forma de organización política participativa, que la lleve más allá de ser un nuevo estado-nación, en la era de la crisis de los estados nación? 9

Otras preguntas que solemos escuchar de los labios de los más escépticos, y que también nos hacemos:

La movilización actual ¿es producto de las clases populares o instigada desde arriba?

Podríamos decir que empieza siendo una iniciativa popular que es rápidamente absorbida por la clase dirigente y que por eso coge el vuelo que coge (en los medios de comunicación, en la agenda política, etc.). El objetivo -aunque sea implícito- es agotar y terminar de desmovilizar lo poco que quedaba de interesante en el movimiento independentista, así como distraer y desviar las energías hacia fines insuficientes e incluso indeseables para hacer frente a la situación actual. De estos objetivos salen reforzados tanto el españolismo y el autoritarismo del gobierno central, como las clases dirigentes catalanas. Y en todo caso, más allá de los colores, las instituciones del sistema actual salen más y más legitimadas y en esto están todos de acuerdo: en hacernos creer que el cambio está en ellos, que el juego político parlamentario es lo que cuenta. Se puede pensar en que la cosa salga de los caminos marcados y vaya más allá, pero eso en todo caso sería un desbordamiento imprevisto de la situación que las élites con la complicidad de los medios de masas no tardarían en frenar.

La movilización actual por el proceso ¿es de carácter reformista o rupturista?

Es rupturista en el sentido de que plantea una ruptura del Estado español, abre la herida de un problema que no se quiere mirar y que, de darle respuesta, esta afectaría a todo el Estado. Ahora bien, es continuista o reformista en el sentido de que no aporta nada esencialmente diferente, el problema se plantea dentro de los marcos conocidos y establecidos: el mundo de los Estados, la «democracia» representativa partidista, los mercados globalizados y los valores dominantes.

Es importante no confundir necesidades y estrategias. Que las estrategias que se plantean no nos gusten, que sean reformistas, no significa que tengamos que negar el fondo del movimiento independentista. Este fondo puede partir de sentimientos e intuiciones muy valiosas y muy de acuerdo con los principios anarquistas, que no deberíamos por tanto de menospreciar: un amor a la tierra y al lugar de pertenencia; una voluntad de autonomía y participación directa en lo que se entiende hoy en día por política; una disposición a la desobediencia; una voluntad de descentralización administrativa y de gestión de los propios recursos; un amor a la lengua y la cultura que se cree que estaría más garantizada con la «protección» de un Estado que sin él; un sentimiento de injusticia y agravio muy comprensible frente a las ofensivas españolizadoras del Estado central….

Como ejemplo cercano, el sindicalismo hoy en día es también fundamentalmente reformista pero nadie niega que dentro de su marco se intenten conseguir mejoras y que las necesidades que mueven a organizarse sean muy reales. Otro ejemplo cercano a nivel histórico: la liberación de la mujer no se consiguió ni mucho menos con el sufragismo pero no por ello la gente se situa contra el derecho de voto de las mujeres.

Es importante pues, no negar las aspiraciones independentistas, sino plantear nuevas estrategias para luchar por estas aspiraciones de una manera más efectiva. Es cierto que la gente ahora no se está moviendo contra todo poder y contra todo mal, sino específicamente contra el poder y el mal que se identifica con el Estado español y que probablemente se reproduciría en un hipotético Estado catalán. Habría que ver cómo enfocar el proceso para no generar un modelo que reproduzca los mismos males bajo nuevos nombres.

La lucha de hoy ¿es sólo de clases medias, de clases garantizadas?

No es sólo de clases medias; desgraciadamente la lucha por la «democracia» ha traspasado más abajo en el imaginario social y mucha más gente se siente partícipe, mucha de la gente que se mueve lucha por motivos más allá del nacionalismo; lucha por motivos «democráticos». La «única» patria real parece ser el «bienestar» y la «democracia», sin cuestionarse las bases corrompidas del sistema. Por otra parte, las elecciones de 21 de diciembre han mostrado que la composición de clase es importante todavía y que las clases metropolitanas marginalizadas son caldo de cultivo para el populismo y no se sienten atraídas ni identificadas con el proyecto catalanista burgués ni por aquel pretendidamente de izquierdas. En este sentido habría que hacer una autocrítica dentro de la izquierda complaciente, salir del discurso fácil que tacha a toda esta gente de fachas, ignorantes …. etc. Como con la victoria de Donald Trump en EE.UU., hay que hacer una lectura más profunda de lo que está pasando, dejando atrás los discursos fáciles y los tabúes.

¿El proceso es un engaño?

Engaño quizás es una palabra muy fuerte. Quizá podríamos decir que más que un engaño es oportunismo y cooptación. Podríamos considerarlo un engaño en el sentido de que gran parte de la élite no cree realmente en el proceso ni ha hecho gran cosa en el momento de la verdad para hacer efectivas sus proclamas, el ejemplo más evidente lo encontramos en la proclamación de independencia. La proclamación fue hecha sin fuerza ni voluntad de sacarla adelante: la hicieron y se fueron de fin de semana, no hubo ninguna reunión de gobierno para empezar a aplicar decretos, ninguna propuesta de cómo desobedecer el 155 en camino, ni consignas de cómo hacer efectiva la declaración … Ni siquiera publicaron la declaración en el DOC, lo que no le da validez legal. Al cabo de unos días dieron explicaciones: no querían pedir a los funcionarios que desobedecieran, no querían un escenario represivo que pudiera provocar muertos en la calle. Comprensible por su estrategia, pero muy ingenuo por su parte. Si esto no se hizo estaba bien claro que las élites dirigentes no confiaban en la gente, que era la verdadera fuerza del proceso, ni tenían interés real en hacerlo efectivo. La única instigación que hicieron fue a participar en la convocatoria de elecciones convocadas por Mariano Rajoy, dándoles una legitimidad que no tenían, y todo por motivos políticos.

Así, actualmente podemos decir que el proceso se ha llevado por vías institucionales y electorales; la atención de la gente ha estado en esto desde hace meses y en la ficción de que el resultado de estas elecciones sería histórico ( «el voto de tu vida …»). Sin embargo mucha gente se manifiesta harta del proceso, decepcionada, desanimada, cuando no en estado de shock por todo ello, con incapacidad para explicar qué ha pasado y dónde han ido a parar todas las promesas e ilusiones puestas en la pretendida liberación de Cataluña.

¿Qué pasará? ¿Qué podemos hacer ahora?

El mantenimiento del pulso del proceso desde arriba no puede durar mucho más. Es tarea de los sectores más conscientes de las bases populares hacer ver a la gente que ha estado esperanzada con todo esto y que ha visto la actuación que se ha llevado a cabo desde arriba, sin efectos a nivel práctico, que la soberanía la tenemos nosotros y que la auto organización popular puede con todo. Entre el electoralismo que pretenderá convencernos de que «ya está todo hecho» y la represión u ocultación que recibirán los que todavía estén por la lucha, particularmente las personas que queden en los CDRs, 10 deberemos actuar abriendo la puerta a una nueva sensibilidad, aprovechando la ampliación de la base social movilizada que ha generado el proceso, la fortaleza de los vínculos que se puedan haber generado y la experiencia directa de algunos males profundos del sistema en el que vivimos, para potenciar procesos constructivos, de acción directa local y persistente. He aquí algunas ideas.

3. Emanciparse del Estado y el nacionalismo, por una confederación de pueblos libres

Para terminar me gustaría hacer algunos apuntes estratégicos tanto para la liberación popular de Cataluña como para unas relaciones liberadoras entre pueblos, más allá de los Estados, de todos los Estados, y de los nacionalismos, de todos los nacionalismos.

Para Cataluña pienso que es interesante seguir el principio de defender el hecho nacional sin caer en el nacionalismo, y todo lo práctico que de ello se derive. En este sentido puede ser interesante recordar la propuesta del Manifiesto por elNo-Sí, del Grupo de Reflexión para la Autonomia: 11

«La pretensión de que el hecho nacional pueda delimitarse con fronteras es una entelequia que conlleva siempre un forzamiento de la realidad, mientras que la ideología según la cual las estructuras políticas tienen que coincidir con aquellas fronteras, es decir, la ideología nacionalista, es una fuente inacabable de incongruencias y problemas. Para respetar verdaderamente el hecho nacional en toda su diversidad, espontaneidad y entremezcla, para que la lengua y la cultura de cada persona y de cada región puedan expresarse naturalmente y desarrollarse libremente, es menester desvincular completamente el hecho nacional de las fronteras y estructuras políticas, en otras palabras, hay que tirar la ideología nacionalista al vertedero de la historia. Impugnamos la opresión que el nacionalismo del Estado español ha infligido históricamente hacia el hecho nacional catalán, pero no consideramos que la forma correcta de defendernos de ella sea incurriendo en otro nacionalismo, enarbolando la estelada; la superación verdaderamente positiva de las opresiones nacionales consiste en crear un nuevo movimiento revolucionario integral y global que impugne tanto el ente estatal, agente causal de infinidad de problemas, como la ideología nacionalista, fuente de conflictos y de opresiones nacionales. De este modo conseguiremos desarrollar culturas locales y regionales realmente vivas, libres, auténticas, populares, sinérgicas y respetuosas».

Cuando hablamos de pueblo podemos entender los sin poder y que no aspiran al poder; los que habitan un territorio. Como nación podemos entender quienes comparten una lengua, unos hechos históricos, unas formas de hacer … aunque podamos estar de acuerdo en que la unificación de estos rasgos es característica de la modernidad, ya que antes la pertenencia era de carácter eminentemente local. 12 Las estructuras de gobierno de un territorio deberían atender al ser- pueblo, y no necesariamente al ser-nación, con el que, por otra parte, estas estructuras cada vez coinciden menos.

Defender el hecho nacional sin caer en el nacionalismo significa que queremos la independencia, porque no nos gusta la dependencia, pero que no queremos el Estado. Quiere decir, por tanto, promover la lengua, la cultura, etc. desde abajo, no esperar a que las instituciones estatales lo hagan por nosotros. La protección de los rasgos diferenciales no puede venir del Estado, sino de la comunidad. Quiere decir recuperar la historia desde abajo, significa huir del politicismo, que nos hace creer que la historia se hace desde las instituciones, huir de la sola identificación de clase social, que es producto de la modernidad … (no toda la historia desde abajo comienza con el movimiento proletario organizado …) Volver a ser pueblo …. Diferenciar Cataluña, que a nivel histórico también ha promovido imposiciones -por algo Jaume I tenía el apelativo de «El Conquistador »-, del pueblo catalán, que ha tenido que sufrirlas y luchar contra ellas, como tantos otros pueblos …

Más allá del Estado propio:

El Estado propio es un camino sin salida. La independencia, si no la trabajamos desde núcleos ajenos al Estado, se nos convertirá en otra pesadilla: El Estado propio. La crisis del modelo de Estados-Nación no puede ser una crisis de la que se beneficien -como siempre- los de arriba, imponiéndonos instituciones cada vez más lejanas y supra nacionales. Al contrario, puede ser una crisis que revierta en descentralización, en nuevos modelos de lucha y construcción de los pueblos desde abajo. El ejemplo kurdo puede ser muy inspirador en este sentido.

Los kurdos, junto a todas las personas que habitan el Kurdistán sirio, ya no buscan la creación de un Estado sino vivir en comunidades libres y auto-gobernadas, basadas en la democracia directa, sin sexismo y en equilibrio ecológico. Dicen: «No queremos jugar a este juego. Queremos crear un juego nuevo. En vez de un Estado independiente, preferimos la autonomía ». Su objetivo no es reemplazar un gobierno de un Estado para un gobierno de otro Estado, sino acabar con el gobierno de cualquier Estado. Gobernar no con el poder sino contra el poder. Y dispersar de todas las formas posibles el poder centralista del Estado. Quieren acabar con el lema de «una bandera, una lengua, una nación». Exponen: «En los últimos cientos de años los pueblos han luchado contra el Estado ehistóricamente han conseguido la independencia, pero no han conseguido la libertad, porque no se han emancipado ellos mismos del Estado. Su concepto de libertad queda dentro de los límites estatales ». (…) «Como kurdos, entendemos que nuestros problemas no se resolverán creando un nuevo Estado-nación: ¿cómo podemos superar el caos con el mínimo de sangre posible? ¿Cómo podemos encontrar una solución diferente a las actuales fronteras estatales?

Su propuesta se basa en la Autonomía Democrática local, el Confederalismo Democrático regional y la Nación Democrática para democratizar los Estados existentes sin respetar las fronteras estatales en un sentido práctico ni ideológico, sino meramente estratégico.

También es interesante el modelo basado en la autonomía sin permiso de nadie:

En la otra punta del mundo, dentro de las fronteras de México, se alzan desde la década de los 90 ejemplos de autogestión y autogobierno que actualmente ya van más allá del zapatismo, organizando la autonomía de los pueblos originarios por todas partes. Por ejemplo, las 140 colonias y comunidades de Ayutla de los Libres, que han reemplazado a las autoridades municipales por asambleas populares y donde se han enfrentado claramente dos modelos, el de los partidos conservadores y el modelo de asamblea comunitaria, en un referéndum popular realizado el 10 y 11 de junio de 2017. Ante las leyes estatales reivindican autogobernarse en base a sus usos y costumbres. También es conocido el proceso de autonomía en Miochacán, donde han comenzado un proceso que denominaron la «autonomía sin permiso de nadie«. «El camino a seguir es la autonomía en los hechos. Un camino a partir del derecho histórico de los pueblos indígenas. No hay que pedirle permiso al gobierno. Hay que ir construyendo las condiciones para que haya autonomía real. Hay que hacer mucho trabajo de base . Trabajar mucho para que se den las condiciones y la determinación de la autonomía surja de las bases, del pueblo«. Así, tras constatar las raíces de sus instituciones e historia comunal, reivindicaron al Estado los recursos para efectuar plenamente su autonomía como comunidades. No existen los partidos políticos, sino los comuneros habitantes de la comunidad que son elegidos directamente por ella.

Para el resto de pueblos de la península y del mundo, tengan o no rasgos nacionales diferenciados, habría que hacer algunos apuntes para poder hablar de una verdadera estrategia de liberación promovida por los sectores libertarios de la sociedad:

Para empezar; no puede ser que aquí sólo se cuestione el nacionalismo explícito de unos y no el nacionalismo implícito de tantos otros. No puede ser que debido a la identificación con España no se condene ni se impugne el proceso de españolización que tantos hemos sufrido y seguimos sufriendo.

El abandono de la patria, necesita de dos condiciones: internamente, el convencimiento de la superioridad de las colectividades locales y el común. Externamente, la liberación por parte de los españoles y franceses de sus esquemas nacionales: la ruptura mental con las fronteras; no basta con decir, en lugar de España, «estado español», o en lugar de «pueblo español», «pueblos ibéricos» (¿dónde están los portugueses?).

Cuando se habla de nacionalismos, en seguida se piensa (han conseguido que pensemos) en los nacionalismos de los pueblos sin estado. España tiene su estado-nación: es una nación de facto, que se da por supuesta, que parece natural.

Los independentistas (que no aceptamos la dependencia), y que al mismo tiempo no estamos a favor del estado, necesitamos sentir que nuestros amigos españoles y franceses rechazan y combaten a «España» y a «Francia»: a esos estados, a esas naciones, a esas patrias. (…) Nuestros amigos españoles hablan de «destruir el estado». No precisan: habría que destruir «todo aquello que es estado». Entre tanto, hay un estado real: hay una opresión; una opresión particular, quiero decir, sobre aquellos pueblos que, evidentemente, no son parte de esa nación española (en otros casos, no es tan evidente).

Lo que no se puede pensar es que, mientras los españoles y los franceses viven corrientemente su vida nacional, los catalanes, los vascos…van a dejarse llevar por la corriente que busca su asimilación. Van a reaccionar, y reaccionan, por tener aquello que los otros tienen, que les es negado, por tener aquello que, lamentablemente, pero comprensiblemente, les parece deseable.

Más allá de los estados: Llevamos siglos de españolización. Esa españolización, en sí, los españoles, mayoritariamente, no la viven mal (claro, son españoles), y sí la viven mal, en cambio, mayoritariamente, los vascos, los catalanes, etc. La historia de la españolización, para nosotros, es también la historia de la lucha contra «España», en tanto estado-nación que nos devora. 13

Sería bueno que todos los pueblos de lo que hoy llamamos España se levantaran no sólo por solidaridad y empatía con las opresiones específicas catalanas, sino contra sus propias opresiones específicas y generales. Cuando nos preguntan: ¿Y por que quereis ser independientes? La pregunta que me viene primero a la mente es ¿«Y vosotros no?» Aunque luego habría que preguntarse, a continuación … ¿independientes de qué? Independientes, de quién? En este sentido ya están surgiendo numerosas iniciativas que buscan manifestar la empatía entre pueblos o apelar a la solidaridad desde abajo, frente a la competencia y la instigación al odio y la incomprensión que se fomenta desde arriba. 14

Por otra parte, no puede ser que nuestra lucha se vea, aún hoy en día, como una negación del internacionalismo:

Si el internacionalismo quiere ser digno de este nombre y no ser interestatismo o interclasismo como es ahora de facto, habrá que hablar en otros términos. Los catalanes no podremos ser libres ni «independientes» nosotros solos. Queremos confederarnos con otras, actuar sobre la base de la interdependencia. Esta interdependencia va más allá de las fronteras estatales actuales, es en base a la autonomía democrática que nos confederamos, aunque existan los Estados.

Nos dicen: «La libertad de un pueblo se realiza junto a los demás pueblos, lo que pone de relieve la importancia del internacionalismo, de manera que un pueblo llega a ser libre cuando los demás pueblos son igual de libres que este. Sin la libertad de los demás pueblos ningún pueblo, tomado individualmente, puede llegar a ser enteramente libre.» 15

No podemos ser libres si no somos todos libres, pero por algún sitio hay que empezar … además, la libertad de los pueblos si que es consustancial a todo el pueblo, la libertad de las naciones puede ser liberarse del yugo de un Estado existente, el tema crucial es: ¿es el Estado el que nos dará este respeto por los hechos diferenciales? No parece que vaya a ser así. Centralización administrativa y homogeneización cultural, aparte de represión y coerción, parecen ser consustanciales a la naturaleza del Estado.

Precisamente la postura de la CNT en el Congreso de Zaragoza de 1936 hace pensar que el internacionalismo no está de ninguna manera en contradicción con que se produzcan revoluciones de los pueblos de forma autónoma y en momentos diferentes:

«Admitimos la necesidad de la defensa de las conquistas realizadas por medio de la revolución, porque suponemos que en España hay más posibilidades revolucionarias que en cualquiera de los países que la circundan. Es de suponer que el capitalismo de éstos no se resigne a verse desposeído de los intereses que en el curso del tiempo haya adquirido en España.

Por lo tanto, mientras la revolución social no haya triunfado internacionalmente, se adoptarán las medidas necesarias para defender el nuevo régimen, ya sea contra el peligro de una invasión extranjera capitalista, antes señalado, ya para evitar la contrarrevolución en el interior del país.»

Lo que si que hace falta es que los pueblos que hacen la revolución sean conscientes de que «mientras la revolución no haya triunfado internacionalmente» es más probable que sea más difícil mantenerla localmente, además de que está la cuestión moral del significado anarquista de libertad , que un pueblo no será libre mientras otros pueblos no lo sean, por lo tanto se debe colaborar con todos los pueblos que lo soliciten, respetando los tempos de todos ellos.

En el mismo sentido en el Manifiesto por la Independencia sin Estado decíamos: «Abogamos por que cada ciudad, pueblo y comarca de Cataluña, así como de otros lugares del mundo, se independice del dominio de cualquier Estado

Últimamente hemos oido incluso propuestas como incluir un artículo, entre los primeros de la supuesta constitución republicana catalana que dijera, aproximadamente, lo siguiente:

«En el momento que la constitución española incluya la posibilidad de confederación de repúblicas ibéricas, la república catalana convocará un referéndum de adhesión a la confederación».

Aunque no creemos en Constituciones, ni queremos esperarlas, es momento de ponernos las pilas, amigos y amigas.

Materiales consultados:

L’incendi perdurable. La qüestió nacional a l’Estat espanyol. Andreu Nin. (Lo Diable Gros, 2017)

El pensament polític de Salvador Seguí. Xavier Diez (Virus Editorial, 2017).

Revolución en Rojava. Liberación de la mujer y comunalismo, entre la guerra y el embargo. VVAA. (Descontrol, 2017)

«Sobre la situación en Catalunya». Laia Vidal, 2017.

«Raíces, identitades y territorios: más allá del Estado y por un cambio liberador». Pablo Sastre y Laia Vidal, 2017.

Notas:

1 Obrers i sindicats al segle XIX fins als anys de la Primera Guerra Mundial: catalanisme i catalanitat; Gabriel, Pere. 

En «Clase antes que Nación», cap 2. (El Viejo Topo, 2017).

2 «Quan la CNT cridà independència»; Santasusana, Marc. (Editorial Base, 2016)

3 «Investigación sobre la II República Española, 1931-1936″; Rodrigo Mora, Félix (Potlatch Ediciones, 2016). Tambien habla de ello Chris Ehalam, por ejemplo aquí: traficantes.net/actividad/«los-mitos-de-la-ii-republica»-por-chris-ealham i portaloaca.com/historia/ii-republica-y-guerra-civil/7627-los-mitos-de-la-ii-republica.html

4 En la trilogía «La traició dels líders» de nombre bastante indicativo.

5 Un ejemplo muy actual de como hay que seguir en la brecha con las elites catalanas es el juicio de los activistas contra la MAT, que une en la acusacion a la fiscalia, a Red Electrica Española y a la Generalitat: «Frente comun de la generalitat i el estado contra las activistas de la MAT: https://directa.cat/front-comu-de-generalitat-lestat-contra-activistes-de-mat.

6 En enero de 2018 estos Comités llegan a ser ya 270.

7 Como dice Antonio Turiel en «Las semillas del colapso»: «Las semillas del colapso»: http://crashoil.blogspot.com.es/2017/11/las-semillas-del-colapso.html

8 Santiago López Petit en «Tomar partido en una situación extraña»: http://www.eldiario.es/interferencias/Catalunya-independencia_6_691940826.html

9 En el mismosentido que reflexiona Enric Duran aquí:http://enricduran.cat/es/que-no-os-confundan-mas-que-nunca-la-soberania-esta-en-el-pueblo/

10 «Asi ve la guardia civil a los CDRs»: http://elmon.cat/politica/aixi-veu-guardia-civil-cdr o «La Guardia Civil investiga si los CDR son banda organizada»: https://cronicaglobal.elespanol.com/politica/policia-cdr-8n-banda-organizada_99734_102.html

11 www.grupreflexioautonomia.org

12 «El comú catala» , de David Algarra, nos habla de la lucha de los que se llamaban «patriotas» de Llagostera (un pueblo del Baix Empordà, Girona), por la recuperación de sus tierras comunales. Defender la tierra para nuestros antepasados de la Alta Edad Media era algo mucho más concreto que las proclamas de los independentistas actuales. Aunque la pertenencia tenía una base local, las confederaciones de pueblos también existían, mucho antes de las propuestas anarquistas del siglo XX; el ejemplo de La Comuna del Camp, que agrupaba 112 pueblos del Camp de Tarragona y que duró casi cinco siglos, es ejemplar.

13 Pablo Sastre: «Reseña Batzarre gure gobernua y otros textos» https://www.revolucionintegral.org/index.php/blog/item/152-resena-batzarra-gure-gobernua-y-otros-textos

14 Aquí podemos encontrar unas cuantas muestras: la iniciativa «Gracias.cat»: https://www.gracias.cat/, la canción «Rojos y separatistas»: https://www.youtube.com/watch?v=t67NhxJhrUU o las letras de esta sencilla comparsa de Cádiz: Desde el sur sediento: https://emakbakea.wordpress.com/2018/01/11/desde-el-sur-sediento/.

15 La impostura del independentismo ácrata, Esteban Vidal: http://www.portaloaca.com/opinion/13257-la-impostura-del-independentismo-acrata.html

 

 

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