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  • Autor de la entrada:Diego Martínez Urruchi


El 11 de marzo es la fecha en que la Organización Mundial de la Salud declara una pandemia global causada por el virus SARS-CoV2, comúnmente referido como COVID-19 o coronavirus.

Hay que recordar que en mayo de 2009 la OMS cambió el significado de pandemia, y donde antes era: “infección por un agente infeccioso, simultánea en diferentes países, con una mortalidad significativa en relación con la proporción de población infectada”, ahora no es necesario que la infección porte la característica de “mortalidad significativa”.

A partir de ese momento, la estrategia de prácticamente todos los estados del planeta es la misma con algunas diferencias: decreto de estado de alarma con confinamiento de la población civil en sus hogares, con cierre de comercios y ciertos servicios públicos. Algunos países, como España, deciden aplicar medidas especialmente tajantes, ni siquiera permitiendo a sus ciudadanos salir a dar un paseo, a hacer deporte o a tomar el sol. Por el contrario, otros países, como Suecia, deciden no enfrentar la pandemia mediante la cuarentena.

De la noche a la mañana, se nos presenta un escenario insólito, las calles se vacían en respuesta al toque de queda y el miedo se expande a medida que se difunde la noticia de que nos asola un virus mortal altamente infeccioso. Tal es la versión de los medios de comunicación que, todos a una, adoptan un discurso único con matices muy superficiales, y mediante un tono profundamente alarmista aluden a la responsabilidad de las personas, que consiste en encerrarse en sus casas y poco más. No ha habido posibilidad de debate ni se ha dado voz a quienes tienen una postura diferente, llegando incluso a la censura explícita, pisoteando así la libertad de expresión. Se convierten de esta manera en únicos poseedores de la verdad, haciéndose eco de la palabra de los “expertos”, en realidad silenciando a muchos de ellos y desvelando lo que se acomoda a sus intereses. Por si esto no fuera suficiente, el Real Decreto 463/2020, del 14 de marzo, obliga a todos los medios de comunicación social, de titularidad pública o privada, a insertar anuncios, mensajes y comunicaciones provenientes de las autoridades competentes.

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  1. Hay varios hechos como complemento a la información dada en el documento. Por primera vez en la historia los Estados han manipulado una «epidemia» normal de gripe,incluso menos grave, ahora SARS-Covid2, llamada interesadamente pandemia, simplificada como Covid19 para gravar como terror en las mentes, con las finalidades expuestas en el documento, pues toda epidemia mal llamada «infecciosa» tiene un ascenso, se mantiene y luego baja, coincidiendo estas fases de ascenso (meses de enero, febrero y principios de marzo) se mantiene (marzo, abril) y desciende (finales de abril, mayo y principios de junio), pura «coincidencia» con la manipulación, o sea, sigue el proceso normal. Además es difícil hacer comparaciones con años anteriores pues se ha introducido la realización de test y PCR, con las limitaciones que estos tienen de falsos positivos y falsos negativos muy altas, por su baja especificidad y sensibilidad a los sospechosos de sintomas que da cualquier «enfermedad» pues ninguno es específico de esta, por lo que se ha introducido un sesgo importante en la «medición del número de casos», además la baja mortalidad que produce la epidemia dado que esta no mata sino las mal llamadas comorbilidades, es decir, las enfermedades que tienen estas personas y que cualquier desequilibrio las mata. Así mismo, un hecho importante para la medicina, el avance de la misma, es la realizaciónde autopsias que suele dar las claves de la muerte, de la idoneidad de las medidas tomadas y de como debe tratarse a los nuevos casos, siendo prohibidas su realización arguyendo falacias contrarias a cualquier principio científico. Además no podemos conocer de que murieron las personas, pues se puede morir con SARS-Cov2 pero no de el, dado que no enviaron fotos a sus familiares del finado, no permitieron el velatorio, no realizaron autopsias, e incineraron los cadaveres sin identificación, por lo que han borrado todas las pruebas ante una investigación contra este genocidio de lesa humanidad.

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