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La teoría política del  Movimiento Liberación Nacional Vasco

Han transcurrido 10 años desde que ETA firmara una “Paz” unilateral, y a nadie se le oculta hoy que en Euskal Herria persiste una relativa disconformidad en un sector abertzale respecto de la “nueva realidad” sin la presencia de ETA.

A partir, primero, de su declaración unilateral de “Paz” de 20 de octubre de 2011, tres días después de la celebración de la Conferencia Internacional de Paz de San Sebastián, en que ETA anunció «el cese definitivo de su actividad armada», en un comunicado en el que también hizo «un llamamiento a los gobiernos de España y Francia para abrir un proceso de diálogo directo» destinado a solucionar «las consecuencias del conflicto». Y luego, de su autodisolución como organización armada, mediante declaración pública de 3 de mayo de 2018.

Como igual sabemos, atrás quedaron definitivamente todas las “alternativas” de una “salida negociada” al conflicto armado, desde KAS a la Alternativa Democrática, y en los variados y distintos intentos de negociaciones entre ETA y el Estado español, celebradas durante años, y a todos los niveles. Pero el Estado español, finalmente, ni negoció nada, ni concedió nada. Las instituciones nacionalistas de Euskal Herria son las que rigen, dentro de la Constitución  Española de 1978, y es donde la representación política heredera del MLNV y ETA se encuentran gestionando la cuota de poder que el sistema les ha otorgado, la opresión “nacional” de la comunidad vasca continúa y los presos siguen en prisión. Estos acontecimientos históricos vienen siendo percibidos por un sector abertzale de Euskal Herria, básicamente juvenil, como un cierto abandono de los objetivos finales del MLNV, desde sus inicios: la Independencia y el Socialismo. Domina una sensación mezcla de frustración y fracaso que tienen una base ideológica muy factible, puesto que de aquellos objetivos estratégicos que fueran planteados desde finales de los años 50 del siglo XX, después de tanta lucha y sacrificios, ha resultado prácticamente nada. Cierto que el modelo institucionalista abertzale actual, representado básicamente por SORTU-EH-Bildu, no deja de plantearse los objetivos “estratégicos” del MLNV, pero a partir de una táctica meramente institucional democrático-liberal dentro de la legalidad del Estado español, es decir, mera propaganda. No puede obviarse que las instituciones de los gobiernos vasco-navarros son otorgadas mediante el marco jurídico político fundamental del Estado nación capitalista español, la CE de 1978.

Hasta este punto, tal frustración de cierto sector, el más “revolucionario” del abertzalismo, sobre todo en la juventud, tiene una lógica bastante aplastante: a todas luces, el MLNV ha sido derrotado por el Estado nación español. Eso es una evidencia difícil de disimular, pero la gravedad del asunto no está en ello, sino que este sector, de igual manera a como sucedió con el MLNV desde sus orígenes, carece de análisis histórico, estratégico y táctico correctos, con lo cual, sus muy débiles y poco argumentadas posiciones, no dejan de ser la repetición, más burda aún, de las mismas sostenidas erróneamente por ETA. Desde que ETA VI plantea inicialmente el Frente Político Alternativa KAS, en agosto de 1975, en vida del propio dictador (iniciativa a la que se uniría luego la misma ETA V), comienza ahí claramente ya la “vía reformista” a la independencia. En realidad, como veremos a continuación, las posiciones ideológicas, estratégicas y tácticas del “renovado abertzalismo” van camino de reproducir los postulados de ETA VI, al creer que disfrazando su nacionalismo con anticapitalismo marxista hace de esa versión nacionalista “algo más revolucionaria”[1]. Como sabemos, este debate llevó a ETA VI a hundirse plenamente en el reformismo, a la vía del abandono de los postulados históricos de ETA (independencia, socialismo y táctica armada) para abrazar los postulados trotskistas en la forma partidista de la LKI (Liga Komunista Iraultzailea). Recuperar hoy el discurso doctrinal del marxismo-leninismo, en su forma más tosca y elemental, como hace este nuevo “movimiento abertzale” supone dos cosas: una, despreciar completamente la historia del propio MLNV, pues estos postulados estaban ya en ETA en los años 70, y a la vista está que no sirvieron para nada, ni en Euskal Herria ni en el mundo; y dos, las revoluciones triunfantes dirigidas por tal doctrina, incluida la maoísta, han acabado en dictaduras fascistas, como sabemos que sucedió en Rusia y China.

Por todas estas consideraciones, es muy importante que hoy se vuelva a recordar el auténtico chauvinismo de la izquierda proletarista respecto de su posición doctrinal sobre la cuestión nacional, nada revolucionaria, y sí, sobre todo, seguidista de las posiciones nacionalistas propias de la ideología del Estado nación capitalista moderno. Poco importa que tales posiciones se sostengan por partidos u organizaciones provenientes de un Estado nación opresor (como nacionalismo que muerden), o por parte de grupos y organizaciones provenientes de comunidades humanas y pueblos oprimidos por exógenos Estados nación, como sucede en el caso de Euskal Herria respecto del Estado nación español y francés (como nacionalismos que ladran). Al final, es el mismo discurso: la defensa de un Estado nación, moderno y capitalista, que no tiene nada de revolucionario, ni nada que ver con la liberación de la opresión de los pueblos. El Estado nación moderno, aunque sea “propio” es un Estado, es una maquinaria de explotación y opresión siempre, lleve la bandera que lleve.

Las claves del “nuevo” MLNV.

Es indudable que el llamado Movimiento de Liberación Nacional Vasco (MLNV)[2] ha estado en Euskal Herria, desde sus inicios a finales de los años 60 del siglo XX, bajo la dirección política de ETA. El efecto inevitable ha sido que, desde el momento en que ETA asume que no puede obtener una “victoria militar” contra el Estado nación español y proclamar su objetivo estratégico esencial de la “independencia y el socialismo”, es decir, la constitución de un Estado nación moderno “vasco”, bajo los principios burocráticos-fascistas del socialismo histórico (proceso que inicia desde la proclamación de la Alternativa KAS), su estrategia “militar” se ha reducido a tratar de forzar una “negociación política” con el Estado español a fin de, al menos, garantizar “algún proceso soberanista” de tipo plebiscitario liberal-burgués como el derecho de autodeterminación y buscar alguna salida “digna” para sus presos. Lógicamente no se dieron las condiciones históricas, como pudo suceder en las colonias europeas africanas en los años 50-60, como Argelia, en el sentido de que era materialmente imposible que en un territorio como Euskal Herria, dominado por dos Estados imperialistas (Francia y España), y en el seno de Europa, pudiera alcanzarse una correlación de fuerzas militares capaces de forzar un proceso de independencia nacional, en medio de una coyuntura internacional, además, de “guerra fría” entre los bloques imperialistas encabezados por EE.UU. y la URSS. El final escenificado mediante una “declaración unilateral de paz” y de la “proclamación de la autodisolución de ETA”, era solamente cuestión de tiempo. Es una tremenda lección histórica que la gente joven y revolucionaria de Euskal Herria debería aprender, sobre todo, para evitar una burda repetición de una historia y de una experiencia profundamente negativa por varios aspectos: uno, porque quemó a varias generaciones de genuinos revolucionarios intencionalmente; y dos, porque la superación de la explotación capitalista, de la dominación del Estado y de la opresión de los pueblos y comunidades oprimidas es completamente imposible que se realicen con modelos estatistas y nacionalistas basados en cualquier variante del proletarismo, propio del paradigma de la modernidad. Eso está plenamente superado por la historia, y no entenderlo es, directamente, un suicidio y una muy grave responsabilidad histórica.

¿Y el futuro del MLNV? Desde hace ya algunos años, después de 2011 vamos conociendo la existencia de varias organizaciones que, en general, se consideran a sí mismas como “superadoras” del viejo modelo del  MLNV post ETA, aunque es solamente un mera ilusión. En realidad, su cosmovisión es idéntica, con algún matiz esencialmente proletarista y obrerista, que por otra parte, también se ha dado en la historia de ETA: la teoría del partido comunista de vanguardia como elemento dirigente del proceso revolucionario de “independencia y socialismo”, cuestión que es tan vieja como demuestra la experiencia de todos los movimientos nacionalistas desde el mismo inicio de la Transición española. Es como si la historia hubiera dado un salto atrás de  50 años: anacronismo puro y duro. Veamos algo esto.

El conjunto de organizaciones que hoy día en Euskal Herria creen diferenciarse de la “línea oficial” heredera de ETA, Sortu-EH-Bildu, en una traslación de la propia tradición del MLNV, son: Jardun, Jarki, Eusko Ekintza, Herritar Batasuna, Gazte Koordinadora Sozialista, Ikasle Abertzaleak, Amnistía Ta Askatasuna, Erraki, Itaia… muchas de las cuales guardan relación directa con el llamado Mugimendu Sozialista. Básicamente, aunque diferenciadas ideológicamente solo en matices, en realidad sus postulados ideológicos y doctrinales son los mismos: el abanico de la representación “social” de intervención política, abarcando las áreas clásicas de la representación política, juvenil, estudiantil, política de género, sindical, cultural y presos, así como la organización de “Encuentros” de intercambio ideológico-político-organizativo como la Topaketa Sozialista, todos ellos bajo una cobertura doctrinal proletarista, esencialmente marxista, con un rudimentario anticapitalismo, y la clásica adoración del Estado nación, en su fórmula nacionalista “vasca”.

Centrándonos en la documentación publicada proveniente de unas de las organizaciones “más políticas”, como son Herritar Batasuna (HB), y Gazte Koordinadora Sozialista (GKS), nos muestran lo siguiente:

Gazte Koordinadora Sozialista (La Coordinadora de Juventudes Socialistas), tiene entre sus varias declaraciones políticas[3] una “declaración de principios” y posicionamientos sobre acontecimientos políticos clásicos de la izquierda y el nacionalismo, como el 1º de mayo o el Aberri Eguna. Respecto de su “declaración de principios”, constituye una somera descripción de objetivos basados en criterios de a versión más simple del marxismo con los tópicos elementales del tipo: La Coordinadora de Jóvenes Socialistas tiene como objetivo construir una sociedad sin clases, así como superar todos los modelos de opresión. Sostenemos que el medio político para ello es la organización comunista del proletariado, que debe organizarse en independencia política de la burguesía. O bien. Nuestro objetivo es contribuir a la construcción del socialismo desde una perspectiva juvenil, trabajando para extender la organización comunista a favor del Estado Socialista Vasco y del proletariado a todos los niveles y ámbitos. En el aspecto, digamos, estratégico y táctico, sus prioridades son: dinámicas para denunciar atentados a las libertades políticas, iniciativas para promover la formación política de la juventud, talleres para reflexionar sobre diversos temas de actualidad, jornadas laborales para establecer adecuadamente los espacios necesarios para la militancia política, etc.

Realmente, la pobreza teórico-doctrinal e ideológica es tan abrumadora como anacrónica. Una mezcla entre economicismo marxista, estatismo nacionalista y reformismo ramplón. No hay más.

Herritar Batasuna. (Unidad Ciudadana), como organización con pretensiones políticas, observamos que se han dotado de ciertos argumentos doctrinales, pero que no es más, en el contenido esencial que lo visto en GKS[4]. En realidad, son los mismos argumentos ideológicos, pero con cierto desarrollo, como este: La prioridad es dotar, crear las bases para la organización estratégica y táctica, para ir construyendo la República Socialista Vasca de Nabarra (Euskal Herria) mediante poder popular y proletario. Nos pronunciamos por el principio de igualdad y libertad de toda revolución socialista, pero entendemos que la liberación humana es el Comunismo. Preparamos y organizamos nuestros esfuerzos para la Liberación Nacional, conscientes del internacionalismo revolucionario. En realidad, no hay nada nuevo en sus planteamientos estratégicos: la clásica consigna de más de 50 años Independencia y Socialismo. Es decir, Estado nación capitalista moderno vasco y dictadura burocrático fascista, como lo ha defendido durante decenas de años el MLNV y ETA, en primer lugar. Pero es que hay un elemento diferenciador, bastante importante, en la forma: en que Herritar Batasuna sitúa el momento de inflexión, a partir del cual la estrategia del MLNV “se tuerce”, y en ese análisis no le falta razón. Por ello, ahora ya hablan, no solo de un MLNV, sino de un Movimiento Socialista Revolucionario Vasco de Liberación Nacional, para alcanzar una sociedad sin clases, ni Estado ni Patriarcado, es decir, un MSRVLN, en que vemos como se pone el acento en el contenido en el aspecto proletarista. Esta nueva tesis es consecuencia de una reevaluación de la historia de ETA, de tal forma que -argumentan- en el momento de la Alterativa KAS se produce un cambio de paradigma en los planteamientos estratégicos de ETA, una vía que ha conducido a la pérdida de su carácter revolucionario y comunista, y en definitiva, a la finalización del proceso histórico, y como ya hemos visto, la derrota y autodisolución. En el “balance histórico de ETA”[5] se deja patente esta posición en las cuestiones siguientes: 1) ETA se configura como organización nacionalista pero, poco a poco, en sus primeras asambleas va definiéndose ideológicamente como “socialista marxista” (uso de términos como revolución socialista, conciencia de clase, pueblo trabajador vasco, Estado socialista vasco), es decir, una síntesis entre los postulados de la V Asamblea y la VI Asamblea. 2) Sitúan en el periodo de la transición 1978-2008, desde la Alternativa KAS y Alternativa Democrática, los momentos en que “la pequeña burguesía vasca, mediante la estrategia de la negociación, fue tomando progresivamente el control de MVLN, hasta que en 2009… (que) acabó liquidando todas las organizaciones y luchas revolucionarias habidas hasta entonces. El 3 de mayo del 2018 ETA se disuelve para siempre, y con ella desaparece el MVLN, terminándose así un ciclo de 60 años de lucha. Esto requiere una explicación:

 Lo que vemos en este análisis-balance de Herritar Batasuna respecto del MLNV-ETA es dos cosas: la primera, que tal explicación coincide, solamente en parte, con la realidad. Ciertamente, es justamente en el momento en que básicamente ETAp-m promueve, en 1978, KAS, (propuesta que luego es asumida por ETAm, con algunos matices secundarios), y es el momento en que se inicia una línea de “búsqueda” de la vía negociadora con el Estado, que, efectivamente, culmina con la autodisolución de ETA en 2018. El error en el análisis de Herritar Batasuna está en que la “vía de la negociación” no se adopta por ETA como consecuencia del control que ejerce la pequeña burguesía vasca, como afirma, eso es una simpleza burdamente economicista de origen marxista. El proceso de negociación lo adopta ETA ante la evidencia de que la vía armada estaba completamente bloqueada por el hecho indiscutible de que el Estado español no tenía intención alguna de favorecer ningún foco soberanista en Euskal Herria y que la potencia militar española no se podía vencer únicamente desde la acción armada de la “vanguardia vasca”. Fue un intento de “corregir” un error estratégico de ETA desde sus orígenes. Y segundo, Herritar Batasuna trata de “recuperar” estratégicamente la parte de la historia de ETA en que esta constituye una especie de síntesis entre ETA V y ETA VI, es decir, promover el mismo proyecto estatista-nacionalista de construcción de un Estado nación moderno vasco, bajo la organización de una forma de Estado “socialista”, es decir, capitalista, burocrático y fascista. Desde luego, si en el pasado ello fue una aberración, hoy es simplemente una demencia histórica, sin considerar siquiera el disparate de solo pensar que hoy es posible una victoria militar frente al Estado nación español. Más que una ilusión, es una fantasía suicida, pero sobre todo, es persistir en un error paradigmático histórico, recurriendo nuevamente a teorías profundamente erróneas producto del imaginario social moderno, como las doctrinas proletaristas (marxistas o anarquistas), y ranciamente nacionalistas propias de la filosofía política del vetusto Estado nación moderno.

 No hay caminos fáciles. La experiencia histórica nos enseña que todos los proyectos de liberación de las comunidades y pueblos oprimidos por Estados nación, como ha sucedido en Euskal Herria, dirigidos por grupos nacionalistas y marxistas leninistas de ideología moderna estatista, han finalizado, o en fracasos, o en el peor de los casos, renovando el sistema de opresión sobre sus propios pueblos, con el establecimiento de nuevos Estados nación, esta vez, dominados por las propias élites locales nacionalistas, como en toda África.

Eso significa que en nuestra época histórica se deben cambiar radicalmente esas ideologías modernas ampliamente fracasadas y, partir de nuevos elementos estratégicos y políticos, bajo criterios y principios realmente revolucionarios como los que siguen:

Alcanzar un poder popular que tome como base a la comunidad, localmente determinada, asentado en el ejercicio de la democracia directa ejercida mediante un sistema de asambleas populares de base del tipo concejo abierto. La defensa de tal poder ha de ser autosostenida y autodefendida mediante alguna forma de armamento general del pueblo, del tipo de organización que existió en la sociedad alto medieval en forma de milicias concejiles. Euskal Herria, posee una amplia experiencia de lucha revolucionaria en dicha época, en particular, la rebelión Bagauda, y en épocas más recientes las guerrillas anti-napoleónicas o las carlistadas del siglo XIX, que debería de servir más de inspiración que las fracasadas revoluciones proletaristas del siglo XX. 

Implementar un sistema de régimen convivencial en que los seres humanos sean lo decisivo, fundamentado en su autoconciencia y en la generalización de los sistemas de apoyo y ayuda mutua, basados en el afecto a la comunidad, y los seres humanos, entre sí, como esa experiencia revolucionaria altomedieval ha enseñado.

Efectuar un tratamiento integral de la relación entre los seres humanos y la naturaleza, de la cual formamos parte esencial e interdependiente. Ello implicaría una modificación sustancial de los tipos de vida social actual, asentados en la urbanización, en el industrialismo y el consumismo, destructivos de todo lo que signifique la esencia concreta humana a que nos ha obligado la modernidad, mediante una línea de acción revolucionaria medioambiental basada en la ecología social.

Tener una consideración específica a la integración de las mujeres y de la juventud en las tareas revolucionarias en funciones de vanguardia de todo tipo. Sin contar con las mujeres y la juventud, ninguna transformación real de nuestro mundo humano y físico será imposible.

Partir de que el desenvolvimiento de las relaciones económicas de las comunidades han de basarse en criterios de auto sostenimiento y autogestión, mediante prácticas creativas del común, según la experiencia del comunal. Una economía que tenga como eje principal el desarrollo integral de los seres humanos, en perfecta armonía con la naturaleza, de la que formamos parte.

Solamente a partir de tales criterios podremos entender correctamente el derecho de libre determinación de comunidades y pueblos, como lo que sigue:

Como el derecho de todas las comunidades y pueblos, autoconstruidos y autoconscientes, a determinar sus destinos, sin que nadie (ni Estado, ni otra comunidad) tenga derecho a inmiscuirse en la vida de cada comunidad, ni atentar contra su cultura, sus hábitos y costumbres, a poner trabas a su idioma, o a restringir sus derechos individuales y civiles. Los vínculos entre comunidades, en beneficio de la fraternidad, convivencialidad, moralidad, condiciones de vida y equilibro del medio ambiente natural, se establecen bajo el principio del beneficio mutuo, con respeto escrupuloso de la soberanía de cada comunidad, en todo momento.

Pero tal objetivo no podrá alcanzarse jamás bajo políticas y estrategias propias del imaginario moderno, como el nacionalismo y el marxismo, sino considerando una renovada concepción de la libre determinación de comunidades y pueblos, bajo una nueva política de revolución integral, superadora del reformismo institucionalista en el que hoy está  embarcada la izquierda abertzale heredera del MLNV y ETA, así como de  “renovados” proyectos estratégicos nacionalistas marxistas copiados del pasado de la propia ETA y basados en los mismos argumentos ideológicos y doctrinales.

Al contrario, el proyecto futuro de libre determinación ha de partir de nuevos principios revolucionarios que han de considerar lo que ha enseñado  la experiencia histórica:

Primero. – La libre determinación de las comunidades y los pueblos oprimidos por los Estados nación modernos capitalistas o por Estados-multinacionales federales o confederales, no podrá alcanzarse de la mano de las instituciones de poder de los Estados o de instancias de carácter internacional, apadrinados por éstas, y a través de instrumentos democraticistas como el derecho de autodeterminación, apadrinado por la ONU.

Segundo. – La historia del siglo XX ha demostrado sobradamente que no podrá conseguirse una verdadera libre determinación de comunidades y pueblos oprimidos a través de hipotéticos procesos «democráticos» estatistas, provenientes de las instituciones representativas de los Estados, ni mediante ejercicios democraticistas por medio de referéndums, a través de hipotéticos o reales procesos armados de liberación nacional propugnados por el nacionalismo, o la izquierda, igualmente nacionalista.

Tercero. – La libre determinación de las comunidades y pueblos oprimidos será parte del proceso de Transformación Integral o Revolución Integral, de nuevo tipo. Esta justa reivindicación forma parte del Programa Estratégico de ese proceso de Transformación Integral, y ha de plantearse de forma conjunta e integrada en el total de transformaciones revolucionarias a efectuar.

Cuarto. – No es posible plantear la liberación de los pueblos o comunidades como “cuestión previa”, ni marginal al proceso transformador revolucionario, mediante pactos o acuerdos, al contrario, debe formar parte del conjunto de tareas transformadoras esenciales a acometer.

Quinto. – El proceso de libre determinación de comunidades y pueblos será parte de la revolución política necesaria, pero también parte sustancial de las transformaciones a realizar en la conciencia, en la construcción política de un sujeto capaz de sostener una sociedad convivencial, igualitaria, defensora de los valores propios de una moral de esfuerzo y servicio orientada hacia el bien común, con respeto de las culturas, con libertad de conciencia, libertad política y civil para todos y todas. Dentro de esta esencial transformación política, debe contemplarse, como requisito liberador del ser humano, la eliminación del trabajo asalariado y servil de cualquier forma, con la incorporación -en condiciones de igualdad- de la mujer a las tareas centrales de la sociedad, y sin discriminación alguna, en razón a la etnia, sexo o cualquier otra orientación personal o social que deberá quedar en el ámbito estricto del conjunto de libertades políticas y civiles. 

Sexto. – La libre determinación de las comunidades y pueblos oprimidos por los Estados-nación modernos capitalistas, por su propia esencia, respetará las identidades de los distintos pueblos y de las comunidades con los cuales se relaciona. La forma de relación entre los diferentes pueblos y comunidades entre sí será igualitaria, alcanzándose entre éstos aquellos acuerdos de convivencia, cooperación y colaboración que las comunidades estimen oportunos para el beneficio de sus respectivos pueblos, que podrán revestir determinadas formas confederadas que superen las actuales fronteras políticas entre Estados-nación modernos capitalistas.

Séptimo. – Las diferencias religiosas, étnicas o civiles no podrán constituir elementos de diferenciación en el seno de los integrantes de las comunidades, puesto que la democracia omnisoberana implicará la más completa libertad de conciencia, civil y de libre expresión de las ideas para todos sus miembros. Las comunidades «sin historia», artificiosamente surgidas a partir de la creación y expansión del Estado nación moderno imperialista, deberán considerar, como base de las relaciones de identidad, los elementos culturales comunes que les van definiendo, con respeto escrupuloso de la libertad de conciencia y de los derechos civiles de todos los integrantes de cada comunidad concreta.

Octavo.- Los procesos de desarrollo estratégico de la libre determinación de comunidades y pueblos de los Estados nación modernos capitalistas, deberán tener en cuenta las circunstancias históricas, las costumbres y las experiencias de cada pueblo y/o comunidad a la hora de establecer los mecanismos imprescindibles de determinación de objetivos, acumulación de fuerzas, mediante aquellos sistemas de democracia directa que les sean propios, incluyendo necesariamente la previsión de la autodefensa de las comunidades con aquellas milicias populares que en cada caso se constituyan.

Noveno. – En nuestra época histórica, el nuevo paradigma en el ámbito de la táctica, deberá estar basado, teniendo como objetivo final la consecución de un tipo de sociedad convivencial humana basada en los principios de la auténtica libertad (de conciencia, personal, civil y política), democracia directa, autosostenibilidad, apoyo mutuo y la fraternidad universal. Debe, por tanto, en apoyar, crear y fomentar los procesos de autoorganización directa de las comunidades y pueblos, donde quiera y como quiera que éstas se encuentren, y mediante el uso creativo de todos los mecanismos políticos que permitan la acumulación de fuerzas en la perspectiva estratégica.

Décimo. – La defensa de la identidad cultural de comunidades y pueblos no ha de servir para dividir o enfrentar a sus integrantes, sino para complementar y enriquecer su natural variedad, partiendo de que la necesidad de las “raíces” son inseparables de las propias del cuerpo y el alma, y, por tanto, de la esencia concreta humana.

Karlos Luckas-Gka

[1] Ver capítulo de Libro IV de Nacionalismo y Revolución, capítulo titulado La VIª Asamblea de ETA, pg. 506.

[2] MLNV, debe ser considerado como el conglomerado de organizaciones de diversa naturaleza, política, militar, juvenil, cultural, presos, sindical, etc., bajo la dirección política de ETA, en sus diversas versiones a lo largo de la historia de su existencia. 

[3] Ver en https://www.gks.eus/irakurketak

[4] Se ha consultado el boletín Hazia

[5] En la Revista Hazia (herritarbatasuna.eus) se dice: La lucha revolucionaria de las últimas décadas. 1959 al 2009, ETA, en su I Asamblea, en 1962, se denomina a sí misma como Movimiento Revolucionario para la Liberación Nacional Vasca., en su V Asamblea, en 1967, como Movimiento Socialista para la Liberación Nacional Vasca. Esa asamblea marcaría un antes y un después, ya que en ella se aceptaron los conceptos básicos para la revolución vasca: Abertzalismo Revolucionario, Pueblo Trabajador Vasco, Revolución Socialista Vasca, Conciencia Nacional de Clase, etc. Finalmente, en 1973, en su VI Asamblea, en el documento titulado “Por qué estamos a favor de un Estado Socialista Vasco”, ETA se autodefine como comunista. Desgraciadamente, durante el año 1974, ETA se divide en cuatro organizaciones: LAIA (Langile Abertzale iraultzaileen Alderdia), IK (Iparretarrak), ETA militar y ETA político militar. Esta división, junto a la inesperada situación política surgida a causa del proceso para la imposición de la segunda restauración monárquica española, y el hecho de que asesinaran a los tres estrategas comunistas (Pertur, Argala y Naparra), todo ello dificultó que, dentro del MVLN, se implantase con firmeza la estrategia comunista revolucionaria, y aún menos la creación de una organización comunista revolucionaria, concretamente el partido comunista revolucionario para la liberación nacional. 1978-2008, alternativa KAS, y, con posterioridad, por la Alternativa Democrática, aunque sin garantizar la independencia político estratégica, tanto teórica como práctica y organizativamente, del proletariado vasco, la pequeña burguesía vasca, mediante la estrategia de la negociación, fue tomando progresivamente el control de MVLN, hasta que en 2009, valiéndose de su hegemonía y tras asumir los principios contrainsurgentes del político del imperialismo yankee Mitchell, acabó liquidando todas las organizaciones y luchas revolucionarias habidas hasta entonces. El 3 de mayo del 2018 ETA se disuelve para siempre, y con ella desaparece el MVLN, terminándose así un ciclo de 60 años de lucha.

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