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  • Autor de la entrada:Antonio Hidalgo Diego

Espartaco lideró un ejército de esclavos que puso en jaque a la todopoderosa Roma. 

Tras no pocas derrotas, el Senado de la República decidió dar la responsabilidad de acabar con las milicias rebeldes a Marco Licinio Craso, un ricachón ambicioso y sin escrúpulos.

 Tras examinar las causas de los éxitos del gladiador tracio, que eran los fracasos de Roma, Craso llegó a la conclusión de que uno de los factores más significativos que podía explicar la debacle del Estado ante la revuelta de los esclavos era la gran cobardía y la flagrante ausencia de motivación de la soldadesca romana, hombres mal pagados, sin valores, reclutados a la fuerza e indisciplinados. 

Así que Craso decidió poner en marcha un antiguo castigo ya en desuso, la ‘decimatio’, consistente en diezmar a los soldados que habían participado en la última derrota romana contra los valerosos milicianos de Espartaco. Uno de cada diez soldados, elegido por sorteo, fue ejecutado a golpes de bastón por sus propios compañeros de armas. El Estado romano sacrificó a una décima parte de las fuerzas que tenía desplegadas en el sur de Italia, pero el miedo inculcado a los supervivientes les hizo ser más obedientes, disciplinados y temerarios en el campo de batalla: Craso resultó ser más peligroso que el enemigo. 

La estratagema funcionó y el general consiguió llevarse los honores de haber dado muerte a Espartaco y de haber aplastado para siempre los anhelos de libertad de los serviles de Roma[1].

Dice el mito griego que la ciudad de Atenas tenía que entregar cada año al rey de Creta un total de catorce jóvenes, siete de cada sexo, para que fueran devorados por el Minotauro del laberinto de Cnosos. De esta manera, la sociedad griega podía respirar tranquila pues, a cambio del sacrificio de unos pocos de los suyos, el resto de los habitantes conseguía conservar la paz y la vida, al tiempo que aplacar la ira del monstruo cretense. 

La leyenda nos demuestra que el sacrificio de una minoría otorga la paz a la mayoría, a costa, eso sí, de derramar la sangre de los inocentes y de perpetuar en el poder a déspotas como el monstruoso Minotauro o el patricio Marco Licinio Craso, oportunamente nombrado tras su victoria nuevo cónsul de la República. 

Más de 60.000 seres humanos de Europa, Estados Unidos y Reino Unido podrían haber muerto a causa de los acontecimientos adversos acaecidos tras haber recibido la vacuna contra la Covid-19[2]. Teniendo en cuenta que se han inoculado unos 3.500 millones de personas en el mundo (un 45% de la población del planeta) con más de 6.200 millones de dosis aplicadas[3], el porcentaje de fallecidos es bastante bajo.

Pero no hay que pasar por alto que la probabilidad de morir o de padecer una enfermedad grave a causa del tratamiento génico experimental puede ser mayor que la de sufrir las mismas consecuencias por haber contraído la enfermedad[4]. La vacuna, como Craso, puede ser peor que el enemigo.  

Se sabe que los niños y los jóvenes apenas contagian el virus y que la mayoría de ellos superan la dichosa enfermedad permaneciendo asintomáticos[5]; pero muchos de esos niños y jóvenes están enfermando de miocarditis por culpa de la vacuna[6].  

También sabemos que los inoculados están enfermando de la misma patología de la que creían haberse “inmunizado”[7], que mueren con Covid-19 en mayor proporción que los no vacunados[8] y que pueden contagiar a otras personas a pesar de haber arriesgado sus vidas “en beneficio de la salud pública”[9]

También sabemos que el tratamiento génico experimental, que ya es obligatorio en varios Estados, es el medicamento con más acontecimientos adversos graves de la historia[10], al menos desde que hay registros. 

Este verano ha muerto más gente, con Covid y sin Covid, que el año pasado, cuando todavía no había vacunas[11]. Uno de los países más inoculados del mundo, Israel, también es uno de los que más enfermos y hospitalizados tiene con Covid-19[12]

En conclusión, y en virtud de los datos aportados, podemos asegurar que la vacuna contra la Covid-19 no previene el contagio del SARS-CoV-2 y no impide que aquellos que se la han puesto contagien a otras personas; la vacuna contra la Covid-19 no va a acabar con la pandemia de Covid-19.

Obediencia. Manipulación. Miedo. Presión social. Amenazas. Censura[13]

La mayoría de nuestros vecinos, compañeros de trabajo, amigos y familiares han decidido inmolar a una pequeña parte de la población, inmolarse a sí mismos o inmolar a sus propios hijos a cambio de conseguir un poco de tranquilidad en un mundo que les da miedo. 

Vacunarse es creer en la falsa promesa de volver a la normalidad para poder viajar al extranjero, comer en los restaurantes y bailar en las discotecas. Querer que los demás también se vacunen es sacrificar la vida de otros a cambio de conservar mi ocio y mi diversión. 

Vacunarse es como jugar a la ruleta rusa y dispararse un tiro en el hombro con la esperanza de que no haya bala, de que no me toque a mí y que sea otro el que sufra un ictus o una trombosis[14], incremente el riesgo de padecer un cáncer[15] o sufra cualquier otra patología[16].  

Vacunar a nuestro hijo es rezar para que sea otro niño, y no el mío, el que acabe padeciendo el síndrome de Guillain-Barré[17], sufra una reacción alérgica grave[18] o cualquier otra enfermedad[19]

Acudir al centro de vacunación es ofrecerse como chivo expiatorio en un ritual sacrificial que pretende calmar la furia del temible Minotauro.

Los Estados se enfrentan a una gran crisis del sistema, éste que hemos conocido desde hace seis décadas. Es una grave crisis demográfica, energética, agraria, climática y de valores[20]. Preocupados y prevenidos ante lo que pueda pasar, los dirigentes de los Estados han llamado al Craso de turno para que resuelva la crisis, y ese ‘Craso’ no es otro que la llamada plandemia

 

¡Nos están diezmando! 

 

Unos cuantos morirán, muchos más sufrirán un grave deterioro de su salud. Los que ya se han vacunado han hincado la rodilla en el suelo para rendir pleitesía a su Estado y a la gigantesca y terrorífica industria farmacéutica. Aquellos que sobrevivan serán más obedientes y más serviciales con los poderosos

Sabiendo que la vacuna no sirve, este es el principal objetivo de la campaña de vacunación contra la Covid-19: inculcar miedo y obediencia a través del trauma

CONTRA EL MIEDO: ¡Que no cunda el desánimo! ¡Dejemos de escuchar a los metemiedos profesionales! Tanto a los “expertos” de la televisión como a los conspiracionistas de internet. ¿Cómo vamos a tenerle miedo a la vida y a sus avatares, si la vida siempre ha sido peligrosa, desde que el mundo es mundo? La vida debe ser como una novela de aventuras que, más buena o más mala, más larga o más corta, más trágica o más dichosa, siempre acaba con la muerte del protagonista. La vida debe afrontarse con alegría, con dignidad, con valentía y con heroísmo. ¡Cambiemos, ya, el miedo por la épica!

CONTRA LA OBEDIENCIA: desobediencia. Mis hijos no van a ser entregados como ofrenda al Minotauro; tampoco saldré yo voluntario para acompañar a Craso en su campaña contra Espartaco. Mis vacunas, las que ya he pagado, las que nunca he solicitado, las que no necesito, las que me quieren inocular por la fuerza, las que no combaten ninguna enfermedad, las que dañan, las que enferman, las que matan, yo, se las devuelvo. 

¿Todavía quieres vacunarte? ¿Todavía quieres que los demás se vacunen?      

 

Antonio Hidalgo Diego

Colectivo Amor y Falcata

 

[1] Consultar La guerra de Espartaco (2009) de Barry S. Strauss.

[2] Consultar los datos de EudraVigilance, el ‘Sistema de gestión y análisis de la información sobre sospechas de reacciones adversas a medicamentos autorizados o en ensayos clínicos’ para la Unión Europea y el EEE (Espacio Económico Europeo) de la EMA, la ‘Agencia Europea de Medicamentos’; los datos del VAERS, el ‘Sistema de Notificación de Eventos Adversos de Vacunas’ para Estados Unidos; y los datos del MHRA, la ‘Agencia Reguladora de Medicamentos y Productos Sanitarios’ del Reino Unido. Solo en la Unión Europea habían muerto 21.776 personas tras haber recibido la vacuna contra la Covid-19 con fecha 14 de agosto de 2021. La cifra real debe ser muy superior, ya que los datos oficiales de efectos adversos notificados reflejan un porcentaje muy pequeño de los casos reales. En esa fecha ya se había notificado que 826.896 personas habían sufrido un acontecimiento grave de salud tras la inoculación, de las que 3.819 eran menores de edad. En España, a 5 de septiembre de 2021, “solo” se habían confirmado 300 fallecidos por acontecimientos adversos tras la inoculación de 36.877.329 personas con unas 67 millones de dosis. Un total de 41.751 personas han padecido acontecimientos adversos, 8.515 considerados ‘graves’ y notificados en la base de datos FEDRA, un 88% de ellos menores de 65 años, un tramo de la población que apenas presenta incidencia de la Covid-19, siendo un 76% de sexo femenino. Fuente: ‘8º Informe de Farmacovigilancia sobre Vacunas Covid-19’ del Ministerio de Sanidad de España.

[3] RTVE Noticias, 1/10/2021.

[4] Un 86% de los positivos en SARS-CoV-2 se han recuperado por completo (si es que alguna vez tuvieron síntomas de Covid-19) en cuatro semanas; un 95% no tenía ninguna secuela pasadas ocho semanas; un 98% no tienen ningún tipo de secuela pasadas doce semanas; y los síntomas que presentaban ese reducido 2% de los pacientes con sintomatología persistente eran leves e inespecíficos, como el dolor de cabeza; además, el estudio de referencia no duró más allá de las doce semanas. Fuente: Estudio de cohorte prospectivo de MedRxiv realizado a 4.182 personas que habían dado positivo en SARS-CoV-2 en una prueba PCR, recogido por el doctor Sebastian Rushword en su artículo What is long covid?

Una de cada 820 personas vacunadas contra la Covid-19 tienen una reacción adversa grave a la inoculación. Un 88% de esos afectados tienen entre 18 y 65 años. Fuente: ‘7º Informe de Farmacovigilancia sobre Vacunas COVID-19’ del Ministerio de Sanidad, 27/7/2021.

[5] La inmensa mayoría de los pacientes que mueren con Covid-19 son ancianos que ya presentaban otras patologías graves. Consultar: ¿Por qué estamos vacunando a los niños contra el Covid-19? Artículo de los doctores Ronald N. Kostoff, Daniela Calina, Darja Kanduc, Michael B. Briggs, Panayiotis Vlachoyiannopoulos, Andrey A. Svistunov y Aristidis Tsatsakis publicado el 10/8/2021 en sciencedirect.

Solo un 7,7% de los pacientes pediátricos con Covid-19 transmitieron la infección por SARS-CoV-2 a otros miembros de su núcleo familiar. Estudio realizado a 1.040 pacientes de Cataluña entre el 1 de julio y el 31 de octubre de 2020 y publicado por Clinical Infectious Diseases (volumen 73, asunto 6) el 15/9/2021, recogido por Oxford Academic el 12/3/2021 y por el Hospital Vall d’Hebron de Barcelona (15/3/2021).

[6] Un estudio realizado por los doctores Husam M. Salah y Jawahar L. Mehta (Universidad de Arkansas) recogido por The American Journal of Cardiology y titulado COVID-19 Vaccine and Myocarditis, publicado el 12 de julio de 2021, establece una clara relación entre las vacunas contra la Covid-19 de ARNm y el riesgo de sufrir miocarditis. La media de edad de los afectados es de tan solo 28 años y un 93% de ellos son de sexo masculino. El 60% había recibido la vacuna de Pfizer-BioNTech y la mayoría de ellos manifestó el problema cardíaco después de recibir la segunda dosis. El estudio concluye que todos los pacientes consiguieron restablecerse, pero esta patología puede acarrear consecuencias graves de por vida a los pacientes afectados: la miocarditis puede requerir un trasplante de corazón y reduce de manera notable la esperanza de vida de los pacientes, un riesgo que las publicaciones médicas tienen presente cuando la miocarditis está asociada a la Covid-19, pero que ignoran o menosprecian cuando la miocarditis puede estar provocada por la vacuna. Consultar: La miocarditis como secuela del Covid está subestimada en la mortalidad, publicado por redacción médica, 20/8/2021.

[7] Solo un 25% de los muertos con Covid-19 del Reino Unido en agosto de 2021 permanecían sin vacunar. Los no vacunados tienen menos probabilidad de acabar hospitalizados con Covid-19 que los vacunados, pero también tienen menos probabilidades de morir que los que sí han recibido las dosis del tratamiento génico experimental. The Exposé, 1/9/2021, según datos oficiales de las autoridades británicas.

Un 75% de los nuevos casos de Covid-19 de Singapur se dan entre la población vacunada. Reuters, Asia Pacífico, 23/7/2021.

[8] La Junta de Extremadura publicó una tabla en la que se muestra el número de fallecidos a causa de la Covid-19 en esta comunidad autónoma entre el 15 de agosto y el 11 de septiembre de 2021. De los 96 fallecidos, 82 estaban vacunados, es decir, un 85,4% del total. Fuente: juntaex.es.

Hasta mediados de junio de 2021, un 0,0005% de la población de los Estados Unidos de América había muerto, según datos oficiales, por culpa de la terrible pandemia de Covid-19; hasta el 24 de mayo de 2021 un 0,0017% de los estadounidenses inoculados con alguna de las vacunas contra la Covid-19 murieron por un acontecimiento adverso asociado al tratamiento. Es decir, hay tres veces más probabilidades de morir tras la inoculación de la vacuna contra la Covid-19 que por culpa de la enfermedad que la vacuna promete proteger. Consultar: ¿Por qué estamos vacunando a los niños contra el Covid-19? Artículo de los doctores Ronald N. Kostoff, Daniela Calina, Darja Kanduc, Michael B. Briggs, Panayiotis Vlachoyiannopoulos, Andrey A. Svistunov y Aristidis Tsatsakis publicado el 10/8/2021 en sciencedirect.

[9] Katherine O’Brien, experta en vacunas de la OMS, Anthony Fauci, director del Instituto Nacional de Alergias y Enfermedades Infecciosas de EE.UU., y Soumya Swaminathan, científica jefe de la OMS, han reconocido que las vacunas contra la Covid-19 no impiden que los inoculados contagien el SARS-CoV-2 a otras personas, vacunadas o no. ABC, 4/3/2021.

[10] VAERS notificó el 3/9/2021 que se habían reportado 521.667 acontecimientos adversos graves en Estados Unidos tras la administración de cualquier vacuna en lo que llevaban de año; en todo el año anterior (2020) se notificaron 49.412 casos, un 15% de los casos producidos en 2021 hasta la fecha, teniendo en cuenta que 2020 había sido el año con más acontecimientos adversos asociados a la vacunación de la historia de los EE.UU. El número de muertes notificadas en Estados Unidos como acontecimiento adverso asociado a la vacunación ha sido de 7.662 personas en los ocho primeros meses del año 2021; en todo el año 2020 se notificaron 166, un 2,2% de los muertos que ya se han contabilizado hasta el momento en 2021.

El parlamentario británico Christopher Chope aseguró el pasado 10 de septiembre que ‘Hay más accidentes causados por estas vacunas que por cualquier otro programa de vacunación de la historia’. Chope defiende las vacunaciones pero considera que el Estado debe hacerse cargo de las indemnizaciones para que los que todavía no se han vacunado, lo hagan: ‘la gente tiene miedo a esta vacuna y tenemos que dejar de pensar que ese miedo no existe’. The Collective of One, 19/9/2021.

[11] Entre el 19 de julio y el 30 de agosto de 2021 murieron en España 7.221 personas más que en el mismo período del año anterior, una sobremortalidad que se cebó en los mayores de 74 años (5.777 muertos más en esta franja de edad), un segmento de la población vacunado casi en su totalidad. Fuente: momo.isciii.es. El ‘MoMo’ es el ‘Sistema de Vigilancia de la mortalidad diaria’ y está gestionado por el Centro Nacional de Epidemiología del ISCIII (Instituto de Salud Carlos III) que depende del Ministerio de Ciencia e Innovación.

[12] El 30 de septiembre de 2021 había 1.282.218 personas con Covid-19 en Israel, un 14% de la población. Israel es uno de los países del mundo con mayor incidencia de la epidemia en la actualidad con una desorbitada tasa de letalidad del 0,61%. Se suman casi 8.000 fallecimientos acumulados de pacientes con Covid-19, cuatro veces más que los fallecidos hasta noviembre de 2020. ¿De qué ha servido que dos de cada tres israelíes se hayan vacunado contra la Covid-19? Expansión/Datosmacro.com, 30/9/2021 y El País, 20/8/2021.

[13] La plataforma audiovisual Youtube ha censurado todos los contenidos que critican la eficacia o los efectos adversos de las vacunas contra la Covid-19, una maniobra propia de un régimen dictatorial y que no hace más que poner en entredicho la eficacia de las vacunas o las buenas intenciones de los Estados que las están suministrando e imponiendo a la población.

[14] Uno de los efectos adversos habituales y reconocidos por la comunidad científica de las vacunas contra la Covid-19 es la trombosis trombocitopénica autoinmune, un subtipo de ictus. Quirón Salud, 20/4/2021.

[15] Las vacunas contra la Covid-19 estimulan la producción de la proteína Espiga y de una subunidad de ésta que puede interaccionar con genes supresores del cáncer. Consultar: S2 Subunit of SARS-nCoV-2 Interacts with Tumor Suppressor Protein p53 and BRCA: an In Silico Study, artículo de Nishant Singh y Anuradha Bharara Singh publicado en Translational Oncology, cortesía de Neoplasia Press.

[16] Hiperinflamación, hipercoagulación, alergias y daños neurológicos son los acontecimientos adversos a corto plazo más comunes asociados a las vacunas contra la Covid-19, además de trastornos sanguíneos, enfermedades neurodegenerativas y enfermedades autoinmunes. Los efectos a medio y largo plazo, sencillamente, no se han podido evaluar. Consultar: ¿Por qué estamos vacunando a los niños contra el Covid-19? Artículo de los doctores Ronald N. Kostoff, Daniela Calina, Darja Kanduc, Michael B. Briggs, Panayiotis Vlachoyiannopoulos, Andrey A. Svistunov y Aristidis Tsatsakis publicado el 10/8/2021 en sciencedirect.

La doctores alemanes en patología Anne Burkhardt y Walter Lang, tras practicar autopsia a diez cadáveres de personas que se habían vacunado contra la Covid-19, todos ellos mayores de 50 años, han llegado a la conclusión de que el 50% de ellos habían muerto precisamente como consecuencia de la vacuna, al tiempo que otros dos de los fallecidos también tienen a la misma vacuna como posible causa de su fallecimiento. También es preocupante que tres de ellos habían desarrollado enfermedades autoinmunes poco frecuentes: hipotiroidismo Hashimoto, vasculitis leucoclástica y síndrome de Sjogren, al tiempo que todos ellos habían desarrollado un síndrome de inmunodeficiencia y que los tejidos de sus órganos vitales estaban siendo atacados por sus propios linfocitos. Fuente: ‘The lymphocytes run amok’ – Pathologists investigate deaths after COVID-19 vaccination, información aportada por The News 24, 21/9/2021.

[17] La Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios del Ministerio de Sanidad de España admite que existe una relación de causalidad entre la inoculación de la vacuna de Janssen contra la Covid-19 y el síndrome de Guillain-Barré; incluso recomienda a los sanitarios que estén atentos para que diagnostiquen la enfermedad si perciben que sus pacientes presentan debilidad en sus extremidades o en la cara, dificultades para caminar o mantenerse en pie, hormigueo en las extremidades, dificultades para tragar o presenten visión doble tras recibir la dosis de la vacuna. El síndrome de Guillain-Barré es una enfermedad muy rara que ataca las neuronas y puede desencadenar daños a largo plazo.

[18] Un chico de 12 años que conozco sufrió una reacción alérgica grave tras la inoculación de la vacuna contra la Covid-19. Ha conseguido salvar la vida después de estar varios días en la UCI. Quizá por esta razón las autoridades británicas recomendaron no usar la vacuna de Pfizer-BioNTech en individuos con historial grave de alergias. BBC News, 10/12/2020.

[19] Los niños y adolescentes inoculados están presentando los siguientes acontecimientos adversos tras la inoculación: enfermedad de Kawasaki, síndrome inflamatorio multisistémico, aumento de la creatinfosfoquinasa en sangre, procedimiento de imagen cardíaco anormal, ecocardiograma anormal, electrocardiograma anormal, aumento de la frecuencia cardíaca, miocarditis, palpitaciones, pericarditis, taquicardia, aumento de troponina, aumento del dímero D de fibrina, disminución del recuento de plaquetas, aumento de la presión arterial, bradicardia, aumento del péptido natriurético cerebral, disminución de la fracción de eyección, migraña, dolor abdominal, diarrea, vómitos, aumento de la alanina aminotransferasa, aumento de la aspartato aminotransferasa, alteración de la marcha, disminución de la movilidad, espasmos musculares, contracciones musculares, convulsiones, temblores, parálisis de Bell, discinesia, aumento de la proteína C reactiva, aumento de la velocidad de sedimentación de los glóbulos rojos , aumento del recuento de glóbulos blancos, inflamación, reacción anafiláctica, prurito, erupción cutánea, linfadenopatía, sangrado menstrual abundante, otros trastornos menstruales, graves problemas de visión y graves problemas de respiración. Consultar: ¿Por qué estamos vacunando a los niños contra el Covid-19? Artículo de los doctores Ronald N. Kostoff, Daniela Calina, Darja Kanduc, Michael B. Briggs, Panayiotis Vlachoyiannopoulos, Andrey A. Svistunov y Aristidis Tsatsakis publicado el 10/8/2021 en sciencedirect.

[20] Autoaniquilación. El hundimiento de las sociedades de la última modernidad (2020) de Félix Rodrigo Mora.

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