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  • Autor de la entrada:J.F. Escribano Maenza

La victoria de Donald J. Trump en las últimas elecciones a la presidencia de los EEUU del pasado 5 de noviembre de 2024 ha sido una confirmación del colapso de la izquierda y, por tanto, el ascenso de la derecha.

Pero no es una victoria puntual, esporádica y ocasional. Responde a un cambio de ciclo histórico en Occidente. Tras la Segunda Guerra Mundial, el Estado yanki se convirtió en el jefe supremo del bando occidental, y la mayoría de los Estados europeos occidentales se convirtieron en vasallos de aquel y enemigos del Estado soviético-ruso.

En esos inicios de la Guerra Fría EEUU desarrolló, entre otras herramientas ideológicas, la Escuela neomarxista de Frankfurt, con el propósito de conformar la nueva ideología que gobernaría, en especial, las mentes de las sociedades occidentales:  el “nuevo” izquierdismo (hedonista, felicista, materialista, consumista, orientalista, más socialdemócrata y bienestarista en Europa, más racista pronegro en Estados Unidos, “antiimperialista”-inmigracionista, “pacifista”-por tanto belicista-, feminista, etc.).

El ente estatal yanki se aseguró que la nueva izquierda hegemonizara en Occidente la “neocultura”, las instituciones, los medios de comunicación, el sistema educativo, etc. Porque sus élites poderhabientes, en primera instancia, las militares, pensaron que sería la mejor manera de adherir a las gentes populares a los vicios y depravaciones de la sociedad liberticida, tecnocrática, capitalista, policial, militarizada, urbanita, tecnologizada y antihumana que estaban constituyendo. Una sociedad de consumo, libertinaje y despilfarro a costa de la sobreexplotación de los seres humanos y el medio ambiente.

Sin embargo, la crisis de 2008 significó un punto de inflexión; y, pese a que algunos Estados como el español crearan engendros políticos izquierdistas como Podemos, sabiendo que realizarían una labor temporal, también impulsaron la creación de otros de extrema derecha como VOX.

La época del hedonismo/izquierdismo en las sociedades occidentales ha terminado; por lo que, ahora, las élites estatales van a impulsar a la derecha, sus ideologías, así como otras similares que ingenien, con el objetivo de moldear una vez más las mentes populares para que acepten las terribles condiciones del nuevo ciclo histórico: la subida constante de precios, la bajada neta de los salarios, la escasez de recursos y materias primas, los desastres y crisis causados por las contradicciones e ineficiencias sistémicas, la mayor competencia internacional, y, por consiguiente, la costosa militarización, a la par que sus horribles consecuencias bélicas, con vistas a enfrentar a las nuevas potencias emergentes, ante todo, China.

De ahí los continuos triunfos electorales de la derecha y, en particular, de la extrema derecha en Italia, Francia, Austria, Holanda, Alemania, Bélgica, etc. Así como la reelección de Trump, tras un ingente esfuerzo propagandístico y adoctrinador. En el Estado español, resulta evidente que ocurrirá lo mismo en las siguientes elecciones de 2027; aunque es muy probable que se vean obligados a adelantarlas.

Ahora bien, las gentes populares no podemos dejarnos engañar otra vez. Hemos de abanderar el gran lema valenciano “solo el Pueblo salva al Pueblo”; recuperado a raíz de las recientes y trágicas inundaciones. Empero, mejor aún, como diríamos en el movimiento por la Revolución integral: solo el Pueblo cuida, gobierna y defiende al Pueblo; sin el Estado, principal enemigo del Pueblo.

Por último, resulta perentorio recordar que el ascenso de la derecha va unido al ascenso del conspiracionismo; como llevamos advirtiendo desde hace años Félix Rodrigo Mora junto a un servidor.[1]

El máximo representante del conspiracionismo ha sido, cómo no, el dos veces presidente, Donald Trump, junto a su reaccionario partido republicano. Tras su reciente victoria electoral, a su alrededor podemos encontrar a grandes conspiracionistas como Robert F. Kennedy Jr. (tremendo antivacunas y ecofascista,) Stephen Miller, el vicepresidente J.D. Vance, Elon Musk (la persona más rica del mundo), Steve Bannon,[2] etc.

El ascenso meteórico al poder, en esta ocasión con mayor intensidad, de estos conspiracionistas prueba cómo las élites estatales y, ante todo, las militares de EEUU, el Estado hegemónico a nivel mundial en los últimos 80 años, apadrinan esa religión política con la intención de manipular, acaudillar y pastorear a sus ingenuos seguidores. Pero no sólo en yankilandia o gringolandia, sino hasta el último rincón del planeta que alcance su propaganda conspiranoica.

[1] Véase la obra El conspiracionismo, la extrema derecha y el Estado, de Editorial Bagauda.

[2] Sobre este funesto personaje ya traté en mi blog:

www.josefranciscoescribanomaenza.wordpress.com/2023/01/19/neonazis-y-conspiracionismo-2-el-asalto-de-bolsonaro.

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