¡Qué mierda de título ¿no?! Pues sí. Cosas de mi déficit cultural provocado por atreverme a acampar extramuros del docto templo académico. Soy basura. Basura blanca para más especificaciones.
Esteban Vidal ha escrito un texto dedicado a las gentes que conformamos la Revolución Integral. En este enlace lo podéis leer.
Ese texto de Esteban es maravilloso porque en él dice que nuestra existencia, la de la Revolución Integral: “exige la adopción de medidas preventivas dirigidas a impedir… la difusión de su propaganda en espacios libertarios…”
Vaya vaya con el señor inquisidor. Esto ya ocurría desde hace años por nuestra oposición al fasciofeminismo pero pocas veces han pedido la persecución y la censura tan clarito. Nos acusa de no ser plurales en la Revolución Integral, pero nos lo dice el mismísimo Rey de la Antipluralidad que exige censura y represión contra el que piensa distinto.
Este señor universitario nos acusa de ser una secta, pero lo característico de una secta es tratar a la gente como si fueran un rebaño de ovejas. Y Esteban Vidal lo hace al querer pastorear a las gentes de esos “espacios libertarios” tratando de controlar qué tienen que leer esas gentes y qué no. Alucinante. Sorprendente. Asombroso. Los universitarios siempre han tenido estos ramalazos totalitarios de querer controlar el pensamiento de los que no pertenecemos a esa mafia estatal llamada Universidad y trabajamos con nuestras manos para que ellos puedan señalar quién sí y quién no. También nos acusa el señor Vidal de que tenemos “déficit cultural”, pero no hay mayor déficit cultural que tratar de castrar el debate, de capar el pensamiento, a través de la censura. Qué manía más estúpida con convertir esos “espacios libertarios” en campos yermos. Pero, en fin, ellos se lo guisan, ellos se lo comen.
Esteban Vidal nos dice que la democracia directa es un totalitarismo. Que, frente a la democracia directa, y su “gemelo” el fascismo, lo que debemos defender es la anarquía.
Hace meses hicimos una réplica a Esteban Vidal que recomiendo leer.
https://revolucionintegral.org/por-la-revolucion-por-la-democracia-directa-contra-la-emigracion
Esteban Vidal afirma que fascismo y democracia directa son lo mismo. Para ello utiliza lo que han dicho varios pensadores sobre el asunto, y en especial usa al filósofo y activista nazi Carl Schmitt. ¿Qué va a decir un nazi? Pues que la democracia directa es un horror; que los comuneros castellanos eran unos totalitarios por defender la soberanía del concejo abierto frente a la Corona; igual que lo eran las gentes de la Comuna de París, la Asturias del 34 o la Revolución social de 1936. Todos totalitarios idénticos a los Estados que combatían. ¿Pero Vidal sostiene esta mierda? Sí, es alucinante, lo sé, pero así es.
Para disimular su academicismo también nos menta a Pedro García Olivo. Qué poca vergüenza. ¿Sabrá el señor Vidal lo que piensa García Olivo del púlpito universitario desde el que nos hablas? ¿Sabrá lo que dice García Olivo dice sobre la democracia directa en el mundo indígena o en el mundo rural popular tradicional ibérico ya extinto? Otro día lo recordaremos, aunque de seguro que el señor Vidal lo sabe perfectamente.
Para el señor Vidal la dictadura parlamentaria es democracia [sic] y por lo tanto la democracia liberal parlamentaria es igual que la democracia directa popular [sic]. Todo idéntico. Todo totalitario.
Esteban Vidal viene a decirnos fundamentalmente que el sistema asambleario anula la libertad individual y que es un tipo de fascismo… En fin.
Pero ¿acaso no pueden existir asambleas que respeten la libertad individual? Esteban Vidal nos dice que no porque… pa-ta-ta, sin ningún motivo lógico.
Que sí, que una red de asambleas omnisoberanas son lo mismito que el Estado, que debemos creerlo, nos dice. Para el señor Vidal las asambleas no pueden autoimponerse unos límites a su actuación. No. ¿Por qué no? Ni idea. Porque no. Porque lo dice él que es mucho más sabio, es universitario, y no gente como nosotros, que somos unos “maleducados de escandaloso déficit cultural”, tal y como asevera en la página 14 de su texto. Seguramente lo diga porque en la Revolución Integral una parte importante no somos de su docta secta paniaguada y curramos con las manos, y claro, somos “zafios y chulos”, como explica en la página 14 también. ¡A sus pies señorito! ¡Lo que usted mande señorito!
Nos dice que el uso de la violencia delata a la democracia directa como idéntica al fascismo. Claro, claro, claro. Los concejos abiertos o asambleas rurales que enviaron sus milicias concejiles a luchar en la Batalla de Simancas contra el Califato de Córdoba de Abderramán III eran unos fascistas. Claro que sí, frente a las aceifas brutales del Imperio Islámico que raptaban a miles de mujeres para venderlas como esclavas por todo el Magreb y Oriente Próximo, las asambleas cristianas lo que tenían que haber hecho es no ser unos racistas y dejarse islamizar y esclavizar. No ser unos violentos. Muy convincente el académico Esteban Vidal. Todo el mundo sabe que el fascismo es violento, ergo si las asambleas usan la violencia para defenderse son violentas… son fascistas. ¡¡¡¡Tachán!!!!
Impresionante el anarcouniversitario este que, mientras colabora con el Ejército español y es premiado por el Estado (consultar el artículo que le escribimos más arriba), pide que se expulse del movimiento libertario a todos aquellos que piensen distinto a cómo él lo hace. Y que en especial se persiga y censure a aquellos que defiendan la democracia directa o sean unos supuestos demofascistas, como él nos llama.
Esteban Vidal nos dice que la asamblea nada tiene que ver con la autogestión. Que la autogestión es otra cosa, es… pa-ta-ta… nadie lo sabe.
A Esteban Vidal le parece horrible que una asamblea ejerza una jurisdicción sobre un territorio porque eso son fronteras y las fronteras son cosa del Estado. ¿Cómo se organiza entonces la propiedad comunal en el mundo ideal de “anarquía” de Esteban Vidal? ¿O la gestión del territorio? Nadie lo sabe. En el mundo del señor Vidal los términos municipales de los pueblos no tienen límites. Los conflictos sobre usos de bosques y pastos no existen porque… pa-ta-ta, porque los límites son fascismo y punto. Las fronteras son racismo porque lo dicen las afroprofes y las ultra-acomplejadas maestras blancas progres de las universidades yanquis, llenas hasta rebosar de bilis, de racismo antiblanco. Los indígenas, muy indígenas, mucho indígenas, sumamente indígenas, harto indígenas, sí que pueden tener territorios con límites, pero no, y ni mucho menos, la basura blanca como nosotros ¿verdad Esteban? Somos deplorables porque… somos blancos.
La gestión asamblearia de, por ejemplo, la tierra comunal es fascismo según el señor Vidal. Y es fascismo porque este comunal tiene unos límites físicos y eso son fronteras. ¿Qué? Yo qué sé. Id a la Universidad y encargaos de vuestro “escandaloso déficit cultural”. Melones incultos.
Él insiste en que es imposible que los individuos de una asamblea acuerden respetar las libertades individuales porque… pa-ta-ta. Nos dice que: “La existencia de un poder coactivo en manos de la asamblea popular no constituye una diferencia sustancial en relación con el orden social estatista.” Porque claro, si por poner un caso, aparece un violador de niñas, la asamblea le metería en la cárcel y… las cárceles son un medio de dominación, son el fascismo. Claro, claro, claro. ¿Qué propone hacer Esteban Vidal con el violador de niñas? Pa-ta-ta. Eso es lo que propone: una patata anárquica.
A Esteban Vidal el pueblo en armas le parece un monopolio de la violencia intolerable idéntico al de un ejército profesional estatal. Tal cual como lo oís, pasmoso. ¿Cómo propone entonces el mentado anarcouniversitario que una asamblea se defienda? Pa-ta-ta. Gran patata.
A Esteban Vidal todo esto le parece muy violento. Y tal y como dice en la página 24 esto es “lo más incivilizado que existe”. Los impuestos que nos cobra su maldita Universidad son muy civilizados pues. Y nada violentos. En fin.
Dice el señorito que en la RI somos muy violentos porque instigamos “a la violencia contra… personas y aquellos grupos que son considerados hostiles a sus intereses”. Mira que han dicho mentiras y calumnias contra nosotros, pero esta ha batido todas las plusmarcas anteriores. No se puede mentir más mi señorito. Ahora somos nosotros, y no el Estado, los que te damos un premio: al más mentiroso.
A Esteban Vidal le parece fatal que una asamblea defienda la pequeña propiedad privada pero también le parece nefasto que una asamblea expropie y evite la concentración de la propiedad. En fin, como ya hemos dicho, el señor Vidal no quiere asambleas… pero sí que las quiere. ¿Qué? Qué follón. Luego nos lo explicará.
Esteban Vidal nos dice al final de la página 14 de su escrito que se refiere sólo a las asambleas “sin frenos”. Me imagino que las que sí tengan frenos sí son buenas para él. Pero ¿no habíamos quedado en que las asambleas son el fascismo? Parece, pues, que no todas. No todas, no seáis simplones. ¡Escuchad al académico!
A él esto de la asamblea le agobia mucho. Le recuerda a Benito Mussolini. Nos dice que SIEMPRE, y en todo caso, el individuo y las minorías están indefensas frente a la mayoría en un sistema asambleario de democracia directa. Pero luego nos acusa a nosotros, a la RI, de ser pesimistas antropológicos. El pesimismo que Vidal exuda es mayúsculo al no concebir unos individuos asamblearios que practiquen la democracia directa y que a la vez defiendan la libertad individual y las libertades de las minorías. Esto le hace cortocircuitar y no le gusta. Para él es incompatible porque… pa-ta-ta.
Eso sí, las libertades individuales de las gentes de la Revolución Integral para hablar en los “espacios libertarios” nos las pasamos por el forro. Esas libertades no. Sólo las que nos digan desde los templos universitarios. Ellos señalan y nosotros mordemos, ¡¡¡arggg!!!
Esteban Vidal nos dice que: “Todo esto contrasta con la anarquía, donde el ámbito de actuación de la asamblea se circunscribe a la vida colectiva, aquello que afecta a todos, y no interviene en aquellas relaciones que sólo afectan a las personas o grupos que participan en ellas.” ¡¡¡Ahí va!!! ¿Pero qué es esto? ¿Pero la anarquía maravillosa de Vidal también es asamblearia? Pues claro que sí. Ahora resulta que sí.
Entérense ustedes, ahí (en la anarquía) la asamblea no es fascismo porque ahí la asamblea “se circunscribe a la vida colectiva” …; pero no así las asambleas de los demás, esas no, y mucho menos las que propone la RI. Esas son fascismo porque esas no se pueden circunscribir a la vida colectiva porque… pa-ta-ta.
Para Esteban Vidal no pueden existir asambleas (nos referimos a las malas no a las buenas que propone la anarquía) que desarrollen las condiciones sociales que permitan al individuo tener su propia individualidad. ¿Ah sí? Pues sí, ya veis. Para Esteban Vidal no pueden existir asambleas donde se pueda discrepar sin temor a ser reprimido por ello. Pero ¿por qué no? Porque no, no pueden existir, y punto.
En la tiranía totalitaria de la democracia directa –nos dice el señor Vidal- no existen asambleas donde pueda darse una diversidad de individualidades. ¿Quién lo dice? Lo dice Esteban Vidal. Según él, en un sistema asambleario (se entiende que el malo y no el bueno, no el de la anarquía, ojo) no puede haber libre pacto ni libre asociación ni relaciones entre personas y colectivos por medio de convenios y contratos entre partes con intereses diferentes. ¿Tal vez porque las personas en ese sistema asambleario –no bueno- tienen algún tipo de deficiencia mental o incapacidad congénita inherente? Debe ser. Quién sabe. Lo sabe Esteban Vidal.
En el sistema asambleario de la anarquía (que no es el de la democracia directa) es otra cosa –inescrutable sin duda-; la gente recupera todas sus facultades y, ahora sí, ahora sí que son capaces de respetar la libertad individual. ¿Por qué? Es evidente, por la magia de la palabra “anarquía” que mola un montón. Si a una mujer le hablo de cárceles y violencia… de seguro que no follo. Pero si le hablo del reino de la anarquía donde los ríos son de leche y los árboles dan fruto doce veces al año y ya no hay llantos, ni dolor, ni sufrimiento… y de seguro que se va conmigo.
Según el señorito inquisidor todo individuo asambleario sufre una lobotomía instantánea en la que identifica mayoría con verdad, y minoría y discrepancia con error. Porque sí, porque la peña es retrasada y… ya se sabe. Pero él insiste en que nosotros somos los pesimistas antropológicos.
Esteban Vidal ha encontrado la palabra que lo sintetiza todo: demofascismo. Término que le permite identificar a los que quieren un totalitarismo fascista sin Estado, sólo con asambleas. Eso de que la gente tenga voz y voto en las cosas fundamentales de su pueblo, como la gestión del comunal o la defensa armada frente al invasor, es fascismo. Y no preguntéis más. De seguro que Esteban Vidal lleva razón; ya se sabe que a la gente se le sube a la cabeza un no sé qué fascistón y se meten con el que siempre se opone a todo. Para nada Vidal tiene una visión pesimista de la gente. Qué va. Sin su anarquía molona las minorías serán eliminadas brutalmente en un pis pas porque él lo ha visto en un sueño y debemos creerle. Él es el mensajero que recibe la anarquía de Dios. La Universidad es grande y Esteban Vidal su profeta. Y recordad: que la gente tenga voz y voto en una asamblea vinculante y soberana en su pueblo es… FASCISMO, sí señor, fascismo del duro durísimo. Haced caso, malditos idiotas rebosantes de déficit cultural, porque este ¡oh brahmán del templo universitario! ha hablado. Y su palabra es la voz de la libertad.
Nada ha dicho nuestro querido colaboracionista Esteban Vidal de Carlos Taibo, otro que es un demofascista (según el criterio del señor Vidal) que defiende la democracia directa. A éste no hay que censurarlo y echarlo de los espacios libertarios. ¿O sí? El señor Vidal no tiene lo que hay que tener. Y no lo tiene porque Carlos Taibo es un buen feligrés de todas y cada una de las religiones políticas y ya no es tan fácil con él. A ver si el señor Vidal cree que Carlos Taibo es tonto… Él sabe moverse y pelotear a las mujeres, gays, inmigrantes, etc. sólo por el hecho de serlo, y eso te da un caché enorme en el mundillo libertario y te blinda frente a inquisidores como tú. Lo vais a tener jodido con él. Tal vez me equivoque y dejéis en paz a Taibo sólo por eso del corporativismo universitario y, en fin, esas cosas de vuestra mafia estatal.
PD.: Jamás, desde la Revolución Integral pediremos que se persiga y se censure a nadie por expresar sus ideas. Así que, señorito Esteban, ¡a sus pies!
Enrique Bardají Cruz. 22 de octubre de 2024.