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Por el espíritu de cantonalidad[1] murciano

De rigurosa actualidad está el conflicto étnico que se viene produciendo en la localidad de Torre Pacheco (Murcia) a raíz de la agresión de un grupo de magrebíes a un vecino del municipio. Este suceso no es único, ya que en los últimos meses las quejas, manifestaciones y revueltas contra la delincuencia, las violaciones y la actividad de los centros de menores magrebíes no acompañados han sido constantes.

En infinidad de municipios ibéricos, desde Galicia hasta Cataluña, desde Navarra hasta Murcia, los altercados y las movilizaciones son constantes, y la mayoría silenciosa de la comunidad popular autóctona está empezando a hartarse de la situación. Entre el miedo y la desesperación brotan algunas iniciativas de autoorganización en forma de rondas o patrullas vecinales que, siempre que sean organizadas de manera popular y local, recibirán todo nuestro apoyo.   

Los salvapatrias de turno, esto es, la extrema derecha y los grupos nazis impulsados por un creciente descontento y rechazo popular a la inmigración masiva, están aprovechando la coyuntura para endurecer su discurso anti-inmigración. Discurso falsario pues realmente no están contra el hecho migratorio, pues sí desean tener siervos extranjeros, pero flujos más controlados y de algunas procedencias en concreto. Algunos de estos grupos difunden información engañosa, otros asaltan la iniciativa de las rondas vecinales populares y están los que de manera explícita llaman a pasar a la acción en forma de cacerías de aquellos que tienen rasgos magrebíes. En su mayoría este tipo de iniciativas son impulsadas por los servicios secretos del Estado, por individuos y pandillas vinculadas a la policía, a la seguridad privada y al ejército. De la polarización, los falsos debates y el azuzar al pueblo llano, vive el poder concentrado. Las redes sociales dominadas hoy por la extrema derecha, hostigan a la gente común contra la población migrante, siguiendo el principio de cooptación que tanto le interesa al Estado para su próxima fase de gobernabilidad con mano dura y orden.

Por otro lado, la extrema izquierda y el statu quo proinmigración (corporaciones empresariales y aparato del Estado) siguen negando la mayor, defendiendo de manera clara el neonegrerismo proesclavista, en favor de la masiva entrada de inmigrantes que sostenga este decadente estado de bienestar deficitario demográficamente. El izquierdismo defiende el neocolonialismo y el robo masivo de la mano de obra joven de los países que tienen superávit demográfico. Realmente su “antirracismo” carece de toda solidaridad con las poblaciones de estos países. Solo robar y robar, expoliar de manera rapaz la mano de obra a otros pueblos para hacer viable su estado de bienestar para así poder dedicarse a hacer viajecitos, terraceo y mil y una experiencias de ocio, es decir a la vida bienestarista. Con la premisa de evitar tener hijos, responsabilidad que declinan asumir.

El izquierdismo más radical, la patronal, el Estado y el ejército (y también, como hemos dicho, la ultraderecha) defienden lo mismo: más inmigración, mucha más. La izquierda hoy se aferra a la bandera del antifascismo y el antirracismo, el discurso de que hay que frenar a la extrema derecha y todo un blablabla totalmente alejado de los problemas reales de la comunidad autóctona que convive día a día con el problema migratorio. La victimización que abandera la izquierda para con las supuestas minorías está dejando a ésta desfasada y en minoría respecto a la cruda realidad. Porque, de hecho, en pocas décadas las que quizá sean perseguidas serán las minorías autóctonas, debido al colapso demográfico imperante. El victimismo deshumaniza y envilece a todo el que se adhiere a él, y el izquierdismo, más que ningún otro grupo, deshumaniza y envilece a los inmigrantes.

Desde la revolución integral rechazamos ambos postulados, tanto el fascismo de izquierdas como el de derechas, ya que los dos fomentan un falso debate tanto como el hecho migratorio masivo, con el objetivo de mantener el statu quo. Mientras los altos funcionarios del Estado disfrutan de su necesaria dosis de polarización, la RI apuesta y defiende el pre-requisito de la LIBERTAD CON RESPONSABILIDAD y rechaza cualquier discriminación por cuestión de etnia, raza, orientación sexual, origen, condición económica o de la naturaleza que sea, incluido el rechazo a lo autóctono y occidental, a sus lenguas vernáculas, etnias, tradiciones, genes, idiosincrasias, formas de organización, espíritu de comunalidad y servicio, libertad de conciencia y noción magnánima de esfuerzo y combate.

La RI afirma que, aun siendo rechazables todo tipo de discriminaciones antes citadas, ninguna de ellas tendría el recorrido, alcance y consecuencias que sí tienen en un sistema con Estado. Es el PODER CONCENTRADO que manda sobre millones de personas al mismo tiempo, el que dota de fuerza brutal a todo tipo de desvarío ideológico, convirtiéndolo en ley de obligado cumplimiento.

Rechazamos cualquier ideología, sistema político o religión de carácter imperialista y/o esclavista que fomente la dominación y la sumisión sobre otros seres humanos. Es decir, rechazamos la inmigración masiva porque es un arma de la guerra imperialista, lo mismo que mostramos nuestro rechazo al islam por ser un instrumento político-religioso que en este caso utiliza el Estado de Marruecos (en connivencia con el Estado español y élites españolas) como medio de islamización y contrapartida para neutralizar el frente interior. Así mismo, rechazamos cualquier tipo de victimización de cualquier sector de la sociedad, ya sea por ser pobre, mujer, inmigrante, gitano o enano. Para fachas, progres y liberales, cada cual también con su respectiva cuota de victimización, esta cuestión les resulta dolorosa.

La sombra de los pactos amistosos entre las élites autóctonas y las islámicas es histórica, empezando en el año 711, cuando la élite visigoda (supuestamente la antecesora españolísima de la casta alto-funcionarial española) pactó con el frente islámico la (casi) conquista ibérica[2]. Durante los asaltos constantes de los piratas berberiscos musulmanes contra las costas ibéricas durante los siglos XV-XIX, la élite local se alió con una parte importante de ellos para atajar los levantamientos de los agermanats (o las germanías). Lo mismo si nos vamos hasta el Rif norteafricano (con el famoso desastre de Annual) que más que una guerra contra el islam se trató de imperialismo a favor del régimen alauita marroquí. La islamofilia de la falange de las Jons y del franquismo está documentadísima, así como el «abandono» del Sahara Occidental en favor de Marruecos (y EEUU), y para la coyuntura inmigracionista actual es más de lo mismo. La connivencia, colaboración y amiguismo entre élites supuestamente antagónicas es innegable. El poder, nunca, nunca en la historia, ha sido islamófobo.

Nosotros no rechazamos al islam por ajeno o extraño, lo rechazamos por su imperialismo, su violencia y su histórico reguero de sangre; por sus obras los conoceréis. El islam fue una herramienta política e imperialista y, obviamente, un sistema de dominación y sumisión perfeccionado. La izquierda que se posiciona contra el imperialismo yanqui, y que además es profundamente antioccidental; sin embargo, se posiciona como favorable al imperialismo islámico, por acción o por omisión. 

Rechazamos, por falsa, la idea de que por el mero hecho de ser emigrante económico ya se es más valiente y mejor persona. El que decide huir de su tierra y abandonar a sus familias hace algo propio de cobardes e irresponsables, más que de gente responsable y con ganas de luchar allí donde le ha tocado crecer. Y esto incluye a los “españoles” que emigran al norte de Europa, a zonas costeras de Asia, África o América y otros centros de poder cosmopolita, dejando hueco en el Estado español para que entren otros emigrantes que buscan medrar económicamente. Precisamente, de esta manera la pobreza se va expandiendo y equilibrando para completar la extinción de las clases medias vinculadas a las sociedades del bienestar, Estado de bienestar que ha degradado y embrutecido de manera determinante a los europeos.

Dentro del canallesco e imperialista fenómeno de la inmigración masiva, en concreto los menores no acompañados y una amplia gama de delincuentes y potenciales delincuentes, cumplen la función de lumpen usado por el poder para sus propios intereses. Gran parte de los menores marroquíes que llegan al Estado español provienen de la zona del Rif, donde el régimen alauita mantiene a la juventud en la miseria, la pobreza, la droga y la delincuencia para que olviden la centenaria reivindicación de libertad e independencia de los rifeños. 

Sin menoscabo de lo anterior, afirmamos, aun con todo, que los mejores emigrantes que llegan, precisamente por el hecho de ser los mejores, suponen un expolio de los mejores a los países de origen. Las remesas que envían los emigrantes a sus países de origen sirven, precisamente, para mantener a flote el régimen político sátrapa, mafioso y corrupto (y al servicio de las potencias imperialistas, occidentales y orientales) del que huyen.

Al pueblo de Torre-Pacheco y a los murcianos en general, les animamos a dar una patada en el culo a los nazis que han aterrizado en su pueblo y les intoxican desde medios y redes, a los antifas que les dicen lo que tienen que hacer y pensar, a quienes los gobiernan, a los funcionarios y policías, a sus verdugos, a todos los aparatos del Estado y a la gran casta empresarial que se aprovecha de la mano de obra semi-esclava, local y foránea.

A los pueblos de Murcia, les decimos que se vuelvan a inspirar en su sistema cantonal decimonónico, que aboguen por el autogobierno popular-concejil, por la autodefensa y las rondas vecinales, por su soberanía y autosuficiencia.

[1]Recomendamos una serie de 3 artículos publicados en la revista Virtud y Revolución sobre el asunto del cantón murciano del siglo XIX:

https://www.virtudyrevolucion.org/numeros-de-la-revista/numero-1-abril-2023/1302563_el-canton-murciano-i |

https://www.virtudyrevolucion.org/numeros-de-la-revista/numero-2-mayo-2023/1302530_el-canton-murciano-ii |

https://www.virtudyrevolucion.org/numeros-de-la-revista/numero-3-junio-2023/1339256_el-canton-murciano-y-iii

[2]La revolución bagauda-vascona fue el principal bastión anti-islámico, repeliendo numerosos ataques y razzias musulmanas, salvaguardando lo mejor de la cultura concejil y el espíritu de comunalidad, que desembocó la edad de oro comunal alto-medieval.

Amigos por la Revolución Integral

Julio de 2025

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