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  • Autor de la entrada:María y Kiko

¿Porque hacemos lo que hacemos y producimos lo que producimos?

Sabemos que desde hace más de 10.000 años el pastoreo ha estado presente en el Pirineo occidental, ha sido la actividad central para permitir la vida en estas montañas. El contexto actual de la montaña aragonesa es el de una desaparición acelerada de los rebaños en extensivo, es decir, de animales que pastan, andan y viven al aire libre la mayor parte del año. En cambio, crece la ganadería industrial e intensiva, esto es, animales encerrados permanentemente y exprimidos para producir al límite que permita su biología y más allá, sin escatimar en técnicas abusivas, en fármacos, en químicos, en hormonas, en la deformación física y genética, en la pérdida dramática de rusticidad y en la reducción drástica de la esperanza de vida de cada animal.

La realidad aragonesa es la desaparición casi total de las atesanías y ganaderías pequeñas (menestrales y pegujaleros) haciéndose omnipresentes los monocultivos, las grandes industrias, las enormes distribuidoras, las macrogranjas y sus correspondientes infraestructuras de altísimo impacto ambiental.

La industria abusa de piensos y forrajes que aridifican, esquilman y agotan las tierras llanas. Provoca la mineralización del suelo matándolo y dejando la puerta abierta al desierto. Además llena de nitratos y químicos de alta toxicidad los acuíferos y ríos. Sin hablar de la salinización o la acidificación rampante.

Industria intensiva y pastoreo son como la noche y el día.

Nosotros planteamos una alternativa adaptada a los tiempos pero fundamentalmente tradicional. Con nuestro rebaño hacemos silvopastoralismo, que significa pastoreo en el bosque. Pastan, ramonean y “florean” once meses al año en los montes, veredas, barrancos, peñas, caminos y bosques comunales de Aragüés del Puerto, en pleno Pirineo occidental oscense. Nuestros animales son muy andarines y los varios kilómetros que recorren tranquilamente al día se hace notar en su alegría, brillo, vitalidad, calma, salud y crecimiento; y en consecuencia en la nuestra, al tener una composición muy sana de su carne y de su leche. El pastoreo con su aporte de materia orgánica mantiene el suelo vivo, aumenta la microbiología de éste; y a mayor suelo mayor retención de agua. Por lo que podemos afirmar que el pastoreo, y más aún el silvopastoreo, es un muro contra el desierto.

Sostenemos viva la artesanía alimentaria del yogurt y el queso. Los fermentados nos han acompañado como humanidad durante los últimos milenios y esto ha generado una diversidad enorme de floras, fermentos y bacterias que hoy desaparecen ante la homogeneización industrial de fábricas cada vez más descomunales. Lo local y pequeño, en cambio, protege lo heterogéneo.

Hacemos un requesón que no lo encuentras en el mercado, un queso fresco fino como la seda, un yogurt de montaña natural y suave, un helado supersano, un queso curado tradicional y un queso de fermentación láctica perfecto para ensaladas y para acompañar en postres con miel del Pirineo. Tenemos una gran variedad de productos que ofrecemos sin plásticos y distribuimos en las cercanías.

Nuestras cabras se alimentan de plantas, arbustos y árboles silvestres salvo cuando el invierno comienza a morder con severidad en los días de lluvia gélida y nieve, entonces se hace difícil la salida al exterior y les aportamos grano y hierba seca cultivada en las cercanías sin herbicidas, sin pesticidas y sin fungicidas.

Las profundas raíces de los árboles bombean micronutrientes especiales que ningún otro vegetal es capaz de realizar y los ofrece generosamente en sus hojas y ramas que nuestros animales podan en sus andanzas diarias. Los árboles se robustecen con esta poda equilibrada, por ser muy extensiva, sin carga excesiva ni erosión. Además, la saliva caprina estimula el rebrote y su pelaje y estómago poliniza transportando semillas de aquí para allá. Como agradecimiento al espléndido alimento que nos regalan los árboles, nuestras cabras dejan a sus pies sus excrementos fertilizadores que son como un superalimento para los árboles y crema hidratante para la tierra seca y empobrecida.

Pedro Montserrat, sabio de la ecología y gran botánico de Jaca, nos recordaba siempre en sus caminatas memorables por el Pirineo que el pastoreo hace aumentar la biodiversidad, cuida el bosque, el monte y sus suelos. Nos hablaba de la paradoja pastoral que aumenta la riqueza del ecosistema, y también, cómo los pastores y sus rebaños han sostenido las poblaciones de animales silvestres. Una ligazón íntima con la existencia de buitres, alimoches, quebrantahuesos, córvidos, cuervos, chovas, piquigualdas y piquirrojas, cornejas, lobos, zorros, garduñas, jabalíes, melandros, osos pardos, bárragos, garrapatas, larvas, coprófagos, lumbrícidos, hongos, bacterias y descomponedores y recicladores de todo tipo.

Necesitamos bosques silvopastorales si queremos un futuro viable. Por eso estamos de acuerdo plenamente con el agrónomo Miguel Caxa de Leruela, que ya en 1631, escribía en su obra “Restauración de la antigua abundancia de España” que necesitamos mucho ganado, mucho monte, mucho pastoreo y muchos pastores. Si se le hubiera hecho caso hoy tendríamos un medio ambiente boscoso y ubérrimo, y no el pre-desierto existente.

A nuestras crabas1 les encanta comer sobretodo hojas de robles, de encinas, de quejigos, de pinos, de hayas, de avellanos, de manzanos, de cerezos, de enebros, de tilos, de abedules, de olmos, de arces, de ciruelos, de fresnos, de sauces, de álamos, de nogales, de alisos, de coscojas y de servales.

Los arbustos también representan una parte grande de su dieta. Con su recia boca ramonean zarzamoras, endrinos, escaramujos, rosales, aliagas, cornejos, hiedras, lianas, saúcos, espinos blancos, brezos, espantalobos, cornicabras, mijediegas, aligustres, montesinas, madreselvas, o, cuando cae de los pinos, disfrutan con el fascinante y proteico muérdago.

Y en cuanto a hierbas la lista sería interminable: comen chunguetas, pampajaritos, pies de león, hierbas de asno, tamarillas, mostazas, hierbas de las monedas, manguitos, primaveras, gordolobos, cuajaleches, botones de oro, argentinas, cincoenrramas, alfalfas, dientes de león, barbas de cabra, cerrajas, vellosillas, escarolas, amores de hortelano, correhuelas, margaritas, angélicas, pies de oso, milenramas, manzanillas, cardos, tréboles, cártamos y un largo etcétera.

Nuestro rebaño sólo pare una vez al año, según el ciclo de la naturaleza, -como los sarrios salvajes de nuestro puerto-, y no forzamos el celo. Realizamos una monta natural sin hormonas ni inseminaciones artificiales. Reducimos el uso de antibióticos a casos de emergencia excepcionales. Nuestros cabritos se crían exclusivamente con la leche de sus madres, sin piensos compuestos ni leches en polvo industriales. La esperanza y calidad de vida de nuestras cabras es de las más altas que se puedan encontrar. Los rebaños en extensivo son además clave para evitar el abandono cultural y social del mundo rural.

No recibimos ningún dinero de la Política Agraria Comunitaria (PAC) ni subvención alguna, ni la hemos recibido nunca. Rechazamos deliberadamente estas “ayudas” porque nos empujan, bajo amenaza y chantaje velado, hacia el modelo industrial. Nuestro deber moral es resistir para mantener la escala humana y artesanal, clave para el futuro. Además, estas dádivas, a nuestro juicio envenenadas, otorgan al Estado un poder desmesurado sobre el campo que es contrario a las nociones básicas de libertad política. Las subvenciones de la PAC dejan los precios por debajo del coste de producción generando una dependencia ponzoñosa con el Estado que deja al pastor en una situación de extrema debilidad y falta de resiliencia. Tras 33 años de existencia, el resultado está a la vista de todos: la desaparición de la mayoría de rebaños en extensivo y el crecimiento en flecha del agrobusiness, lo macroindustrial intensivo y el maltrato animal y medioambiental generalizado.

Optamos por las relaciones de cooperación horizontales prescindiendo de mano de obra asalariada (hoy se extiende en la ganadería, imparable y dramáticamente, la semi-esclavitud). Aspiramos a su vez a romper la lógica de la siempre creciente maquinización y automatización de la producción que conduce directamente a alimentar el, ya muy crecido, negocio bancario.

Entablamos una relación simbiótica con nuestros animales en la que nosotros les proporcionamos cuidados, atenciones, protección con nuestros molosos Montañas del Pirineo y resguardo frente a las inclemencias climáticas; y ellos, nos proporcionan leche, carne, piel, cuajos, estiércol y una alegría profunda de estar a su lado. Unimos producción y transformación del producto evitando relaciones de abuso, siendo nosotros los pastores, queseros, distribuidores y vendedores al mismo tiempo.

Nos gustan los modelos donde los animales nos desarrollamos atendiendo a nuestras necesidades particulares, es decir, que las cabras vivan como cabras, las ovejas como ovejas, y los humanos como humanos. Y no humanizar a los animales ni maquinizarlos. Tanto animales como humanos somos un medio para otros pero también un fin en nosotros mismos.

Los deberes del pastor están insertos en la palabra pastoreo en el idioma euskérico, en el idioma francés, en el idioma inglés, en el idioma castellano y aragonés: “El ser humano ha de cuidar (artzain), debe elevar (eleveur), debe guiar (shepherd) y debe alimentar (pastoreo). El pastor no debe o no tiene derecho a depredar, a explotar a las ovejas o cabras. No debe mirar si puede, si no, si se debe.2”

Teléfono, whatssap, email de contacto: María y Kiko, 636212049, afrikaktiva@hotmail.com, c/del horno nº 13 Aragüés del Puerto 22730 (Valle del Osia en el Pirineo Occidental de Huesca).

Notas:

1 Cabras en aragonés.

2 Xavi del caserío Aritztizabal

Esta entrada tiene un comentario

  1. Hola, María y Kiko. Me gustaría saber más de vuestro proyecto, pues yo he intentado varios proyectos agrícolas alternativos y no han frutificado porque no eran rentables en el mercado porque quería ser coherente con mis principios. ¿Vosotros tenéis algún otro medio de vida para completar las necesidades? Yo he llegado a la conclusión de que, en la mayoría de los casos, es difícil mantener un proyecto si no se obtienen rentas por otro lado.
    Gracias.
    Os deseo lo mejor con toda mi alma.
    Un saludo cordial.

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