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  • Autor de la entrada:RSAP

A primeros de mayo de 2015 tuvo lugar en Miraflores de la Sierra la reunión de más de cien personas, entre ellas una docena de niños y niñas, en lo que dimos en llamar «I Encuentro de reflexión sobre Revolución Integral».

La iniciativa personal de algunos amigos y amigas de Félix Rodrigo Mora hizo posible la organización de este fin de semana largo, punto de encuentro de los voluntarios y voluntarias que ya habían estado aportando sus ideas, textos, tiempo, esfuerzo e ilusión desde mediados de diciembre. La idea era conocernos, pasar unos días juntos y saber qué estaban haciendo otras personas, cómo estaba de vivo el concepto de Revolución Integral, si era algo real o sólo era algo que pulula por ahí en abstracto.

Al ver que David Algarra, al que conocía lo suficiente para saber de su ánimo y espíritu de sacrificio, además de su capacidad intelectual y de trabajo, estaba dispuesto a tirar para adelante, yo tampoco dudé. Había que intentarlo.

Hemos estado también con otras personas a las que no conocía de nada, Cada cual con su criterio y disponibilidad hemos trabajado codo con codo. Ha habido muchas risas y mucha atención y amor al otro, junto con mucho tiempo invertido en algo en lo que creemos y que haciéndolo nos ha mejorado y preparado para seguir realizando otras de las metas que nos propongamos.

Entre mis motivaciones personales estaba además la de, de alguna manera, hacer algo por resarcir a Félix de, en particular, los tensos momentos que supusieron la invitación que le hicimos desde la CIAr (y la Asamblea Delicias 15M), pues esa llamada se convirtió en una trampa con los tristes, y de vergüenza ajena, episodios vividos, especialmente en La Birosta (restaurante del que nos echaron a cuatro mujeres y tres hombres sin haber mediado palabra) pero también por el tratamiento hacia su obra y persona por parte de, por ejemplo, Arainfo, sin debate, intercambio libre de opiniones ni derecho a réplica por parte del atacado.

Quería aportar para conseguir hacer del encuentro un reconocimiento a su esfuerzo y lúcido y brillante trabajo en un buen ambiente, de alegría y paz de espíritu. En Miraflores escuché una idea mayoritaria: encontrar, leer y conocer a Félix Rodrigo Mora había cambiado la vida de los que hemos tenido la suerte de entenderle y la ha llenado de entusiasmo. No es nuestro gurú ni un ídolo, pero le reconocemos su quehacer, que inspira el nuestro. No sé si llegó a ser un tiempo para su confortación personal, en ningún momento ha expresado nada parecido, pero creo que sí lo fue de sosiego y buenos sentimientos hacia él.

Elegimos con cuidado cómo llamarlo. Por una parte el concepto de Revolución Integral es utilizado por varios y variados grupos que no tienen porqué estar de acuerdo por completo, pero ese par de palabras, revolución como insistencia en que los cambios deben de ser radicales y no una simple búsqueda de mejoras o reformas, e integral como sinónimo de completo, total, complejo, reúnen la fuerza necesaria para llamar la atención y contener por sí mismas el significado básico de lo que perseguimos y nos une. Por otra parte, el uso de la palabra reflexión (y el programa estructurado tal y como lo propusimos, trabajamos y llevamos a cabo en la medida en la que fuimos capaces de hacerlo) era una declaración de nuestras intenciones. No sólo era una fiesta de convivencia, celebrar que nos habíamos encontrado, sino que asimismo queremos pensar juntos, colectivamente, además de de manera individual.

En estos tiempos de aceleración y apresuramiento, situarnos en la reflexión, calmados, alegres e inspirarnos los unos a los otros, no dejarnos arrastrar, buscar los temas claves, las fórmulas para comunicarnos, para difundir, estrategias y tácticas, nos parecía el mejor camino y forma de hacer las cosas.

El nombre, detenidamente pensado, los contenidos, elaborados, reflexionados, elegidos, el lugar, gracias a María García Marcos, perfectamente escogido, en plena naturaleza, con recuerdo de haber sido un lugar más indómito, y con espacio suficiente para estar juntos pero no revueltos, creo que son parte de los aciertos del encuentro.

Se me quedó una espinita, no tuvimos en cuenta cómo los niños y niñas podrían haber aportado al encuentro, aunque sólo fuera al hacer que personas que no tienen trato diario con ellos se sintieran por unas horas al menos contagiados de su espíritu que como dijo Marcos Gay es el de «lo que haya que hacer, se hace», así que no reservamos un espacio para ellos y ellas, sin embargo para los que los observasen estoy segura de que fue otra fuente de aprendizaje y de contagio de su entusiasmo.

Otra cosa que hubiera hecho diferente sería haber definido las reglas de la asamblea de forma explícita. Sólo lo hicimos de manera implícita y autoasumida, sin exponer y consensuar nuestras herramientas y formas de llevar las reuniones desde el principio y además dando por supuesto que al haber estado accesible desde varias semanas antes, era un programa aceptado por todos y todas.

Nos falta mucho para recuperar al sujeto que era capaz de organizarse en concejo abierto y comunal. Seguiremos profundizando en este aspecto cuando se dé ocasión o la propiciemos. Lo mismo que si hay ética personal y social no hacen falta leyes, si cada uno se responsabiliza de sus actos, con respeto a los demás, la intervención necesaria sería mínima. Hacia ese estadio deberíamos caminar.

Quisiera expresar un deseo, me gustaría que nadie se marche, que sólo sumáramos, somos necesarios todos y todas. Tenemos la mejor de las disponibilidades para hablar y entendernos antes de pensar que ésto no va con nosotros. El grupo es relativamente grande y seguro que cada cual encontrará a alguien o algunos que le comprendan. No lo sabemos todo, nadie, así que cada cual enseña a la vez que aprende, he aquí lo que creo que es una de nuestras fortalezas, además de no ser una organización jerarquizada, de ser plurales pero no como definición o declaración de intenciones, sino porque en el encuentro nos dimos cuenta de que simplemente es así y estábamos de todas las clases sociales, ambientes, trayectorias vitales, niveles económicos, lugares geográficos, edades, hombres, mujeres,… como debería ser de continuo para poder sentir que nuestra vida es más plena.

Sé, porque algunas personas han tenido la generosidad de escribirme para contármelo, se lo agradezco mucho, que este tiempo juntos ha removido las entrañas de algunas, les ha hecho plantearse nuevos retos y se sienten mejor porque saben que no están solos o solas. Para mí misma también hay un antes y un después.

Ahora, tan cercanas las elecciones municipales, pienso que es muy bonito tener ilusión, esperanza y proyectos sin tener que votar para creer en algo, tener cerca a personas en las que confío y me enseñan tanto, no tener dudas con David, Félix, Irene, Laia, Prado, Karlos, Juana, María, José Manuel, Marcos, Miguel, Jesús, Anna, Ricard, José María, César, Carmen, Roberto, Ramón, Ricardo, Neus, Jara, Vanesa, Héctor, Concha, José Francisco, Antonio, Isa, Tania, Xavier, Alejandro, José Luis, Felipa, Diana, Pere, Tatiana, Javier, Kiko, Afri, Noelia, Eduardo, Carlos, Cristina, Óscar, Juan Carlos, Ángel, Alfredo, Belén, Alberto, Álvaro, Laura, Wanda, Jorge, Leire, Mónica, Rafael, Joan, Silvia, Ruth, Wiesu,… y tantas otras personas que no pudieron venir pero a las que he ido conociendo…

Cantar con ellos nuevas canciones, que surgen de manera espontánea, sin que haya viejas consignas sino personas reales que sabemos que con buenas intenciones no es suficiente, pero que buscamos cómo hacer las cosas de diferente manera y con mucho amor.

Durante el encuentro intenté mantenerme neutral, conciliadora, imparcial, con lo que en pocos momentos me salí de mi papel como integrante del grupo organizador, ya habrá ocasión de que aporte desde mi propia y personal visión, he aprendido que, aunque me equivoque, es mejor hacerlo sintiéndome segura. No sé si pude llegar a todos y todas, pero me esforcé por repartir cariño y buenos sentimientos, aunque a veces tuviera que invitar a seguir un orden. No me fue difícil, estaba encantada y entusiasmada de compartir tanto con tan bellas personas como las que conocí allí.

Para mí estos meses son una etapa de formación, de mejora intelectual, pero también emocional, anímica, espiritual, y de algo así como decisional, poniendo a prueba mis mayores o menores capacidades para saber tomar resoluciones estratégicas y a la vez instintivas.

Lo duro es volver a casa, en la noche del domingo y que tu hija de 6 años te diga: «para qué voy a ir al cole mamá, allí no me enseñan el nombre de las plantas, no me llevan a la naturaleza…». Me queda claro que tengo todo por hacer. Aunque sé que ya he empezado.

Y llegados a este punto declaro aquí mi disponibilidad en la atención a todas y cada una de las persona que puedan requerir de mí; a estar, al menos hasta diciembre de este año, pensando a diario, haciendo de continuo y con la mejor de mis actitudes y capacidades al servicio de impulsar, alimentar y alentar a esta simiente que hemos puesto a crecer. El encuentro continua.

Publicado por RSAP en Compostando en la web 

 

 

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