Una de las principales actividades humanas que están devastando la naturaleza, es la agricultura. Una agricultura de mercado, petrodependiente, intensiva, científica, tecnológica, quimizada, empresarial y de exportación, que se ha manifestado conforme al refrán «pan para hoy y hambre para mañana», es decir, ha tenido unos rendimientos muy elevados durante un tiempo que ahora han empezado a caer de manera irremediable a causa de las atrocidades cometidas en la etapa alcista. Una agricultura a la que si se le suman los costes ocultos y los daños dejados a las generaciones venideras no tiene nada de eficiente, ni de productiva, ni rentable
Los principales daños de la agricultura industrial son:
1-Deforestar de forma catastrófica y llevar a la extinción a miles de especies silvestres y razas rústicas de animales domésticos, adaptadas a su entorno, idóneas para las economías de autoabastecimiento. Además de una pérdida terrible de saberes campesinos por etnocidio.
2-Erosionar de manera creciente los campos de cultivo y abrir las puertas al desierto. Desyerbar con sustancias muy tóxicas que esterilizan la vida del suelo.
3-Generar constantes y masivos residuos desde su producción, y luego su selección, su embalaje, distribución y venta.
4-Disociar agricultura y ganadería, y así privar a los suelos de los abonos naturales. Separar, a su vez, ganadería y bosque y así despojar a ambos de los enormes beneficios mutuos.
5-Reducir la microflora y microfauna a base de toxiquímicos añadidos, que son los vectores decisivos de la fertilidad. Llevar a los insectos a la extinción y destruir neciamente el papel de equilibrio ecosistémico que éstos juegan.
6-Compactar el suelo con una maquinaria brutal. La compactación y la falta de materia orgánica en el suelo provocan que el agua no sea retenida y corra rauda hacia el mar. Se ha de recordar que un kilo de materia orgánica puede retener cuatro litros de agua con lo que podemos conseguir que 1m3 de tierra retenga 800 litros de agua y no 100 o 50 como hoy ocurre.
7-Introducir variedades de plantas y cultivos cada vez más artificiales, dependientes y con menos nutrientes. Llevar a la extinción a millones de variedades de semillas adaptadas a las peculiaridades de cada lugar, fundamentales para la independencia local.
8-Practicar el monocultivo en áreas extensas y por un tiempo muy prolongado con uso odioso de mano de obra desarraigada y semiesclava.
9-Agotar los acuíferos y emponzoñarlos con nitratos y sustancias químicas venenosas. Salinización masiva de tierras. Creación de macropantanos que destruyen el ecosistema natural y cultural de la zona, para convertir tierras de secano en agronegocios de regadío para la exportación que necesitan de un desarrollismo infraestructural colosal. Los embalses, junto con los químicos industriales, han sido los causantes de la megaextinción de peces de agua dulce ibéricos. Peces que han supuesto una parte fundamental de la alimentación de nuestro mundo rural popular tradicional ibérico del interior.
10-Un laberinto de normativas estatales para hacer efectivo el hiper control de la producción y del campesino, que imposibilita la viabilidad de los proyectos de pequeña escala, artesanales, caseros, locales y sostenibles en el tiempo. Una falta total de libertad para producir comida bajo el pretexto de la seguridad sanitaria alimentaria, que protege y fomenta los agronegocios gigantes, opacos y de escala antihumana. Una policía de la comida que hace la guerra a los campesinos para promover sólo la comida industrial cancerígena, insustancial, debilitante, con disruptores endocrinos, ultracontaminante, insípida, generadora de obesidad y de infertilidad.
11-Instaurar la ganadería industrial intensiva de confinamiento permanente, que junto con una zootecnia enloquecida, extiende la crueldad y el maltrato animal, cosificando a los humanos, animales y plantas, y no dejando a los seres desarrollarse con sus necesidades y cualidades específicas, es decir no dejando a los animales ser animales. Crear una situación extremadamente favorable para epidemias devastadoras al conseguir que a los animales no les quede una pizca de sistema inmunitario por: a) monocría de una sola especie que permite a los patógenos campar a sus anchas por no tener diversidad de anfitriones; b) hacinar a los animales de esa única especie; c) los animales no hacen ejercicio; d) engordarlos a velocidad inimaginable con carbohidratos masivos y manipulación genética; e) privarles de sol y de aire fresco, que son los dos principales desinfectantes de la naturaleza; f) doparlos con fármacos para invalidar sus sistemas inmunitarios que se volverán letárgicos y más susceptibles a las enfermedades; g) darles comida basura como gallinaza, harinas de vacas y pollos muertos y cereal a los herbívoros; aceites industriales a los pollos; o cereales cultivados con fertilizantes sintéticos con deficiencias de enzimas y nutrientes vitales a los cerdos.
12-Ser esclavos de la Política Agraria Común (PAC), cuyos intereses no están con los pueblos sino con las estrategias de dominación de los Estados. Las supuestas ayudas son una tapadera que oculta el verdadero coste de la producción de comida fomentando un precio por debajo del valor real, dominando a la gente rural para integrarla en un engranaje de dependencia con entidades financieras y estatales. La PAC genera competitividad, individualismo, degradación moral y docilidad política. Despliega una red clientelar asombrosa que compra votos y voluntades. Despliega también un tinglado gigantesco de entidades públicas y privadas que se hacen la rosca mutuamente y que ostentan un poder sobre el individuo enorme, ya que son los técnicos-gestores de continuas necesidades creadas bajo control funcionarial. Las subvenciones son una forma de quitar soberanía popular, siendo además la forma perfecta de estimular el capitalismo. Genera dumping sobre los pueblos extranjeros que reciben las exportaciones subvencionadas y sobre los productores que se niegan a recibir la PAC aquí en el interior del Estado español. La PAC está provocando una concentración de propiedad en cada vez menos manos como nunca antes. La PAC ha jugado un papel clave en la estocada final al etnocidio cometido contra los pueblos europeos occidentales.
13-Acabar con la mayor parte de los bienes comunal y desnaturalizar los que quedan.
La Revolución Integral busca una sociedad libre sin Estado estableciendo en su lugar un sistema de democracia directa. El gran capitalismo será sustituido por el régimen económico comunal. Hay que establecer el principio de que un territorio tiene que autoabastecerse en sus necesidades esenciales. Solo así se pueden remediar los males de la agricultura y de la ganadería industrial. Esto llevaría a la desaparición de las ciudades, pasando la población a ocupar el agro de manera racional y voluntaria. Es necesario un proceso descomplejizador de la forma de vida actual que reduzca el protagonismo de lo material, es decir del consumismo.
No debe entenderse la ruralidad como lo agrario únicamente, sino como un todo. La pequeña industria y su necesaria descentralización, la cultura, la expresividad creativa, la artesanía, o cierta maquinaria ligera deben ser también un sostén fundamental de la autonomía popular y la soberanía política y alimentaria.
La agricultura industrial existe porque su misión es la de suministrar alimentos bazofia en masa a las ciudades. Es necesario restablecer la gestión de los alimentos, ya que este sistema actual tira, directamente a la basura ⅔ de lo que produce. Las poblaciones deben acercarse a un 80% de autoabastecimiento local de alimentos para mantener el máximo de independencia.
Se debe abandonar la ultraespecialización de los trabajos del campo (como son los peones agrícolas, los técnicos o ingenieros), por personas que se dedican a la actividad agraria y al mismo tiempo si lo desean, a otras muchas actividades, productivas y no productivas, para constituirse como sujetos integrales. Ideas tradicionales de nuestra cultura a rescatar como el colectivismo agrario del que habló Joaquín Costa son los cultivos comunales, la transformación de alimentos de manera colectiva o el cuidado de rebaños concejiles de varias especies, siendo una labor rotativa y abierta entre los habitantes de cada población.
Uno de los peligros principales es la pérdida de fertilidad de los suelos agrícolas, que nos encamina a un periodo de hambre universal. Una agricultura mínima apoyada en la recolección de frutos y plantas silvestres, silvopastoreo o prácticas regeneradoras de suelos entre otras (como pueden ser el uso de abonos verdes, aterrazamientos, gestión de la hidrografía del terreno, manejo de animales, reforestación, descansos necesarios, biodiversidad beneficionsa y asociada de especies escogidas, compostaje adecuado, siembras directas, etc.), urgen para no convertir el planeta en un desierto.
Confiar en el ecologismo institucional es ingenuo y ecocida, ya que está totalmente vendido al poder y al dinero. Lo mismo con la confianza en el conservacionismo industrial de Parque Nacional, que expulsa a los indígenas y autóctonos de sus tierras y montañas, siendo éstos los únicos que han conseguido probar de facto tener la clave “para vivir-conservando”, prohibiéndoles mediante burocratización extrema toda actividad. Un conservacionismo que es antihumanista, neomalthusiano, misántropo, darwinista social y partidario de un rewilding despoblador. Desde aquí condenamos expresamente el rewinding liberal/fascista, enemigo de la ruralidad, de David Foreman, Benigno Varillas, George Monbiot, Tim Flannery, Edward Osborne Wilson, Jordi Palau o Alfredo Ojanguren.
Se ha de buscar la abolición de la industria pesada del turismo por ser este un triturador de pueblos, ecosistemas, y una actividad ultra despilfarradora.
Con una construcción del sujeto íntegro y convivencial, el fin de la concentración urbana y la desaparición de la agricultura industrial, la ruralidad y la naturaleza, pueden resurgir. Autores como Félix Rodrigo Mora, Wendell Berry o Heleno Saña nos pueden ayudar a encarar todos estos retos de avivar una revolución integral que haga retroceder al Estado y al Capital para poder luego destruirlos y sustituirlos por sólo pueblo. Pueblo autoorganizado. Es necesario comprender que o les destruimos nosotros a ellos o ellos nos van a destruir.
María Bueno González y Enrique Bardají Cruz. 25 de Mayo de 2023.