Inspiradora portada del libro en la que aparece el héroe Teseo, armado con su inteligencia y valentía, internándose en el laberinto de Minos para dar muerte al Minotauro.
Hace unas semanas el amigo Antonio Hidalgo Diego publicó el libro El Minotauro de Alcassér. Crimen sádico, voluntad de poder y feminismo de Estado, con prólogo de Félix Rodrigo Mora.
En su página www.elminotauroenalcasser.com explica cómo obtener una copia de esta magnífica obra y ofrece más información sobre ésta.
En primer lugar, es urgente aplaudir la valentía y el esfuerzo por la verdad de Hidalgo. Ante unos temas tan delicados, los cuales trata con una templanza ejemplar, se propone con objetividad descifrar la verdad hasta donde sea posible. Sin embargo, con razón arguye que en muchas ocasiones una parte de la información solo la conocen los implicados en los crímenes, de los cuales salieron impunes, y no sabemos ni siquiera su identidad personal.
Así fue en el de Alcásser, el caso principal de estudio; no obstante analiza otros tantos que conducen a unos mismos culpables. Estos son, como bien argumenta, élites con poder, sobre todo estatales pero también económicas y financieras.
El catalán no se amilana ante la cruda realidad de los hechos; secuestros, violaciones, torturas, asesinatos, pederastia, rituales satánicos, etc. Tampoco muestra temor ante las crueles y despiadadas élites a las que acusa con pruebas irrefutables. Su amor por la verdad le alienta. Su compromiso ético por la defensa del bien, la justicia y los valores humanos universales le impide acobardarse.
Asimismo trata la raíz de este mal: la voluntad de poder y dominación. La cual, como expone, se concentra en la estructura social jerárquica que llamamos Estado. Aunque esta inclinación destructiva es tan vieja como el hombre, estudia con detalle a los principales autores que han abanderado la exaltación del poder en la modernidad: el marqués de Sade, Friedrich Nietzsche y Simone de Beauvoir.
Los tres tuvieron comportamientos sádicos, si bien el aristócrata y la feminazi llevaron a la práctica las más repugnantes de sus doctrinas. Entre otras perversiones, la pederastia. En efecto, el sadismo, como acto de dominación y crueldad contra el otro para conseguir placer o satisfacción propios, es inseparable del poder.
De tal modo que la mentira y la hipocresía, junto a sus ansias de poder, disfrute y dinero, definen el feminismo, pues la mayor parte de este movimiento se ha convertido en una facción del Estado. Nuestro amigo Hidalgo Diego expone con claridad algunas de sus inmoralidades y fechorías.
Como es obvio, muchas feministas tienen manchadas sus manos de sangre. Amparan por activa y por pasiva la muerte, la violación y la pederastia. Además, para más inri, nos acusan a todos los hombres sin distinción de los peores crímenes.
Contra las falacias feministas, como dice Antonio: “Y no somos los hombres del pueblo llano los que debemos responder ante estos terribles crímenes, sino aquellos que detentan el poder sádico. Lejos de avergonzarnos de nuestra condición masculina, lo que debemos hacer los hombres de las clases populares es empuñar la espada de Teseo y matar al Minotauro.”
Esto es, al Estado.
Mas Antonio Hidalgo Diego no está solo. Igual que Félix Rodrigo Mora, yo también me situó enfrente de todos esos desalmados y desalmadas. Y no únicamente nosotros tres, sino que somos más y seremos más aún.
José F.E. Maenza