Yo no dudo en decir que el Estado es el mal[1]
Miguel Bakunin
Este artículo trata sobre la participación perversa del anarquismo de Estado en la persecución, en la calumnia, en las amenazas y en el respaldo a montajes contra la disidencia. Este escrito es duro, severo y desapacible.
Siento desasosiego con una parte del anarquismo y veo la necesidad de meter el dedo en la llaga y tirar de la manta para tratar de impedir que la inmundicia avance y se nos trague. Por eso estas líneas no son amables ni agradables. Con los que piensan diferente pero respetan la libertad de expresión y de conciencia toda la fraternidad, cordialidad y respeto en el diálogo y debate; pues la palabra no delinque. Es un deber moral fundamental para los que aman la libertad el respetar las opiniones contrarias sean las que sean. En cambio, con los que nos quieren tapar la boca a mamporrazos, sólo nos queda la fuerza para defendernos y la denuncia cruda.
Estos años atrás, en especial 2012-13 en adelante, el anarquismo de Estado o anarcoestatismo ibérico ha sido protagonista de sucias y oscuras prácticas estalinistas muy del estilo y proceder del Partido Comunista de España. Antes de pasar a relatar su proceder señalaremos dónde tiene sus raíces este anarquismo a ras de suelo, degradado y pervertido.
Bosquejo sobre el anarquismo de Estado y su camarada el estalinismo.
Entre 1937 y 1938 el Partido Comunista de España organizó una campaña de calumnias, montajes y mentiras para ilegalizar y hacer desaparecer al Partido Obrero de Unificación Marxista (POUM). A través de la NKVD (policía secreta del Estado soviético) y del PCE se creó, financió y difundió a lo grande un folleto que acusaba al POUM de ser una organización al servicio de Franco y del fascismo internacional. Este folleto impreso, sin reparar en gastos, se llamaba Espionaje en España y estaba prologado por el execrable José Bergamín.
El Tribunal de Espionaje y Alta Traición del Estado de la II República rechazó la acusación por falta completa de pruebas. Aún así, la persecución se llevó a cabo y no se hizo esperar. El partido fue prohibido y su líder Andreu Nin fue secuestrado y torturado hasta la muerte en la mansión que tenía la aristócrata del PCE Constancia de la Mora en Alcalá de Henares.
La desclasificación de los documentos de la NKVD y de la Komintern (III Internacional), con la caída de la URSS, ha esclarecido y reafirmado definitivamente que el asesinato de Nin fue orquestado por el PCE. No hacía falta la desclasificación de documentos pues se sabía y sabe perfectamente cuáles son las prácticas del PCE; pero de esta manera pues ya no hay duda ninguna.
Los anarquistas, como miembros oficiales del Estado, colaboraron en la infamia. Muestra de ello es que el 29 de enero de 1937 la Junta de Defensa de Madrid, en la que participaban González Marín por la CNT y Lorenzo Iñigo por las Juventudes Libertarias, aprobaron por unanimidad la prohibición del periódico del POUM El combatiente Rojo, el cierre de su radio madrileña, la confiscación de todos sus edificios y automóviles, y la detención de muchos de sus militantes.
Benito Mussolini decía que la “idea fundamental de nuestro movimiento es el Estado… el mérito del fascismo es haber dado a los italianos el Sentido de Estado… Todo en el Estado, nada fuera del Estado, nada contra el Estado”.
Con estas meridianas palabras del fundador del fascismo es evidente e inobjetable que el PCE, Unidas Podemos y el anarquismo de Estado son mussolinianos de pro, destacados y aventajados.
Mientras Mussolini dejaba absolutamente claro qué es el fascismo, el 4 de noviembre de 1936 el principal periódico anarquista Solidaridad Obrera decía: que la CNT debe de dejar de ser antiestatal y enemiga del gobierno porque “las circunstancias han desfigurado la naturaleza del Estado… que ha dejado de ser una fuerza de opresión… con la intervención y participación de la CNT”.
Manuel Mascarell, miembro del Comité Nacional de la CNT escribía en Internacional, en octubre de 1938, que el anarquismo “es impracticable… los anarquistas deben dejar de estar aferrados a los principios y apoyar sin reservas al Estado”. David Antona, secretario de la CNT en la zona centro afirmó de la misma manera que “apoyar al Estado es un deber ineludible… hay que participar en las responsabilidades del Poder”.
El PCE estaba satisfecho y encantado con este anarquismo y decidió apoyarlo sin reservas, abriéndole los brazos a la unión gubernamental.
En varios informes enviados a Stalin en Moscú, entre noviembre y enero de 1938, Palmiro Togliatti, máximo dirigente de la Tercera Internacional Comunista -la Komintern- decía que:
“La participación de los anarquistas en el Estado reduce el peligro de revuelta de las bases anarquistas… se debe reforzar el vínculo con la parte sana de la CNT [con sana se refiere al anarcoestatismo]… la cuestión de la unidad con los anarquistas es una cuestión urgente… y es precisamente esta unidad [juntos en la defensa del Estado] la que permitirá derrotar definitivamente al anarquismo… Si no conseguimos que el anarquismo renuncie a su antiestatalismo la CNT se reforzará”.
El 6 de mayo de 1937 la dirección de la CNT comienza a acusar a todos los que no apoyen ciegamente al Estado de “agentes provocadores” o “incontrolados”. Los anarquistas contrarios al Estado serán perseguidos, encarcelados, sus locales clausurados y sus periódicos cerrados. Muchos otros como el anarquista Camilo Berneri serán asesinados por este Estado codirigido por anarquistas. El Servicio de Información Militar (SIM) desplegará una inmunda red de mazmorras en la que, nos cuenta José Peirats:
“El régimen de torturas que en ellas se aplicaba era el clásico procedimiento brutal: palizas con vergajos de caucho seguidas de duchas muy frías, simulacros de fusilamientos y otros tormentos dolorosos y sangrientos… Los recalcitrantes eran encerrados en la “cámara frigorífica” o en la “caja de los ruidos”, o atados a la “silla eléctrica”… Al preso se le sumergía allí en agua helada horas y horas hasta que tuviese a bien declarar lo que se deseaba”.
La CNT exigió al mismo Estado del que era parte, liderado por el PCE, puestos de mayor responsabilidad en el monstruoso SIM (Servicio de Información Militar), afirmando que tenía militantes y capacidad para realizar ese trabajo. “Nuestras posibilidades en el orden de vigilancia e investigación superan las que se nos supone al no ofrecernos más que plazas de guardianes en campos de concentración” (documento del SIM de la CNT fechado el 18 de mayo de 1938. Burnett Bolloten).
Cuando lleguen las tropas de Franco a los restos de territorio republicano que le quedaban por conquistar encontrarán las cárceles atestadas de verdaderos anarquistas, esto es, anarquistas contrarios al Estado, sea este un Estado franquista o un Estado anarquista.
El que fuera secretario del Comité Nacional de la CNT en 1936, Horacio Martínez Prieto será un firme defensor del llamado posibilismo libertario, es decir, luchar por la conquista del Estado para utilizarlo en pro del anarquismo. Íntimo colaborador de los comunistas será un alto funcionario del Estado como Director de Comercio en el Ministerio presidido por el anarquista Juan López. También será Subsecretario de Sanidad en el Ministerio de Educación y en el de Sanidad presidido ambos por el anarquista Segundo Blanco. Un tiempo después de acabar la guerra será ministro de Obras Públicas durante dos años con el gobierno en el exilio de José Giral (republicano ultraburgués y estatólatra fanático que fue Ministro de Marina por dos veces con Azaña. Azaña el carnicero, Azaña el asesino de campesinos).
Horacio M. Prieto será uno de los impulsores y signatarios del Manifiesto de 23 de enero de 1948, o también llamado Manifiesto de los diecisiete, en el que se hará un llamamiento para que el anarquismo se convierta en el Partido Libertario o Partido Socialista Libertario y luche como el resto de partidos por la conquista del Estado. Horacio Martínez Prieto acabó sosteniendo la necesidad de unirse a la socialdemocracia radical pero conservando la parafernalia anarquista. Su idea fue convertir la Federación Anarquista Ibérica en un partido de Estado.
José Expósito Leiva fue nombrado secretario general de la CNT en el interior en 1945 y vicesecretario del Movimiento Libertario. Leiva y Prieto se integraron ambos en el Gobierno de Giral en el exilio como representantes de la CNT.
En el pleno clandestino de la CNT en Carabaña en Madrid en julio 1945, José Expósito Leiva se centró en la necesidad de cómo crear un partido libertario que tuviera como objetivo construir un Estado fuerte.
Gregorio Jover, destacado militante anarquista que formó parte del famoso grupo anarquista Los Solidarios junto a Durruti, Ascaso, Juan García Oliver y Miguel García Vivancos, será uno de los que con más insistencia proponga una y otra vez la creación de un Partido Obrero del Trabajo que represente al anarquismo en el parlamento español. Buenaventura Durruti pedirá el voto para el Frente Popular; Juaquín Ascaso acabará de presidente de un Estado anarquista parlamentarista representativo con capital en Caspe que ocupará durante menos de un año toda la mitad oriental de Aragón y se llamará Consejo de Aragón; Juan García Oliver será ministro de Justicia; y García Vivancos se unirá a Gregorio Jover en las propuestas de crear un Partido Anarquista que conquiste el Estado a través de las elecciones parlamentarias y despliegue un Estado fuerte en todos los sentidos.
Todo esto hunde sus raíces en el llamado treintismo. Una corriente ideológica fundada en 1931 a partir del Manifiesto de los Treinta, contraria a la revolución y partidaria de integrarse en el Estado. En 1934 forman el Partido Sindicalista y en 1936 consiguen dos diputados que se unirán al Frente Popular que gobernará el Estado Republicano con mano de hierro y asesinatos masivos en campo hasta que comience la guerra. Los dos diputados a Cortes serán Ángel Pestaña y Benito Pabón. Éste último será Secretario General del Consejo de Aragón junto a su, ya mencionado, presidente Ascaso.
El treintismo estará formado por anarquistas como Juan López que terminará integrándose en el Sindicato Vertical franquista. También será un treintista el que fue Secretario General de la CNT en 1922 Juan Peiró y que acabará como ministro de Industria. Y por supuesto el ya mencionado Ángel Pestaña que también fue Secretario General de la CNT en 1929.
El Partido Sindicalista se refundará en 1976 y en las elecciones de 1977 se presentará dentro de las Candidaturas de Unidad Popular (CUP) junto al Movimiento Comunista, el Movimiento Socialista y el Partido Comunista de Trabajadores.
El anarquismo y su carcinoma estatolátrico.
Dejemos la historia por ahora y pasemos al presente.
Herederos de esta corriente es hoy, en 2020, gran parte del anarquismo ibérico, solo que en vez de formar un partido propio se han adherido ideal, mental y políticamente a Podemos. Ni más ni menos que lo que siempre hicieron.
Es cierto que no se han unido formalmente y que ni siquiera reconocen este hecho vergonzoso; pero es algo comprobable a primera vista que nadie de buena fe puede negar. Este anarquismo orbita entorno al izquierdismo posmoderno podemita. Toda su práctica, sus reivindicaciones y sus ideas son idénticas al ala más izquierdista de Podemos.
Este anarquismo se reivindica orgullosamente, al igual que Podemos y el comunismo, como heredero del progresismo y de la Ilustración. Se siente de izquierdas (término parlamentarista, jacobino y estatal donde los haya) y se une en cuanto tiene la ocasión en la “defensa de lo público”, esto es, del Estado.
Este anarquismo, al igual que Podemos, es profundamente urbanita, industrialista e interpreta nuestra historia desde el punto de vista marxista y liberal asumiendo los mismos tópicos sobre nuestros antepasados. En concreto lo hacen muy exageradamente con la Edad Media, rechazando de plano nuestra enorme tradición de concejo abierto, de cultura oral, de bienes comunales, derecho consuetudinario, municipio libre, milicias concejiles, la autogestión de la administración de justicia, las formas autoorganizadas de seguridad social rural, redes de apoyo mutuo campesinas, el colectivismo, la auzolorra… Interpretan nuestra historia desde la falsedad manifiesta de la Teoría del Feudalismo y la Teoría del Progreso, repetidas sin descanso por marxistas y liberales.
Este anarquismo apoya y se siente orgulloso de haber ayudado a crear el Estado de Bienestar, al que ven como una conquista de los de abajo. Lo cierto es que este asistencialismo vertical no es ninguna conquista, sino que es ideado por el militar Bismarck para destruir la autoorganización popular, legitimar el Estado, asegurar el frente interior y poder hacer la guerra en el frente exterior, conquistar los corazones y las mentes de los individuos y, en definitiva, fusionar pueblo/Estado haciendo que todo sea Estado. En nuestra península lo aplica por primera vez el Movimiento Nacional fascista con el ministro falangista Gorría y su Seguridad Social estatal de los años 60, siguiendo los pasos del ministro liberal conservador de derechas Eduardo Dato, creador del Ministerio de Trabajo. Así que tenemos que esta creación del fascismo más hitleriano es la flor y nata del izquierdismo más radical y libertario.
Este anarquismo apoya el feminismo de Estado draconiano. Un sexismo extremo iniciado por las sufragistas burguesas derechistas, grandes devotas del Estado y de la dictadura parlamentaria. Este anarcofeminismo apoya la Ley Integral de Violencia de Género, apoya la Secretaría de la Mujer, al Ministerio de Igualdad, las leyes de discriminación positiva, los Pactos de Estado, las subvenciones a las miles de asociaciones, ong´s y fundaciones paraestatales, además de apoyar el bombardeo propagandista goebbeliano más masivo centrado en el chovinismo de género. Y, sobre todo, apoya la censura, la censura a todo aquel que discrepe con este fasciofeminismo. A los toros se los castra para que se conviertan en bueyes. Se hace esto para que sean sumisos y resistan el trabajen duro sin rechistar. El Estado necesita castrar mentalmente para conseguir sumisión y trabajadores obedientes. El Estado necesita enfrentar a los individuos para atomizar la sociedad y dominar más y mejor. El Estado necesita que las autoestimas estén por los suelos. ¡Pecadores, deconstruiros y obedecer! El lema del movimiento mussoliniano era “creer, obedecer, combatir” y “agredir para vencer”, justo el mismo que nos plantea el feminismo de Estado.
En cuanto a la historia de la mujer rural y campesina de nuestros últimos 1500 años, este anarcoestatismo reproduce miméticamente las doctrinas marxistas y liberales de la burguesía académica más clasista. Es una vil mentira que estos últimos 1500 años hayan sido años de opresión hacia la mujer en el seno de la sociedad rural popular tradicional ibérica.
Este anarquismo ignora y rechaza la gran peculiaridad de nuestra historia rural popular. Una ruralidad que abolió la esclavitud en un proceso que comienza en el siglo V. Con esta actitud de dar la espalda a la historia de nuestros pueblos ibéricos se une a los manuales escolares del ministerio de Educación para hacer la damnatio memorae y reproducir así la versión que sobre la historia del pueblo hacen las élites marxistas y liberales. Este anarquismo, en su activismo centrado en mirar hacia arriba, delega el pensamiento en la universidad del Estado y rechaza el esfuerzo por autogestionar el saber y el conocimiento. Por lo tanto, un anarquismo que, al tragarse ávidamente la versión que las élites hacen de nuestra historia rural, se siente acomplejado, avergonzado, se autodesprecia y autoodia por ese supuesto pasado de la gente común del pueblo llena de atraso, miseria, ignorancia, machismo, absolutismo, servilismo, brutalidad, violación…
Este anarquismo se une con fervor al bloque “antifascista” junto a los fascistas de izquierdas (podemitas y estalinistas varios), formando coordinadoras, frentes y grupos muy del estilo del viejo peronismo argentino, movimiento éste que se inspira en los Camisas Negras italianos. El ambiente antifa es hoy irrespirable. Salirse del dogma anarcoestatal posmoderno es suicida, es verse condenado al ostracismo más duro.
Este anarquismo defiende a ultranza la Sanidad del Estado, ultraiatrogénica, centralizada, vertical, expoliadora, delegacionista, esclerótica, capitalista, burocrática y un inmenso negocio para las farmacéuticas y fabricantes de maquinaria médica. Este anarquismo apoya sin fisuras a la Ciencia de Estado y su persecución neoinquisidora contra otras formas de ver la salud. Un ejemplo es la persecución a Josep Pàmies y sus estudios sobre los usos medicinales de las plantas. La censura es defendida a ultranza o se mira para otro lado especialmente en los casos relacionados con el sacrosanto poder de las batas blancas y el todopoderoso ministerio de Sanidad.
Este anarquismo es también furibundamente partidario del anticlericalismo burgués siendo incapaz de diferenciar entre el cristianismo popular de nuestra tradición y la Iglesia Católica Romana. Son comecuras agresivos, pero no así con el Islam, al que defienden desde el malabarismo. Un anarquismo que no entiende nada de lo que fue la lucha contra el imperialismo musulmán en la península ibérica y que equipara a las milicias concejiles voluntarias y autoorganizadas cristianas con el ejército profesional de mercenarios del Estado andalusí. Un anarquismo que tacha de racista e ilegítima nuestra guerra de liberación contra el Califato andalusí pero no lo hace con los voluntarios que se van a las milicias kurdas a luchar contra un Califato semejante.
Este anarquismo apoya a lo grande el conservacionismo de Estado y el ecologismo de Estado. Desde su concepción drásticamente urbanita apoya los Parques Nacionales y la Red Natura 2000. Esto no significa más que una mayor reglamentación, una mayor estatalización y una mayor presencia de funcionarios con labores policiales. Este ecologismo aumenta el poder del Estado como nunca antes y hace una defensa indirecta del ecocidio al impedir el surgimiento de alternativas. Se unen pues, a darle la estocada a la despoblación rural y a poner un obstáculo formidable para la libertad y la repoblación rural libertaria. ¿Qué alternativa vamos a levantar en unas montañas donde todo está prohibido? A esta pregunta el anarcoestatismo solo emite balbuceos ininteligibles.
Este anarquismo es cosmopolita e incapaz de comprender las luchas de los pueblos por su cultura, su idioma y su resistencia a la desaparición. Este anarquismo es, tras el trampantojo del internacionalismo y la plurinacionalidad, profundamente españolista, igual que Podemos.
Este anarquismo es, de nuevo al igual que Podemos, profundamente posmoderno.
Este anarquismo es nietzscheniano, estirneriano, foucaultiano, seguidor de Derrida, Deleuce, Vattimo, Heidegger, es decir, es un anarquismo antihumanista.
Este antihumanismo lleva directamente al veganismo, al animalismo, al antiespecismo, al neomalthusianismo y a la ecología profunda. Humanizar a los animales para animalizar a los humanos. Por lo tanto, fruto de esta animalización de los humanos, es legítimo controlar la reproducción humana desde arriba como afirma el padre del antiespecismo Peter Singer en su libro Ética Práctica. El resultado es apoyar la biopolítica antinatalista estatal por el bien de la ecología y por el bienestar animal. El antihumanismo que conduce directamente al ¡somos demasiados! Esto prepara la opinión pública para aceptar la esterilización y el exterminio.
Un antihumanismo nihilista cargado de autoodio e incapaz de ver nada bueno en nuestra tradición ibérica, europea y occidental. Un anarquismo que, sintiéndose partidario de la desquiciada Teoría de la Interseccionalidad, cae en un furibundo racismo antiblanco. Un anarquismo misántropo. Un anarquismo que olvida la división vertical pueblo/Estado, exactamente igual que Podemos, y exacerba el hipercriticismo horizontal anticonvivencial al otro, al compañero, al amigo, al familiar, al vecino… al pueblo en definitiva. Termina pensando igual que la élite de todos los tiempos: el pueblo es una masa de pecadores odiosos, machistas, homófobos, blancos, racistas… Acaba mirando con amor al Estado y con odio al pueblo.
El anarquismo o es contrario a la voluntad de poder y amante del amor o no es más que una aberración estalinista y socialdemócrata.
Un anarquismo que se alinea con la exaltación del hecho migratorio que realizan una y otra vez el Banco de España, la patronal, las élites, el Estado, el agrobusiness y todo el capitalismo español, sedientos y ansiosos de mano de obra barata, joven, que venga con los altísimos gastos de crianza ya pagados por los países emisores. Un chollazo, una bicoca, un negocio redondo. Una inmigración que genere plusvalías a montón para el Capital y que cotice a la Seguridad Social, pague impuestos y aumente el poder del Estado. Una inmigración valoradísima por su desarraigo, su sumisión, su aguante ente el trabajo duro y con una cosmovisión más dada a la obediencia que la europea por venir de tradiciones esclavistas milenarias.
Decir que el sector popular de las poblaciones europeas occidentales tiene una cosmovisión más dada al cuestionamiento de los ricos, el cuestionamiento de la jerarquía, con una tensión permanente hacia la democracia asamblearia, con un individualismo positivo enfrentado al Estado, con una tradición menos patriarcal… es pecado gordísimo para los anarquistas de Estado, igual que para los podemitas. Es tal la magnitud del pecado que decirlo en sus ambientes conlleva fuertes represalias.
Hablar, reflexionar o escribir sobre la sustitución étnica en curso en Europa es motivo de agresión. Los ambientes anarquistas de hoy son lugares especialmente contrarios en la práctica a la libertad de expresión y de conciencia. Ambientes en que el pensar ha sido desterrado y sólo se pueden repetir los dogmas y relatos oficiales como loros amaestrados.
Un anarquismo que apoya el inmigracionismo acríticamente. Como ya hemos dicho, todo intento de reflexión en el ambiente anarcoestatista sobre el hecho migratorio es calificado de racista y excluido de la misma manera que la Iglesia Católica hacia con el anatema sit cuando excomulgaba a los herejes. Este anarquismo se niega a ver que robar seres humanos a otros países es un acto neonegrero y un neotráfico de esclavos que está depredando como nunca el tercer mundo, al que se le asignado ser fábricas de seres humanos. Robarles las materias primas está mal pero no así los seres humanos.
Un anarquismo que eleva el hecho migratorio a algo a fomentar. Un anarquismo que es antinatalista por ser ferozmente misántropo, al igual que Podemos. Y si no se tienen hijos pues hay que robarlos a otras comunidades.
Un anarquismo que afirma de manera rapaz y neocolonial, igual que el senador de Podemos Ramón Espinar, que necesitamos inmigrantes para que el sistema de pensiones y, el Estado de Bienestar en general, sea viable a largo plazo. Un anarquismo que mira con buenos ojos a la patronal y al Estado cuando dice que hacen falta más inmigrantes urgentemente y mira con odio y desprecio a los que creen que no sólo necesitamos soberanía alimentaria sino también soberanía demográfica. Un anarquismo que no entiende que significa la inmigración para el sostenimiento y crecimiento del poder del capitalismo y del Estado. La inmigración es crucial para el poder del Estado igual que lo fue el éxodo rural a las ciudades para el aumento del poder del Estado franquista.
Un anarquismo que no se opone a la Política Agraria Comunitaria y se une, junto con Podemos, a las reivindicaciones de “Por otra PAC”. Para que así continúe el clientelismo, la pérdida de combatividad por soborno directo, la compra de corazones, mentes, votos y voluntades que la terrible PAC provoca en el campo. Por no mencionar la debacle de las pequeñas explotaciones familiares y la concentración de propiedad en monopolios gigantescos que provoca cualquier PAC.
Un anarquismo que no entiende que es la liberación sexual y se une a las organizaciones paraestatales y estatales LGTBI vinculadas todas ellas a Podemos y PSOE, en su lucha, junto con el fasciofeminismo, por la deconstrucción de la masculinidad y la criminalización de la heterosexualidad. Una deconstrucción forzosa, desde arriba, a través de la propaganda masiva violadora de conciencias de los medios de comunicación, la escuela y la universidad. La liberación sexual es sobre todo liberación del Estado y su biopolítica, pero esto no lo comprenden. Ven lo malo que es el igual y la necesidad de encarcelarle por delitos de odio pero no ven al Estado y su ejército que siempre han odiado fanáticamente al pueblo.
Un anarquismo defensor de las mareas verdes por la educación pública “y de calidad”. Un anarquismo que se opone con rotundidad a las siguientes palabras sobre la educación del Estado y levanta una persecución horrible contra su autor o quien diga cosas similares.
“Las infaustas rutinas que inculca dicho amaestramiento planeado, a través del simple estar en el medio universitario y someterse a sus regulaciones, son muchas. Acostumbra a la suspensión del entendimiento, que es obligado a permanecer años absorbiendo, silenciosa y reverencialmente, lo que expone el docente, pero no reflexionando por sí mismo, mucho menos cuestionando o contradiciendo. Induce a la competitividad y al medro, por medio del sistema de exámenes.
Fomenta el hábito psíquico del utilitarismo y el egotismo, al tener el estudio, mecánico y repetitivo, como meta el alcanzar unas credenciales o títulos para realizar brillantes carreras profesionales. Instaura la costumbre de la jerarquización y su correlativo, el servilismo, que son presentados como las formas naturales de existencia de toda comunidad humana. Estimula la pasividad de la voluntad, pues el educando es tratado como un objeto que no decide nada de importancia, que es traído y llevado sin contar con su albedrío.
Arraiga el hábito del fideísmo y las actitudes reverentes hacia las autoridades académicas e intelectuales ilegítimas, que son expresiones particulares de un personaje arquetípico de la revolución liberal, el ”sacerdote-maestro” del que trata T. Veblen, instaura el menosprecio por la sensibilidad, el alejamiento de la experiencia y de la vida, así como todo tipo de acción transformadora y de compromiso desinteresado, dando pábulo a la holgazanería, el nihilismo, la indisciplina, la desgana y el parasitismo.
Surgen mentes de repetición, todas iguales, laminadas por la verborrea profesional y la balumba de las teorías y los dogmatismos, sin confianza en sus propias capacidades (salvo para reproducir lo absorbido por mentalización). De ese medio emergen sujetos cada día más limitados y mezquinos, incapaces de pensar y obrar con grandeza y con verdad. De ahí la intelectualmente nulificada, sin inquietudes trascendentales ni empuje transformador, carente de creatividad, hiperindividualista y no-ética juventud actual, devastada por el aparato académico y por ello mismo designada y dócil, sin otro interés que imitar a sus padres en el conformismo, el consumo y la ausencia de fines específicamente humanos. Todo lo expuesto otorga la razón a J.F. Revel cuando alega que la universidad “sustituye la cultura por la impostura”.
El anarquismo y sus viles purgas contra los enemigos del Estado.
Estas últimas palabras sobre la educación del Estado son de Félix Rodrigo Mora, una persona perseguida con la que se ha utilizado las mismas artes que al principio del texto comentábamos sobre el proceder del PCE (con apoyo de la CNT) contra el POUM.
Daba igual que las milicias del POUM estuvieran en el frente muriendo bajo las balas del fascismo, daba igual, eran agentes de Franco y de Hitler.
A Félix se le ha realizado una campaña brutal de calumnias, mentiras y montajes acusándole de machista, homófobo, islamófobo, racista…
En el título de este apartado he puesto “anarquismo” y no “anarquismo de Estado” pues una parte importante del anarquismo, aun no siendo anarcoestatistas, negaron la sagrada libertad de ideas, expresión, conciencia, creencia y debate; y se dejaron llevar por las calumnias y el montaje sin hacer el esfuerzo de comprobarlas. Cuando llovieron los sambenitos y la difamación, las amenazas de palizas, las expulsiones de locales y centros sociales, las llamadas a la censura abierta, la retirada y persecución de libros, la negativa al debate, el rechazo a la presunción de inocencia frente a las calumnias sin pruebas, los panfletos anónimos llamando al asesinato… cuando todo esto arreciaba, muchos anarquistas callaron y dejaron hacer, aun sabiendo que el ataque venía de un teratoma antinatural de anarquismo, Unidas Podemos, Izquierda Unida y PSOE. Hoy hablamos de Félix pero ha habido muchos Félix y esto debe ser contrarrestado sobre todo no cediendo ante su terror. Cuando decimos Félix decimos cualquier persona que se atreva a disentir.
Da igual que Félix sea absolutamente partidario y activista de la lucha por la liberación de la mujer contra el patriarcado y contrario radicalmente al sexismo de ningún tipo, además de luchador por la igualdad escrupulosa del varón y la fémina, da igual, se le llamará machista. Denunciar que el Estado es el gran patriarca, el macho alfa, el gran paterfamilias y nunca, nunca, nunca el liberador de nada ni de nadie es perseguido, no sólo por los comunistas, pesoistas y podemitas sino especialmente por el anarcofeminismo, lacayo de la universidad del Estado y sus teorías majaderas.
Da igual que Félix sea combatiente por la libertad sexual completa (excluyendo la pederastia y la esclavitud), da igual, se le llamará LGTBIfóbico por decir que el Estado es el enemigo número uno de la libertad sexual.
Da igual que Félix sea un partidario declarado de la libertad religiosa y de conciencia, da igual, se le llamará islamófobo. Exponer que el islam es una religión de Estado, militar, misógina y esclavista será tachado en los ambientes anarcoposmodernos de herejía.
Da igual que Félix sea partidario de la libertad de circulación y esté en contra de las fronteras, de la policía y del ejército que las patrulla, da igual, será acusado de estar contra los inmigrantes como individuos y de racista. Da igual que considere el racismo algo protervo e infame, da igual. Para este anarquismo si rechazas el hecho migratorio estás contra los inmigrantes como personas, como un ultraderechista racista más. Por lo que este anarquismo, al exaltar el hecho migratorio, es neonegrero y salvador del capitalismo como el que más.
El PCE acusó sin pruebas al POUM de estar al servicio de Franco y en sus panfletos/montajes sacó de contexto y tergiversó frases y opiniones de los militantes del POUM para justificar sus calumnias, persecución, encarcelamiento, torturas y muertes. De la misma manera Podemos, Psoe y su monaguillo el anarcoestatismo posmoderno calumnian a los revolucionarios y a los que se oponen al Estado.
Si el PCE, con el apoyo de la CNT (y del NKVD), sacó hace décadas el folleto Espionaje en España; ahora Podemos-PSOE, con el apoyo fiel del anarcoestatismo (y seguramente del CNI), sacan, apoyan y difunden el folleto Yo disparé contra Félix Rodrigo Mora.
Mi más profundo rechazo a este anarquismo. Es urgente anarquizar el anarquismo, para combatir al Estado y no para unirse a él. Nos vamos a defender y vamos a defender la libertad.
[1]“La Libertad” Mijail Bakunin.
Enrique Bardají Cruz. 13 de noviembre de 2020, Pirineo Occidental.
Colectivo Amor y Falcata
amoryfalcata@riseup.net