Han pasado ya dos meses desde el encuentro de Mayo y es tan buen momento como otro para enviaros unas palabras de ánimo a todos en estos tiempos tan tristes. Me quedan aún recuerdos del bien-estar de esos cortos días; me sentí bien en todo momento gracias a la amabilidad de la gente y a su buen trato.
En cuanto a los asomos de conflicto o de tensión creo que son inevitables en un grupo tan numeroso en el que, además, nadie había intentado seleccionar en base a ninguna categoría. Esto tiene mucho valor y revela la voluntad colectiva y no dirigista de quienes tomaron la iniciativa de organizar la reunión. Es de suponer que habrían salido más encontronazos y más duros de haber durado más.
De entre los participantes me sentí próximo a unos y lejos de otros, como es natural; pero para mí no sobró ninguna voz. Yo, que soy descreído en la cuestión de la construcción del sujeto de virtud, pienso que no son nuestras cualidades las que nos hacen útiles para servir a una transformación social, sino nuestras taras. En la asamblea y en el trabajo en común son los vicios de unos lo que modula y compensa los de los otros. Por desgracia, lejos de ser nada, estamos hasta los topes llenos de condicionamientos y de heridas.
En todo caso, si hay otro encuentro habrá más participación en organización, formas y contenido, con lo que sólo se sentirá ajeno quien de hecho así lo quiera. Pero siempre hay que contar con choques y rebotes. Y creo que no hay que inhibirse mucho en esto. Lo importante siempre es durar, estar ahí activos, para aprovechar oportunidades que puedan venir y apoyar acciones de cambio en ocasiones críticas.
En cuanto a las tareas, convengo con quienes piensan que lo decisivo es construir una economía al margen y en contra del Capital-Estado, aunque mi interés es la defensa de la infancia. Por ahora no veo alguna propuesta que se refiera a esto, así que, en principio y ya que trabajo en un centro de documentación, podría ayudar en la obtención de referencias o materiales para algún grupo de estudio que lo necesite.
Nada más. Salud y abrazos.
Antonio.