Salviano de Marsella es el autor conocido que mayor atención le prestó a la rebelión Bagauda. Las citas que se presentan más abajo las redactó a principios del siglo V, en una época de declive y debacle general que empezó cuatro siglos atrás. Fue a finales del siglo V cuando finalmente se colapsó Roma y los reinos germánicos reemplazaron el poder romano. Finalmente, después de más de 1.600 años, es posible leer a Salviano en castellano.
Se harán algunos comentarios sobre Salviano y los Bagaudas, aunque próximamente se publicará un resumen y análisis de la obra de Salviano Sobre el gobierno de Dios, de donde se recogen estos fragmentos. La intención será recuperar la parte positiva de este autor, dejando de lado el aspecto religioso, para sustraer ideas transformadoras y provechosas para el futuro.
Los Bagaudas fueron un movimiento campesino revolucionario que apareció sobre el año 283 de nuestra era, y duró aproximadamente dos siglos. Como afirma Salviano, nació en contra de la terrible opresión y servidumbre que inculcaba el Imperio Romano. Se extendieron por la Galia e Hispania, y a pesar de ser reprimidos, crecieron en número durante el siglo IV llegando a tener ejércitos importantes, hasta que finalmente desaparecieron a finales del siglo V.
Salviano parece indicar que los Bagaudas realizaron crímenes obligados por las circunstancias que padecían, no obstante, es probable que la mayoría de estos fueran legítimos, puesto que se intentaban defender del acoso y yugo del Estado romano. Más aún, Salviano sugiere, al hablar en su favor, que estas gentes compartían algunas de las virtudes y cualidades que cita en su obra como positivas. Las principales virtudes para él son el afecto y la ayuda mutua, la esencia del primer cristianismo. Asimismo, valora la fortaleza espiritual, la voluntad, la libertad, la humildad, el esfuerzo, la pobreza, el sacrificio, el bien público, la autocrítica, el trabajo, la verdad, la paciencia, la fidelidad, la grandeza, la moralidad, la responsabilidad, la espiritualidad y las acciones por encima de las palabras.
Salviano se centró en criticar lo propio más que lo externo, la degradación de los romanos en su época, para que sus contemporáneos fueran capaces de transformar positivamente sus vidas y su sociedad. Así constató que la destrucción del sujeto en el Imperio provocó la victoria de los bárbaros debido sobre todo a su superioridad moral. Asimismo, resaltó la importancia del amor en actos, una característica que parece otorgar a los Bagaudas. Habló de ellos mejor que de ninguna otra gente de su época, puesto que incluso constató la hipocresía y vicios de muchos clérigos. Estas fueron sus palabras sobre los Bagaudas:
“Mientras tanto a los pobres se les roba, las viudas se lamentan, los huérfanos son pisados, por lo que muchos, incluso las personas de buena cuna, quienes han disfrutado de una buena educación, buscan refugio con el enemigo para escapar de la muerte a causa de los procesos de persecución pública. Buscan entre los bárbaros la humanidad romana, dado que no pueden soportar la bárbara inhumanidad que encuentran entre los romanos. Aunque estos romanos difieren en costumbres y lengua de las gentes con quienes se han refugiado, ni tampoco están acostumbrados, si se me permite decirlo así, a los hedores fétidos de los cuerpos y las ropas de los bárbaros, no obstante, prefieren la extraña vida que allí encuentran a la abundante injusticia y crueldad entre los romanos. Así que se marchan hombres hacia todas partes, ahora con los Godos, ahora con los Bagaudas, o con cualquiera de los otros bárbaros que hayan establecido su dominio en algún lugar, y no se arrepienten de su exilio, porque preferirían vivir como hombres libres, aunque en aparente cautiverio, que como cautivos en aparente libertad. De ahí que el nombre de ciudadano romano, una vez no sólo muy valorado, sino comprado muy caro, es ahora repudiado y apartado voluntariamente, y se tiene como no meramente carente de valor, sino incluso como aberrante. Esta es la mayor prueba de la maldad, crueldad e injusticia romana: ahora multitud de ciudadanos nobles rechazan el título de romanos, cuando anteriormente este status fue la mayor fuente de resplandor, gloria, fama y honor. El resultado es que incluso aquellos que no se refugian con los bárbaros están, con todo, obligados a ser ellos mismos bárbaros; pues este es el caso de la mayor parte de los Hispanos, no pequeña proporción de los Galos, y, en fin, todos aquellos pueblos del imperio que por nuestra injusticia han sido privados del título de romanos.”
“Ahora debo hablar de los Bagaudas, quienes, despojados, afligidos, y asesinados por los malvados y sanguinarios magistrados, después de haber perdido los derechos de los romanos, perdieron también el honor del nombre romano. ¡Nosotros transformamos sus desgracias en crímenes, les etiquetamos con un nombre que recuerda sus pérdidas, con un nombre que nosotros mismos hemos ingeniado para su vergüenza! Llamamos a esos hombres rebeldes y miserables, a quienes nosotros mismos hemos forzado al crimen. Pues, ¿Por qué se hicieron Bagaudas sino por nuestros actos injustos, por las perversas decisiones de los magistrados, la proscripción y la extorsión de aquellos quienes han volcado las exacciones públicas al aumento de sus fortunas privadas y hecho las indicciones de impuestos su oportunidad para el saqueo? Como bestias salvajes, en vez de gobernar a aquellos puestos bajo su poder, los funcionarios les han devorado, nutriéndose no sólo de sus pertenencias como los bandidos comunes lo harían, sino incluso de su carne desgarrada y su sangre. Así, ha llegado a pasar que los hombres que fueron estrangulados y medio-muertos por exacciones brutales comenzaron a ser realmente bárbaros, ya que no se les permitía ser romanos. Actuaron como lo que no eran, puesto que no se les permitió ser como eran; y se vieron obligados a defender al menos sus vidas, creyendo que habían perdido por completo su libertad. ¿Es diferente nuestra situación actual? Aquellos que no se habían unido a los Bagaudas, ahora se ven obligados a unirse a ellos. La violencia y el ultraje que los hombres sufren les obligan a desear convertirse en Bagaudas, empero su debilidad se lo impide. Por lo que son como cautivos oprimidos por el yugo de un enemigo, soportando las torturas de la necesidad, contra su voluntad; en sus corazones anhelan la libertad mientras que sufren la aplastante servidumbre.”