«…para nuestro futuro desarrollo, no necesitamos poder alguno excepto el dirigido por el amor hacia formas de belleza y verdad. Únicamente cuando el amor se ponga a la cabeza, la Tierra, y la vida sobre ella, volverán a ser seguras. Y no lo serán hasta entonces». Lewis Mumford
Primavera, a pesar de todo y al fin y al cabo, en el hemisferio boreal; también podríamos haber titulado el texto de forma más englobadora con el otro hemisferio austral en que ahora se desarrolla el otoño como “La cuarentena y los discos imaginales”, por ejemplo, pero como el título inicial cobró fuerza en el pensamiento generador de este escrito desde el principio, lo dejamos tal cual esperando la comprensión de personas que lo puedan leer de allá.
Gracias por estas oportunidades que nos ofrece la vida, en este caso a los seres humanos, y en concreto, y más últimamente, con los acontecimientos generales y las adversidades que se vienen presentando, relacionadas con ‘algo’ de vulnerabilidad y desarraigo de las leyes naturales, en ciertos casos.
Hace poco descubrí en internet algún escrito del profesor y escritor Carlos de Castro (1, 2). Estaba buscando referentes relacionados con inquietudes personales compartidas y compartibles, acerca de la problemática ecológica y social de nuestra civilización, y me vino como un soplo de aire vivificante leyendo sobre futuros esperanzadores, en el seno de esta gran madre abuela que viene a ser Gaia. El autor retoma la atractiva y fascinante teoría Gaia de Lovelock y Margulis. En su Gaia orgánica plantea futuros escenarios desde un análisis que tiene en cuenta aspectos sociales, antropológicos, económicos, ecológicos, y da respuestas en torno a esas preguntas e inquietudes que nos venimos haciendo. Sostiene que una futura sociedad humana, incluso en plural, futuras sociedades que logren perdurar tras un ocaso de nuestra civilización requerirán grandes dosis de generosidad en la gestión del conocimiento y el amor, si mal no recuerdo que explicaba, amén de una eficacísima capacidad de reciclar, a muchos niveles, para lo que ponía ejemplos como el de la eficiencia en el uso y reciclaje de una molécula de agua desde que entra por nuestra boca hasta que termina saliendo de nuestro organismo, llegándose a reaprovechar unas cincuenta veces, o del caso de reciclajes en otros organismos como puede ser el de un camello. Pensemos por ejemplo en los ciclos básicos del carbono y el nitrógeno en ecosistemas más complejos como los constituidos por un pinar o por un robledal, o también, por ejemplo, un ecosistema acuático…
Y aunque su lectura me resultó francamente interesante y aleccionadora para seguir profundizando, ahí se quedó más o menos interrumpida.
Ahora he comenzado un libro de Thomas H. Greco, Jr. que se llama ‘El fin del dinero y el futuro de la civilización’ (3) Se trata de una obra escrita por este autor hace unos diez años, en plena crisis económica y financiera, y traducida recientemente al castellano con este sugerente título.
Y aunque la temática financiera pueda resultar poca atractiva para una buena parte de la sociedad desvinculada aparentemente de la vorágine inversora y especulativa, aunque indirectamente se sufran las consecuencias negativas de los desequilibrios socioeconómicos generados, no está de más profundizar un poco en los entresijos del dinero y cómo ha ido tomando preponderancia en muchos aspectos de la vida humana moderna, por no decir en la mayoría, pasando casi de ser un medio o herramienta de intercambio a constituirse casi en un fin en sí mismo. Si a esto se añade una finalidad emancipadora y constructiva del texto, encontramos en el mismo, y viniendo de un autor con una biografía aleccionadora y que muestra honestidad, encontramos, decimos, un buen motivo para sumergirnos en su lectura.
Ante la actual situación que vivimos, con la pandemia del coronavirus, la búsqueda de explicaciones coherentes y sobre todo de soluciones se hace necesaria y a la vez difícil con multiplicidad de informaciones parciales y desinformación, viviendo estados de inquietud y ansiedad. Además se requiere quietud y sosiego para reflexionar y pensar con la menor coerción, tanto externa como interna posible. El confinamiento nos brinda oportunidades de decrecimiento a muchos niveles, oportunidades y advertencias para de desacelerar, digamos, la maquinaria, como si fueran pedales de automóvil, moto, autobús, camión o como se quiera imaginar, al ver a lo lejos, en marcha y a toda velocidad semáforos en color ámbar. Y aunque las medidas impuestas varían entre países del mundo, en general se está produciendo un cierto parón en cuanto a movilidad, productividad, logística, … con grandes y variadas repercusiones a diferentes escalas de espacio y de tiempo.
Obviamente, la descontaminación de aires y cielos se ha hecho notar como vemos en imágenes virales de fotografías de satélites de algunas regiones planetarias.
Como comentábamos por las redes en algún lugar afín y amigo, entre la disyuntiva de la opción confinante en sentido extenso, coercitivo en grado sumo de la libertad y conexión con lo natural, y la alternativa o alternativas coartadas, si esta cuarentena se alargara, incluso con alternancias de pequeños períodos intermitentes o intercalados de un mes entre otros más largos de dos meses de confinamiento, como leemos, de forma que fueran como tomando mucha ventaja, a modo de juego sucio las medidas y acciones impuestas de reclusión y control de la vida humana y nuestra interacción con el resto de lo viviente, en el sentido negativo obvio de separatividad, pérdida de empatía, desconfianza del otro, destrucción de nuestras potencialidades y nuestra capacidad de cuidarnos las personas unas de otras y sostenernos en gobernanza horizontal,…tiene que haber un camino, una vía emergente. Este «parar» puede facilitar procesos de interiorización y conciencia transformadora de más individuos «en modo discos imaginales«, hacia futuras metamorfosis (usando el símil de la transformación de oruga a mariposa). En todo caso, aunque la idea pueda ser extraña o muy como de sueños imposibles o a lo sumo imaginados, sin posibilidad de concreción tangible, ya la han tenido otros seres humanos, como estoy leyendo en el libro citado que me aporta esperanzas que deseo transmitir y compartir en este escrito.
Por ello, qué mejor que las palabras del autor y alguna cita que aporta, en uno de los primeros capítulos del libro.
De forma didáctica explica en qué consiste la metamorfosis de insectos como las mariposas y establece paralelismos y equivalencias con ámbitos sociopolíticos:
“Parece evidente que nuestra civilización global no puede continuar en su camino actual. Lo que viene después es, por supuesto, mucho más difícil de predecir. Sin embargo, soy optimista de corazón, y como tal creo que la metamorfosis de oruga en mariposa podría ofrecernos una analogía adecuada para nuestra civilización cambiante. Creo que la etapa “oruga” de la evolución humana está llegando a su fin. El cuerpo de la oruga en desintegración no puede ser sostenido o reconstruido, sólo puede proceder con el proceso metamórfico, lo que significa una desintegración completa ya que se convierte en un recurso “sopa” que alimenta a la mariposa emergente. Estamos al borde de un completo rediseño y reconstrucción de todas nuestras estructuras políticas, económicas, sociales y culturales –las cosas que están conectadas a través de nuestras leyes, instituciones y normas sociales-. Las estructuras que debemos crear han de ser coherentes, con los valores que defendemos y los resultados que deseamos obtener. Éstos determinan y son determinados por quiénes somos, cómo nos comportamos y cómo interactuamos. Si somos afortunados lograremos emerger como la nueva criatura en la que creo que la humanidad siempre estuvo destinada a convertirse.”
Y prosigue, adentrándonos en su interesante razonamiento:
“Los procesos fisiológicos que observamos en la naturaleza pueden tener su equivalente sociopolítico. La metamorfosis de oruga en mariposa puede ser más que una metáfora, podría describir lo que está sucediendo en el mundo.”
Referencia en anotación cómo < primero fue introducido en esta idea por uno de sus brillantes colegas en Tucson, el Dr. Laurence Victor, luego por otra amiga, Norrie Huddle, en su libro llamado Butterfly, y más recientemente por la bióloga evolutiva Elizabet Sahtorius>.
Comenta la defoliación de una planta de guindilla de su jardín y sus observaciones junto a su amiga Donna, descubriendo cómo en apenas una noche y solamente dos orugas de unas tomateras cercanas son capaces de dejar sin hojas la planta. Y escribe: “La forma en que esto se parece al modo en el que las civilizaciones consumen recursos es evidente. A medida que la oruga crece pasa por un proceso llamado muda. Cuando la oruga se hace demasiado grande para su piel, [ésta] se abre y la oruga se arrastra hacia afuera con una piel nueva. Las revoluciones sociales y políticas de los últimos cientos de años pueden ser análogas al proceso de muda. Representaban cambios abruptos para las sociedades pero no el cambio transformador que las circunstancias actuales parecen requerir. Este proceso de muda ocurrirá cuatro o cinco veces, pero en algún momento la oruga dejará de comer y de crecer, porque nada puede crecer para siempre. Alguien debería decírselo a nuestros economistas y políticos.”
Continúa explicando el ciclo biológico desde el huevo y su eclosión, las diferentes etapas larvales hasta la fase de pupa, y lo que sucede “parece casi milagroso. Desde el exterior parece que no está pasando nada, pero en realidad están pasando muchas cosas dentro de la cáscara. El cuerpo de la oruga se desintegra, convirtiéndose en una sopa de nutrientes. Pero en el cuerpo de la oruga hay, y hubo desde el principio lo que se llama “capullos imaginales” o “discos imaginales”. Estos son grupos de células que contienen el programa de la mariposa emergente. Estos brotes imaginales estaban en el cuerpo de la oruga todo el tiempo, pero estaban inactivos durante la etapa larvaria. Ahora se vuelven activos y comienzan a crecer y a usar el programa de las mariposas. Esto puede tomar un período de días o incluso semanas. Cuando las condiciones son correctas la crisálida se abre y la mariposa se arrastra, extiende sus alas y se aleja volando. Esta es la etapa de imago, la mariposa adulta madura. El comportamiento de la mariposa adulta es muy diferente al de la oruga. Mientras la oruga devora las plantas y parece ser terriblemente destructiva, la mariposa vuela alrededor, sorbiendo el néctar de las flores y polinizando las plantas en el proceso; participa en la reproducción y las hembras ponen huevos para comenzar el ciclo de nuevo.
Es tentador juzgar a la oruga por su destructividad porque a menudo puede devastar los cultivos de los que dependemos para nuestra alimentación. Pero por muy destructiva que parezca la oruga, cumple una función necesaria. Acumula los nutrientes y prepara el espacio necesario para que la mariposa se desarrolle y emerja. ¿Y recuerdas esa planta de guindilla? Brotaron nuevas hojas, se recuperó. Perdimos las guindillas, pero sólo en esa planta, y tuvimos un par más que no se dañaron en absoluto. Así que en el caso de la evolución humana y la civilización, tal vez ésta es una etapa por la que hemos tenido que pasar.
¿Compite la mariposa con la oruga? ¿La metamorfosis implica una batalla por el poder? ¿Es una revolución? El panorama no está del todo claro, pero la bióloga evolucionista y futurista Elisabet Sahtouris cita descubrimientos recientes que sugieren que el proceso puede no ser tan pacífico como se suponía”. De los discos imaginales , dice ella:
Aparentemente, el sistema inmunológico de la oruga lucha contra las células imaginales mientras puede, quizás fortaleciéndolas en el proceso. Pero a medida que los discos se unen, el sistema inmunológico de la oruga falla y la mariposa en formación se nutre del derretimiento calórico de la oruga autodigerida. Los biólogos tardaron mucho tiempo en comprender que la mariposa tiene su propio genoma único, transportado por la oruga, heredado de antiguas mariposas que las adquirieron hace mucho tiempo en evolución [como se describe en Margulis & Sagan, Acquiring Genomes (2002)]. Si nos vemos a nosotros mismos como células o discos imaginales trabajando para construir la mariposa de un mundo mejor, comprenderemos que estamos lanzando un nuevo “genoma” de seres, valores y prácticas para reemplazar el del actual sistema insostenible.También veremos lo importante que es vincularse [unas personas con otras] en el esfuerzo, para reconocer cuántos tipos de células imaginales se necesitarán para construir la mariposa con todas sus capacidades y colores.
Thomas H. Greco reanuda su explicación con lo siguiente:
“Es cierto que estamos consumiendo recursos vorazmente; parece que estamos destruyendo el planeta, y si continuamos, sin duda lo haremos. Pero creo que nuestra conciencia colectiva está empezando a cambiar. Estamos tomando conciencia de los límites y estamos llegando a la parte de nuestro programa evolutivo que dice: ‘¡Para!’
A medida que llegamos al final de nuestra etapa de oruga de la evolución de la civilización, muchos están despertando al programa mariposa y están trabajando diligentemente para lograr los cambios necesarios para transformar a este mundo de ser un mundo de conflictos, violencia, injusticia, inequidad y despotismo a otro de paz, armonía, justicia, equidad y libertad. Parece que los brotes imaginales ahora están comenzando a estimularse unos a otros en una actividad más intensa que resultará en lo que el Dr. Laurence Victor expresó como una <<emergente erupción sinérgica que será tan poderosamente positiva como es de negativo su opuesto invierno nuclear>>. No existe un club exclusivo de “mariposas”, sino un proceso abierto en el que cada uno puede encontrar su propio papel en su propio tiempo. Estamos siendo alimentados por los recursos acumulados de una civilización moribunda mientras encontramos maneras de construir lo nuevo. Es un proceso en el cual repensamos, reorganizamos y reestructuramos, primero reduciendo nuestra dependencia de las estructuras dominantes, luego reorganizándonos en grupos de apoyo mutuo o grupos de afinidad, y luego creando estructuras apropiadas para servir las necesidades tanto de los grupos a los que pertenecemos como al bien común.
Ya hay muchos ejemplos notables de que este proceso avanza en las comunidades locales. Un ejemplo con el que he tenido algún contacto es la Red de la Comunidad Consciente que se ha desarrollado en el norte del estado de Nevada. Empezando con el enfoque de mejorar la economía local, (…) este esfuerzo ha evolucionado hasta convertirse en un fenómeno de construcción de una comunidad de base amplia. Como observa Flyer [Richard Flyer] la gente tiene un impulso para una conexión auténtica, tan básico como la necesidad de alimentos y agua [que] se ha vuelto más difícil de lograr en una sociedad y economía globalizada de «arriba a abajo», por lo que la gente ha estado formando nuevas asociaciones en las que puede conseguir que se satisfaga esta necesidad sentida… En todos los sectores de la sociedad (empresarial, político, religioso y de voluntariado social) y en todo el planeta la gente está formando pequeños grupos para volver a los fundamentos de la humanidad común y conectarse unos con otros. El futuro está en grupos como éste, conectados en una miríada de formas y dentro de todos los sectores de la sociedad. Ahora estamos viendo (especialmente con nuestra crisis energética) el declive de «lo grande es mejor» y la aparición de «lo pequeño es hermoso» en las comunidades locales, como millones de flores que surgen por todo el planeta en el mundo descorazonado en el que vivimos… El cambio que está ocurriendo va mucho más allá de lo económico y social -en realidad es un renacimiento espiritual que muestra signos de hacerse visible-, el surgimiento de una nueva sociedad desde dentro de lo viejo, y cada uno de nosotros, tanto si somos conscientes o no, tenemos un papel vital como comadronas en su nacimiento.
Desde esta perspectiva, – concluye el capítulo- he centrado mi atención principalmente en el desarrollo de soluciones emprendedoras e innovadoras, basadas en organizaciones de base y la libertad de asociación. Como dijo un sabio: Si el pueblo lidera los líderes seguirán.»
Con lo expuesto deseamos contribuir a mantener la esperanza, y aunque todo apunte hacia un recrudecimiento de la tensión humana, la dominación, el despotismo y la imposición por miedo y coerción impidiendo el florecimiento de nuestras mejores potencialidades, aquellas que además de hacernos más felices ayudan a que el mundo sea un lugar más habitable, más acogedor, como he escuchado a la amiga Diana Valeria, desde la muy recomendable página que cuida con dedicación , ‘Vida en Salud’ (https://vidaensalud.es/ ), no vamos a querer retroceder a sufrimientos innecesarios ya vividos, y tristemente conocidos.y añado que evitables por cuanto pudieron aportar en nuestro crecimiento pero ya dejan de tener razón de ser por superables, y por tanto deben de ser superados y dejados atrás como una atroz pesadilla de la que logramos despertar.
Hasta donde hemos llegado, con todo el legado adquirido, a modo de células o discos imaginales, no nos queda otra que encontrar una vía razonable y de corazón, entroncada con el cuidado de la Vida, de la que el humus y lo humano son sustento y fuente necesaria y preciada, que conservar y hacer crecer, valiosos por sí mismos y que nos atañen de forma hasta interdependiente, pues sin humus no habrá humanidad, sin Árbol que genere fértil tierra vegetal, como encuentro oportuno advertir o recordar.
Si vamos parando la maquinaria , reutilizamos los excesos y “sobras” de esta vieja sociedad y escuchamos nuestro ser interno, si tendemos nuestras manos, levantamos la mirada, tal vez recuperemos la sonrisa y lo que nunca llegamos a dejar de ser esencialmente, y vamos sacando ese potencial de amor y de conocimiento sin límites, lo más libre, para construir ese futuro que albergan nuestros corazones, sin miedo, sin vacilación y sin prejuicios, dedicando la energía a lo útil y necesario, desde lo posible, para recuperar la humanidad, con todo lo que atañe de bondad, verdad, belleza, libertad.
¡UNÁMONOS, DISCOS IMAGINALES DE LA HUMANIDAD!
José Mª Peiró Barrero
jueves 26 de marzo de 2020
(*) ‘Discos imaginales’ o ‘Discs imaginals’ en el original en catalán, es o era el anterior blog (de conexión no segura pero de asegurados momentos de conexión neuronal y empática) del amigo «imaginal» Blai Dalmau a quien hago esta especie de guiño por afinidades reflexivas y vitalistas, y de quien leí hace ya unos años este término, por primera vez más allá del sentido habitual estrictamente fisiológico y académico.
(1) www.eloraculodegaia.info/blog/el-oraculo-de-gaia/
(3) GRECO, THOMAS H. (2018) ‘El fin del dinero y el futuro de la civilización’, Ediciones Kaicron