Muy amable, Sofía.
Mi intención es no ser estrecho y participar en lo que pueda ser útil. Pero en las economías alternativas soy un ignorante. De eso deben hablar principalmente los que trabajan en ello, jóvenes y no. Yo sobre esto pienso cuatro simplezas. Se trata de un cambio en el modo de producción; vivir al margen del salario y del capital financiero, casi ná! Y además está la dificultad imponente de que deberán ser economías minoritarias y a la vez eficientes casi desde el principio, ya que los adultos podemos arriesgarnos a caer en la escasez o la marginación pero tememos cerrar las posibilidades a nuestros hijos de que puedan tomar opciones diferentes, o incluso contrarias, a las nuestras. Las comunas de los setenta en España padecían fallas de todas clases, pero era el lastre económico lo que las condenaba a medio plazo. Teniendo en cuenta aquellas experiencias, y reconociendo que somos individuos formados íntegramente en las relaciones capitalistas, los pasos de las iniciativas cooperativas o comunales deberían ser de inicio modestos y prudentes.
Somos individuos con-formados en el capitalismo intentando imaginar un mundo que no vemos. Pero nunca se sabe, y hay la posibilidad de que grupos sociales excluidos por una crisis crónica vean una salida vital en una economía autónoma.
Lo que sí creo es que debe ser este un objetivo estratégico principal, común a todos los amantes de la RI. No quizás porque sea el más esencial, sino porque es la base para que todo lo demás se dé.
En cuanto a la cuestión de la infancia, ahora mi interés se centra en una acción política sobre la crianza, que intento aclarar en un archivo adjunto. No lo pongo en el excel de propuestas porque está sin formular, y quizá alguien más inspirado pueda concretarla.
