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  • Autor de la entrada:Jesús Franco Sánchez

Un texto que quedó pendiente de publicar después del II Encuentro RI es el de Jesús Franco Sánchez. Lo hacemos ahora junto con el enlace al audio de su charla en Mazarete en mayo de 2016: «La elección del bien como principio de conducta» (AUDIO).

Hace unas semanas ha abierto un blog en el que irá colgando los documentos que elabore y que os invitamos a conocer: Ética y autogestión. Blog de Jesús Franco Sánchez

Ofrecemos la Introducción a modo de muestra del artículo referido y dejamos el enlace al documento completo al final.

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INTRODUCCIÓN

De la observación y el análisis con ánimo de verdad (y no con ‹‹el fin mezquino de crearse una conciencia satisfecha››) de los fundamentos y manifestaciones de la situación actual, se concluye que vivimos un periodo histórico de regresión civilizatoria, cuyo ‹‹denominador común es el caos organizado, la desorientación y la transmutación de todos los valores››. La ideología moderna, al extinguir la ‹‹tradición moral de la humanidad››, despoja al individuo de todo lo que éste ‹‹ha necesitado siempre para no morirse de pena››.

No por ello, la concepción de la persona, la sociedad y los valores hoy reinante como ‹‹causa principal del callejón sin salida en que se encuentra el mundo›› parece preocupar a muchos. Ni al amplio y diverso aparato mediático vinculado a la sociedad de la información y el conocimiento (en tendencia ascendente hacia la fusión con la sociedad del espectáculo), más proclive a prestar atención a cuestiones de segundo o tercer orden, cuando no a banalidades, que al abordaje de las cuestiones esenciales de lo humano y lo natural, ni al sujeto medio, lo que señala el grado de extravío de este último al ignorar la raíz del mal, ‹‹de orden humano, moral y espiritual››.

Más bien, ‹‹atreverse a buscar el sentido de la vida propia y de la humanidad en general por conductos como el amor al Bien, el altruismo social o la fe religiosa constituye una empresa carente de todo sentido››.

La vida solitaria; la carencia de ‹‹la fuerza espiritual necesaria para afrontar serenamente los momentos más aciagos del destino››; la frustración o ‹‹nostalgia por lo completamente distinto›› (Horkheimer); el tedio y la ‹‹indiferencia o resignación al triste espectáculo que ofrece el mundo descarriado de hoy››; la ansiedad; la depresión y tanto dolor interiorizado y silenciado; y el suicidio se manifiestan como síntesis de ‹‹todo lo que el sistema nos niega›› y nos autonegamos. De modo que convergen ‹‹dos modos de irracionalismo: el que impera en la misma realidad y el que se aloja en la mente de los insatisfechos››. Lo que da como resultado vidas malogradas, una ‹‹sociedad desgarrada››, un ‹‹nuevo ciclo de disolución y agonía››.

El objetivo que nos mueve es el de contribuir a una contraofensiva holística,teniendo al bien moral como noción rectora, de los modos de ser, pensar y actuar impuestos y aceptados que, en tanto que se hallan en disonancia con ‹‹nuestras verdaderas necesidades espirituales y materiales››,  son la génesis de que ‹‹el mundo occidental se asemeje cada vez más a la Roma de la decadencia››. Para salir del atolladero en que nos encontramos, hemos de ‹‹poner en pie un sistema de valores radicalmente distinto al que hoy predomina››.

Como respuesta a ‹‹un mundo a la deriva como el nuestro››, sin negar lo lastimero del momento presente, ni la sensación de impotencia ni la amenaza constante del desaliento, apostamos decididamente por el bien como otorgador de sentido a la vida. Ambos son ‹‹una y la misma cosa››.

El bien, la verdad y otros valores ‹‹no son artículos de moda›› sino ‹‹moral de vigencia universal y omnitemporal››, que traspasa la realidad empírica (metá ta physiká) y es ajena a ‹‹la dinámica mutacional de la existencia cotidiana y de la historia en su conjunto››. Nicolai Hartmann: ‹‹los valores son categorías o esencias constitutivas››. En su ‹‹insobornable integridad›› y ‹‹validez objetiva›› proporcionan una base para la acción.

Rechazamos las doctrinas que legitiman el orden establecido y convierten ‹‹el proceso de resistencia contra la alienación y la opresión en un absurdo a priori››. Todas ellas ‹‹responden al tipo incrédulo de individuo que se ha dado en todas las civilizaciones declinantes››: el cuantitativismo (que juzga ‹‹un sistema de ideas o un modelo de conducta por el grado de adhesión que logran adquirir››), el criticismo no superador (partimos, por el contrario, de la premisa de rescatar lo positivo, de una concepción constructiva, sin obviar lo negativo), el pesimismo antropológico (reductor de ‹‹la trayectoria histórica del hombre a su dimensión negativa››), el determinismo (criterio según el cual no es posible cambiar nada sustancial), el ‹‹fin de la historia del charlatán Fukuyama›› y el nihilismo axiológico (expresión máxima del relativismo, que ‹‹concentra su atención en la dimensión dinámica del acontecer cosmohistórico y subestima o ignora los factores permanentes››). Así como la búsqueda de ‹‹salidas de emergencia y de paños calientes››.

(SIgue leyendo el artículo completo…)

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