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  • Autor de la entrada:Alex Cosma

El anterior artículo sobre As Bestas ha levantado ciertas ampollas en ciertos ambientes. Este artículo hará que revienten dichas ampollas. Y el calificativo “canalla” no es gratuito.

Alguna de las críticas recibidas por el artículo anterior nos dice que no existe una única “cultura rural” ni una única “cultura urbana”, y que la película sólo habla de un hecho concreto, por tanto, no se ceba con ninguna supuesta cultura rural extendida y única.

Veamos:

Si aceptamos la realidad de que lo rural, por disperso y no concentrado, es menos uniformizable que lo urbano, no podemos al mismo tiempo afirmar que no existe la cultura urbana, ya que ésta, por definición, sólo se da en URBES, y éstas son la máxima expresión de uniformización y pensamiento único (con la máscara de libre pensamiento), siendo quasi indistinguibles, en lo esencial, una urbe de Malasia que una urbe en España, por poner dos ejemplos.

Si afirmamos que la “cultura urbana” no existe (a pesar de sus muchas similitudes) y afirmamos que hay muchas culturas urbanas, entonces las diversas culturas rurales casi que podríamos calificarlas de extraterrestres, dadas las grandes y reales diferencias existentes entre ellas (mucho mayores que las existentes entre las grandes urbes).

Otra cosa sería afirmar que AHORA ya no existe la cultura o culturas rurales, porque éstas han sido derrotadas-destruidas por la cultura urbana (de facto, única) y el avance de la modernidad. Esto sí sería transitar por el camino de la verdad (triste, exterminacionista, uniformizadora y leviatanesca verdad del dúo Estado-Gran Capital).

También nos dicen que la película sí critica los parques eólicos en el medio rural.

No. Lo que hace la película es mostrar un enfrentamiento por el asunto de los aerogeneradores; no es una crítica a los molinos, ni siquiera indirecta. Si lo fuera, y ya que nos dicen que película es FICCIÓN (no, no lo es, sino que está basada, ni siquiera “inspirada”, sino basada en hechos reales, o eso al menos afirmaban hasta ahora) y que no puede ser analizada como si fuera un documental, pues el director (que también es el guionista) podría haber dado más importancia a ese asunto: la nocividad de los parques eólicos. Pero no ha sido así, sino que lo importante para el director es la VIOLENCIA SIN MOTIVO y la XENOFOBIA por parte de una familia del rural, en concreto del rural gallego.

No voy a justificar el asesinato del holandés (francés en la película) pero sí voy a ponerlo, en el contexto de lo que realmente aconteció (aún más si cabe respecto a lo ya contextualizado en el artículo anterior). Para ello me ayudaré de este otro vídeo. 

1- La primera parte de dicho vídeo es otro documental, de 2020, sobre lo acaecido en Santoalla, con una entrevista a Margo Pool y con “expertos” sospechoso-tendenciosos, sobre todo una “experta”. Viene a ser lo mismo que el documental «Santoalla», pero con la viuda diciendo cosas ligeramente diferentes a las que decía en el documental de 2016, sin llegar a desdecirse, tal y como sí ha hecho en las entrevistas que ha concedido con motivo de As bestas. Ahora Margo Pool afirma que la película muestra todo tal y como ocurrió; pero si eso es cierto, entonces el documental de 2016 es falso. No pueden ser ambos verdaderos, ya que ambos explican los hechos y los personajes de formas muy diferentes. Vemos por tanto una evolución de Margo Pool en su postura desde el año 2016 hasta al año 2023. Pero hay una cosa cierta: ella en 2020 tenía los hechos más recientes que en 2023. Y en 2016 más que en 2020. A buen entendedor sobran las palabras. 

2- La segunda parte es el documental «Santoalla» de 2016, ya referido en el artículo anterior en esta web. 

3- La tercera parte es un debate sobre aquellos sucesos. En él hay luces y sombras, pero sirve para obtener algunos datos más. El más importante es que SÍ había algún conflicto sobre parques eólicos, pero OJO, fue JUSTO AL REVÉS de lo que dice la película: fue el holandés el que estaba sugiriendo poner aerogeneradores, y los lugareños se negaban, y no sólo la familia, sino toda la comarca al parecer. Por tanto, la canallada de la película es aún mayor.

El asunto de los molinos se quedó ahí, en nada, y el holandés tuvo que detener sus pretensiones; y quizá, sólo quizá, dada la negativa de los vecinos de la comarca a poner molinos en sus tierras comunales, el holandés tuvo que buscar otra forma de obtener ingresos: los usos forestales.

También conviene tener en cuenta que otra de las actividades del holandés era la de llevar a jóvenes a la aldea, para que tuvieran experiencias rurales, huerto ecológico, etc. No tengo el dato, pero a buen seguro que la pareja holandesa cobraba por dichas actividades. 

En la película, por el contrario, el francés no sólo no tiene interés crematístico alguno (más allá del huerto que, por supuesto, los malvados vecinos envenenan introduciendo una batería de coche en el aljibe), sino que es él el que se desvive por el medio ambiente, por el entorno y por el comunal.

Sorogoyen, ¿se puede ser más canalla que tú y tu compañera guionista? ¿Cómo se puede hacer ficción y a la vez basarse en hechos reales? Poderse se puede, a la vista está, porque eso es lo que habéis hecho.

En ese debate-coloquio, por supuesto, también hay sombras, no dicen nada, porque nada saben, sobre el COMUNAL (su origen en la Alta Edad Media y su evolución hasta el momento actual), incluyendo el lento agonizar de éste a manos de las administraciones estatales y de la gran empresa capitalista. Todos los tertulianos reducen su visión del asunto a lo antropológico, psicológico y cultural, pero cultura del rural montañés separada o al margen del COMUNAL. Dan algunas pinceladas parciales sobre qué significa vivir en aldeas aisladas, pero lo hacen desde el presentismo histórico, sin entender realmente como era (y digo “era”, no “es”) la cosmovisión de la gente del rural que vivía en concejo abierto. En algún momento del coloquio llegan a entender que los aldeanos defiendan LO SUYO, pero lo entienden desde la vertiente humana, no LEGAL, porque ellos sólo conocen y defienden la legalidad vigente, la del ESTADO y los EXPERTOS. Por eso no entienden que los aldeanos vayan armados y empleen ciertas formas de proteger lo que es suyo (que es la forma correcta de defender el COMUNAL).

No entienden que el comunal formaba un todo con la asamblea vecinal (concejo abierto), no entienden que era una forma de vida y existencia, una cosmovisión que giraba en torno a la libertad y la convivencia, pero también en torno a la seguridad y defensa autoproporcionadas, no delegadas en ningún ente o estructura u organización diferentes de la propia vecindad, y menos aún superiores en jerarquía a ésta.

No entienden, por tanto, que la gente del rural que aún posee territorios comunales, están en una constante disonancia cognitiva, que viven en dos realidades paralelas y enfrentadas que en puridad no pueden convivir juntas. Una es la certeza de que su tierra y su comunal ES SUYO, porque así ha sido durante siglos; y la otra cruda realidad es que ahora hay administraciones y leyes por encima de la junta vecinal, que han dejado en nada la soberanía real de ésta y de su gestión del comunal. No entienden los tertulianos (ni casi nadie, y menos los que aplauden y premian a la película) que es esa legislación municipal-autonómica-estatal la que permite que llegue un foráneo y tenga derechos al margen de la opinión (y al margen de los derechos y la soberanía adquiridos por SIGLOS) de los ÚNICOS HABITANTES de aquella aldea, que era la familia Rodríguez (sí, Rodríguez).

No entienden que la familia Rodríguez era la ÚNICA propietaria legítima de ese comunal una vez que se ésta quedó sola porque el resto de vecinos (resto de propietarios del comunal) murieron o emigraron.

Pero hay otro punto interesante a rescatar de ese debate. Al final de mismo uno de los tertulianos hace la reflexión siguiente: ¿hasta qué punto todas las víctimas son sólo víctimas y nada más que víctimas, por tanto, totalmente irresponsables de todo lo que les sucede? El tertuliano no matizó, pero en el contexto se entendía que se refería a adultos en uso pleno de sus facultades y en un escenario de conflicto de intereses. Evidentemente, a un niño, a un discapacitado mental, a un anciano muy anciano, etc. sí se les puede atribuir la condición de víctimas, sobre todo si lo son a manos de adultos en pleno uso de sus facultades. Por cierto, Carlos, el hermano pequeño, a la postre el asesino del holandés, también era (es) discapacitado mental; en su caso, no podemos por tanto, considerarlo como a un adulto sin discapacidad. Es decir, la discapacidad es coadyuvante para considerar a alguien más víctima que a un no discapacitado, y es atenuante a la hora de considerarlo culpable y merecedor de una pena igual que la que merecería un culpable no discapacitado mental. En la película, recordemos, Carlos (Lorenzo Anta) no es mostrado de forma explícita como lo que realmente era y es Carlos Rodríguez: discapacitado mental.

Llegados a este punto puedo mencionar otra ampolla levantada: nos dicen que As Bestas no hace una crítica absoluta a la totalidad del mundo rural, porque salen personajes rurales que no son malvados.

Veamos:

Salvo uno o dos, los personajes rurales “no malvados” que aparecen en la película no existieron en los hechos reales, ni malvados ni no malvados, simplemente no existieron, dado que en la aldea sólo vivía la madre y el hijo discapacitado, ya que ni siquiera vivía de continuo el hermano mayor (que en la película es el “malo principal”).

El filme se titula LAS BESTIAS y la primera escena de la película muestra a hombres supuestamente maltratando a caballos. Sí, la primera asociación de ideas ya es forzada con el título aparejado a la primera escena. Peeero nos dicen que no hay crítica al mundo rural en general, si acaso en particular a esa concreta familia.

La mejor forma de mentir no es con mentiras al 100%, sino con medias verdades, y más si cabe en el mundo del cine. Por tanto, es lógico meter a personajes no malvados, porque así el director puede ocultar sus verdaderas intenciones.

La película no va dirigida, por ejemplo, al mundo voxemita-facha-fascista, un mundo estato-capitalista con el que simular antagonismo con el progresismo estato-capitalista. Por tanto, el 90% de los que han visto la película son progresistas que están deseosos de ser manipulados y/o regalados sus ojos y oídos desde el título, desde la primera escena, desde el primer fotograma.

Por mencionar algo también acertado de ese debate-coloquio, podemos decir que al menos hay cero feminismos, y al final uno de los tertulianos señala el particular carácter de la madre de la familia Rodríguez, e incluso insinúa lo mismo que yo en el anterior artículo: que no es descartable que ella fuese la instigadora de todo. Lo cual es bastante evidente, al menos si nos atenemos a las propias grabaciones que hizo con su cámara el holandés y que fueron mostradas en el mencionado documental “Santoalla” de 2016.

Pasemos ahora a analizar algunos enlaces con reseñas de la película y con entrevistas al director, guionista y actores.

Enlace 1

Para empezar el autor del artículo, Miguel Ángel Pizarro, afirma que As bestas está inspirada en hechos reales, pero esto contradice la versión mayoritaria (incluida la del director y ya demostrada en el artículo anterior) en la cual se nos dice que la película está basada en hechos reales.

La distinción entre basar e inspirar no es baladí. La única manera de que esa diferencia entre ambos conceptos fuera irrelevante es que ciertamente la película sea FICCIÓN y nada más que FICCIÓN. Pero As bestas no es eso. Porque si de ficción se tratara, el director tenía miles, millones de posibilidades para enfocar su película, pero casualmente la enfocó de una y sólo una forma concreta: inquina al mundo rural, defensa falsaria del medio rural, animalismo, ecologismo, feminismo, etc. Sorogoyen tenía muchas opciones para hacer su obra de ficción, pero eligió una muy concreta. Por tanto, no es ficción, sino manipulación ideologizada intencionada de unos hechos reales.

No obstante, para el que tenga dudas sobre la diferencia entre inspirar y basar: 

Ahora, sólo ahora que ven que les llegan críticas, empiezan a decir que la película está “inspirada”, no “basada” o directamente afirman que es ficción.

Claro: Inspirar es sugerir ideas; basar es usar un punto real de partida; y ficción (en el mundo del cine) es crear historias y personajes IMAGINARIOS. Y eso es lo que realmente ha hecho Sorogoyen; inventarse TODO, pero con el agravante de que dicha invención es justo la contraria a los hechos realmente acontecidos. Incluso los personajes, tal y como son mostrados en As bestas, son inventados, a no ser que como “personaje” sólo entendamos una persona y su nombre de pila (también inventado), y no su realidad y su historia. Y no contento con todo ello, el director pone sobreimpresionado en pantalla, al final del metraje, “a Margo”. Ahora, en 2023, Margo no tiene inconveniente en afirmar en las últimas entrevistas que tanto la historia que muestra la película como los personajes de la misma son reales, cuando ni siquiera ella es real, ya que en la realidad no tiene hijos y en la película tiene una hija, con un papel que es, en palabras del propio director, fundamental. Si el filme es ficción pues es ficción, pero no se puede afirmar al mismo tiempo que todo está basado en hechos reales, porque ni el propio asesinato que muestra la película tiene nada que ver con el asesinato real del holandés.

Siguiendo con ese mismo enlace, vemos a la coguionista, Isabel Peña, afirmar lo siguiente:

[Si el matrimonio protagonista hubiera sido español] “sería una película distinta. No sé si mejor o peor, pero sí tengo claro que muy diferente. Desde luego, no habríamos podido hablar de una de las cosas que más nos interesaba, que es la xenofobia y se acentúa con esa sensación de los lugares que sienten que no pertenecen a esa tierra».

Claro, querida Isabel, si os inventáis los personajes y la trama, ya podéis centraros en la xenofobia (xenofobia inventada y gratuita) y así otorgar a ésta una importancia que no tuvo, como tal. Porque como ya he demostrado (y se aprecia en el documental de 2016), en los hechos reales el problema fue que el holandés iba demasiado a su bola, que hacía las cosas a su manera, que no aceptaba un NO como respuesta, y que incluso conducía demasiado deprisa por los caminos de la zona; alegato éste que fue el que hizo Carlos, el hermano pequeño, el asesino discapacitado, y que a falta de otra prueba en contra, fue asumido como verdad por el juez que llevaba el caso.

No digo que por ser el holandés como era, y por actuar como actuaba, estaba justificado su asesinato, pero sí afirmo que entre eso y ponerlo como “Ser de Luz” (que es lo que hace Sorogoyen, pero no así el documental de 2016), hay un trecho.

Hasta tal punto llega la mala baba de Sorogoyen, que el apellido que otorga a la familia gallega es “Anta”, un apellido típico del rural gallego. Claro, el apellido real de esa familia era (es) Rodríguez, y de esos hay muchos en las grandes ciudades, ¿verdad Sorogoyen?

Seguimos con ese enlace; otra perla de Isabel Peña, coguionista:

«Esa sensación de apropiación de la tierra que hacen los hermanos Anta se reforzaba más si la pareja provenía del extranjero. Además, elegimos Francia, entre otros motivos, porque España y Francia tienen una larga historia de rivalidad, de sentimiento de superioridad por parte de unos y de inferioridad por parte de otros, que también nos añadía muchos matices», continúa. «Si hubieran sido de Madrid o Barcelona, hubiéramos podido hablar del choque entre lo urbano y lo rural, que también hay un miedo y una tensión, pero nos habríamos dejado muchas cosas por el camino», agrega.

Es decir, que Roberto Sorogoyen e Isabel Peña otorgan más importancia a la distancia y el idioma que a la actitud del foráneo concreto. Es más, reconocen que les daba más juego que fuera francés que holandés, o griego. En otras palabras, que reconocen haber buscado inquinas cententarias, fronterizas y nacionales, para dar soporte a su “ficción basada en hechos reales” del mundo rural gallego. Bravo, Roberto e Isabel, bravo. 

También habla la actriz protagonista, Marina Foïs:

«Que una obra, un libro o una película nos muestren diferentes puntos de vista, que dejen en evidencia los muchos interesen que existen en este sistema complejo, es siempre bueno», argumenta. «Pero la respuesta nunca es blanco o negro. Necesitamos ver la complejidad de las cosas, no solo sobre el ecologismo, sino sobre todo».

“Apreciada” Marina; los “diferentes puntos de vista” que nos permitan ver la “complejidad” de la relación entre los lugareños y los extranjeros, y que no nos hagan pensar que todo es “blanco o negro”, brillan por su ausencia, y no pueden no estar ausentes, dado que Sorogoyen y Peña se han inventado toda la trama e incluso los personajes.

¿Se puede tener más cara dura? Probablemente sí.

Marina Foïs (eligida para el papel de Margo, Olga en la película) también afirma que: “Los franceses, en general, quieren mucho a España”. En otras palabras, que esa inquina entre españoles y franceses, mencionada por Isabel Peña, es sólo debida a los españoles.

Es curioso, porque también nos han dicho (como crítica al primer artículo) que no hay en la película ningún mensaje implícito para que la gente del rural español (o gallego en concreto) se auto-odie. Pues por si acaso en la película no hubiera dicho mensaje (que sí lo hay), la actriz protagonista nos ha sacado de dudas: la culpa de la enemistad entre franceses y españoles es debida a los españoles, porque los franceses “nos quieren mucho”. Quizá se refería a que quieren a “España”, lo cual no significa que quieran a los españoles. Napoleón probablemente también hizo esa diferenciación, y por eso los pueblos “españoles”, en realidad pueblos ibéricos, lo echaron a patadas, mientras que las élites “españolas”, siempre enemigas del pueblo-s, se dividían entre las afrancesadas, colaboracionistas con el invasor francés, y las que se refugiaban en Cádiz para crear una constitución copiada de la francesa… con la que más y mejor someter a los pueblos españoles (mejor dicho, ibéricos). 

También Luis Zahera, actor ganador del Goya al mejor actor, y que interpreta al hermano mayor, Xan, otro nombre gallego (en la realidad se llamaba con el nombre vulgar y muy extendido de “Julio”, nombre asimismo poco apto para demonizar al rural gallego) aporta su granito de arena:

«De lo rural y lo chiquitito, de esas cuatro casas, se ha hecho un relato universal. Es un poco la magia de Rodrigo Sorogoyen, que consigue con esta película. El mundo de los hermanos Anta gira entorno a ese bar que se muestra en el film, que es terrorífico, pues amplifica lo que se retrata y toca muchos temas de actualidad, como la xenofobia, las energías renovables, lo intelectual contra lo básico, lo tradicional contra lo actual»

¿Pero no nos están diciendo que el relato no es sobre todo el mundo rural, ni siquiera sólo el mundo rural gallego? Pues el actor premiado nos dice que es un RELATO UNIVERSAL, y además eso es MAGIA. Y añade que ese “bar terrorífico” (por supuesto, inexistente en los hechos reales) AMPLIFICA lo que se retrata. Es decir, esa amplificación es positiva (y buscada por el director y guionista).

Seguimos con ese suculento artículo de ecartelera.com. Habla Rodrigo Sorogoyen:

«Más allá de que rodar una película, técnicamente hablando, es prácticamente igual en casi todos los sitios, creo que las diferencias están en la educación. No hablo de que los franceses sean más educados, no quiero que se me malinterprete, sino de la educación que todos hemos tenido en España en lo referente a la importancia de la cultura», argumenta.

«Es un cliché y todo el mundo lo ha oído, pero es verdad. La importancia hacia la cultura es lo que más nos hace distintos. Allí, la cultura es un tema capital, del que hacer patria. En España, el concepto de patria está tremendamente denostado, manoseado y politizado, allí no. Allí todos se consideran franceses. Pueden criticar al gobierno de turno y lo hacen, pero eso no significa que se vean como más o menos franceses. Además, la cultura y la educación son temas intocables, haya el gobierno que haya. Eso ya provoca que todo lo que tenga que ver con la cultura sea diferente y, concretamente hablando de cine, es otro estilo y tratamiento. Todo se retroalimenta, el público ve a su propia industria cinematográfica como algo propio y extraordinario, en España eso no sucede»

Se ve nítidamente qué tipo de cultura es la que defiende Sorogoyen: la del ESTADO, y la NACIONALISTA. Para él la cultura de una aldea autoorganizada de forma asamblearia, con comunal, e incluso enfrentada a la administración municipal, autonómica y estatal, y, por ejemplo, con una fiesta llamada RAPA DAS BESTAS, no es cultura, es bestialismo (o algo así). ¿Verdad Sorogoyen?

Alguno dirá, te pasas tres pueblos, exageras demasiado. Respuesta: si el director no pensara así, y/o no hubiera querido que se pensara eso de su película (y de lo que afirma en esa entrevista), hubiera elegido una de las otras mil opciones que, tal y como he dicho antes, tenía para crear una “ficción”. Pero su elección para enfocar la película ha sido una, y una muy concreta.

Pasemos ahora al siguiente enlace.

Hala Isabel Peña (la coguionista):

“hay un 75% de la película que ya existía en la primera versión, pero ese 25% que hemos ido cambiando es lo que marca la diferencia. La estructura estaba clara, los puntos de giro de la acción, los personajes… La apuesta por la historia no ha cambiado en estos años, pero hemos trabajado en hacerla más cálida y humana (en lo que respecta a la relación del matrimonio) e intentar entender los motivos de los personajes. Las primeras versiones no les dimos todo el cariño que necesitaban. Ahora con más experiencia nos dimos cuenta que eso no estaba cuidado”. 

Dice que hicieron más cálida y humana la relación del matrimonio francés; eso significa que la relación real de dicho matrimonio no era tan cálida y humana como necesitaban Sorogoyen y Peña en su guion (debe ser que me paso tres pueblos también con esta conclusión).

Habla Sorogoyen:

“Nuestra imaginación a veces conecta con el espectador y a veces no tanto. Es cuestión de ser honesto con la historia. Creo que Isabel y yo, y las películas que nos gustan, tiran más por ahí y por tratar de crear situaciones que vengan más del personaje, no de la trama. Se nos puede ocurrir una escena muy tensa, pero si no se adapta a nuestros personajes no la metemos. Pensamos más ‘¿qué es lo peor que le puede ocurrir al personaje que hemos creado?’. Que la tensión venga de lo interno y no de lo externo”

Han creado los personajes, es todo ficción, pero siguen afirmando (aunque quizá ya no…) que la película está basada en hechos reales. Unos hechos que, por cierto, sin modificar nada, también daban de sobra para hacer una película. Pero cuando modificas e inventas todo, significa que tienes intenciones más allá de las puramente cinematográficas (decir que una película está basada en hechos reales suma espectadores potenciales, el morbo es el morbo). Si además la manipulación e invención tienen una muy clara dirección y sentido, y no otros miles posibles, pues la cosa está más que clara.

Más de ese enlace:

—- Una vez que tuvieron ya preparado el guión y se iba a comenzar a rodar la película se pusieron en contacto con Margo Pool para explicarle que estaban rodando una película inspirada en la noticia que se publicó. Lo vivieron como un paso necesario para poder continuar con la historia sin tener el peso de que a la protagonista (aunque la historia no es exactamente igual) no le pareciera bien. “Ella respondió muy amablemente a nuestro correo. Hubiera sido muy incómodo para nosotros. Queríamos su bendición para no sentirnos en deuda y explicarle que la admirábamos mucho. Cuando la acabamos nos pareció muy bonito mostrársela y nos dijo que encantada. Fuimos a su casa a la aldea y fue una experiencia muy emocionante. No dejábamos de mirarla y estábamos muy asustados y tensos. Dijo que le gustó. Comimos con ella y pasamos un día muy agradable”, aplicaron ayer. —–

Es decir, cuando ya tenían el guion finalizado, contactaron con Margo, para que ésta les diera su bendición; y cuando ya estaba terminada la película, fueron a visitarla para mostrársela. A Margo le gustó, por supuesto. Y le gustó porque en la película ella y su marido salen mucho mejor parados que en los hechos reales. No digo que en los hechos reales parecieran culpables, pero sí digo que en los hechos reales y en la versión más fidedigna a los mismos, el documental “Santoalla” de 2016, se puede ver que ella no estaba totalmente de acuerdo con la forma de proceder de su marido; no era todo tan bonito ni tan fluido en su relación; por eso, precisamente por eso, tuvieron que inventar “una relación más cálida y humana” en ese matrimonio.

Y más de ese enlace:

—-Escena clave. Una de las escenas clave de la película es la discusión entre la madre y la hija. “Es una escena capital en la segunda parte y por eso dura 10 minutos. Da sentido a esa parte femenina. Muy rápido supimos que esa escena era capital. Esa escena es muy útil de cara a los espectadores porque puede haber gente que no entienda su comportamiento y ella lo explica a la hija en la discusión”.—-

Por supuesto, la hija (inventada, como todo lo demás) era necesaria para el mensaje feminista que no podía faltar (subvención manda).

Claro, el hecho de inventar “una relación más cálida y humana” en ese matrimonio tenía efectos deseados, pero también indeseados. Los efectos deseados son que muestran al matrimonio extranjero como víctima y sólo víctima de los lugareños. Los efectos indeseados son que muestran amor verdadero en la pareja (y esto es contra-agenda).

Las subvenciones recibidas desde el ESTADO obligan (de forma explícita en algunos casos) a que toda producción cinematográfica sea cohonestable-compatible con la perspectiva de género, con el feminismo, con el animalismo, con el veganismo, con el ecologismo, con el cambioclimatismo, etc.

El papel de la hija sirve para introducir turbo-feminismo con calzador en una historia (tanto la real como la inventada) en la que había cero connotaciones machistas o similares.

La hija hace el papel de mujer moderna, madre soltera, que se ha enrollado con muchos hombres, y que “no se ata” a ninguno de ellos, porque ella es fuerte y autónoma y muy capaz. Cuando va a visitar a su madre es para convencer a ésta de que abandone la búsqueda del cadáver de su marido y abandone la aldea. Y esto es otra invención, ya que Margo nunca buscó por su cuenta el cadáver. Pero en la película (mediante una elipsis fallida, quizá producto de un mal montaje o de un exceso de metraje) nos hacen ver que Margo llevaba años buscando el cadáver. Por cierto, el filme también ha obtenido el premio al mejor montaje (en fin…)

La hija tiene esa conversación de 10 minutos con la madre; el probable exceso de metraje tendría que ver, por tanto, con esa conversación y ese papel inventado de la hija, metido con calzador para cumplir con la cuota de género impuesta desde las instituciones del Estado. Pero olvidémonos por un momento de ese posible exceso de metraje, y sigamos con el papel de la hija inventada.

En dicha conversación la hija, moderna y empoderada ella, le critica a su madre que siempre estuvo demasiado auto-sometida a los dictados del marido, a lo cual la madre le responde que no, que ella quería a su marido. Pero como esto no es creíble para la hija empoderada, Sorogoyen se inventa otra escena (que conlleva más exceso de metraje, y más elipsis forzadas en el montaje), la escena de la compra de ovejas en el marcado de ganado, un ambiente hipermachista supuestamente. En esa escena la madre le demuestra a su hija que sin marido de por medio, ella se vale y se defiende muy bien en ese mundo de hombres machirulos (y rufianes-estafadores, porque también hay algo de eso con el hombre que le tenía reservadas las ovejas).

En la escena siguiente, la hija (con un desnudo lejano, a todas luces fuera de lugar) le dice a su madre que por fin ha entendido que ellos, sus padres, se querían. Es decir, la hija sólo se convence de ello porque ve a la madre también empoderada funcionando sin problemas en ese mundo rural de hombres. Por tanto, la hija deduce que siempre fue así, que ella estaba equivocada. Y la hija se despide de su madre y se va.

Roberto Sorogoyen e Isabel Peña dicen que el papel de la hija y la conversación entre ellas es CRUCIAL… Claro, crucial para poder recibir la subvención del Estado que obliga a cuotas de género y otras cuotas. Porque para los hechos narrados no es necesaria ninguna hija, entre otras razones, porque dicha hija tampoco existe ni existió en la realidad.

Pasemos a otro enlace: 

elsaltodiario.com es un medio de izquierdas que suscribe al 100% todas las religiones políticas de la modernidad creadas por el dúo Estado-Gran Capital. Pero de vez en cuando publican algo interesante; este es el caso. Vienen a decir lo mismo que decimos en el colectivo Revolución Integral desde 2015: que la vida rural tradicional es atacada y destruida por el Estado. Ellos dan EL SALTO hasta el franquismo, para culpar concretamente a un tipo de Estado, pero esto es lógico, siendo un medio de izquierdas y progresista. La cruda realidad es que el Estado (y su hijo, el capitalismo) llevan atacando y destruyendo al mundo rural al menos (por decir una fecha significativa) desde 1855, con la desamortización de Madoz (en realidad desde mucho antes). Y ahora, con gobiernos progresistas, también.

El asunto más difícil de explicar de As bestas es precisamente la supuesta crítica que hace a los parques eólicos. Digo que es difícil porque pareciera evidente que dicha crítica sí está en la película…

El artículo de elsaltodiario.com (como digo, con sus más y sus menos) explica bien esta cuestión. En la película nos muestran (oh casualidad) que son los extranjeros los conscientes, y los lugareños los inconscientes. Para empezar, como he dicho antes, sabemos que en realidad los holandeses eran los interesados en poner los molinos, pero se encontraron con la negativa de los lugareños (y sólo después apareció el problema de los usos forestales). Pero, además, incluso asumiendo la triste realidad de que alguna gente del rural (de propiedad privada y de comunal) sí está vendiendo sus tierras a empresas eólicas, no es menos cierto que esa gente es minoría. Por tanto, Brigitte Vasallo, autora de dicho artículo, acierta en este asunto.

En resumen, Sorogoyen, no sólo le da la vuelta del revés a los hechos acaecidos, sino que se sirve de un hecho aislado, y por ahora y por suerte minoritario en el medio rural (gente del rural que tira la toalla ante el empuje de las legislaciones que les hacen la vida imposible) para mostrar una supuesta conciencia ambiental venida de fuera, de foráneos.

Sorogoyen, ya puestos a hacer ficción (con la caradura de afirmar al mismo tiempo que está “basada en hechos reales”), y además ficción sobre un hecho aislado, te invito a que hagas una película en la que sea asesinado un enamorado-matrimonio-heterosexual-rural a manos de una mujer-negra-musulmana-lesbiana.

Si te falta financiación, dímelo y veré qué puedo hacer (aunque no creo que el Estado te permitiera ni siquiera estrenar la película). Si lo que te faltan son AGALLAS (o creatividad), ahí no puedo hacer nada. Tu ansia de dinero, tu ideología y tu filiación política (que han guiado a tu película, y en general a tu obra) serán tratados en la tercera entrega.

ADENDA:

Pongamos algún brote verde, no todo va a ser canalla (o sí). En este artículo hablan los dos actores que hacen el papel de hermanos. Dicen cosas contradictorias. Dicen que los estereotipos son malos, pero el caso es que ellos han participado en una película que desde el título y desde la primera escena nos escupe con estereotipos, o algo peor, con ideología (en el caso de la primera escena, ideología animalista, y en el trascurrir de la película ideologías ecologista, ambientalista, xenofílica, y finalmente feminista, esta última el requisito imprescindible para recibir subvención). Además, Diego Anido, el que hace el papel de Carlos, el hermano menor discapacitado, y que no es mostrado como tal en la película, a pesar de sentirse muy gallego (pero no muy rural, claro) afirma sin titubeos que él hubiera hecho lo mismo, rendirse al DINERO. No hace falta que lo jures Diego, no hace falta, “yo sí te creo, hermano”.

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