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  • Autor de la entrada:Antón Dké

Es demasiado tarde para estar tranquilos (grafiti)

Entre lo que sucede, no es lo más grave el estúpido narcisismo propio de gobernantes y propietarios. La verdadera dimensión de esta tragedia es que ese encantamiento cautive igualmente a gran parte  de los humanos.

Así, no es de extrañar la naturalidad con la que la mayoría social acepta el suicidio colectivo, y que esta unanimidad sea el máximo logro, el más universal y democrático, de  la civilización capitalista. No daremos más vueltas a un diagnóstico que a estas alturas de los tiempos ya no puede ser más obvio, nos limitaremos a dejar constancia, resumidamente:

-La civilización capitalista produce un tipo de ser humano que resulta perfecto emulador y ejecutor de las tendencias suicidas, por su egocentrismo, indiferencia, irresponsabilidad, destructividad…por toda una serie de inoculadas patologías víricas, plenamente activas en la personalidad de varios miles de millones de nosotros. Esa es la causa última de todos los grandes desastres que anuncian la proximidad del colapso de esta civilización: cambio climático, pandemias en serie, masiva extinción de especies, devastación de la biodiversidad, desmoronamiento del sistema productivo, comercial y financiero, el definitivo arrasamiento colonial de los países del tercer mundo, la precariedad generalizada en todos los mundos y la guerra por sistema.

De no encontrar pronto una vacuna contra ese virus, sólo podrá celebrarlo la Tierra, liberada por fin de dinosaurios demasiado grandes y de primates demasiado estúpidos.

*

Para proponer un remedio, mil quinientas palabras nos pueden parecer pocas, pero son demasiadas para el usuario de Facebook al que nos dirigimos mayormente. Tampoco hace falta recurrir a la espectacularidad escénica de un tink-tank, en el que un comunicador contratado se desgarra públicamente para conmover y convencer a un público cautivo. Si tenemos memoria, no hace falta derrochar tanta imaginación ni recurrir a tanto artilugio, probemos algo más simple, como por ejemplo, actualizar nuestros olvidos y ponernos, con el público, frente al espejo, hacernos algunas preguntas mejor  que  una retahíla de elaboradas respuestas, que si éstas facilitan la digestión, también lo es  que hacen perezoso  al cerebro. Pudieran ser estas preguntas, como punto de partida:

-¿Qué sería de este mundo si un día, movidos por la memoria de tiempos antíguos, nos diera por hacer un acuerdo de fraternidad universal, un pacto por el que cada cual se reconociera a sí mismo como un igual  a todos los otros, comprometiéndose a tratarles al menos como a sí mismo?

-¿Y si a cada cual nos diera por compartir y cultivar la abundancia de bienes naturales que nos ofrece la Tierra, en vez de pelearnos por cultivar la escasez en parcela propia?, porque si ésto funcionó cuando la Tierra era muy grande y nosotros sólo un puñado de pequeñas tribus, luego aldeas campesinas, por qué no iba a funcionar ahora, cuando es más necesario, cuando la Tierra se nos ha quedado pequeña y nosotros  somos tantos, ¡tan modernos y tan inteligentes!

-¿Podemos imaginar qué sería de nosotros si no tuviéramos jefes, si estuviéramos obligados a gobernarnos por nosotros mismos?, pero ¿y si ésto no fuera  tan imposible como ahora nos   parece?,

¿y si, aunque fuera fatigoso tener que pensar y decidir, nuestra vida resultara más entretenida e interesante, incluso más económica que ahora, que nos toca trabajar el doble, para  pagar el sueldo  de los jefes, además de la renta a los propietarios, los intereses a los bancos y los impuestos al Estado?

-¿No sería mejor volver a cuidar la Tierra, que nos dure su cobijo y alimento, no vernos obligados a emigrar a la desesperada y en patera, a otro planeta?, ¿es que nos sale a cuenta mantener a tantos parásitos, intermediarios, representantes, a todo el aparato estatal, que llega al absurdo de promover  la delincuencia y la guerra, como “nichos de empleo” para policías, militares y una inmensa tropa de agradecidos auxiliares, mayordomos y lacayos…al absurdo de hacer “sostenible” la miseria del trabajo, para que la industria nacional no pierda competitividad, oportunidades de negocio,  cuota  de  mercado?

Antes y mejor que “programa-programa-programa”, esas cuatro preguntas y una breve recomendación, la de vivir sin temor a la muerte, que como dijo aquél, ¿para qué sufrir a lo tonto, si cuando la muerte llegue tú ya no estás?…y que no se nos olvide otra cosa no menor, ¿cómo es que la mayoría de humanos, los que son mujeres, han llegado a ser tan débiles y manejables como el resto, que para  vivir necesiten  trabajar como ellos, como putas y esclavas, y que a mayores reclamen la protección  del Estado, el gran chulo?

Si este presente neurasténico nos llevara a reflexionar como Baldouin de Bodinat, sobre el poco porvenir del presente, “a sentir la inutilidad de las obras venerables y de todas esas nutritivas  golosinas espirituales que la historia ha acumulado sobre sus estantes”, pensemos de inmediato en la mayor inutilidad que supone el dulce abandono a la obediencia y la melancolía, complacientes del suicidio colectivo que anuncian los tiempos. No derrochemos horas ni poesía, que son tiempos de mascarillas y mucho facebook. Aceptemos estar hechos de bacterias y virus sin olvidar que somos parte de una misma y contínua cadena en la evolución de la vida, obstinada en perdurar y ser perfectiva, en superar toda enfermedad, en mutación constante y necesariamente revolucionaria. Ánimo, pues, que  también somos portadores de buenos virus.

 

Lo esencial de mi propuesta: autoconstrucción personal, procomún universal  y democracia de verdad 

Un acuerdo básico, común y global, necesario y suficiente para provocar un cambio radical, regenerador, la humanidad convivencial que queremos ser: alguien que sabe cuidar de sí como de la gente de su especie y del conjunto de la vida, en su singularidad, integridad y diversidad. Estamos hablando de una revolución de fondo y modo, de darle un revolcón al viejo modo de hacer revoluciones empezando por el tejado, que pusieron las finalidades delante de los principios y así les fue. Ya  tuvimos suficientes fracasos,  hemos escarmentado y también hemos aprendido.

1. Hacer el llamamiento a un pacto global del común, como virus mutante y contagioso, un torpedo en la línea de flotación de la agotada civilización capitalista. Un llamamiento a constituir una comunidad global, desplegada en comunidades convivenciales autoconstituidas y creadoras de contrapoder individual, popular y democrático, desde casa, la calle, la aldea y la metrópolis.

Tarea: convenir, redactar y difundir este Pacto por todo el mundo, por todos los medios y en todas las lenguas maternas que nos sea posible, junto a su traducción a la lengua neutra y universal del esperanto.

2. No esperar resultado inmediato, sino anticiparlo en la práctica, con virtud y efecto demostrativo: un ayuntamiento del común que se expande por el orbe, en cada lugar a su propia manera, con sus propios comunales y su propia autonomía/soberanía, ayuntamientos libremente asociados en redes comunitarias, mancomunidades   de   intercambio,   de   cooperación   y   ayuda   mutua;   personas y comunidades diversas, conjuradas y comprometidas en un pacto global de común respeto  a la vida y  a la tierra, de mutua fraternidad y comunidad.

Tareas:

-Autoconstitución de ayuntamientos del común. Se propone que dos o más personas suscriptoras de este pacto, siendo mayores de catorce años, estando en pleno uso de sus facultades mentales y habitando el mismo país, de común acuerdo, por su propia conciencia y voluntad son constituyentes del ayuntamiento (asamblea) de su comunidad.
-Organizar la resistencia y la confrontación ante las instituciones estatales, ante el Estado en su totalidad.

-Rescatar los antíguos comunales robados y crear otros nuevos, en democracia integral, ecológica comunal, hasta superar el censo oficial y acabar de disolver el aparato estatal/capitalista.

Se dice pronto, pero sabemos que costará largo plazo y esfuerzo, conscientes de la inmensa desproporción de las fuerzas enfrentadas, sabemos que además de voluntad y virtud, necesitaremos reunir grandes dosis de paciencia, capacidad organizativa e inteligencia estratégica. Mucha reflexión y debate, mucha experiencia y aprendizaje, muchos libros para profundizar en explicación de valores y principios, para diseñar y proponer alternativas en detalle, por ejemplo, de cómo construir casas y ciudades que no sepulten la tierra fértil, de cómo vivir sanamente, en comunidades de dimensión humana, con autonomía personal y colectiva, con frugalidad e inteligencia ecológica y, en definitiva, con virtud y alegría. Queremos, paso a paso, todo eso y mucho más. Basten, de momento, algunas mínimas precisiones y algún esquema que pudieran servirnos para empezar.

*

Común, comunidad, comunales

Común. El común es inclusivo, pero no son todas las personas, porque no es impuesto. No entran quienes no quieren entrar, no quienes se autoexcluyen o quienes sean contrarios a vivir con autonomía, responsabilidad y respeto, de sí mismos y del prójim; no quienes sean contrarios al respeto por todas las formas de  vida que  habitan nuestro planeta común,  no quienes promuevan, practiquen o se complazcan en la jerarquía y dominio sobre la naturaleza y sus iguales, o en la apropiación, privada o pública, de los bienes comunes universales. Ellos a lo suyo y nosotros a lo nuestro y común. No buscamos su extinción, pero tienen que saber que en caso de agresión siempre nos defenderemos.

Así, son del “Común” quienes asumen su compromiso con los principios convenidos en este Pacto,  que acordamos como hipótesis de partida, en un presente creativo, hacia un futuro abierto que no queremos escrito ni predeterminado.

Comunidades. Una banda de criminales, un partido político, un banco, una empresa capitalista, incluso una comunidad nacional o “Estado”, pueden considerarse a sí mismas como comunidades sólo por tener un objeto común, que bien pudiera ser caótico y destructivo. Las comunidades a las que aquí nos referimos son de naturaleza bien contraria: ética, orientada, perfectible.

No tenemos porvenir sin dar la vuelta a la falsa creencia contemporánea en la humana superioridad sobre todas las formas de vida; ésta no es cierta, como bien prueba nuestra propia historia. Cierto que el habla nos diferencia con ventaja sobre el resto de animales, un grado más de conocimiento y conciencia, pero de nuestra evolución histórica, del punto al que hemos llegado, sólo podemos concluir que estamos estancados en nuestra animalidad primaria, a la que podemos llamar “civilización”, progreso, capitalismo…pero la realidad es contumaz y muestra lo que ciertamente es, una regresión a aquella edad salvaje, previa e inferior a la del homosapiens, que ya vivía en comunidad cuando intentaba articular las primeras palabras. Y eso no se puede camuflar mediante un espectacular despliegue tecnológico-científico, que cree saberlo todo, pero no quiere averiguar por qué nuestra especie “avanza hacia atrás” durante los últimos siglos, en contra de la evolución, en un viaje al pasado remoto, a la lucha salvaje por la supervivencia, en una vuelta regresiva a la ley natural más antígua, la de nuestro orígen prehumano.

Es posible otra visión de la naturaleza que somos, ahora dirigida hacia la perfección evolutiva, sin apartarnos de la animalidad que nos constituye, asumiendo la responsabilidad que nos toca por ser la especie más consciente, para no desperdiciar el grado de libertad, conocimiento y conciencia que hemos desarrollado en mayor grado que el resto de especies… y aunque sólo fuera porque somos el único animal que habla y conversa con otros, aunque sólo fuera por eso.

Me refiero aquí a las comunidades convivenciales o prepolíticas y a las propiamente políticas. Son de las primeras, por grado de proximidad:

-Las comunidades domésticas, integradas por los individuos que conviven bajo el mismo techo común.

-Las comunidades urbanas o vecinales, integradas por quienes conviven en una misma urbe común, cualquiera que fuere su tamaño.

-Las comunidades paisanas, integradas por quienes conviven en un mismo país o paisaje, comarca o territorio común.

-Los pueblos o comunidades populares, integradas por quienes poblando urbes y países próximos y diferentes,  comparten habla, costumbres y cultura común.

-La comunidad global, integrada por todos los humanos que quieren convivir y compartir en común los bienes de la Tierra y del Conocimiento.

 

Comunales

-Comunal o Procomún Universal es el conjunto de bienes primarios, materiales e intangibles que, por este pacto global del común, son declarados universalmente comunes y compartidos. Son el conjunto total de los bienes naturales existentes en la Tierra y son el conjunto de bienes derivados del conocimiento humano producido, acumulado y transmitido socialmente entre las generaciones a lo largo de la historia.

-Comunales propios son los bienes, materiales e intangibles, producidos y autogestionados por cada comunidad, a partir del uso ecológico -justo y racional-, de los bienes comunes primarios, los del Procomún Universal.

 

Comunidades políticas

Son aquellas comunidades convivenciales cuyas condiciones naturales y capacidad de autogobierno (democracia) las hacen autosuficientes, plenamente autónomas y soberanas, formando parte de mancomunidades y redes confederales de cooperación y ayuda mutua. Son la forma más avanzada de organización social.

 

En anexo: se adjunta esquema general, de principios, organización y estrategia.

Autor: Antón Dké ruedadepisuerga@gmail.com www.blognanin.blogspot.com

 

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Anexo

Esta entrada tiene 8 comentarios

  1. Yu Amortoyu

    El común….bueno, a mi me gusta más lo que recomendo mi amigo Mario, el brujo de los Pirineos del Norte: lo común.
    Lo común es indeterminado y así lo puede incluir todo.

    Lo común (en cuanto a humanos) y todo lo que concierne a las posibilidades que esa palabra tiene, sólo puede ser decidido por todo/s y cada uno de lo/s que forma/n parte de él.

    Poco más se puede decir.

    Una asamblea que lleva ya de antemano los puntos que tiene que ser tratados, la manera de debatir y los tiempos y como han de tomarse las decisiones es una traición a la asamblea, que no es más que la reunión de todos y cada uno de los que han querido libremente acceder a ella.
    Si tienen que acceder a ella bajo unas condiciones, obviamente los asambleados serán esclavos de esas condiciones que ellos no han podido (todos) pergeñar, ni decidir.

    ¿Porque no nos atrevemos a empezar una asamblea desde un PUNTO 0?

    Claro, todo tiene que estar controlado, con lo que hacemos lo mismo que aquellos a los que criticamos.

    Mi propuesta es un experimento, una asamblea sin nada previo….Es decir realizar el hecho que la palabra significa: Reunión.

    Nada más se puede decir, puesto que cada uno de los componentes de la asamblea es soberano y esa soberania individual es la que hace soberana a la asamblea, porque la asamblea es un concepto vacio de contenido, si no están todos y cada uno de los seres humanos que la componen.

    ¿Te atreves?

  2. Fernando García García

    Asamblea cero, de lo común: ¿un encuentro de amigos y enemigos, para que no falte nadie y sin otro propósito?, ¿de los convocados por quién?, ¿de la comunidad de un portal de vecinos o de lo común a toda la gente de todos los portales de todas las ciudades de todos los mundos?, ¿y si estuvieran habitados alguno o todos esos mundos desconocidos? Siempre (o nunca) nadie podría faltar, porque si no es así, ¿cómo dar por válido cualquier acuerdo de una asamblea cero, siempre incompleta? En esa asamblea, siempre (o nunca) convocada por nadie, ¿podría alguien tomar la palabra y proponer algo?, ¿y si alguien no tomara la palabra, y si fueran todos los que callaran?, ¿no sería lo propio no proponer nada o que todos propusieran todo, para que nadie pudiera sospechar la más mínima imposición ? No (o sí), mejor que todos (o nadie) propongan nada, que callen para que nada ni nadie pueda hablar de nada y así nada pueda ser impuesto, ni por todos, ni por alguien, ni por nadie. Eso sí sería una asamblea perfecta, un mundo-todos y nadie, para todo y para nada. Absurdo, sí (¿o no?), pero perfecto en todo caso.

  3. Yu Amortoyu

    Si todas esas preguntas me las haces a mi, creo que entonces no me has entendido.
    Esas preguntas, según lo que expuse, son para esa asamblea del punto 0.
    Si yo te contestara a cada una de esas preguntas ya no sería del punto 0, sería del punto desde el que plantearía esas preguntas.
    Comprendo perfectamente todo eso que dices, ya me han dicho muchas mas cosas que esas, pero lo único que puedo decir es: te contestaré a todo eso en la asamblea.

  4. Yu Amortoyu

    Una pregunta:
    ¿Un Pacto Global del Común, sería una forma de contrato, que debería cumplirse?

    Creo entender el espiritu de lo que sería El Pacto Global de lo Común, en el sentido de que el sueño humano de que todos estemos de acuerdo (sin acuerdo no podría haber pacto) es posible, auqnue sólo en una forma de pensamiento lineal.
    Hoy por hoy lo dudo, aunque sea para mi también un utopía asumible.

    Eso conllevaría un cambio, prácticamente total de cada individuo hasta la medula, que de forma normal no puede suceder….En todo caso tendría que pasar un algo común a todos que hiciera ese cambio en las dos capas, la individual y la colectiva.

    ¿Entonces quién o qué vigilará que ese pacto se cumpla?
    ¿Quién o qué lo hará cumplir?
    ¿Qué pasará con aquellos que no lo cumplan?
    ¿Qué pasará con los que no votaron a favor, ya que me ha parecido entender que las decisiones se toman por votación y entiendo que por mayoria?

    Justamente lo contrario a esto es lo que he intentado proponer con lo de la Asamblea de punto 0.

    Sin contratos previos, de ningún tipo….
    Experimentar es imprescindible para obtener conocimiento, tanto a nivel individual como colectivo.

  5. Fernando García García

    Te concreto mi visión del Pacto Gobal del Común en aquellos puntos que cuestionas, con el deseo de que ambos seamos comprensivos de nuestras propias limitaciones al expresarnos.

    -El pacto que propongo es personal, mi propuesta es sólo eso, una entre otras presentadas a la asamblea cero que haremos en el encuentro de Ziordia.

    -Sí, el Pacto es una forma de contrato, pero sólo entre quienes previamente se reconocen como iguales.Y de ser acordado, debe cumplirse, como todo contrato.

    -En el caso de ser acordado por la asamblea, supondría dos compromisos simultáneos, uno colectivo y otro personal. El compromiso colectivo consiste en la universal difusión de la propuesta, que conlleva la defensa de los acordados principios constituyentes del Pacto. El compromiso personal consiste en que cada uno de los participantes en dicha asamblea lleven y presenten la propuesta del Pacto a su propio ámbito convivencial y territorial, con el propósito de fundar una nueva comunidad a partir del mismo, con las personas que así lo acordaran, como procomún fundacional de la misma.

    -Si piensas que “su sentido es el de hacer posible el sueño humano de que todos estemos de acuerdo, aunque sólo en una forma de pensamiento lineal”, no creo que hayas entendido el espíritu del Pacto. Su estrategia es bien contraria a esa ilusión. No consiste en rehuir ni en diluir el conflicto social, sino en plantearlo en sus términos reales y no abstractos, en modo libre y no previamente amañado, como sucede en su actual forma de lucha de clases, tal como viene sucediendo y se hizo mucho más evidente a partir de la revolución burguesa y la constitución de los Estados modernos. El consagrado “pacto social” que rige desde entonces es responsable de la forma social contemporánea, totalitaria/estatal/mercantil. No impone el desprecio por la dignidad humana, pero protege el derecho de arbitrio relativo o “legal” sobre ella; no impone el derecho al pillaje de la Naturaleza o del Conocimiento humano, pero protege legal y hasta militarmente el derecho a su robo o apropiación (privada o corporativa) siempre que sea en parcelas, al igual que protege su comercio al por mayor y al detalle; no impone el totalitarismo, pero lo protege mediante la representación de la voluntad de los individuos y la imposición de hechos consumados, en definitiva: mediante un campo de juego con las cartas marcadas.
    Ese falso pacto no dice, ni quiere, resolver democráticamente el conflicto de clases, porque su proyecto es hacerlo sostenible “democráticamente”, a sabiendas de que las condiciones predeterminadas hacen imposible su resolución, si acaso alguna concesión mínima, algún estado de precario bienestar, en equilibrio necesariamente escorado hacia el mismo lado del conflicto. Por la vía de la lucha de clases, su fuerza es brutal e insuperable en todo caso, sea por violencia o por democracia, la historia así lo ha puesto con sobrada evidencia; si bien, es verdad que todavía hay mucha gente, progresistas y conservadoras, que necesitarían unos siglos más para acabar de convencerse.

    -Situada en el plano de lo abstracto, la libertad es concepto vacío. Siempre lo es si no tiene concreción en la dimensión social y material de la existencia humana. Por eso que no deberíamos confundir “el común” con “lo común”, las “personas” que a sí mismas se hacen libres cuando entre sí se reconocen como iguales, con “aquello” que comparten por tenerlo en común (humanidad, naturaleza y conocimiento) y que, por eso, deciden compartirlo en modo convivencial (democracia directa o comunitaria, es decir, en asamblea de iguales). Así, el asunto nuclear del Pacto que propongo es la libertad, más necesitada de concreción material y cotidiana que de teóricas justificaciones, que siempre serán especulativas. No es pensamiento lineal, sino abierto o libre.

    -Como tú mismo dices, “conllevaría un cambio prácticamente total del individuo hasta la médula, que de forma normal (la forma social actual) no puede suceder…En todo caso tendría que pasar un algo común a todos (¿un pacto global y local del común?) que hiciera ese cambio en las dos capas, la individual y la colectiva”.

    -Quienes no participen del acuerdo sobre el Pacto, sí habrán podido participar libremente en su debate y conformación previos y no estando de cuerdo con los principios del Pacto se autoexcluyen por decisión propia y, por tanto, no pueden ser parte de la asamblea del Común y siguen, como ya estaban, adscritos a la ficticia y obligada comunidad nacional-estatal.

    -Cada individuo y cada comunidad vigilarán que el Pacto se cumpla, no hay nada ni nadie más que pueda hacerlo cumplir, que no sea el propio acuerdo de su asamblea. En una asamblea de iguales las decisiones se toman por procedimiento previamente acordado, podrá ser por consenso o por votación, en cuyo caso tendría que ser cuantificada mediante consenso previo.

    A partir de ésto, toda asamblea de libres e iguales es abierta, autónoma y soberana por sí; no puede ser sino una asamblea “cero”, como tú dices.

  6. Yu Amortoyu

    En tu respuesta me parece observar algunas consideraciones previas y que por lo tanto no han sido decididas en asamblea, sobretodo porque esta aún no se ha producido….

    -Dices: «El compromiso colectivo consiste en la universal difusión de la propuesta, que conlleva la defensa de los acordados principios constituyentes del Pacto. El compromiso personal consiste en que cada uno de los participantes en dicha asamblea lleven y presenten la propuesta del Pacto a su propio ámbito convivencial y territorial, con el propósito de fundar una nueva comunidad a partir del mismo, con las personas que así lo acordaran, como procomún fundacional de la misma.»
    Osea la participación de la asamblea se resume a que sea aprobada esa propuesta o no, pero no en aquello en que consiste
    el compromiso, cercenando así otras posibilidades. No veo libertad ahí.

    -Me refiero como pensamiento lineal (por ejemplo) a esto: «se hacen libres cuando entre sí se reconocen como iguales». La libertad de un ser no depende de ser reconocido como igual, sino que es una propiedad del ser en sí mismo y eso conlleva una forma de ser y actuar de su vida inexorablemente.
    Otra cosa, con la que si que estoy de acuerdo, es que al ser reconocido como igual un ser libre confirma su libertad y le hace aún más libre.

    -«Quienes no participen del acuerdo sobre el Pacto, sí habrán podido participar libremente en su debate y conformación previos y no estando de cuerdo con los principios del Pacto se autoexcluyen por decisión propia y, por tanto, no pueden ser parte de la asamblea del Común y siguen, como ya estaban, adscritos a la ficticia y obligada comunidad nacional-estatal.»
    Esto: «no estando de acuerdo con los principios del Pacto se autoexcluyen por decisión propia» es un precepto anterior a lo que decida la asamblea y por lo tanto no es decisión de ellos, sino una premisa.
    Y esto: «no pueden ser parte de la asamblea del Común» es prácticamente una norma prefijada.

    -Más claro no puede estar: «En una asamblea de iguales las decisiones se toman por procedimiento previamente acordado, podrá ser por consenso o por votación, en cuyo caso tendría que ser cuantificada mediante consenso previo.»
    Si las decisiones se toman por procedimiento previamente acordado, entonces la asamblea no puede participar de esa decisión, esta obligada (Creo que esto es algo ya decidido respecto al encuentro o ¿me equivoco?)
    «tendría que ser cuantificada mediante consenso previo» lo mismo, me ha parecido entender que esto ya esta decidido por la organización.

    -No, no has entendido, creo.
    dices:»A partir de ésto, toda asamblea de libres e iguales es abierta, autónoma y soberana por sí; no puede ser sino una asamblea “cero”, como tú dices.» Osea después de todas esas exclusiones ya no es una asamblea de punto 0, es una asamblea de pensamiento lineal, prácticamente igual que lo que hace el sistema en todas sus decisiones: unos deciden como se tiene que decidir y los otros estan obligados a cumplir con algo impuesto y de lo que no han podido participar.
    Yo no digo que eso no sea positivo. Lo que digo es que yo creo que tenemos que empezar a llamar a las cosas por su nombre, para no empezar cualquier cosa con la base de la confusión, lo cúal conlleva manipulación.
    Lo que quiere decir que todo ser puede hacer lo que quiera, aún autoengañandose porque, al fin y al cabo, eso tendrá consecuencias en su vida…Entonces allá cada cual, porque en realidad no hay un común.

    Para que exista un algo común, antes tiene que darse ese común y a partir de él comienzan a existir «lo que sea» común.
    Eso es lo que quiero decir con una asamblea de punto 0….Primero existe una reunión sin premisas y de ahí se camina hacia el encuentro de lo que en esa asamblea tienen en común todos los que la forman y eso (aunque sea mínimo) es lo común.
    Lo que le convierte en un ser común…solos hay que ir alimentandolo, porque como dice la ley natural: Todo ser nace, se desarrolla y muere…en esta Tierra.

  7. Elena Yufera Garcia

    Buenas tardes, este comentario es sobre el pacto glodal del comun.
    No debemos caer en los mismos errores que se cometieron en otras ocasiones sobre el concepto de comun, comolas invasiones de tierras antes de la guerra civil Española, o las reforms agrarias poseriores que solo llevaron a la poblacion a la violencia o al desencanto.
    Yo creo en un sistema comunal de gestion donde cada uno tenga su propiedad, y esta gestion se desarrolle libremente por acuerdo entre los mienbros de dicah comunidad, pero no en un totalitarismo de lo comunal en contraposicion al totalitarismo del capitalismo que todo lo engulle actual. Este tema es muy peligroso y puede volver en contra del desarrollo dela idea de comunidad, si como crear violencia.
    Yo vivo de mi tierra, soy autonma e independiente, dentro de lo que puedo, si me planteas lo comun global de esta forma , yo no particiaria. Hay otros plantemientos intermedios.

  8. Fernando García García

    Hola, Elena. No se puede caer en los mismos errores cuando nunca en la historia de la humanidad la tierra y el conocimiento han sido considerados comunales universales. Está fuera de lugar la referencia a las invasiones de tierras en la guerra civil española y en cualquier otro lugar y época, porque entonces se trataba de “otra forma de propietarismo”.
    Lo que propongo no es un sistema comunal que te expropie la tierra, de lo que se trata es de expropiar tu “derecho” a mercanciar y especular con esa tierra, sobre la que tú conservarías un derecho de uso. Piensa ¿cuál es la diferencia real entre ser propietaria y ser usuaria de por vida? De lo que se trata es de sustituir el valor de mercado por el de uso, tanto de la tierra como del conocimiento. Pero comprendo la dificultad de entenderlo.

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