Yo no sé muchas cosas, es verdad.

Digo tan sólo lo que he visto.

Y he visto:

que la cuna del hombre la mecen con cuentos,

que los gritos de angustia del hombre los ahogan con cuentos,

que el llanto del hombre lo taponan con cuentos,

que los huesos del hombre los entierran con cuentos,

y que el miedo del hombre…

ha inventado todos los cuentos.

Yo no sé muchas cosas, es verdad,

pero me han dormido con todos los cuentos…

y sé todos los cuentos.

León Felipe

En los tiempos de crisis que vivimos el poder no puede dejar que nada quede fuera de sus garras, garras de lobos disfrazados de cordero, donde las pocas gentes comunes de buena voluntad que desean y luchan por un poco de libertad, rapiñean en busca de rescoldos como la organización en cooperativas, asociaciones o usos y reivindicaciones del comunal, son engañadas de nuevo, con magníficas y suculentas subvenciones, ¡dinero!, promesas de las de toda la vida como cuentos infantiles para antes de dormir y volver a caer en su trampa, una vez más, la trampa del lobo al cuidado del rebaño.

En definitiva: redoblar la fiscalización.

La nueva -o no tan nueva- trampa es la de las nuevas tecnologías y la digitalización, herramientas férreas de control que, en su última forma, se ejecutan con la coacción a través del monopolio de la fuerza: la policía y el ejército, que serán movilizados –siempre por el bien común- a través de sus mecanismos (Ministerio de Hacienda, servicios de inteligencia) para que pagues sus diezmos, encerrarte o asesinarte, en caso de no obedecer. No hay que olvidar las cláusulas de igualdad y la economía social o circular.

Hay un aterrador miedo histórico del poder concentrado en el Estado/Gran Capital (1), a que las gentes del común se rebelen contra ellos, cosa desgraciadamente lejana en estos tiempos; que dejen de ser mendigos de sus sucias manos, tomen las riendas de su libertad en el uso de la responsabilidad quebrada, a través de la reconstrucción de ellos mismos como individuos de calidad en lo humano, sobre todo en los valores éticos y en la moral, que ha sido colonizada hasta las médulas por el poder estatal con toda su maquinaria de propaganda, adoctrinamiento y entretenimiento. Gentes a las que han destruido y sometido sus almas e inteligencia, hasta que ya no son capaces de pensar, ni siquiera imaginar, una sociedad sin Estado, una sociedad sin maltratador y su víctima, sin el  ente esclavizador que es el Estado.

Y teniendo a toda la gente ya por fin en el carril ciego dentro de las Administraciones, corrompido por todas las prestaciones que ofrece, unilateralmente, en forma de derechos (2), hemos abandonado por completo nuestras obligaciones, nuestro deber, el ético y el moral, el humano, el natural, el deber de romper las cadenas del actual régimen de trabajo asalariado, de la soga impositiva, que no son más que formas de un neoesclavismo, tan antiguo ya, del Estado y el Gran Capital, que se reinterpreta a sí mismo constantemente, convence a sus “víctimas” con los mismos cuentos contados de otras formas, y que jamás lo abarcó todo como ahora.

La falsedad, la mentira, la hipocresía campan a sus anchas en estas propuestas aparentemente sociales y revolucionarias. Muchas veces lideradas por las gentes comunes no ya con tan buenas intenciones. Sino resabiadas y con el fango hasta las orejas de ansia de poder.

Siempre el ecofeminismo por delante, como nueva marca, nueva etiqueta del nuevo producto a vender -un autor al que hace poco leí, sin recordar su nombre, decía que el capitalismo será «eco» o no será. Y que esto ya lo tuvieron en cuenta desde el comienzo- Ese patriarcado suyo que, paradójicamente es el Estado, el que defienden, y todo su engranaje, se vuelve a dar de forma renovada, en sus feminismos, aún más perfeccionado. Con lo que todo su argumento subversivo cae por sí mismo. 

Todas estas iniciativas (3) de fundaciones, proyectos de divulgación, ONGs, plataformas, etc., que usurpan y tergiversan la tradición ibérica de la economía colectiva y la democracia directa de gobiernos locales omnisoberanos por asambleas (4)-pervertida y parodiada ahora en lo que llaman Gobernanza Participativa- olvidan y ocultan lo más importante, que el Estado no es neutro, no es amigo, y nunca lo será.

Los comunales siempre han sido algo que va mucho más allá de los montes. Era un patrimonio concejil conformado por fraguas, molinos, pozos, huertas, viviendas, casas del pueblo, batanes, sierras de agua, yeguadas comunales, el cerdo y piara del concejo, la dula de cabras u ovejas concejil, el lavadero, pequeñas industrias, neveros, hórreos, bordas, caminos, los toros, los helechales, las paneras o terrenos para el trigo, ventas, hospicios, ermitas, herrería, horno, dehesa boyal, la armería y las armas…

Hoy la izquierda lo suele querer ceñir sólo a los montes y desnaturalizar el comunal. La Fundación Entretantos, financiada al 100% por el maldito Ministerio de Agricultura, que es la que da a conocer el testimonio de esta pastora (5), está obcecada por institucionalizar la lucha por el comunal, recuperarla para el Estado, instrumentalizarla, desvitalizarla, desarmarla, desactivar su cariz revolucionario, reducirla sólo a los montes. Tras la supuesta intención de defender el comunal, la Fundación Entretantos (entre otras tantas) no puede hacer otra cosa más que ahondar en su desnaturalización, su destrucción, pues no hay una Fundación más radicalmente estatalista que ésta. El comunal es lo contrario al Estado, el comunal es la revolución; y jamás organizaciones paraestatales hiperizquierdistas como la mencionada van a admitir esta verdad. Toda la parafernalia a favor del comunal de una parte de la izquierda es parcial, equivocada, en definitiva: mentira; a pesar de que pueda, y suela, estar realizada por gentes bienintencionadas que desconozcan el fondo del asunto. El fondo del asunto es que la izquierda es el fascismo y la exaltación total del Estado, justamente lo contrario de lo que es el comunal.

Por otro lado, todo nuestro apoyo a la lucha de los pastores,campesinos y artesanos por producir alimentos sin agrotóxicos y en extensivo, y ser custodios de los restos de comunal. Los pastores, en agudo peligro de extinción, son una parte importante de la lucha por la recuperación de los montes y bosques comunales. Trascender los montes y animar a la revolución integral con economía comunal es algo urgente, responsabilidad de los que ya conocen la verdad del asunto.

Reflexionen esos, los que llaman al comunal que no lo es.

Antonio de la Fuente

(1)La democracia y el triunfo del Estado. Editorial Manuscritos 2010. Félix Rodrigo Mora.

(2)Los derechos no existen. Articulo en la web de revolución integral.

(3)La lista es muy larga: Fundacion Entretantos, Çcomunalitas Urbanes, Iniciativa Comunal, Concejo Abierto, CERAI, XIDEC, etc. Recomiendo especialmente el video conferencia de Cesar Rendueles para entender la incoherencia: https://youtu.be/tRbJuvZOqLE

(4)Democracia directa y derecho consuetudinario. Editorial Bagauda 2022. Enrique Bajardi, Maria Bueno y Felix Rodrigo Mora.

(5) https://twitter.com/entre_tantos/status/1649340875481178112

FUENTE: https://www.virtudyrevolucion.org/numeros-de-la-revista/numero-2-mayo-2023/1302524_lo-llaman-comunal-y-no-lo-es

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