Con un saludo solidario para los hermanos mexicanos, los hermanos mapuches y todos aquellos que están sufriendo terriblemente los efectos de la guerra total.
Al hablar de la situación actual en Guatemala lo que quiero decirles es: que, a pesar de las grandes diferencias con Venezuela y de no ser un país progresista, el extractivismo, la corrupción y la guerra solapada caracterizan también al país, por lo que avanzo la hipótesis de que la situación actual en ambos países obedece a una política de dominio y control universal en la que bajo diferentes escenarios las grandes corporaciones transnacionales fabrican crisis artificiales en todo el mundo, con el fin de defender sus intereses y los de las elites nacionales.
Para ello, estas elites con el apoyo financiero y militar de poderes externos manipulan a las poblaciones, utilizando distractores como el progresismo, la lucha contra la corrupción, el nacionalismo, el asesinato de más de 40 niñas y jovencitas que murieron calcinadas en Guatemala, etc., con el fin de distraer a la población de los problemas más graves, seguir con el despojo de las riquezas de nuestros países y vendernos cada vez más armas, sin ningún obstáculo ni protesta de parte de la población. En esta forma nos están orillando hacia un mayor violencia, militarismo, totalitarismo y guerra en el planeta entero, lo que les permitirá controlarnos, mantenernos sujetos e impedir que nos demos cuenta que, la única forma de escapar a su yugo es organizarnos, unirnos y trabajar juntos para salir del sistema económico capitalista en forma integral y radical, al mismo tiempo que se construye y consolida el otro sistema que ya está naciendo. En Petén por ejemplo, se encuentra ya, bajo pretexto de vigilar los flujos migratorios y perseguir a cárteles del crimen organizado, el Comando Sur de los EEUU; En tanto que en toda Guatemala aumenta la militarización y se criminalizan las luchas de los campesinos e indígenas que defienden sus territorios contra la minería, las hidroeléctricas, etc., aduciéndose que los paros de carreteras van contra el derecho de locomoción de todos los ciudadanos, que obstaculizan el desarrollo y el progreso, que se está invadiendo la propiedad privada y los invasores no son sino especuladores (es cierto puede haberlos pero se oculta que muchos no son sino campesinos honrados que defienden sus territorios, su agua y sus comunidades) etc.
El objetivo principal de estos distractores es ocultar que se está implementando un totalitarismo, más descarado que el actual, y más absoluto en el que toda resistencia será reprimida y todo derecho eliminado, con la aprobación de la población por supuesto, ya que es ella misma la que pide más seguridad y más lucha contra la corrupción. Corrupción que, no se ve como parte inherente del sistema capitalista sino, desde el punto de vista de la mayoría que participa a las manifestaciones en Guatemala (generalmente clases medias, intelectuales de izquierda, jóvenes universitarios, empresarios con sus trabajadores, más maestros y campesinos conducidos por líderes corruptos que se hacen llamar pueblo y los manipulan), se debe a personas corruptas y a un gobierno corrupto que hay que cambiar. Todo comenzó el domingo 27 de agosto cuando Jimmy Molares, presidente de la República, apareció en un video declarando Non Grato a Iván Velásquez, jefe de la Comisión Internacional contra la Impunidad en Guatemala (CICIG), patrocinada por la ONU y liderada por los EEUU y la CIA encargada de investigar la corrupción en el gobierno, ordenando su inmediata salida del país, cosa que personalmente fue a pedir la Naciones Unidas en Nueva York, lo que provocó una fuerte reacción de la población indignada contra la corrupción del presidente que aparentemente quería, al declarar non grato a Iván Velásquez, evitar que la CISIG lo investigara a él también. Esto empeoró cuando se descubrió que un gran número de diputados intentó imponer un decreto en el que se modificaba al código Penal para beneficiar a políticos corruptos y otros delincuentes (lo que exacerbó a la población, y fue anulado por la Corte de Constitucionalidad), por lo que la Asociación de Estudiantes Universitarios de la Universidad de San Carlos convocó a un paro, que se convirtió en una gran manifestación el 15 de septiembre, día en el que desde siempre se conmemora la Independencia del país.
La situación llegó al punto que se anuló el desfile del día de la independencia y miles de personas salieron a manifestar ante el Congreso y el Palacio Nacional. El hecho que de la noche a la mañana Jimmy haya ido a la ONU a pedir que sacaran a Iván Velázquez de la CISIG y todo el show político que siguió, creó un antagonismo entre los anticorrupción y los que sostienen a Jimmy. El antagonismo se creó como un distractor artificial, promoviendo un gran espectáculo entre los sectores de la población y la CISIG que luchan contra la corrupción y por una reforma constitucional donde se respete el Estado de Derecho y el libre mercado, entre los cuales se encuentran representantes de la izquierda que algunos llaman “caviar”(los honestos) y quienes quieren derrocar al presidente Jimmy Morales contra quienes lo sostienen, entre los que se encuentran militares de extrema derecha y los “anticomunistas” más reacios del país (los corruptos) quienes aducen que lo más importante es respetar y salvaguardar la institucionalidad, el Estado de Derecho y hacer que el Estado, encargado de la seguridad de los ciudadanos, cumpla con sus deberes constitucionales y promueva el desarrollo del país , dejando a Jimmy como presidente.Tanto los corruptos como los honestos se enmarcan en la institucionalidad burguesa y obedecen, a una estrategia dirigida por la embajada EU, la CIA y las clases dominantes del país que por medio de artículos de prensa y mensajes en las redes sociales promovieron las manifestaciones en abril del 2015 (documento adjunto), lo que no cambió nada del sistema a pesar que se logró la destitución del presidente Otto Pérez Molina y su gobierno y recientemente, la manifestación del 20 septiembre pasado. Es muy importante resaltar que tanto los que luchan contra la corrupción como los corruptos se sitúan en el marco del sistema capitalista y de sus instituciones, sin salir de sus límites (trabajo asalariado, propiedad privada de los medios de producción, mercantilización de todos los objetos y bienes o personas, etc.). Todos luchan por el desarrollo del país, por el extractivismo y por atraer las inversiones externas para construir infraestructuras o seguir con la minería, la palma africana, etc., aspirando a que las grandes corporaciones transnacionales lleguen a sacarnos de la pobreza y del subdesarrollo. Se hacen pasar por los representantes del pueblo guatemalteco pero, el verdadero pueblo está siendo marginado reprimido y como acabo de decir criminalizado.
Con esto no quiero decir que no se deba luchar contra la corrupción o que no reconozca que son la indignación y el deseo sincero de luchar para terminar con la corrupción en el gobierno los que mueven a la población a protestar y revelarse, pero, es evidente que los poderes dominantes se sirven de dicha indignación y esa capacidad de lucha para manipular las diferentes situaciones y hacer avanzar sus intereses políticos y económicos. Muchas personas indignadas han participado a estas manifestaciones con toda sinceridad pero pienso que la lucha debe profundizarse y fortalecerse a medida que la población explotada y oprimida comprenda que : 1) La corrupción es inherente al sistema capitalista y no es cambiando a una persona por otra en el gobierno lo que va a cambiar la situación en la que se encuentra el país; 2) Lo importante en las manifestaciones es desenmascarar toda manipulación de las clases dominantes y hacer consciencia entre las personas más sensibles y comprometidas de que tanto la corrupción como las otras lacras no terminaran si no se logra acabar con el sistema de producción capitalista y construir otro (lo que va junto y no puede hacerse separando lo uno de lo otro); 3) Así mismo, es de la más grande importancia comprender que hay que salir del marco institucional burgués y que no se trata de refundar el Estado o cambiar su naturaleza (que, en tanto instrumento de poder de la burguesía no puede ser cambiada) sino de construir un poder popular con sus propias entidades de gobierno, administración, como lo están construyendo, por ejemplo, los zapatistas en México. Esto es mucho más complicado que la simple lucha entre pobres y “ricachones” como dice el líder del Comité de Unidad Campesina (CUC) y no será posible que en la medida en la que cada uno de nosotros tome consciencia de la necesidad de contribuir a un cambio social integral y radical que acabe con la explotación de los seres humanos y de la naturaleza. Un cambio cotidiano que se construya paso a paso en el corto plazo pero con objetivos ambiciosos a mediano y largo plazo.
Para protegernos y defender la vida de las personas se debe proceder en forma subterránea. Estoy de acuerdo en que la teoría (hablo de la teoría burguesa) no nos es de mucha utilidad, y que históricamente muchas veces ha servido para dividirnos.Si lo que se quiere es un cambio social integral es necesaria una relación de fuerzas favorable a los pueblos: sería absurdo seguir insistiendo sobre nuestras diferencias teóricas (todos los ismos, creo que no han hecho más que dividirnos y hacernos perder el tiempo en discusiones y discursos) por lo que, al contrario, deberíamos buscar en que estamos de acuerdo teóricamente, que objetivos principios, y valores compartimos y cuales han sido las practicas que nos han acercado a nuestros objetivos para hacer alianzas y fortalecernos en tanto pueblos. Pienso que en todas partes hay personas buenas, honestas y valiosas con quienes podríamos estar de acuerdo en lo fundamental, hacer alianzas y tejer juntos ya que es sumamente importante llegar, lo más rápidamente posible, a constituirnos en una fuerza capaz de revertir al sistema actual, al servicio de las elites, y construir otro que corresponda a los intereses del pueblo
En lo que no estoy de acuerdo es en que debamos rechazar la teoría como un absoluto, ya que teorizar está entre las atribuciones del intelecto humano y es un instrumento indispensable en cualquier actividad que se entreprenda como tejer por ejemplo. La teoría revolucionaria es un instrumento indispensable para estudiar, analizar y sistematizar los aprendizajes adquiridos tanto históricamente como en la actualidad en las experiencias pasadas, con el fin 1) de planificar y diseñar el futuro que queremos construir; 2) diseñar y planificar las tácticas concretas muy diversas que tendrán que emplearse en cada lugar diferente. La situación en que nos encontramos es tan compleja, hay tantos impostores, se nos manipula de tantas formas (por ejemplo, ¿han oído hablar de los laboratorios de guerra psicológica en los que las grandes potencias de la guerra y el petróleo tienen equipos que estudian la mejor forma de manipular a la población en cada nación para dirigir las primaveras de colores en la forma que corresponda mejor a las expectativas de cada población?, que estoy convencida que es necesario tener un marco teórico revolucionario que nos permita unificar los objetivos los principios y los valores (mismo si la forma de alcanzarlos sea muy diversa y quede en manos de cada comunidad autónoma y de cada pueblo, encontrando un equilibrio entre la unidad y la diversidad, entre la teoría y la práctica, para tener en nuestras mentes una idea clara de que es lo que entendemos por tejernos y por revolución ¿Dónde estamos, a donde queremos ir? ¿Cómo podemos identificar que vamos en la buena dirección? ¿con quién y cómo? etc., no se trata de recetas uniformes sino de lineamientos, principios y valores generales que nos permitan romper con las dicotomías creadas por el sistema para dividirnos: mujeres/hombres, campo/ciudad, corruptos no corruptos, gobierno revolucionario/oposición (en Venezuela), etc., al mismo tiempo que se encuentra un equilibrio entre los diferentes componentes para la acción, con el fin de trabajar y luchar todos juntos, apoyarnos y analizar las diferentes situaciones en función de un cambio social integral desde lo local hasta lo internacional, dirigido hacia las necesidades y expectativas de los pueblos. Si realmente se quiere salir de las crisis socio-económica, ambiental y cultural en la que nos encontramos es necesario que el mayor número de personas tome parte y se comprometa a poner su granito de arena (según sus límites y posibilidades) para salir completamente de la lógica del sistema, incluida la lógica de la izquierda y de los gobiernos progresistas que, como hemos podido verificarlo, reproducen al capitalismo (extractivismo, despojo de los territorios de los pueblos originarios, corrupción, etc.), para comenzar a construir algo radicalmente diferente en todos los sentidos, desde el cambio institucional y la construcción de una nueva democracia en la que sea el mismo pueblo el que se gobierne y administre en Asambleas (por ejemplo), hasta el cambio en nuestros comportamientos y actitudes, tanto individuales como colectivos, o sea un cambio social integral y radical.
Dar un salto cualitativo que nos haga pasar de la descripción de los acontecimientos, que es muy valiosa pero no suficiente, para comenzar a trabajar unidos una estrategia de lucha (sin jerarquías ni vanguardias) que nos aclare teórica y conceptualmente. Que nos ayude a comprender que un mundo mejor sin explotación ni destrucción es posible. No una receta sino una guía para la acción. O sea que estoy plenamente convencida de que si queremos afrontar esa guerra total y ganarla necesitamos una teoría revolucionaria solida que hay que definir en forma colectiva. No partimos de la nada, la experiencia de múltiples iniciativas en América Latina, de los compañeros zapatistas, de los kurdos e incluso españoles (que están tratando de definir en la teoría y en la praxis lo que debería ser una revolución, cambio o transformación integral y radical de la sociedad que conlleve cambios estructurales profundos, que una a los pueblos y no los divida), nos procuran una base para elaborar esa estrategia y contestar esas preguntas. Sin embargo, me da la impresión (espero equivocarme) de que al hablar de tejer, sin mencionar la urgente necesidad de una estrategia que defina claramente los objetivos por los cuales tejemos, los conceptos, principios y valores que nos van a guiar en las luchas y resistencias concretas se piensa que la revolución se va a dar en forma espontánea por lo que es suficiente con ”tejer la rebeldía y la resistencia para que las cosas se vayan dando por ellas mismas según la sabiduría de los pueblos” (como dicen algunos). Yo no lo pienso así, durante miles de años los seres humanos han luchado espontáneamente y la sabiduría de los pueblos no ha sido suficiente para acabar con los regímenes de dominación ni con los sufrimientos de los pueblos, al contrario, las clases dominantes siempre han encontrado una fórmula para seguir dominando, reprimiendo y manipulando a la población, incluso apropiándose de los conceptos patrimonio de los pueblos tales como el de solidaridad y le de libertad para vaciarlos de su contenido y debilitarnos. Por lo que sostengo que ahora que tenemos que enfrentar a un enemigo más terrible y sanguinario que nunca, que queremos parar la guerra total y fortalecer las iniciativas y la autonomía de los pueblos tendremos que aprender de la experiencia pasada y luchar y resistir en forma consciente y lo más planificada posible, desde el nivel local llegando al internacional.. Conformar y organizar equipos multidisciplinarios a todos los niveles encargados de hacer ese análisis y sistematización estrechamente relacionados a la práctica concreta de la población me parece fundamental. Ojalá podamos debatirlo ampliamente para ir concretizando lo que queremos tejer. Tal vez nosotros lo tenemos claro, pero, la mayoría de la gente se siente perdida y tiende a no creer que el caos en el que vivimos pueda ser confrontado por la población ni a que a partir de ese caos puedan surgir alternativas, pero esas alternativas existen, hay gente trabajando en ellas, hay que ver solamente la forma de articularlas y coordinarlas en forma coherente y, sobre todo, encontrar la manera de hacer que cada persona se reconozca como una parte valiosa en el cambio integral y participe a su realización en forma consciente.