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10 septiembre 2015 a las 14:57 #2087Laura Herrero RománParticipante
[i]Buenos días.
Este es un tema que iniciamos en el grupo de facebook y que me recomendaron poner aquí, así que copio el texto completo y os animo a continuar reflexionando y aportando cada uno vuestro granito de arena.[/i]
LA LIBERTAD ESPIRITUAL COMO UN DERECHO BÁSICO DEL SER HUMANO
Antes de nada, aclaro que al hablar de derecho básico no me refiero a algo que aparece en un papel firmado por una institución, sino a aquel tipo de derechos que una persona sensata reconoce como algo imprescindible, pues la noción general de respeto reside en nosotros sin que tengamos que acudir a ningún texto constitucional o declaración realizada por un grupo de personas a las que se les da una autoridad salida de la nada.
Dicho esto, pasemos a hablar de la libertad espiritual. Considero que, sin ser el más importante, la libertad espiritual es uno de los aspectos que debe tratar la revolución integral, pues, queramos o no, son varias las facetas o dimensiones que componen a un ser humano: la afectiva, la física, etc.
¿Qué pasa con la faceta espiritual del ser humano? Desconozco si su origen está en la necesidad de responder ciertas preguntas trascendentales que nos hacemos al contemplar la inmensidad del Universo (y más conociendo los abrumadores datos científicos), al experimentar la muerte de alguien cercano o contemplar el milagro de la vida. Tal vez nuestra faceta espiritual es algo con lo que nacemos. Yo no tengo una respuesta científica para esto, y sospecho que nadie nunca la tendrá. Pero no podemos negar esta parte nuestra.
A lo largo de la vida, sentimos la necesidad de relacionarnos con lo divino, o al menos de tener pensamientos claros acerca de ello. Ese camino que vamos recorriendo no se compone solo de lo que decidimos pensar, sino que va ligado a nuestras experiencias, y así, al llegar a cierta edad, va tomando forma aquello que finalmente hemos decidido (para mí, esta decisión no se basa solo en lo racional, sino que puede ir acompañado de experiencias espirituales incomprensibles).
Sin embargo, los gobernantes, antes los reyes y poderosos, ahora el Estado, vienen atacando nuestra libertad espiritual desde hace unos cuantos siglos. Invaden ese espacio de silencio que necesitamos para encontrarnos con nuestra decisión espiritual. Esto es el dogmatismo: la condenación de ciertas creencias e incluso la tergiversación de palabras, ideas y conceptos, añadiéndole una carga semántica que no es la original (piénsese en la propia palabra “cristianismo”).
Se puede creer que con las revoluciones liberales y la separación entre Iglesia (como institución) y Estado, se terminó con el dogmatismo, pero me parece un error asociar el dogmatismo solamente con un poder religioso. En nuestros tiempos vivimos más dogmatismo que nunca. Por ejemplo, otras definiciones que doy al dogmatismo son: 1) la invasión de ese silencio que necesitamos para llegar a una verdad espiritual, considerada verdad por nosotros por decisión propia; y 2) en palabras más coloquiales: que se nos diga que “esto es así porque sí y lo tuyo no vale porque no”. Véase el caso del feminismo estatal (“los hombres son culpables por naturaleza porque lo decimos nosotros y si no piensas así eres un retrógrado, o peor, un machista”).
Ahora bien, si algo me ha acercado a los debates y publicaciones que se comparten en este grupo y al concepto de revolución integral es una preocupación por la libertad del ser humano, como individuo y como colectividad. Al contrario de lo que pensé y busqué hace años, no trato ya de alcanzar esa libertad para mí y los míos, sino que entiendo que la lucha es tan difícil que tal vez pasen unas cuantas generaciones antes de llegar a esa situación de libertad, si es que llegamos. Pero veo como una responsabilidad ir abriendo camino, aportar ese granito de arena que cada uno tenemos (me estoy acordando de este artículo: http://prdlibre.blogspot.com.es/2014/12/elogio-de-la-iniciativa-individual.html). Pero últimamente, estoy viendo en este grupo publicaciones y comentarios que atentan contra nuestra libertad, precisamente contra la libertad espiritual, que condenan ciertas opciones espirituales solo porque están estigmatizadas. (Anticipo: para mí es tan horrible decirle a un cristiano que su fe es el origen de los males del mundo como amenzazar a un homosexual con que va a arder en el infierno por serlo. Ambas actitudes son irracionales y dogmáticas).
Ejercer la libertad espiritual es respetar la opción del otro aunque no sea la misma que la nuestra. Es cierto que hay que distinguir entre una espiritualidad pura y la pseudoespiritualidad tan de moda. La diferencia es que la segunda solo es una máscara para aparentar algo que no somos (algo que pasa en todas las opciones espirituales), mientras que la primera debe acercar a la persona a una versión, precisamente, más humana de sí misma, más virtuosa (aceptando que es imposible alcanzar la perfección).
La espiritualidad sana nos convierte en seres aptos para la convivencialidad.
Aunque parezca una paradoja, al hablar de espiritualidad incluyo todas las opciones, también el ateísmo y el agnosticismo, porque es la opción que una persona elige ante el misterio de lo divino: decidir que no lo hay en el caso del ateísmo, lo cual es tan válido como encontrar en el evangelio la manera de relacionarse con lo divino.
Como decía, ejercer la libertad espiritual es respetar la opción del otro, comprendiendo que para él es verdad, su verdad. Pondré un ejemplo muy sencillo: a Antonio le encantan las migas extremeñas pero no soporta el salmorejo, y a su amiga Raquel le pasa lo contrario. Están juntos en un restaurante comiendo cada uno su comida favorita. Si Antonio fuese dogmático, le diría a Raquel que su comida es un asco y la amenazaría con irse del restaurante si sigue comiendo salmorejo, pero si es una persona sensata, sabe que para Raquel el salmorejo es tan sabroso como para él las migas. ¿Quién tiene razón?
Pienso que nuestra actitud debe ser la misma. Tal vez para alguien ateo lo que un cristiano cree (y escojo estas opciones porque me resulta más fácil poner ejemplos, pero valdría cualquier otra) es fruto de su imaginación, pero aunque piense que el cristiano está equivocado, igualmente le respeta y no le ofende, porque entiende que para él es verdad que Jesús es el hijo de Dios, y además ve que su fe no impide que sea una persona íntegra. Lo mismo en el caso contrario. El cristiano está seguro de que Dios existe, habla con Él, le canta, y siente que lo que le pasa al ateo es que aún no ha tenido un encuentro espiritual con Dios, pero cuando se toma un café con él o realizan alguna actividad, en ningún momento le ofende ni habla mal sobre sus creencias. E incluso pueden llegar a debatir sobre sus respectivas opciones sin atacarse, pero sabiendo que no es necesario, porque, repito, aceptan la profundidad espiritual del otro, respetan la decisión del otro de tomar como verdad lo que ha elegido.
El problema, por lo tanto, no está en las distintas opciones espirituales, sino en las personas, siempre el problema está en las personas. En eso consiste la madurez, en aceptar nuestra responsabilidad y no echar balones fuera. En que en mis manos está tratar al otro con respeto o atacar sus creencias. En mis manos está llenar este grupo de publicaciones en contra del islam, del ateísmo, etc. o compartir textos constructivos.
Se tiende a pensar que los cristianos creemos en los principios bíblicos porque nos han engañado, manipulado, en fin, por puro dogma, porque aceptamos lo que un cura o un pastor nos dice sin más, pero esas personas que atacan nuestra fe no nos han preguntado cómo hemos llegado a esa opción espiritual. Simplemente nos ponen una etiqueta sin ni siquiera asomarse a nuestra mayor o menor profundidad espiritual.
Lo único que pido en este grupo es que no metamos a todos en el mismo saco, que no juzguemos sin saber. Que sí, hay dogmáticos en todas las opciones espirituales, la típica persona que en los grupos de facebook comparte versículos bíblicos sin ton ni son y, como decía arriba, amenaza a todo el mundo con que van a ir al infierno. Pero no todos somos así. Ahora sí que viene a cuento un versículo muy conocido del evangelio en que Jesús advierte sobre los falsos profetas, lo cual podríamos equiparar también a la falsa espiritualidad: Por sus frutos los conoceréis.
Es muy simple, ¿con qué te quedas de la opción espiritual que has elegido, con la condenación o con la virtud? Pues respetemos a los que eligen la virtud, sean ateos, musulmanes, gnósticos, budistas, cristianos, agnósticos…
12 septiembre 2015 a las 16:24 #2093Alfredo Velasco NúñezParticipanteAupa gente!: Soy Alfredo y quería comentar el artículo desde mi experiencia. En las últimas décadas se ha impuesto un tipo de espiritualidad individualista (personal) y experiencial (mística) contraria a las tradiciones comunitario-jerárquicas y fideístas en la autoridad de los especialistas. Es lo que dice la sociología religiosa del libro «El Dios personal». Con diferentes particularidades en cada zona del mundo (desde el mercadeo dinerario en EEUU a fenómenos orientalistas en el Occidente europeo). Necesitamos creer en algo que nos llene individualmente y que sea experimentable y eso no lo dan las Iglesias establecidas, demasiado dogmáticas y con tendencia al desprecio de la diversidad de creencias que no sean la propia. Parece que la seguridad de lo tradicional ha estallado y hay demandas de no verse cuestionado por la diversidad de la globalización y el contacto con otras creencias. Nadie nace hoy en día a una religión y para asumir una precisamos de experimentar «algo», convertirnos a algo. Además , la laicización cultural ha arrinconado la espiritualidad en lo más íntimo y privado. Desde este sustrato, la libertad espiritual es vivir la espiritualidad desde uno mismo sin ser atacado en las propias concepciones desde juicios de poder espiritual de expertos o cosmovisiones que nieguen a la persona (y sobretodo su libertad de experimentar una verdad personal). Desde la humildad del Cristianismo, dice el Evangelio «no juzgues y no serás juzgado», pues, en última instancia, el Juicio Final corresponde a Dios. Pero confiamos en los propios juicios por soberbia y nos alejamos de la humildad. Al ser religioso le juzga Dios en lo que merece. Si Jesucristo se definió como «La Verdad, el camino y la vida», lo sagrado es la misma vida, el conocimiento cierto que la constituye y la búsqueda espacio-temporal que recorremos. En este sentido, tan sagrado es un estado místico budista psicológico, como otro estado erótico místico islámico, como los misterios cristianos o las palabras del zohar judío si somos capaces de experimentarlos en persona. Pues son verdaderos, vivibles y parte de nuestra dimensión. Yo creo en un Dios de toda la Humanidad, con diferentes caminos para buscarlo y con tradiciones culturales que lo denominan particularmente, pero por definirse antropocéntricamente, sin descentrarse del propio yo a la espera de la manifestación de lo sagrado en uno mismo, no se entra en lo numinoso y eso no es religión sino cultura humana (nacionalismo, patriarcalismo, sexismo, racismo, etc). La experiencia religiosa fundamental es abandonarse en manos de dios o lo sagrado y para ello hay que dejar atrás el propio yo y estar abierto a lo misterioso. Entre los experimentados espirituales siempre ha habido históricamente un contacto respetuoso y un trasvase del conocimiento, las prácticas ascéticas, etc aunque lo decisivo siempre es la experiencia de unión con la Realidad de la que mana la espiritualidad como fuente de vida amorosa que hace correr el agua de la vida y no las aguas estancadas del egoísmo y la fatuidad de las alienaciones religiosas que enferman espiritualmente. Creemos para vivir, dar fruto, rendimiento a nuestra fe, no rendirnos a pesar de cargar con nuestro si mismo que nos conduce a la muerte pues una creencia sin obras no sirve de nada, esta muerta (compasión, perdón, bondad, misericordia, amor…). Dice San pablo que podemos conocer el lenguaje de los ángeles y no amar, entonces no nos sirve de nada el conocimiento, tenemos una fe vana. Se puede creer por miedo al infierno o por ambición del paraíso pero eso no es por amar a Dios sino de segunda mano y eso no prima a dios y al prójimo sino al miedo y al egoísmo. Como dios es universal, así debe ser el amor a los hombres, sin sectarismos, coacciones, etiquetas, prejuicios, ni juicios, sin intolerancia. Y eso ha sido mas veces posible en la Historia que la falta de libertad religiosa aliada con el poder o el fanatismo. Espero no haber ofendido a nadie con mi forma de argumentar pero respetar la libertad es difícil en un mundo tan poco libre. Un saludo.
14 septiembre 2015 a las 01:59 #2097SofíaParticipanteMuchas gracias a los dos.
Os invitamos a seguir con este tema tan interesante para la reflexión en la página web. https://www.revolucionintegral.org/index.php/blog/item/61-la-libertad-espiritual-como-un-derecho-basico-del-ser-humano
Aunque por supuesto que si se quiere seguir por aquí, la diferencia es que en el foro solo entran las personas registradas y la web es para todo el público, se puede hacer.
Un fuerte abrazo a ambos.
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