Inicio › Foros › General › Cajón de sastre › Morir por tener un huerto: que afortunados somos
- Este debate tiene 4 respuestas, 3 mensajes y ha sido actualizado por última vez el hace 8 años por David Algarra.
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14 octubre 2016 a las 05:35 #2349M. LópezParticipante
Comparto aquí una de mis experiencias vitales, vivida ayer mismo no se si por desgracia o por fortuna. La verdad es que cada día comprendo menos este mundillo humano en el que vivimos, o mejor dicho, en el que nos hacen «sobrevivir».
Estando ayer por la tarde en un terreno de mi propiedad (legal y legítima) , adquirido con el objeto de cuidar y proteger la tierra o la naturaleza de la que me siento parte. Escuché voces y ladridos de perros que se acercaban al lugar. Cual fue mi sorpresa que de repente apareció una persona armada con una escopeta de caza, una jauría de perros y otro individuo con un palo en la mano llamando a los perros.
Cuando les pedí que los sacaran del terreno puesto que estaban destrozando todo lo que pisaban a su paso, y que se marcharan de allí por el peligro que entrañan las armas de fuego. Recordándoles que se encontraban en un lugar de huertas, de caminos por donde pasean personas de todo tipo (incluidos niños) y la carretera que pasa justo al lado. Oh sorpresa, la ley estaba de su parte. Pues todo lo que me rodeaba e incluso mi terreno y según ellos, era un coto de caza… y yo sin saberlo.
Hoy llego a casa y compruebo en la web del Gobierno de Aragón, que efectivamente así es. Y como decía al principio, no se si por desgracia o por fortuna, descubro que el 80% de la superficie de España son terrenos con autorización estatal para uso cinegético (es decir, para cazar). Incluidas fincas particulares, zonas agrícolas, carreteras… y hasta localidades completas.
Casi todo nuestro país es un coto de caza, y yo pensando que la última vez que se había vivido esta situación fue allá por el año 1936.
Desgraciado año aquél en el que mis dos abuelos fueron forzosamente reclutados, dos simples labradores sin ideología política como muchos otros (independientemente de si el lugar en el que se encontraban fue calificado posteriormente como: azul, rojo… o multicolor).
Tan desgraciado debió de ser que las historias de miles y miles y miles de personas, aún están enterradas en el suelo y en el silencio de esta sociedad amnésica… en la que no se si por desgracia o por fortuna «nos hacen sobrevivir».
Recién he descubierto que justo al ladito de mi pueblo, ese mismo año fusilaron a 40 ó 50 de una sola tacada, y para que no huyeran les dispararon primero a las piernas. Que en mi pueblo todavía no se sabe si la cifra de fusilados es de 18, 20… y puede que incluso una familia al completo. Que en la plaza por donde tantas veces he paseado, por esas mismas fechas fusilaron a un afortunado que como a un toro en la plaza, lo mataron hasta con banda de música y todo.
Preguntando he descubierto que desde otro pueblo muy cercano al mío arrastraron a un hombre por la carretera, hasta llegar al lugar donde le arrebataron la vida a tiro de fusil.
Que arrojaron mujeres embarazadas junto con sus hijos vivos a simas de donde no podían escapar hasta que se morían, o en una plaza donde tras fusilar a doce maestros y hechar serrín sobre su sangre hicieron baile encima (otros afortunados más).
Que en la «zona azul» fusilaron curas, frailes, guardias civiles e incluso un soldado al grito de «Viva Fr… y arriba E…». Y también a un batallón casi al completo de «azules» en zona «azul», enterrados clandestinamente y que a fecha de hoy los documentos oficiales siguen sin desclasificarse.
Hablo de la «zona azul» porque es la que conozco, pero ya me están llegando ecos de otras zonas con otros colores en las que ocurrió lo mismo. Y otras en las que aún sigue ocurriendo, como China (bonito paradigma de lo «colorado tradicional» y lo «azul moderno»).
Quizá ahora deban cambiar el color por el «verde» pues sólo por pasear por el campo, recolectar bellotas o tener un huerto, puedes ser el próximo afortunado: te puede tocar el próximo homenaje (eso sí, será el último pues asistirás a tu propio entierro). Tras el inevitable y fortuito accidente en el que un cazador te rebane el pescuezo a tiro de escopeta, tras confundirte con un jabalí por tu peinado pelopincho o con una liebre por tu abrigo de piel sintética que te mimetiza con el entorno.
Se estima que en España cada año hay una media de 25 muertos y 2500 heridos por disparos derivados de la caza.
Aunque no debería extrañarnos esta situación si tenemos en cuenta la trayectoria de despropósitos e ilegitimidades, que lamentablemente se acumulan por toneladas en este país llamado España. O para ser más correctos deberíamos aludir a su nombre original: “Hispania”. Como así la denominaron los conquistadores romanos que hace más de dos mil años, sometieron mediante el uso ilegítimo de la violencia a aquellos de nuestros antepasados que vivían en esta tierra.
En esta todavía “nuestra tierra” para quien así lo sentimos, una tierra viva y libre más allá de toda imposición humana ilegítima e inmoral. Independientemente de su legalidad vigente o de su ilegalidad, aspectos estos últimos que por supuesto siempre debemos de tener en cuenta para poder seguir “sobreviviendo” o “malviviendo”. Y que para un buen funcionamiento de la sociedad, ambas deberían ir de la mano (legalidades y legitimidades).
Un nombre de provincia romana que nos debería hacer reflexionar si vivimos en una verdadera nación o si seguimos siendo un territorio colonial a pesar de los siglos transcurridos, pues a veces da la sensación de que esta tierra es más una finca que una nación. Que cada uno juzgue por si mismo, según su experiencia.
¿Cuándo despertarán de su amnesia los miles y miles y millones de personas que viven en este país? Quizá cuando comprendan que no se puede planificar un futuro, cuando ya no se tiene un pasado.
Y cuando todos juntos comencemos a despertar de esta pérdida colectiva de memoria, que nos hace peligrar ya no solo como individuos sino como especie en este planeta… llamado paradójicamente TIERRA.
Un saludo y un abrazo
Zagagoza a 13 de octubre de 201629 octubre 2016 a las 14:11 #2353Roberto SernaParticipanteBuenas, MLopez, perdona pero no se tu nombre,
Lo primero enhorabuena por decidirte a tener tu propia huerta, desde luego, si te animas y le das cariño es una de las mejores experiencias de la vida, para mi desde luego ha sido algo inigualable.
Si entramos en el tema de la caza yo diferenciaría la caza en sí misma como medio de subsistencia que se ha practicado desde la antigüedad y la caza «deportiva» que se practica hoy en día. Desde luego que ambas no tienen nada que ver ni en la forma ni en el espíritu. Mientras que la primera garantizaba la libertad y la autonomía de los pueblos (fundamental en cualquier comunidad que se encuentre integrada en su entorno natural), la segunda es una de las variadas distracciones creadas por la modernidad, equiparándola a cualquier otro deporte con el problema añadido de que las armas de fuego son peligrosas para cualquiera que pase por la zona.
Pero igual de mal me parecen las carreras de quads y motos que tan de moda se han puesto por los montes españoles y que seguro que causan más muertes que la propia caza aparte de contaminar acústicamente.
Sin embargo la alternativa no la veo muy clara. ¿Prohibir la caza? Sería mucho peor, a fin de cuentas todavía queda gente en los pueblos que la practica para complementar su dieta y que la hace con respeto, aparte que haría falta un mayor control policial de los montes (como si no fuera ya poco). Además la caza en si no es algo malo, al contrario, sería deseable que se practicara con respeto hacia las personas y la naturaleza para conservar la autonomía de las zonas rurales.
Hablando de Roma, los primeros interesados en limitar la caza fueron los invasores romanos, centrando sus esfuerzos en el desarrollo de la agricultura y sobre todo el cultivo del cereal, de forma que las comunidades dejaran de ser independientes y se convirtieran en asentamientos permanentes (fácilmente controlables y fiscalizables).
Creo que la solución al problema pasa por el respeto mutuo, no por las leyes. Quizás los dueños de las huertas puedan hablar con los cazadores para que se alejen lo más posible de esta zona, independientemente de lo que diga la ley pues siempre por encima de la ley está la ética o las creencias de cada uno.Para recuperar nuestra TIERRA, intentemos vivir sin la intervención del Estado, conviviendo en el respeto.
Un saludo y ánimo. Roberto.3 noviembre 2016 a las 02:18 #2354M. LópezParticipantePerdón, me llamo Montse
Gracias Roberto por tu respuestaComo parece que te gusta la tierra (por lo que dices), te explico lo que hago. En realidad lo que intento es integrar los cultivos en el entorno.
Para ello entre los cultivos dejo crecer plantas silvestres que crecen espontáneas y que pueden ser útiles o comestibles como esparragueras – cola de caballo – verdolaga, y las que interfieren con ellos las voy arrancando. Entre los espacios cultivados dejo espacios sin cultivar en los que crecen las plantas del suelo que siguen su ciclo, dando por ejemplo flores para los insectos y protegiendo la tierra, de vez en cuando siego esta vegetación y me sirve como acolchado para cubrir el suelo cultivado y las zonas de paso.
Además también hay algún árbol frutal junto con especies silvestres como espino albar, arce de Montpellier, saúco, fresno y almez que amplían la biodiversidad. La intención es que hagan de reservorio de semillas para que se vaya reforestando la zona, además de servir de refugio y alimento para los animales (fundamentalmente aves e insectos). También tengo plantadas dos pequeñas carrascas de bellota dulce, que aunque no son apropiadas para este terreno de ribera, si consigo sacarlas adelante servirán también para producir bellotas para reforestar (aunque quizá no lo vean mis ojos, pues tardan muchos años en crecer).
Sería aplicar la idea de la agricultura natural de Massanobu Fukuoka adaptándola al terreno, junto con los conocimientos que ya tenía anteriormente de la agricultura que he visto practicar por esta tierra a padres, abuelos y personas mayores (no la agricultura convencional actual). Una especie de híbrido entre lo foráneo y lo autóctono adaptado a las circunstancias actuales, junto con las nuevas ideas que van surgiendo con la práctica.
La última ha sido la de intentar integrar a los propios animales silvestres en los cultivos, ya no solo a los insectos o pequeños animales sino también a los grandes como son los zorros o jabalíes, intentando buscar un equilibrio entre sus necesidades y las mías. Para ello estoy probando a proteger los espacios en los que me podrían perjudicar, y dejar otros para ellos. De momento los resultados van siendo positivos, pocos destrozos han hecho en relación a lo que podrían haber destruido, y todo ello por necesidad ya que los animales sólo buscan sobrevivir.
Los zorros limpian el terreno de topillos y otros roedores, los jabalíes labran el terreno gratuitamente y lo limpian de parte de los insectos. Así que no todo son perjuicios.
Desde luego prefiero mil veces los destrozos que pueden ocasionar estos animales, antes que a los cazadores. De los que tengo que escuchar algunas estupideces como “que la culpa de las plagas de los topillos la tienen los ecologistas, que los echaron para que comieran las lechuzas”, cuando en realidad son ellos mismos quienes las producen al matar a los pobres zorros indefensos que son sus depredadores naturales.
Con respecto a la caza como medio de subsistencia no he conocido nada parecido por aquí (supongo que a mis 44 años de vida, ya me habría enterado). Más bien tengo recuerdos de los pobres perros abandonados cuando ya no les sirven para cazar, que junto con todos los animales que exterminan son unas víctimas más.
A estos individuos les va el morbo de someter lo indómito – salvaje o silvestre, es decir, aquello que no se somete a su voluntad, siendo por ello unos liberticidas. Su objetivo es dominar no sobrevivir, es por ello que cuando entraron en mi terreno mi vida valía tanto como la de los animales que aniquilan, de lo contrario ni siquiera se habrían acercado sabiendo el peligro que corría si hubieran decidido disparar allí mismo. Me dijeron que sabían que yo estaba allí y a pesar de todo decidieron entrar, de igual forma pasaron de mi persona olímpicamente al dejar que los perros corrieran pisando todas las plantas cual campo de fútbol.
No se si sabes que actualmente el 80% del territorio de este país son cotos de caza, que aún sigue vigente la ley de caza de 1970 (una ley franquista). Y que para cazar todo está reglamentado, así que lo de la subsistencia se lo pasan por el forro de los…
También pienso que si se cazara para subsistir el consumo de carne que necesita una persona es casi testimonial, la mayor parte de la alimentación que necesita un ser humano es de otro origen en estas latitudes donde el clima permite alimentarse directamente de la tierra. Por lo que cazar animales o pescarlos sería algo mínimo, no lo que ocurre en la actualidad. La caza quedaría fundamentalmente para los depredadores carnívoros como los lobos, pero lo gracioso es que a ellos también los cazan.
Entiendo el tipo de cazador al que te refieres, pero estos también fueron presas y de quedar alguno será en algún rincón del planeta que aún no ha sido devastado, o los que queden dentro de algún parque como los bosquimanos (que a fecha de hoy no se si definitivamente ya han desaparecido).
En nuestra península puede que alguien complemente la dieta con la caza por necesidad, pero seguro que son contadísimos. Si sumamos todos los impuestos que hay que pagar para cazar, las armas y la munición igual les saldría más barato comprar la mejor carne ecológica del mercado. O mejor todavía y mucho más económica, si se la crían ellos mismos en su casa. Por lo que cazar para subsistir creo que a fecha de hoy no sale muy rentable que digamos, y si se caza de forma ilegal puede salirles la carne a precio de caviar, pues las multas deben de ser considerables.
Sobre el intervencionismo del Estado, el problema está en que una gran mayoría de personas lo tienen integrado en su interior. De manera que se sirven de las leyes para no respetar a los demás, y por tanto, no nos queda otro remedio que acudir también a la legalidad para defendernos de ellos. Mientras estos individuos no cambien, estaremos en conflicto permanente, pues no respetan nada. No se respetan ni entre ellos mismos, incluso se arrancan las señales de los cotos de caza unos a otros.
Lamentablemente esta es la realidad que se vive por aquí, ya me gustaría que fuese de otra manera. Quizá en tu tierra sí se pueda llegar al entendimiento mediante el uso de la palabra, aquí la palabra frente a estas gentes no vale nada. Como no valió de nada en 1936, cuando la veda quedó abierta para todo ser viviente y el coto de caza alcanzó el 100% del territorio.
En fin, que me alegro de que aún tenga algo de vidilla este foro y nos sigamos comunicando de vez en cuando. Espero que mi respuesta no haya sido demasiado extensa ni demasiado áspera (no era mi intención).
Un cariñoso abrazo, montse
3 noviembre 2016 a las 02:29 #2355M. LópezParticipanteComo suele ser habitual por mi parte, ahí va un documental.
Este es de producción local y trata sobre uno de estos especímenes que de humanos ya solo les queda la forma, y quizá un minúsculo hálito de humanidad en su subconsciente más remoto.
CHAVES, LA MEMORIA EXPOLIADA
20 noviembre 2016 a las 13:01 #2359David AlgarraParticipanteGracias Montse y Roberto por vuestras reflexiones, no sabía que el 80% del territorio fuera coto de caza, me parece brutal. Entro poco por aquí porque estoy muy ocupado con las presentaciones del libro, ayer fue la número 30 y hoy estoy preparando la próxima. Espero que pueda intervenir más a partir del año que viene. Montse, a ver si nos conocemos ya, espero que pronto. Un fuerte abrazo.
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