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Aupa gente!: Soy Alfredo y quería comentar el artículo desde mi experiencia. En las últimas décadas se ha impuesto un tipo de espiritualidad individualista (personal) y experiencial (mística) contraria a las tradiciones comunitario-jerárquicas y fideístas en la autoridad de los especialistas. Es lo que dice la sociología religiosa del libro «El Dios personal». Con diferentes particularidades en cada zona del mundo (desde el mercadeo dinerario en EEUU a fenómenos orientalistas en el Occidente europeo). Necesitamos creer en algo que nos llene individualmente y que sea experimentable y eso no lo dan las Iglesias establecidas, demasiado dogmáticas y con tendencia al desprecio de la diversidad de creencias que no sean la propia. Parece que la seguridad de lo tradicional ha estallado y hay demandas de no verse cuestionado por la diversidad de la globalización y el contacto con otras creencias. Nadie nace hoy en día a una religión y para asumir una precisamos de experimentar «algo», convertirnos a algo. Además , la laicización cultural ha arrinconado la espiritualidad en lo más íntimo y privado. Desde este sustrato, la libertad espiritual es vivir la espiritualidad desde uno mismo sin ser atacado en las propias concepciones desde juicios de poder espiritual de expertos o cosmovisiones que nieguen a la persona (y sobretodo su libertad de experimentar una verdad personal). Desde la humildad del Cristianismo, dice el Evangelio «no juzgues y no serás juzgado», pues, en última instancia, el Juicio Final corresponde a Dios. Pero confiamos en los propios juicios por soberbia y nos alejamos de la humildad. Al ser religioso le juzga Dios en lo que merece. Si Jesucristo se definió como «La Verdad, el camino y la vida», lo sagrado es la misma vida, el conocimiento cierto que la constituye y la búsqueda espacio-temporal que recorremos. En este sentido, tan sagrado es un estado místico budista psicológico, como otro estado erótico místico islámico, como los misterios cristianos o las palabras del zohar judío si somos capaces de experimentarlos en persona. Pues son verdaderos, vivibles y parte de nuestra dimensión. Yo creo en un Dios de toda la Humanidad, con diferentes caminos para buscarlo y con tradiciones culturales que lo denominan particularmente, pero por definirse antropocéntricamente, sin descentrarse del propio yo a la espera de la manifestación de lo sagrado en uno mismo, no se entra en lo numinoso y eso no es religión sino cultura humana (nacionalismo, patriarcalismo, sexismo, racismo, etc). La experiencia religiosa fundamental es abandonarse en manos de dios o lo sagrado y para ello hay que dejar atrás el propio yo y estar abierto a lo misterioso. Entre los experimentados espirituales siempre ha habido históricamente un contacto respetuoso y un trasvase del conocimiento, las prácticas ascéticas, etc aunque lo decisivo siempre es la experiencia de unión con la Realidad de la que mana la espiritualidad como fuente de vida amorosa que hace correr el agua de la vida y no las aguas estancadas del egoísmo y la fatuidad de las alienaciones religiosas que enferman espiritualmente. Creemos para vivir, dar fruto, rendimiento a nuestra fe, no rendirnos a pesar de cargar con nuestro si mismo que nos conduce a la muerte pues una creencia sin obras no sirve de nada, esta muerta (compasión, perdón, bondad, misericordia, amor…). Dice San pablo que podemos conocer el lenguaje de los ángeles y no amar, entonces no nos sirve de nada el conocimiento, tenemos una fe vana. Se puede creer por miedo al infierno o por ambición del paraíso pero eso no es por amar a Dios sino de segunda mano y eso no prima a dios y al prójimo sino al miedo y al egoísmo. Como dios es universal, así debe ser el amor a los hombres, sin sectarismos, coacciones, etiquetas, prejuicios, ni juicios, sin intolerancia. Y eso ha sido mas veces posible en la Historia que la falta de libertad religiosa aliada con el poder o el fanatismo. Espero no haber ofendido a nadie con mi forma de argumentar pero respetar la libertad es difícil en un mundo tan poco libre. Un saludo.