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  • Autor de la entrada:Colectivo Amor y Falcata

Otro mes ha transcurrido repleto de sucesos a resaltar: la salida de las potencias invasoras de Afganistán, la explosión del precio de la luz, la no-Diada en Cataluña, etc.

Aunque lo que no nos debe sorprender son las continuas mentiras y manipulaciones que inventan las minorías poderhabientes y repiten como loros sus lacayos de turno. Tanto los funcionarios y los parásitos subvencionados del Estado, como los mercenarios a sueldo de las grandes empresas y consorcios capitalistas; verbigracia periodistas, artistas, científicos, intelectuales, escritores, etc.

El tema de Afganistán es alucinante. Ahí tenemos a toda la izquierda en el poder, PSOE y Unidas Podemos, aplaudiendo a los “héroes” del Ejército español por sus acciones imperialistas. Su militarismo, igual que su amor por las policías y la guardia civil, no puede quedar más expuesto. En esto son idénticas izquierda y derecha; ambos fascismos hermanados.

Recordemos que la configuración actual de Afganistán como país es una invención del Imperio británico, lo mismo que Pakistán. Desde el siglo XIX las potencias occidentales han conseguido imponer su presencia imperialista en esa zona de Asia central, y la invasión de EEUU en 2001, con la inestimable ayuda de otras naciones de la OTAN como el Estado español, es más de lo mismo.

Empero, entre otras, existe una diferencia fundamental. En el siglo XIX las potencias europeas necesitaban Ejércitos masivos, con vistas a expandir su poder, competir entre ellas y aumentar sus colonias. Y fue el Estado republicano francés, gracias a la Revolución francesa, quien primero expandió el Estado para afrontar tales retos imperialistas.[1]

Napoleón llegó a comandar un Ejército de un millón y medio de soldados, cuando en los siglos anteriores los ejércitos monárquicos franceses no superaban los 200.000 hombres. Para lograrlo implementó la instauración del patriarcado con el llamado Código Civil Napoleónico de 1804; mediante el cual las mujeres se quedaban en casa a tener y criar a los hijos-soldado para el Imperio, mientras que los hombres tenían que ir a la guerra a morir por la “patria”.

Mas los tiempos han cambiado. En 1974 el Consejo de Seguridad Nacional de EEUU a cargo de Henry Kissinger elaboró el llamado Informe Kissinger, o  Memorando de Estudio de Seguridad Nacional 200: Implicaciones del Crecimiento de la Población Mundial para la Seguridad de EE.UU. e intereses de ultramar. Este documento indica que en dicho contexto histórico a las élites poderhabientes les interesaba una biopolítica antinatalista, y por ende impulsar el feminismo y la ideología de género, al tiempo que alentaba la “guerra de sexos” (la vieja estrategia de divide et impera).

Así pues en 1979 la ONU realiza la Convención sobre la eliminación de todas las formas de discriminación contra la mujer, y comienza una serie de Conferencias Mundiales sobre la Mujer, hasta llegar a la más importante en 1995, la Cuarta Conferencia Mundial sobre la Mujer de Beijing. Y, obviamente, como se ha comprobado con la “plandemia” del coronavirus, lo que deciden los Estados se implanta en toda la sociedad. En el Estado español se inició en 2004 con la Ley Orgánica de Medidas de Protección Integral contra la Violencia de Género.

En consecuencia, los Estados, y sus ejércitos, patriarcales del siglo XIX han dejado paso a los Estados, y sus ejércitos, feministas o “feminazis” del siglo XXI. Quien albergue dudas al respecto puede realizar una visita turístico-cultural conjunta al Ministerio de Igualdad y al Ministerio de Defensa, que están el uno al lado del otro, en Madrid (capital del Estado).

Si bien lo más descollante de todo es que este feminismo imperialista hodierno es islamófilo; es decir, adorador del islam. El feminismo en Europa, así como la izquierda, no hace sino apoyar las estrategias geopolíticas de las potencias occidentales, aliadas con el imperialismo islámico desde inicios del siglo XX.

A dichas potencias les ha dado lo mismo aliarse y utilizar a Estados sunitas (Arabia Saudita, Emiratos Árabes Unidos, etc.), chiitas (Irán, Irak, etc.) o a “proxis” (grupos terroristas islámicos como ISIS, Al Qaeda, etc.). De la misma forma que al feminismo no le importa que el islam sea una religión patriarcal, misógina y feminicida. Incluso se ha atrevido a comparar la situación de la mujer en el régimen musulmán talibán con la del Estado español.

Así mismo, al igual que hiciera el Imperio británico con el tráfico de opio en el siglo XIX, EEUU se lanzó a convertir Afganistán en el primer productor de opio-heroína del mundo (hoy día produce hasta el 90 por ciento). Con la excusa de la guerra contra la Unión Soviética, en 1980 se introdujo en esta región para controlarla junto a los muyahidines, predecesores de los talibanes. Más tarde, al perder el control, invadió directamente Afganistán en 2001; multiplicando cientos de veces la producción de esa terrible droga.[2]

Y dicha invasión se justificó a través de otra gran mentira, el “ataque a las Torres gemelas”, o los atentados del 11 de septiembre de 2001; de los cuales se acaba de cumplir el 20 aniversario.

Un atentado de “falsa bandera” que EEUU llevó a cabo gracias a la inestimable ayuda del imperialismo islámico personificado en la familia de los Saud. Por cierto, amigos íntimos del rey emérito Juan Carlos I; así como de Unidas Podemos, pues el régimen fascista de Arabia Saudí es el mayor comprador de armas del Estado español, de ahí que en el pasado año 2020 el gobierno conjunto de PSOE y Unidas Podemos hayan logrado el récord de autorizaciones de ventas de armas con 22.544,8 millones de euros.[3]

Empero, el 11 de septiembre también se celebra la Diada o Día Nacional de Cataluña. Los nacionalistas catalanes rememoran la derrota sufrida ante las tropas borbónicas ese mismo día de 1714; el momento en que su “independencia” desapareció. La celebración de una derrota es algo asombroso; aunque es comprensible que las élites nacionalistas catalanas celebren ese día, pues a partir de ese momento dichas élites pasarían a formar parte del Estado borbónico español, a estar a su servicio y vivir estupendamente.

En la última década de fervor nacionalista (si bien todo muy superficial y patético) las minorías poderhabientes catalanas han manipulado a quienes se han dejado embaucar por el cuento independentista. En cambio, una vez las élites estatales españolas decidieron impulsar la plandemia coronavírica, se acabó el independentismo.

Las televisiones, y en particular TV3 como instrumento encargado de movilizar a las masas indepes, dejaron el tema de lado ya que no interesaba, de momento. Así que el pasado año 2020 la Diada pasó desapercibida, cuando había llegado a juntar a millones de personas. Y este año más de lo mismo, demostrando su insignificancia.

Lo perentorio es que rechacemos el concepto de nación, dado que está casi inexorablemente ligado al Estado. La liberación de los Pueblos y las gentes no pasa por constituir una nación ni un Estado propio; esto sería más de lo mismo.

Desde Amor y falcata, y desde otros sectores (no muchos, y esperemos que sean muchos más), se apuesta por lo contrario, por la creación de sociedades horizontales, comunales, convivenciales, morales, con democracia directa y milicias concejiles. Esta sí es una verdadera solución a la aculturación y la erradicación de los Pueblos peninsulares (incluidos el Pueblo catalán y el castellano) llevada a cabo desde el Estado español y la Unión Europea.

Otra engaño similar al atentado del 11 S fue el crimen de Estado de 1981 sobre el “aceite de colza”. En torno al cual, tras cumplirse su 40 aniversario, en el último mes se han vertido gran cantidad de mentiras y tergiversaciones.

En realidad, como demostró el periodista Andreas Faber-Kaiser en su libro Pacto de silencio, lo que ocurrió fue un envenenamiento masivo que acabó con la vida de un millar de personas y afectó gravemente a otras 20.000. Y, según parece, todo tenía relación con la gran empresa farmacéutica Bayer (a las órdenes del Estado-Ejército alemán), y con las Fuerzas armadas de EEUU, bajo el paraguas cómplice del Estado español.

Tampoco las denuncias sobre la “epidemia” del doctor Antonio Muro sirvieron de nada; el Estado español las encubrió.[4] Es más, curiosamente, ambos, el doctor Muro y el periodista Faber-Kaiser que luchaban por la verdad, murieron en extrañas circunstancias.

Para concluir, hablemos acerca de otra sarta de mentiras, hipocresías y manipulaciones. Y otra vez, cómo no, PSOE y Unidas Podemos son la vanguardia de la reacción; los que realizan el trabajo sucio del Estado.

Porque la izquierda feminista en el poder se está encargando no solo de matar iatrogénicamente con esta plandemia a miles de personas, sobre todo ancianos con el fin de aliviar las arcas del Estado, sino que además están imponiendo un estado de pobreza generalizado, empezando por las innecesarias medidas “anti-covid” que implantaron.

La primera gran indecencia ha sido la explosión del precio de la luz.[5] Pero esto está provocando una escalada inflacionaria, que repercutirá tanto en los precios energéticos, de las materias primas, los préstamos y deudas hipotecarias, de la comida y los bienes de consumo básicos, de la vivienda y alquiler, y del resto de bienes de consumo.

Sin embargo, esto provocará una mayor recaudación estatal, tanto del Estado español como de la Unión Europea. De modo que la izquierda y el feminismo celebran que sus amos estén contentos; lo mismo les suben el sueldo y les conceden más privilegios si cabe.

Fuente: https://amoryfalcata.com/2021/09/25/editorial-no-9-25-09-2021/

[1] Una expansión del Estado que sigue aumentando, para alegría del político socialista Josep Borrell: “[Esta amenaza sanitaria] pondrá de relieve el papel del Estado, que aparece no sólo como el prestamista de última instancia; ahora el Estado es el empleador de última instancia, el consumidor de última instancia, el propietario, porque habrá inevitablemente que capitalizar empresas con nacionalizaciones, aunque sean transitorias, y el asegurador de última instancia. Aumentará la presencia del Estado. Será de forma permanente.

https://www.vozpopuli.com/opinion/borell-estado-totalitario-psoe-podemos_0_1344167095.html

[2] Véase este artículo de Alfred W. Mcoy: https://www.theguardian.com/news/2018/jan/09/how-the-heroin-trade-explains-the-us-uk-failure-in-afghanistan. Lo mismo que su documentada y valiente obra The politics of heroin. CIA complicity en the global drug trade.

[3] Lo recoge por ejemplo: https://elpais.com/espana/2020-12-22/record-de-autorizaciones-de-ventas-de-armas-22545-millones-en-el-primer-semestre-de-este-ano.html.

[4] Véase El Minotauro en Alcàsser: crimen sádico, voluntad de poder y feminismo de estado, otra valiente obra, del compañero Antonio Hidalgo Diego.

[5] Así lo expresaba Alberto Garzón, actual Ministro de Consumo, hace unos años: “Miles de familias no podrán mantener sus casas a temperaturas adecuadas, lo que repercutirá gravemente en la salud de los que menos tienen. Ningún Gobierno decente debería tolerarlo.”     

 https://www.elmundo.es/f5/comparte/2021/01/08/5ff83805fdddff9a2b8b462f.html

Esta entrada tiene un comentario

  1. Paco Giménez Cherp

    Yo no se si os dais cuenta de la contradición que supone estar en contra de las naciones y los nacionalismos (cosa que comparto) y a la vez asumir un marco «ibérico» de acción, como si eso fuese una realidad natural y no una consecuencia del nacionalismo españolista, del cual heredais ese marco cognitivo. La Unidad de Destino en lo Universal?

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