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  • Autor de la entrada:José Maenza

Este artículo es una versión mejorada y actualizada del que publiqué, en 2016, en mi blog josefranciscoescribanomaenza.wordpress.com 

Veamos tales razones:

– La Constitución del 78 fue creada por las élites militares, funcionariales y políticas de la época, copiando a las siete Constituciones precedentes, igualmente opresoras e implantadas por la fuerza y el engaño. El Pueblo-Pueblos no tuvo palabra ni decisión en su redacción, ni siquiera en una coma.

– Fue impuesta al Pueblo, a través del miedo y la persuasión después de una dictadura explícita. Durante el régimen franquista se realizó un lavado de cerebro masivo y, al final de aquél, se preparó a la gente para el nuevo sistema opresivo parlamentarista. Su votación fue un acto teatral, una parodia.

– Como todas las Constituciones del planeta, parlamentarias o no, monárquicas o republicanas, liberales o comunistas, encubren el gobierno de una minoría, la organización jerárquica de la sociedad. La mentira constitucional oculta la dictadura totalitaria de un Estado y su Ejército-Fuerzas armadas.

– Tanto los asesinos y torturadores de personas inocentes del bando franquista, como quienes lo hicieron en nombre de la República, quedaron impunes, incluso, algunos de ellos se abrazaron para repartirse el nuevo y lucroso negocio partitocrático, en especial, comunistas y falangistas, a costa de pisotear a la gente común.

– El Ejército o Fuerzas armadas, que ha sido el mayor asesino y torturador de los Pueblos de la península Ibérica desde hace siglos, salió reforzado y renovado. Aumentó su presupuesto (a la muerte de Franco, en 1975, era de 95.446 millones de pesetas, mientras que, en 2022, fue de 3’443166926 trillones de pesetas, más de 36 veces superior), su poder y su capacidad de control, pues es el núcleo del Estado.

– El capitalismo se ha impelido a toda máquina. El nuevo marco legislativo constitucional ha procurado el desarrollo de una sociedad donde el trabajo asalariado-esclavo se expande al máximo, así como la pequeña y mediana empresa desaparecen poco a poco, notoriamente, en la ruralidad. De tal forma que el poder constituido

aumenta el número y tamaño de las grandes empresas, el uso del dinero como principal forma de relación social y, por consiguiente, la recaudación de tributos.

– Mientras que el PIB (riqueza total: empresarial, privada y estatal) desde 1978 a 2015 se multiplicó por 13 aproximadamente, el presupuesto del Estado español en el mismo periodo lo hizo por 30. Así vemos que el gran desarrollo del capitalismo español va de la mano de un Estado proporcionalmente tres veces más grande. Pasó de alrededor del 15 % de la economía de España al 45 %. No obstante, para el año 2021, se sitúa en torno al 53 %, por lo que hoy día más de la mitad de la economía es estatal, incluso más que algunas dictaduras comunistas (en China es un 40%).

– El materialismo-cosismo, a la par que el hedonismo, se premian y promocionan; se instituye la sociedad de consumo, de la felicidad, el ocio-degradado y la superficialidad. El egoísmo y la competitividad entre iguales se expanden, resultando en odio, tristeza y soledad ontológica.

– La degradación del Pueblo-Pueblos y del individuo, con el beneficio para el Estado, se miden en el incremento de prácticas deshumanizantes e, incluso, suicidas: 1) el consumo de drogas legales (alcohol, tabaco, psicofármacos, etc.); 2) el consumo de drogas ilegales; 3) la obsesión y adicción a las tecnologías; 4) la prostitución, multiplicándose la femenina; 5) la generalización del ocio y la fiesta consumistas, vacíos de cultura-humanidad y, por ende, envilecedores; 6) los juegos de azar y apuestas; 7) la adhesión inconsciente y mentecata a las nuevas religiones políticas (feminismo, animalismo, conspiracionismo, veganismo, etc.); 8) el seguimiento ciego y compulsivo de las nuevas modas; 9) la veneración servil a los famosos, a nuevos ídolos y élites; 10) la expansión de las supersticiones, esoterismos y orientalismos; etc.

– Del mismo modo que se han propulsado las nuevas religiones políticas, también se han continuado apoyando las religiones tradicionales, a la Iglesia católica (menos que en el franquismo, pero ha mantenido multitud de privilegios), a la vez que a otras foráneas, en especial, el islam. Igualmente, se han subvencionado cientos de ONGs, asimismo, lacayas del Estado español.

– Con la Constitución se implanta un sistema de aculturación, desustanciación y dominio absoluto de los súbditos. Todas las culturas, y lenguas, de los Pueblos ibéricos se institucionalizan, con miras a luego eliminarlas. Incluso, la “cultura española” se desecha para imponer el multiculturalismo, así como la subcultura-basura yanqui.

– La destrucción del medio ambiente se potencia y aumenta de forma catastrófica, en particular, por medio de las nuevas tecnologías energéticas, como las renovables. Al sólo importar el dinero y los bienes materiales, los bienes espirituales y los bienes naturales no importan. El Estado español, junto a la Unión Europea, buscan aumentar su poder y dominio extrayendo los máximos recursos posibles, a través de la empresa pública o privada, ya que ambas le generan beneficios.

– Al igual que los bosques y el mundo vegetal, el mundo animal se ha explotado sin escrúpulos ni ética. Aunque ocurre lo mismo, y peor, con las personas, algo que olvida la ideología animalista, subvencionada y promovida por el Estado, incluso legislando al respecto. Sin embargo, la solución pasa, primero, porque las personas se autoconstruyan, lo mismo que las relaciones humanas horizontales; algo imposible desde cualquier religión política, en esencia, estatólatras y, por ende, reaccionarias.

– Se continúa la expansión de la ciudad y el urbanismo, de la tecnología liberticida e impuesta, del control total de la sociedad y del sujeto. El mundo rural y el natural desaparecen por completo ante el desarrollismo, el progresismo, el ecologismo (ya absolutamente estatizado), el animalismo, el positivismo y la fe ciega en la tecnología.

– El ansia de poder ha continuado en las antiguas colonias españolas (neocolonialismo), igual que el imperialismo se mantiene con nuevas formas, como en Siria o en Ucrania. Además, con la entrada del Estado español en la OTAN, en el año 1986, las Fuerzas armadas españolas han participado activamente en todas las guerras, conflictos y luchas de poder a nivel mundial, dañando infinidad de Pueblos y personas inocentes.

– Las diversas policías y la guardia civil han crecido cuantitativa y cualitativamente (ahora suman casi medio millón); lo mismo que la opresión del ciudadano, los encarcelados y la ausencia de libertad (leyes “mordaza” y análogas). El sistema judicial y el legislativo son de tal magnitud que el sujeto es convertido en objeto pasivo, sumiso y obediente.

– El sistema educativo ha secuestrado la infancia, la adolescencia y parte de la madurez de la persona, gracias a que más de la mitad de los jóvenes acuden a la universidad. Nos hace serviles, dóciles, acríticos y no pensantes, creándonos en serie como seres sin conciencia, que aceptan el sistema estatal, siempre antihumano.

– El sistema sanitario también nos convierte en pacientes, pasivos e ignorantes; asustados de no poder sobrevivir fuera de él. Nos quedamos sin control sobre nuestra salud ni nuestras vidas, que quedan en manos de funcionarios y expertos, a expensas de cualquier medida totalitaria y iatrogénica, como sucedió en la pandemia coronavírica.

– Nos han acostumbrado a ir del trabajo embrutecedor al ocio y el entretenimiento también embrutecedores. El consumo de diversión, turismo, televisión, deportes, teléfonos móviles, redes sociales, videojuegos, etc., nos infantiliza, nos convierte en niños perpetuos. Esto, junto a la dependencia del Estado-mercado para cubrir el resto de las necesidades básicas vitales (salud, política, educación, alimentación, vivienda, “cultura”, etc.), nos hace degenerar en sujetos pueriles y nulificados.

– El feminismo, la ideología de género y los ataques a la pareja heterosexual han sido y son promovidos con leyes sostenidas en el régimen constitucional vigente, con

subvenciones y adoctrinamiento masivo. Ergo ha aumentado el odio interpersonal, prácticamente desparecido la familia y el amor, así como se experiencia una convivencia terrible e insostenible; se ha enfrentado al Pueblo contra el Pueblo.

– En consecuencia, el poder constituido español, en primer lugar, el Estado, ha logrado colapsar la natalidad autóctona o indígena ibérica, pues ahora se sitúa por debajo de 1 hijo por mujer. Este fenómeno, junto a la entrada dirigida y legal de unos 300.000 inmigrantes anuales (que se benefician de una discriminación positiva hacia ellos), hará que la sustitución étnica-cultural de las gentes y Pueblos ibéricos, que tanto ansían los poderhabientes, se culmine más pronto que tarde.

– La gente mayor es considerada como un desecho improductivo y molesto, un gran gasto de pensiones para el Estado; un estorbo a eliminar, como en la pandemia. La imposición de nuevos disvalores, como el egoísmo, el hedonismo, el materialismo consumista y el epicureísmo, cimenta esta visión sobre los ancianos. Éstos quedan maltratados y, en muchos casos, solitarios; esperan la muerte drogados, anestesiados por los doctores y la televisión; en breve, legalmente “eutanasiados”.

La suma de lo anteriormente expresado y de aquello que ha quedado fuera refleja la realidad de lo acaecido en las últimas décadas, tras la instauración de la vigente Constitución del 78. Una sociedad con crisis múltiples, donde el Estado español se ha agigantado a costa de explotar y triturar al Pueblo-Pueblos, donde apenas quedan sujetos que no estén totalmente nulificados y, por tanto, con la voluntad y coraje de transformar la situación.

José Maenza

6 de Diciembre, contra la Constitución.pdf

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