Desde el apagón informático del Ministerio del Interior el año 2007 no disponíamos de datos fiables sobre violencia doméstica en España. El año 2011 el INE vuelve a publicarlos de nuevo.
¿Por qué? Porque en el año 2002, en previsión de la próxima promulgación de la Ley Orgánica Integral contra la Violencia de Género (LOIVG), se hizo necesario tomar el control de las estadísticas sobre violencia hacia la mujer ya que de ellas dependía que se habilitaran los fondos para las llamadas políticas de género tanto a cargo de los presupuestos del Estado como de la Unión Europea y se mantuvieran en el tiempo.
Hay que tener en cuenta que la llamada ley de género inicialmente iba a ser intitulada Ley Orgánica Integral contra la Violencia sobre la Mujer (1). Ni el Consejo del Poder Judicial ni el Consejo del Reino dieron su consentimiento. Por el contrario elaboraron informes negativos, por considerar que la propuesta de ley atentaba contra la igualdad jurídica en materia penal, por ser contraria a la Constitución Española y, como recoge la crítica del artículo primero, por crear un delito sin fundamento jurídico para establecer pruebas inculpatorias (2).
Pero el Gobierno Socialista del Sr. José Luís Rodríguez Zapatero no hizo sino cambiar el nombre de la futura ley que se llamaría a partir de entonces Ley Orgánica Integral contra la Violencia de Género (LOIVG) sin modificar un ápice el contenido de dicho borrador.
Con la treta de utilizar un término indefinido (género), cuando no claramente contrario al significado recogido por la Real Academia de la Lengua, fue más fácil acallar las conciencias de quienes pudieran oponerse. De hecho desde entonces se ha abortado todo intento de razonar sobre el texto de esta ley con el argumento de que quienes se oponen a la misma lo hacen en razón de su machismo.
Es lo que explica que la LOIVG fuera aprobada en el parlamento español por unanimidad. Algo incomprensible en una democracia pero síntoma propio de una dictadura. Y explica a su vez que pocos se atrevieran, y aún ahora sigan sin atreverse, a levantar la voz en contra esta ley a pesar de su clara y evidente discriminación penal.
A los pocos meses de hacer públicos dichos informes el Consejo del Poder Judicial fue renovado, así como el Consejo del Reino, y la ley fue llevada al parlamento y votada por un grupo de parlamentarios que dijeron representar al pueblo, pero que de hecho han dejado patente para la historia su pésima catadura moral.
La LOIVG ha sido la ley que más recursos de inconstitucionalidad ha tenido por parte de la judicatura en toda la historia española, no obstante el 13 de mayo de 2008 fue avalada por un Tribunal Constitucional totalmente politizado con el voto de calidad de Monserrat Comes que a su vez había sido la presidenta del Observatorio sobre la Violencia de Género del Consejo General del Poder Judicial. La mayoría de los jueces de dicho tribunal se oponían al considerarla inconstitucional por lo que estuvo varios años sin obtener un dictamen, pero la ocasión propicia para rechazar todos aquellos recursos se dio con la muerte repentina del magistrado Roberto García-Calvo, uno de los jueces conservadores que se oponían a considerarla constitucional (3).
¿Pero qué pasó para que en 2007 tuviera lugar el apagón estadístico de los datos que hasta entonces había proporcionado el Ministerio del Interior?
Sencillamente que las estadísticas de este Ministerio no coincidían con los datos del recién estrenado Observatorio sobre la Violencia de Género del CGPJ, creado a partir de la promulgación de la LOIVG.
Ahora bien ¿cómo iban a coincidir si se acababa de introducir una aberración conceptual imposible de tratar estadísticamente?
Efectivamente la manipulación del concepto de género que se hace pretendiendo que sólo exista la violencia de género contra la mujer y no contra el hombre, supone intentar trabajar con una variable, lo que es contrario a la lógica (se toma la parte por el todo o lo que es lo mismo se anula la mitad de la población estadística) .El Sr. Alfredo Pérez Rubalcaba fue quien con su proverbial prepotencia, dio la orden de eliminar las estadísticas del Ministerio del Interior y dar por buenas las del Observatorio de la Violencia Doméstica.
En el año 2011, suponemos que por exigencias de homologación de la información en la Unión Europea, el Instituto Nacional de Estadística ( INE) vuelve a publicar las estadísticas sobre Violencia Doméstica en España y por un mínimo de decencia profesional se procede a separar claramente los dos conceptos de Violencia Doméstica por un lado y la llamada Violencia de Género por otro que el Observatorio del CGPJ mezclaba dando lugar a unos informes en todo lamentables desde el punto de vista estadístico.
Pero ¿por qué de toda esta ocultación de datos y confusión orquestada en torno a las estadísticas de género, con la connivencia siempre de los gobiernos en el poder?
Antes del año 2000, en que se empiezan a implantar las políticas de género, los datos incuestionables, reiterativos, claros y evidentes mostraban que la violencia doméstica afectaba casi por igual a hombres y a mujeres y los informes científicos así lo atestiguaban (4).
Pero puesto que había intención de implementar este tipo de políticas, había a su vez que poner en marcha una estrategia consistente entre otras cosas en ocultar los datos de muertes de hombres por violencia doméstica y crear por otro lado el concepto de violencia de género, es decir un tipo de delito que no pueden cometer las mujeres, por definición, según la LOIVG.
Evidentemente las estadísticas de violencia doméstica que se nos proporcionaban cada año no servían para este fin. Por el contrario, si se define la violencia de género como » la violencia que ejerce exclusivamente el varón sobre la mujer y no viceversa» , las estadísticas podrían dar y de hecho dan, los resultados que apetezca y convenga a los fines pretendidos (5). Se trata de una treta contraria a todo quehacer matemático y científico.
Con otras palabras, las estadísticas de género son sencillamente falsas. En primer lugar, porque se puede modificar la variable a medir al antojo del que trata de sacar los datos, como de hecho se modifican en los años 2003, 2007 y 2011, cuando en estadística las variables, precisamente para no ser manipuladas, deben ser definidas teniendo en cuenta la población en su conjunto ( en este caso las variables son dos: hombre-mujer) y por tanto la enumeración y análisis de una única variable no dicen nada sobre la realidad e incluso pueden decir lo contrario de lo que acontece. Los datos sobre violencia doméstica contradicen a los datos sobre violencia de género, sencillamente porque los únicos datos que pueden ser verdaderos, si cumplen el resto de requisitos para la validez estadística, son los de la violencia doméstica que sí tienen en cuenta todas las variables. Por el contrario los datos sobre la llamada violencia de género no describen nada. De no ocultarse los datos de muertes de hombres por violencia doméstica a la opinión pública, dejarían en evidencia la manipulación del concepto de género y por tanto los resultados estadísticos en este sentido.
¿Y qué dice el INE a partir del año 2011? Pues que los datos sobre violencia doméstica son exactamente casi los mismos que los datos anteriores al apagón estadístico del Ministerio del Interior, que cualquier lector puede consultar en las bases de datos que sobrevivan en internet y en las hemerotecas (6).
Es decir, que las diferencias de violencia doméstica no son significativas estadísticamente entre la violencia de la mujer hacia el hombre o del hombre hacia la mujer, pues a pesar de que se documenten más mujeres agredidas que hombres por sus parejas, la diferencia de datos, no resisten la prueba de chi cuadrado, lo que se explica por la forma como se clasifican los datos en un caso u otro (varón, mujer) (7).
En cuanto a las estadísticas de género, el INE sigue sin dar datos claros y precisos. En este caso se ocultan tanto las muertes de mujeres como de hombres, puesto que la base de datos de donde se extraen (8) y los datos que da el CJPJ, no serían aceptadas como válidas internacionalmente. Con ello los datos sobre violencia de género que sí aparecen son tan aberrantes (por ejemplo que en España se produce el 84% de toda la violencia de género que tiene lugar en toda Europa) que producen vergüenza ajena (9).
Confirmamos por tanto que nadie, ni las más altas instancias estadísticas del estado pueden dar datos verídicos de violencia de género por las razones anteriormente expuestas.
Asistimos pues día a día al peligroso hecho de utilizar la violencia doméstica (transformada en violencia de género) para fines políticos.
Nos preguntamos por tanto ¿cómo es posible que se esté adoctrinando a las masas y engañando a las mujeres mediante el señuelo de una compensación histórica de la discriminación habida? ¿No son en realidad las políticas de género, por lo menos en España de manera clara, una manera de enfrentar a los ciudadanos de uno y otro sexo?
¿A quién beneficia este tipo de enfrentamiento? ¿Quiénes son los verdaderos responsables de tratar de ese modo el problema de la violencia doméstica que no hace sino aumentar la desesperación y por tanto el número de las posibles víctimas, tanto en lo que se refiere a mujeres como a hombres y niños?
La utilización de las falsas estadísticas sobre violencia de género no es un hecho trivial. Es evidente que se sabe desde hace tiempo que la aplicación de la LOIVG equivale a apagar el fuego con gasolina, siendo quienes utilizan datos falsos y hacen creer al pueblo una realidad tergiversada responsables de los incrementos de muertes de mujeres y hombres por violencia doméstica que se puedan deber a este tipo de actuaciones.
Según los datos con los que contamos, la proporción de violencia doméstica, incluidas la proporción de muertes de mujeres y hombres, se mantiene constante sin embargo la población de hombres reclusos a partir de la promulgación de las leyes inspiradas en la ideología de género en especial desde la promulgación de la LOIVG ha aumentado espectacularmente, por encima de cualquier indicio racional (10).
De hecho, si las muertes de mujeres y hombres, según indican las estadísticas, no han aumentado (si lo hubieran hecho dejarían patente que LOIVG es contraproducente) y la población reclusa por violencia de género sí lo ha hecho tenemos que o bien se están ocultando el aumento de muertes de hombres y mujeres por violencia doméstica o que muchas personas inocentes están en las cárceles .
Volvemos por tanto a insistir en que los datos sobre violencia de género que se nos proporcionan no resisten un análisis riguroso por lo que es prácticamente imposible saber si efectivamente desde la promulgación de la LOIVG han aumentado las muertes de mujeres y hombres o han disminuido y en qué proporción lo han hecho para uno u otro sexo. A esto hay que añadir el efecto de lo que en psicología se llama la profecía autocumplida (11), efecto del tratamiento interesado que se hace en los medios de comunicación y que bien podría explicar parte del aumento de muertes en mujeres, en el caso de que se hubieran producido, pues los datos con que contamos no son válidos.
Hay autores que manifiestan lo siguiente: «no se entiende que una ley que era para prevenir asesinatos de mujeres, haya provocado una subida del 50% de estos asesinatos en el ámbito doméstico, en comparación de una década a otra. (José Luis Sariego . Abogado y exconsejero del CGPJ)». (12) Es evidente que cualquier injusticia es caldo de cultivo para la violencia.
En cualquier caso: la LOIVG no sirve para erradicar la violencia doméstica sino todo lo contrario y además el coste social es inmenso.
Existe una realidad económica de fondo con multimillonarias cantidades a cargo del presupuesto general del estado y a los presupuestos de la Unión Europea, por lo demás escandalosas, que explica una parte pero no el todo del auge interesado de las políticas de género (13).
Así pues insistimos que existe responsabilidad criminal en todos aquellos hombres y mujeres que han utilizado y utilizan de manera consciente datos falsos e impiden un enfoque más correcto para combatir el verdadero problema de la violencia doméstica, que es a su vez el problema de una sociedad profundamente desigual y por tanto con altos índices de violencia. Violencia que nos concierne a todos.
Rafael Rodrigo Navarro
NOTA: Los comentarios (1)-(13) se pueden consultar en el texto completo en pdf cuyo enlace de descarga está debajo (en Descargar archivos adjuntos).
Muy buen artículo, sobre todo el trabajo de recopilar las estadísticas hoy dia censuradas.
Tengamos en cuenta que el problema no es sólo la LOVG sino toda la campaña de propaganda masiva que la acompaña y que incluye a los niños y niñas desde las etapas infantil y primaria.
El asunto, aunque en España ha tenido su cénit, o bien su laboratorio experimental, se hace extensible a nivel internacional. Recordemos que la conferencia Mundial de Naciones Unidas sobre las Mujeres, que se celebró en Pekín en 1995 ya marcó las líneas ideológicas de la nueva biopolítica mundial que hoy en día estamos sufriendo. No menos importante fue la Cumbre Mundial sobre la Sociedad de la Información que tuvo lugar en Ginebra en el 2003, cuya Declaración de Principios establece, entre otras cosas, la promoción de la igualdad de género. Estamos pues ante una situación de dictadura política a nivel global con un control casi absoluto de los medios de comunicación. Sólo así es explicable la unanimidad existente al tratar estos temas, igual que el medio ambiente y otros.
En fin, mucho ánimo Rafael.