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  • Autor de la entrada:Juanjo Vara

La buena caligrafía responde al propósito de transmitir el pensamiento y la belleza a través de la mínima acción con el máximo beneficio hacia la comunidad. Es decir, lleva implícita la eficiencia y la eficacia de la manuscripción como manera de transmitir un conocimiento y una actitud ante la vida.

Los tres ejes fundamentales del ser humano quedan proyectados a través de la escritura hecha a mano: La Línea (Ámbito intelectivo), la Dirección (Ámbito emocional) y la Presión (Ámbito orgánico/físico).

Como toda técnica, la práctica grafomotora requiere una disciplina diaria y el conocimiento de ciertas reglas:

  • Para cada letra corresponde un número definido de movimientos en relación con el conjunto.
  • Aprender a manejar el útil de escritura

Este Arte de manuscribir es una danza gráfica sobre la superficie del papel, en la que cobra vital importancia la coordinación del ojo y la mano para componer toda una expresión de belleza, fuerza, individualidad, equilibrio y vitalidad.

Ésta se caracteriza por:

·      La cantidad de información (Eje inteligente):

Que la persona puede atender simultáneamente varios focos de interés.

·     La dirección (Eje emocional):

Representa un programa guía de actuación y exploración, surgido a partir de la experiencia.

·     La estabilidad (Eje físico/orgánico):

Se determina por el hecho de que una persona pueda mantenerse atendiendo eficientemente una información en concreto. 

En general, el sistema de atención es complejo y completo. A nivel cerebral, el lóbulo frontal participa en la dirección de la actividad. La formación reticular es responsable de generar la actividad. La corteza parietal aporta un esquema de coordenadas espaciales en las que se actualiza constantemente el proceso atencional, y, por último, los lóbulos temporales y parietales participan en el análisis de la información del ambiente.

La atención es controlada por la interacción de sistemas inhibitorios de conducta en el sistema nervioso. La ausencia de una secuencia temporal adecuada es consecuencia de una disfunción en el área frontal. El trastorno conocido como TDAH puede deberse a la falta de madurez del lóbulo frontal. El déficit de atención, la impulsividad, la sobreactividad y la carencia de habilidades para regular el comportamiento pueden ser consecuencias de una falta de estructuración en estas áreas cerebrales.

La ansiedad que vive el niño al no encontrar satisfacción en el acto escritural es la consecuencia de que el circuito cerebral de la recompensa no está neuromodulado adecuadamente.

  1. La plasticidad cerebral

Es la capacidad de las células nerviosas de cambiar y modificar su actividad como respuesta a cambios en el entorno.

El cerebro es un “ecosistema” constituido por: redes neuronales y sus neuronas que constituyen la “estructura mental”, y las neuroglias que alimentan a las neuronas.

El cuerpo recibe mensajes internos acerca de la posición y el estado homeostático. Las sensaciones procedentes del entorno se integran en categorías o constructos mentales. Se cumple el axioma: “Las neuronas que se disparan juntas se conectan juntas”.

Un exceso de ruido mental dificulta la percepción de la persona, sobreexcitando los circuitos de la atención, memoria, aprendizaje, cognición, estabilidad emocional o cualquier otra función neurológica del cerebro. El estímulo se procesa de manera incorrecta y las neuronas se disparan equivocadamente. La ansiedad es la consecuencia de un excesivo ruido mental. Por consiguiente, se entra en un circuito retroalimentado de ruido para producir más ruido. Este tipo de cerebros sufre una “inundación de estímulos sensoriales”.

Si el cerebro se encuentra ocupado en el filtrado de ruidos que alteran la percepción como las preocupaciones, sentimientos de culpa, pena, tristeza, rabia, inquietudes de diferentes tipos, quedarán menos redes disponibles para una buena percepción.

2.      El sistema de creencias de la manuscritura: Un viaje espacio-temporal del gesto gráfico 

El papel fundamental de las llamadas neuronas espejo es el de inferir lo que otra persona está sintiendo sin necesidad de transmitir directamente la experiencia. La conciencia supone la interacción del observador con lo observado, por lo que a medida que prestamos más atención y somos más conscientes de lo que sucede a nuestro alrededor podemos tener más libertad. Se trata de VIVIR un espacio-tiempo de creaciones donde podemos aprender de las formas geométricas en movimiento.

3.      El AIC, Área de Integración Común

El Área de Integración Común, situado en el hemisferio cerebral izquierdo, realiza la síntesis de todas las informaciones sensoriales entrantes, las integra, y finalmente, las confronta con nuestro actual Sistema de Creencias. De este modo, reaccionamos seleccionando lo que creemos que es mejor para nosotros. Por otro lado, el hemisferio cerebral derecho no está influido por los antiguos temores. Este hemisferio nos ofrece algo totalmente diferente, nos ofrece: “lo que podremos llegar a ser”.

Una carga emocional negativa provoca una respuesta muscular débil. Un test de escritura, ANÁLISIS GRAFOLÓGICO, nos permite acceder a la información de los sentimientos y creencias que no se manifiestan a simple vista. Nos permite saber cómo se siente una persona debido a experiencias que no recuerda a nivel consciente.

Ciertos conceptos nos han limitado en el pasado y pueden seguir haciéndolo inconsciente. La mayoría de éstos pertenecen a creencias de la niñez, inculcados durante años por familiares, amigos o entornos culturales. La programación del Sistema de Creencias ha provocado la desactivación de nuestra capacidad para DECIDIR LIBREMENTE.

El problema no es el “problema”, sino el estrés relacionado con el problema. Es decir, lo que activa las cargas emocionales negativas es la comparativa inconsciente que nuestro Sistema de Creencias realiza “por nosotros” sobre un acontecimiento en concreto.

Un buen Sistema de Creencias siempre permite elegir con seguridad, y evita una carga emocional negativa que cause un sufrimiento innecesario. De esta manera, el cómo reaccionamos en nuestro tiempo presente (CONSCIENTE), está directamente relacionado con las elecciones que hicimos sobre acontecimientos similares en el pasado (INCONSCIENTE) y basado en la experiencia de toda la vida desde el momento de la concepción.

4.      El movimiento 

El cerebro genera imágenes motoras continuamente. Tanto para imaginar como para escribir directamente sobre el papel empleamos las mismas áreas cerebrales.

El movimiento es por tanto crucial para cualquier función cerebral: Memoria, atención, emociones, el lenguaje… La función motriz es clave para el comportamiento porque éste se trata de una ejecución de movimientos prescritos por la cognición. Comprender el movimiento es entender mejor los PENSAMIENTOS, los SENTIMIENTOS, las palabras y las obras.

5.      ¿Pensamos conforme actuamos o viceversa? 

La planificación, deliberación, ponderación y actuación se relacionan con el comportamiento, es decir, con la traducción de los pensamientos en obras.

Al tomar una decisión se obtienen impulsos de varias regiones del cerebro: hechos, opiniones, pensamientos, recuerdos, predicciones de consecuencias (memoria prospectiva de futuro). La persona secuencia las “piezas”, les pone lógica, comprueba su resultado y asigna una respuesta o valor final inconsciente y automatizado.

6.      Atención y emoción

La función motriz, por lo tanto, es la sede de la cognición y el pensamiento consiste realmente en: evaluar, ordenar y decidir acerca de los planes de actuación.

7.      Coordinación entre la postura, equilibrio y movimiento.

Frases como: No dar el brazo a torcer, estar de brazos caídos, posicionarse de antemano, tratar con mano izquierda, tener buena mano…Son una prueba de la existencia de un sistema de conducta basado en la coordinación entre la postura, equilibrio y el movimiento de las ideas y las emociones.

 

Nota adicional:

Gracias a la correcta forma de sentarse, de acostarse, de andar, etc, la persona obtiene una mejor salud para la espalda, para los pies y, sobre todo, para no crear malos hábitos que le perjudiquen. En otras palabras, hacer ver al alumno que la escritura es sobre todo una reconducción de diferentes áreas cerebrales implicadas en el proceso de escribir.

 

COROLARIO:

Cuando escribimos estamos plasmando nuestras vivencias, nuestra forma de entender y asimilar las cosas, nuestra manera de comunicarnos con el exterior. Estos trazos reflejan las órdenes grabadas en la mente de la persona en el inconsciente. De la misma manera que la ejecutamos, nos está mostrando cómo nos “movemos” por la vida en general. Estos mensajes grabados serían nuestros hábitos, nuestras creencias y, por supuesto, mostrarían el posible desequilibrio mental, emocional o, incluso, físico.

La escritura realizada con el movimiento de la mano está dirigida realmente por el cerebro. Podría decirse que lo escrito es energía manifestada y, por lo tanto, el educador que conoce las leyes escriturales puede llegar a comprender, medir y corregir de forma coherente al educando.

Cuando existe el equilibrio funcional, se dice que la persona que está sana. Esto significa que su cerebro funciona armónicamente.

Este necesario equilibrio puede romperse debido al estrés. De este modo, pueden aparecer las disfunciones neurofisiológicas que acabarán produciendo lo que se conoce como patología. Por lo tanto, si llegamos a la conclusión de que unos determinados trazos o microgestos escriturales son el efecto o reflejo de un problema psíquico-físico, por un efecto de reversibilidad, si conseguimos cambiar la manera de realizarlos de manera automática, el problema en cuestión desaparecerá (REEDUCACIÓN ESCRITURAL). Esto se consigue creando en el alumno, gracias al entrenamiento consciente, los nuevos reflejos condicionados. Por consiguiente…se logra cambiar la bioquímica cerebral hacia nuevos patrones de conducta.

 

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