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Comunicado del Grupo de Reflexión y apoyo Antisexista en relación a la expulsión de Javier del BAH de Perales de Tajuña (Madrid)

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«Toda militancia choca con una dificultad: la de asumir la diversidad de la realidad».

(Elisabeth Badinter, feminista, profesora y autora del libro «Por mal camino»).

«Si una persona dijera, al pedir su carnet de miembro: «Estoy de acuerdo con el partido en tal y tal y tal punto; no he estudiado sus otras posiciones y me reservo la opinión mientras no las haya estudiado», se le rogaría sin duda que volviera en otro momento.

Pero de hecho, salvo raras excepciones, una persona que entra en un partido adopta dócilmente la actitud de espíritu que expresará más tarde con estas palabras: «Como monárquico, como socialista, pienso que … ». ¡Es tan cómodo! Porque no es pensar. No hay nada más cómodo que no pensar.«

(Simone Weil, filosofa y activista francesa, en «Ècrits de Londres et dernières lettres»).

 

CONTEXTO

Javier lleva cinco años formando parte del BAH (Bajo el Asfalto está la Huerta), un proyecto agroecológico autogestionado pionero como grupo de producción y consumo ecológico en Madrid, y dos años y tres meses trabajando como agricultor del nodo del BAH de Perales de Tajuña. En todo este tiempo, por lo que sabemos, apoya con esmero el proyecto autogestionario del BAH y trabaja con ahínco para llevar el huerto de Perales junto con sus compañeras. Es impulsor, además, del Grupo de Reflexión de Tetuán, grupo de estudio crítico y heterodoxo que cada mes se reúne para discutir horizontalmente y desde la libertad y el respeto, numerosos temas que son preocupaciones contemporáneas compartidas. En este sentido es autor de algunos ensayos críticos (La lucha medioambiental desde colectivos autogestionados en la hora presente) y artículos breves (Vota, vota!), en los que muestra las contradicciones de nuestras sociedades del progreso y la democracia.

En fecha próxima al 8 de marzo de este año, Javier manda a los amigos y contactos de su lista de emails el artículo «Comentario al nuevo libro Juntas, más pincelada sobre la Huelga Feminista», reseñando el libro Juntas contra el sexismo y la opresión, del que somos autoras quienes escribimos estas líneas, así como dando su opinión sobre la huelga feminista que iba a tener lugar al cabo de pocos días. Este correo electrónico causa una desagradable sorpresa entre algunas personas de la lista de correo del BAH donde se manda, por considerarse ofensivo para los «sujetos feministas» y contrario a los principios ideológicos del BAH. A raíz de esta reacción, en sucesivas asambleas del BAH se trata específicamente la cuestión hasta que se decide expulsar al hortelano autor del correo, por agresión machista.

Los que escribimos estas líneas queremos aprovechar para reflexionar sobre feminismo y libertad de expresión con motivo de lo que nos mueve la expulsión de Javi, así como mostrarle nuestro apoyo.

De principios y ofensas

Últimamente, un amplio sector de los «feminismos» y de las «feministas» se están tomando la justicia por su mano, reproduciendo los mismos esquemas represivos, de censura y superioridad moral que imponen los poderes fácticos de este sistema con la ley en la mano (delitos de odio, delitos contra el sentimiento religioso, enaltecimiento del terrorismo, etc.). La izquierda, y dentro de ella, gran parte de los feminismos, protestan cuando se censura a raperos por sus letras, defienden la libertad de expresión de los coños insumisos, se manifiestan contra la ley mordaza… pero por otro lado inmovilizan autobuses, censuran a cantantes «machistas» de grupos de música y últimamente y por lo que nos toca directamente, denuncian y expulsan a amigos y compañeros por expresar sus opiniones, bajo el presupuesto de que todo el mundo (especialmente si es hombre) que cuestione cualquier variante de los feminismos o que no se declare feminista, es que es machista. Este tipo de pensamiento dicotómico es propio de los totalitarismos más atroces. El «todo es ETA» del movimiento feminista no deja títere con cabeza y nadie se atreve a decir nada por miedo.

Al compartir con gente cercana nuestras preocupaciones e indignación por la expulsión de Javi, la primera reacción con que nos encontramos al explicar que lo expulsan del BAH por escribir un artículo de opinión, no es de sorpresa e inquietud por el castigo del «delito de pensamiento» que el compañero ha cometido, sino que se nos preguntan acerca del contenido del artículo. Es decir, si el artículo tiene un contenido «machista», está justificada la expulsión. Pero… ¿cómo se determina si el artículo tiene un contenido machista? Pues principalmente, por si resulta ofensivo para alguien. Pero… ¿cómo podemos evitar que alguien se sienta ofendido u ofendida por nuestras palabras y argumentos? Siempre habrá alguien a quién no le gustarán nuestras opiniones. ¿Se puede determinar objetivamente lo que es ofensivo, o es una cuestión que depende de cada cuál? Algo ofensivo para uno, no lo es para otra, incluso dentro del mismo grupo o colectivo. ¿La ofensa a otros tiene que ser el límite de la libertad de expresión? Pues estamos apañados… en una sociedad que se está construyendo en base a los guettos identitarios, la identidad de la víctima y la indignación perpetua, nada más apuntalador del sistema que seguir legislando y pidiendo a los poderes «públicos» que nos protejan de los otros grupos sociales. El sueño del gran Leviatán cumplido, un Estado fuerte y protector que evite que nos matemos entre distintas sectas, por el bien de todas.

Existe una diferencia substancial entre ofender y oprimir. Entendemos que algunas expresiones del autor o incluso el tono del artículo puedan resultar ofensivas para algunas personas. Pero ofender en este caso no es más que pronunciar palabras y opiniones que disgustan el orgullo, la autoestima o la identidad de alguien, mientras que oprimir se refiere a acciones que dañan o incitan a dañar a personas concretas. Hay pues, una diferencia muy importante entre expresar un pensamiento u opinión, y cometer una acción. En este caso, no es que Javi no quiera trabajar con mujeres en el huerto, por ejemplo, sino que su artículo es una opinión sobre la estrategia de un movimiento, de una tendencia social actual… no es un ataque a sujetos concretos. Por lo tanto, se juzga, simplemente, su pensamiento.

Se juzga lo que piensa, aunque la opinión se exprese fuera del trabajo, y no como integrante del grupo BAH al cual pertenece, sino como persona a título individual. Aún así, se considera que Javi no comparte los principios ideológicos del BAH, uno de los cuales es el ecofeminismo, y que por lo tanto no debería tener un lugar en el grupo.

La jaula de la ideología grupal y sus posibles salidas

Podemos entender que un grupo se dote de un marco teórico y referencial propio, a modo de visión y en aras de la cohesión grupal. La pregunta es: ¿qué se debe compartir para formar parte de un grupo o comunidad? Hoy en día, la necesidad de superar las vicisitudes y de compartir las alegrías juntos en muchos casos no hace el grupo, lo hace la ideología. Mucha gente nos unimos porque tenemos pensamientos en común y después hacemos proyectos para materializar la abstracción común. Lo más normal es el grupo por afinidad ideológica, no por amistad o vecindad. Si lo que une al grupo es principalmente la ideología, quien se salga de alguno de los parámetros de la misma tiene que irse, porque el grupo tiene que mantenerse íntegro en su pureza.

Pero… ¿podemos pensar en colectivos donde se compartan objetivos, prácticas, etc. pero haya libertad de pensamiento y expresión respecto a todo lo que a ideas se refiera? Unos colectivos donde se vea bien la crítica y la autocrítica, el replanteamiento periódico de las prácticas, de los principios… el discernimiento es importante y constante, porque la realidad es cambiante y compleja, y en un marco así unos principios fosilizados no sirven a la evolución del pensamiento ni de la acción.

Por ejemplo, ¿por qué dentro de la CNT, que es una organización anarcosindicalista, no pueden haber distintas visiones sobre la guerra de Siria? ¿O sobre la huelga del 8M? 1 Aquí habría que ver si la organización o colectivo se ha posicionado públicamente sobre un tema, y en este caso sería muy extraño que sus militantes se posicionaran en sentido contrario, pero aún así se podría contemplar que lo hicieran a título individual. Se podría pensar que una persona puede estar en un colectivo aún sin compartir todas sus bases ideológicas, poniendo más énfasis en los acuerdos que en los desacuerdos, pero nunca delegando la capacidad de pensamiento propio para creer en una ideología incuestionable y grupalmente blindada. Disentir no tiene por qué querer decir desunir. De hecho, la autonomía y la autogestión de las que tanto hablamos, no tienen lugar si no se aplican también al pensamiento y la expresión, y no solamente a la faceta material de nuestras vidas.

¿Qué feminismo para una vida común?

A pesar del mal, sobre todo en lo que respecta a la persona concreta de Javi en este caso, que se ha quedado sin trabajo y ha sufrido fuertes presiones psicológicas, lo interesante del asunto es que gracias a su artículo se ha abierto según parece la necesidad de replantearse, dentro del BAH y respecto a los distintos feminismos que hay, qué feminismo defender. En este sentido, pensamos que hay que evitar que el feminismo se convierta en una etiqueta que sea lo que sea «está bien porque defiende a las mujeres». Hay que profundizar y ver que hay distintas corrientes feministas y que no todas las que están bajo el mismo paraguas pueden parecernos efectivas y positivas para protegernos del chaparrón que se nos viene encima. Si el movimiento feminista hace gala de su heterogeneidad, hay que discernir, reflexionar, criticar y debatir qué es para nosotras el feminismo y en qué sentido concreto lo defendemos y aplicamos. Y es mucho más así cuando la etiqueta está siendo cooptada oficialmente y de forma desbordante por distintos estamentos de poder (universidades, gobiernos, empresas, medios de comunicación…).

Desde un punto de vista libertario la sociedad de los sempiternos opresores y las eternas víctimas es de lo peor que nos puede pasar como humanidad: legitima el poder del Estado, desresponsabiliza, niega el pensamiento y la expresión, crea guettos, crea un clima de tensión, odio, competencia o resentimiento… Necesitamos la lucha, necesitamos la épica y canalizar nuestras frustraciones y rabia; en el sistema actual el poder megalítico al que nos enfrentamos nos deja impotentes y parece que sólo nos queda la posibilidad de participar en simulacros de lucha típicos de la sociedad del espectáculo o bien enfrentarnos a nuestros iguales porque piensan distinto. Como decía la militante anarquista Antonia Maymón imaginando el peor de los porvenires que desgraciadamente se está haciendo realidad: Yo no soy feminista; nunca lo fui y muchas veces he hecho ya esta declaración. No obstante, empieza a preocuparme el feminismo, porque empieza a manifestarse en la mujer un sentimiento de preocupación de su significación social y está muy expuesto que sufra desviaciones lamentables — (…) El feminismo implica masculinismo y lo único que faltaba, en el actual caos social, es que la mujer, al querer reivindicar sus derechos, se colocara enfrente del hombre, en actitud hostil, y que éste se mofara y hasta se preparara a combatirla en éste, su resurgimiento social. 2

Frente a la deriva de algunos feminismos existen muchas mujeres feministas disidentes de las tendencias capitalistas y dominantes dentro del feminismo (el feminismo equitativo, el feminismo decolonial…) y todas las que no se declaran feministas y no por este motivo debemos ignorarlas, incluso las que somos especialmente sensibles a las problemáticas específicas de los hombres, sin que por ello tengamos que animarlos a montar un movimiento masculinista.

Sería fundamental volver a ver en nosotras mismas nuestra humanidad, aquello que nos une más que aquello que nos separa. En el caos social actual tener una identidad demasiadas veces se basa en ver aquello que nos distingue, que no tendría porqué pero se convierte en aquello que nos separa. Hemos pasado de la revolución social a la insurrección personal, y de esta a la lucha interpersonal.

Nuestro libro «Juntas contra el sexismo y la opresión» trata numerosas cuestiones que aquí solo podemos apuntar con motivo de la expulsión de Javi. Cuestiones que de ser estudiadas con detalle y habladas con empatía, más de uno y más de una podría entender y compartir y quizás podrían ayudar a que en un futuro sepamos gestionar mejor nuestros conflictos interpersonales y de ideas dentro de los grupos. El libro lo hemos editado y distribuido principalmente a través de Amazon (aunque este sea un medio totalmente ajeno a nuestros principios) para garantizar el anonimato y no meternos en líos con editoriales y distribuidoras afines que generalmente no quieren mojarse con estas cuestiones tan polémicas. Por cierto, agradecemos a Ekintza Zuzena su reseña del libro en su último número de mayo de 2018.

Esperamos que aunque la decisión de despedir a Javi ya ha sido tomada, nuestras palabras sirvan para evitar otras persecuciones en el futuro, para emplazar a la reflexión independiente y al diálogo, y para poner luz a los factores cruciales que hoy en día azuzan la guerra de todos contra todos y en particular la guerra de sexos como nueva cruzada en el siglo XXI.

Grupo de Reflexión y Apoyo Antisexista,

Junio 2018.

 

1  Parece que no puede haberlas puesto que esta organización también ha censurado a algunos militantes por cuestionar el feminismo, considerando también en este caso una opinión como una «actitud» machista, que no hemos podido conocer por no encontrar el artículo y por lo tanto no podemos juzgar.

2  Generación Consciente , n.º 36, agosto de 1926, pp. 172-173. Citado en: «Antonia Maymón: anarquista, maestra, naturista: reflexiones sobre sus artículos sobre feminismo.»

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