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  • Autor de la entrada:Kiko Bardají Cruz

Se acusa en numerosas ocasiones a los pastores tradicionales y al extinto campesinado de haber sido los responsables de la deforestación que sufre la península ibérica. Estas acusaciones vienen, normalmente, desde los ámbitos paniaguados del Estado. Funcionarios ingenieros, funcionarios forestales, funcionarios agrónomos, funcionarios profesores, funcionarios administrativos y, en fin, funcionarios de todo pelaje.

Mienten como bellacos para, por supuesto, exonerar con esto al gran responsable de la deforestación ibérica: el Estado, su Dios. Tratan de descargar de su responsabilidad al monstruo que les da de comer, al vestiglio, la aberración, el engendro maligno que les da tanto poder sobre los demás.

Se falsea la historia y millones repiten, como loros amaestrados, las mentiras maquiavélicas diseñadas por cuatro ingenieros y altos funcionarios sinvergüenzas. Acusan a la gente común y se erigen, nada menos y nada más, que como los protectores de la naturaleza. Los nuevos, salvo mínimas excepciones, desarrollan velozmente el Sentido de Estado, y contra toda evidencia histórica, continúan con la falsificación de nuestra historia. Y los medios de comunicación lo amplifican todo hasta el infinito. Pero esto se les va a acabar pues la verdad es como el aceite y siempre sale a flote. 

La verdad no es otra que quien deforesta y ha deforestado masivamente nuestra península ibérica es el Estado. Es su voluntad de poder quien arrasa con los bosques peninsulares. Primero la armada y la fundición de armas mediante carbón vegetal. Luego diversas y periódicas desamortizaciones de los comunales de los pueblos que quedaban pelados por sus nuevos propietarios. Más tarde la gran y más importante desamortización civil de Madoz que saquea el comunal a las comunidades rurales para, entre otras cosas, deforestarlas a conciencia (más de 16 millones de hectáreas). Después el ferrocarril y sus traviesas que por lo menos se llevaron el 25% del bosque alto. El entibado de minas necesarias para el ejército; la producción masiva de brea necesaria, también, para el ejército; el cultivo de lino para el ejército; y monocultivos de todo tipo ligados a la Razón de Estado y su necesidad de recursos. Mientras tanto creció y creció la masiva cerealización diseñada, organizada y subvencionada por el Estado. Luego la urbanización que continúa con la escalada cerealística. Y hoy el agrobusiness de exportación con sus interminables monocultivos de grano y forrajes. Agrobusiness de exportación que ha creado, financiado, subvencionado y animado el Estado para poder fiscalizar más y mejor. El 70% de toda la producción agroganadera del estado español es para la exportación. El capitalismo es, sin duda ninguna, una flor de invernadero que el Estado siembra, abona, riega, poda, cuida y cosecha. Las teorías marxistas de un Estado neutral dominado por el Capital es una mentira tan gorda como la que culpa a las necesidades campesinas de leña de la deforestación. El Estado no es víctima ni rehén de nadie ni sirve a nadie (más que así mismo) y menos a su hijastro el Capital, del que se sirve y necesita para su poder, pues para eso lo creó.

Quien está impulsando la actual ganadería industrial intensiva monstruosa, que está asolando nuestra tierra, es el Estado. Esta ganadería desertifica nuestra península a través de sus necesidades de grano y forrajes. Pero no sólo aridifica aquí, sino que por primera vez el río Paraná, la espina dorsal de la Pampa, está seco. El río Paraná es la más importante autovía fluvial por la que transitan las millones de toneladas de soja rumbo al puerto de Rosario para ser cargadas y traídas a Europa para abastecer la horripilante ganadería industrial europea. Por primera vez las cataratas del Iguazú están secas. El cambio de clima, la falta de lluvias es el resultado de la deforestación. Los árboles llaman a la lluvia, la generan, la atraen, retienen el agua, abastecen los ríos… Sin los bosques pluviales solo habrá desierto y cambio climático. Si tenemos que sufrir en nuestra península veranos cada vez más secos es por responsabilidad primera del Estado, por haber talado sin freno en su frenesí desarrollista, imperial y liberticida. 

El Estado ha sido, es y será, el enemigo del árbol. Y la voluntad de poder de es enemiga de la vida y de la libertad.

En cambio, los pastores y la sociedad rural popular tradicional han sido los aliados de los árboles. Las normativas concejiles protegían los bosques y regulaban la explotación y pastoreo de éstos. Las normativas se hacían entre los vecinos y vecinas del concejo abierto. El pastoreo, la recolección, la saca de leña, el uso, al fin y al cabo, era fundamental para su conservación. 

Para reforestar y proteger a los árboles debemos organizar y realizar una revolución integral que destruya al Estado. Que lo haga desaparecer. Nuestro principal enemigo hasta la fecha ha sido la extrema izquierda que reconducía permanentemente las energías de las gentes desafectas de nuevo hacia el Estado, hacia las instituciones. Todo encaminado a reforzar el Estado. Esto arrasa con cualquier posibilidad de cambiar las cosas. Hasta la fecha ha sido la extrema izquierda la que mejor ha defendido al Estado y al Capital, ha sido su mejor vasallo. Pero los tiempos van cambiando y ahora se suma la extrema derecha para continuar haciendo lo mismo que el izquierdismo, es decir, canalizar las aspiraciones de libertad hacia el Estado. Tenemos que oponernos al estatalismo, sea este de derecha o de izquierda. La libertad, el bosque o el pastoreo (único sustituto viable y sostenible a la aberración ganadera intensiva industrial) no se puede defender más que desde una revolución integral que de fin al Estado.

El ecologismo de Estado, izquierdista hasta la médula, propone para solucionar el ecocidio, engordar más y más a la Bestia (al Estado). Es decir, propone como solución reforzar al principal causante de  la destrucción medioambiental. Nuestro más profundo rechazo a este ecologismo misántropo, estatalista, fascio-izquierdista, subvencionado, neomalthusiano y ecocida.

Para defender la necesidad de los árboles debemos incidir en su importancia y utilidad. Doy aquí una lista de razones por las que debemos plantar árboles, defenderlos y pastorear los bosques con cabras, ovejas, vacas, cerdos, burros, yeguas y mulas para cuidarlos y mantenerlos fuertes.

 

Los árboles son uno de los pilares de la revolución integral.

-Los árboles agarran la tierra e impiden la erosión. Los árboles combaten la aridificación y frenan el desierto.

-Dan sombra en verano y cobijo en invierno. Frenan la nieve y dejan abierto el pasto bajo su copa para que los animales silvestres o el ganado no se mueran de hambre en las grandes nevadas. En el interior de un bosque, en lo más crudo del invierno, la temperatura puede estar hasta 3 grados por encima.

-Frena la intensidad de las heladas. En verano el bosque puede bajar hasta 3-4 grados la temperatura ambiente dando frescor, alivio y bienestar.

-La sombra en verano es muy importante, hace engordar a los animales y les hace criar mejor.

-Los árboles, al tener profundas raíces bombean micronutrientes únicos del subsuelo que son hiper-alimenticios y sanitarios, medicinales, para cabras, vacas, ovejas y todo tipo de ramoneadores.

-El forraje arbóreo es un forraje estupendo: destaca el fresno, el tilo, el roble…. Es un alimento que se puede podar, recolectar, secar y guardar para los momentos crudos de lluvias gélidas invernales donde el ganado necesitan refugio, protección, cuidado y alimento.

-Los árboles y arbustos son un refugio contra las moscas, tábanos…para el ganado. Así como los árboles viejos son colmenas naturales para las abejas.

-Los árboles protegen en todos los sentidos las cajas de colmenas para la producción de miel y dan alimento a las abejas.

-Los troncos permiten a muchos animales rascarse, desparasitarse, desestresarse, guardar comida, hacer su madriguera, subirse a ellos para escapar de un peligro o dormir a salvo. Ésto hace proliferar a los pequeños mamíferos que, en un proceso de escalada, hacen proliferar a su vez a todo tipo de pequeños carnívoros, omnívoros y rapaces.

-Los árboles son el cobijo de muchos insectos y pájaros. Insectos como las hormigas que combaten plagas y pájaros de todo tipo, especialmente los que comen moscas y ayudan a controlar plagas.

-Los árboles, especialmente las frondosas, producen evapotranspiración, es decir, su propio vapor de agua, lo que modera la amplitud térmica a su alrededor. Los árboles producen humedad, lluvia invisible, que mantiene el pasto mejor, más fresco y más ahijado.

-Los árboles sirven de cortavientos por lo que evitan la erosión, la sequedad precoz, el frío, y en general mejoran la calidad de vida del ganado.

-Los árboles y las fuentes de agua van unidas, pues el bosque es una gran esponja que retiene el agua y la suelta poco a poco permitiendo que las fuentes manen más, más tiempo, y con mejor calidad del agua. Los árboles son vida, son agua.

-Los árboles producen fertilidad al soltar sus hojas y ramas. Éstas caen al suelo y producen humus que dispara la calidad del suelo. Además mejora la fertilidad de los prados colindantes.

-El manto esponjoso que se produce debajo de los arboles, llamado mulch, es refugio de millones de seres que cumplen su función en el ecosistema. Además la recolección del mulch sirve para hacerles camas al ganado cuando ha de dormir en cuadra. Este ciemo es la mejor manera de fertilizar un huerto.

-Los árboles nos aportan madera, combustible, fundamental para el invierno y para un futuro de gasolina cara e inadsequible para los pobres (que vamos a ser la mayoría de los que optamos por una vida campesina). Fundamental para la construcción y múltiples usos.

-Los árboles son sagrados y bellos. Sin árboles todo es más feo. La belleza es muy importante para la vida en todos los sentidos. Un gran árbol es algo sublime.

-Los árboles producen frutos de gran importancia para que muchos animales ganen peso, acumulen grasas y puedan afrontar el invierno en mejores condiciones. Las castañas, las avellanas, las bellotas, las nueces, las almendras, los piñones…. son un excelente pienso para el ganado (y para los humanos) durante meses y meses.

-Los árboles te protegen de las miradas del ejército, de los funcionarios, de sus drones, satélites y helicópteros, que siempre, siempre, siempre, tienen malas intenciones. Unas intenciones de control y destrucción. Los árboles nos dan cobijo y protección frente al Estado, nuestro enemigo.

-Los árboles nos acompañan y nos hacen estar menos solos.

-Los árboles te pueden salvar la vida en zonas de fuertes pendientes como el Pirineo, ya sea frenando una piedra desprendida que se venía hacia ti; o ya sea como asidero donde agarrarse ante un resbalón antes de caer al vacío y dejarte la vida.

-Los árboles generan, o llevan asociados, las setas. Y éstas son un excelente alimento para ganados y humanos.

-Los árboles y sus arbustos asociados son un escondrijo excelente para que las madres parturientas (cerdas, vacas, ovejas, cabras, yeguas, burras u animales silvestres) puedan dar a luz sin el acoso de los buitres y otros carroñeros y depredadores. Además les permite esconder a sus crías con éxito mientras la madre se alimenta para poder producir la leche salvífica y vivificadora.

-Los árboles llaman a la lluvia y generan una parte de ésta. De ahí el nombre de bosque pluvial.

-Los árboles emiten oxigeno y son grandes reservorios de CO2.

-Los árboles son biodiversidad en todos los niveles. Su sombra y protección permite crecer a otros árboles, arbustos y plantas que sin ellos no crecerían.

-Los árboles alojan en sí otras plantas, como líquenes, musgos, muérdagos…

-Los árboles frenan las escorrentías potencialmente catastróficas y protegen los fondos de valle de las inundaciones dañinas.

-Los árboles son filtros de aire que purifican el ambiente y lo descontaminan.

-Los árboles adehesados o linderos protegen las muy necesarias praderas, prados, pastizales, sembrados, huertas, caminos…

Kiko Bardají Cruz. Pirineo Occidental

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