#1459
Ramon Fontal Reglero
Participante

Todos sabemos. Todas sabemos que el presente no es sólo el presente. El presente es fruto de un pasado. Es fruto de un pasado de multitud de facetas. Y si bien podriamos analizar el presente como el resultado de 10 000 años de civilización agrícola y sedentaria (con todo lo que eso conlleva), la verdad es que la piedra de toque que da carta de naturaleza al paradigma actual habría que buscarla en el advenimiento de revolucion industrial y en paralelo a la lenta y sistemática implatación del sistema de democracia parlamentarista de repesentación. Del sistema parlamentarista no se puede hablar si no es en tandem con su variante económica que es el capitalismo. Lo uno sin lo otro no es concebible sino en versiones de aberración como lo fuerón los capitalismos estatalistas de la extinta Unión Sovíetica o lo son en el presente en su variante China.
Al progresivo pero imparable transvase de soberania desde el individuo hacia el estado le acompaña un desempòderamiento por parte del sujeto en su capacidad de autonomía para procurarse los elementos básicos para la supervivencia deveniento en una progresiva e inparable cautivación del ser humano por parte de los aparatos del estado.
De ahí se sigue la deshumanización del individuo en su presente.
Incapacidad, falta de autonomía, ausencia de valores y en fin, transhumanización. El ser humano deshecho de sus elementos definitorios.

He leido todo tipo de análisis, antítesis y síntesis, y todos han enfocado su luz sobre uno u otro concepto fundamental que explise la verdad del presente, del pasado e incluso del futuro. Y en verdad que ninguno carecia de razón en su totalidad, pero también es verdad que no la tenían en su totalidad. Para mi siempre había un elemento central que se soslayaba. Me explico:
dentro de unos días mi padre cumplirá ochenta años. Cuando nacío había en el mundo 2000 millones de personas. El presente habla de más de 7000 millones. En 2050 habrán más de 10 000 millones.

Esto me lleva al tema de las curvas. ¿Que si me he vuelto loco? No.
Tomemos el año 1800 como el del inicio de la revolución industrial. Es también el año en que la curva poblacional comienza su ascenso imparable. Y el de la producción de acero. Y el de emisiones de CO 2. Y el del militarismo estatalista. Y el de la educación obligatoria. Y el de los códigos civiles. Y el del asalto a los comunales………..suma y sigue.

Y claro todo lo antedicho no es posible sin un estado fuerte, omnipotente, omnipresente, omnisciente. Hay todavía quienes creen que el estado es la solución a todos los problemas de la humanidad. Soy de los contrarios que creen que es precisamente el estado el que hace que exista nuestra servidumbre. El que nos fuerza desde la cuna, el colegio y el ejercito a hacer dejacion de nuestra responsabilidad para con nosotros mismos y a la corresponsabilidad para con los demás.

No se puede entender el presente sin un elemento totalmente nuevo en la ecuacón de la existencia. Ese elemento es la tierra. Hemos conseguido llegar al umbral de agotamiento de todos los recursos del planeta en esta alocada carrera hacia el crecimiento. Hemos tocado fondo y no hay posibilidad de avance en el actual paradigma de crecimeinto. Quien no sienta en su fuero más íntimo que es imposible continuar con este proceder más valga que se apée de todo intento de superación de este modelo.

Nada importan las veleidades de los partidos u opciones políticas que no sean de ruptura total y sin ambages de ya existentes. Lo que está en peligro no es ya un país o un momento civilizacional sino el ser humano en sí mismo y la tierra que lo sustenta.

No podemos seguir sin lo uno, y sin lo otro.

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