Silbo, herramienta del pasado, presente y futuro

La necesidad de ser padres, ¿todo vale?
Cuando hablamos de vientres de alquiler, no podemos partir de la premisa de que todo el mundo tiene derecho a ser padre o madre, porque refleja una mentalidad basada en el egoísmo, y no se puede criar a un hijo desde ese sentimiento.Es el sistema capitalista el que nos hace creer que la obligación del mercado es ofrecernos todo aquello que necesitemos, o que sencillamente se nos antoje.
Hace tiempo me comentaba un amigo hasta dónde llega el mercado de las necesidades afectivas en Japón. Un ejemplo es el alquiler de seres queridos, cuyosservicios van desde aparecer en una foto o en un evento hasta cumplir un rol con cierta frecuencia. El propio fundador de la empresa dedicada a esta actividad<<lleva varios años haciéndose pasar por el padre de una niña de madre soltera>>. (https://www.elespanol.com/mundo/asia/20171227...).
La feminidad y el fascismo (1): el fascismo como fenómeno de masas femenino

Suecia y el despertar de los pueblos europeos

El Estado como objeto de deseo
El arte de los locos (como un cen-cerro)
¿Cómo es posible recordar (¿con cariño?) a aquellas sanas gentes y sus actividades (por cierto, vigiladas, cuando no prohibidas por la policía) “diseñando” un esperpento audiovisual en el que las dulzainas (lo único rescatable de dicho bodrio) se mezclaban con ¡¡¡ astronautas !!! y naves espaciales durante una interminable y tediosa hora y media?
Para una crítica radical de la izquierda

El deseo no se expresa en lo manifiesto
Tal como en la afirmación Hegeliana "Yo no soy nada, lo otro de mí lo es todo", nada que pretendemos desde lo más auténtico de nuestro ser, podemos exteriorizarlo desde la traducibilidad de las palabras. El poder de garabatear signos, no es más que el síntoma expreso de la mudez a la que no podemos escapar, del contundente y silente presidio a la que nos condena el sinsentido. Esto mismo se explica sólo sí en la medida de su no explicación, mediante palabras, tras la epocalidad en la que transitamos, bajo la conciencia en la que nos creemos lógicos como comunicables.
Gritos desde el Cauca
La llegada de los comunicados que adjunto del Comité de Resistencia Indígena del Cauca Colombiano (CRIC), me produce un sentimiento de profunda tristeza que deseo compartir con gente querida, en forma de reflexión.
http://www.cric-colombia.org/portal/comunicado-publico-herido-con-arma-de-fuego-antony-bermudez/
Se trata de una historia antigua, por desgracia muy antigua en algunos casos, que lejos de encontrar una solución apropiada se repite a lo largo de la historia de la humanidad. Pero la aparición cíclica de esta lucha del pueblo, pueblos, contra el estado, los estados, nos indica hasta qué punto el llamado desarrollismo está condenado a acabar en un estrepitoso fracaso, no sin antes sembrar miseria y llevarse por delante infinidad de vidas humanas.
La razón es sencilla: el llamado progreso tecnológico resulta ser un falso progreso puesto que está orientado en la dirección de una mayor acumulación de poder económico, político y militar y no hacia el objetivo contrario, verdaderamente humano, de la disolución de todo poder que evite la dominación de unos sobre otros.
África: revolución, no emigración

Un “privilegiado” (sí, entre comillas) responde
Las migraciones actuales en su mayoría son fruto de las estrategias biopolíticas de las élites. Los estados receptores logran mano de obra barata, al tiempo que consolidan procesos aculturadores y de desestructuración social. Los inmigrantes son explotados y marginados, a la vez que se autodestruyen en su búsqueda de bienestar material y dejación de responsabilidades para con sus pueblos de origen. Y, particularmente, en Occidente se está erradicando nuestra preciada cultura y valores, como el amor por la libertad o la autonomía y capacidad autoconstruida del sujeto, con el fin de crear unos seres subhumanos que sirvan dócilmente a los fines de las minorías mandantes.
José F. Escribano Maenza
Directamente paso a responder punto por punto el texto “Los privilegiados cierran filas” de Laia Vidal y Pablo Sastre.
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